progressif

jueves, mayo 31, 2012

La sociedad y los partidos son diferentes*







Tomados de La Jornada, Hernández, Helguera, El Fisgón y Rocha y El Universal, Helioflores.



Octavio Rodríguez Araujo

 Uno de mis alumnos en la UNAM me preguntó si el sujeto histórico de la revolución seguía siendo el proletariado y por qué los partidos electorales de ahora no se reivindicaban como representantes de la clase obrera”. Me pareció buena pregunta y creo que es pertinente intentar responderla en este espacio, dados los momentos electorales que vivimos.

Hace muchos años y por un largo tiempo los marxistas sostuvimos y defendimos la idea de que el sujeto histórico de la revolución era el proletariado, principalmente los obreros. Marx consideraba que el capitalismo había creado al obrero como trabajador libre, libre de vender su fuerza de trabajo a los empresarios. Por lo mismo, los obreros como clase social generalizada en los países capitalistas de su época, serían los que en la lucha por su emancipación tendrían que combatir a la burguesía y convertir la propiedad de ésta, entendida como medios de producción, en una propiedad social y eliminar de este modo la explotación del trabajo de una clase por otra.

Cuando alguien como Eduard Bernstein rebatía la teoría de Marx fue llamado “revisionista”, y también un reformista que pensaba, ilusamente, que por medios gradualistas y sin destruir el Estado burgués, se pudiera llegar al socialismo. El socialismo, dicho sea de paso, no se veía entonces como algo difícil, mucho menos imposible de lograr. La revolución rusa se usó como el mejor ejemplo para refutar a Bernstein, pero también y al mismo tiempo como la negación en la práctica del planteamiento marxista del socialismo. Ni la propiedad de los medios de producción pasó a ser social, sino del Estado dominado por la burocracia, ni los proletarios alcanzaron su liberación como tales: pasaron de ser explotados por la burguesía a ser explotados por los burócratas enquistados en el Estado, en el gobierno y en el Partido Comunista. En una palabra, el socialismo no existió ni en la Unión Soviética ni en los países bajo su yugo llamados demagógicamente “democracias populares”, que ni eran democracias ni tampoco populares.

Sigo sosteniendo que el socialismo del que hablaba Marx (no Stalin y sucesores) es válido y necesario para superar muchas de las gravísimas consecuencias del capitalismo sobre el medio ambiente, los trabajadores, el empleo, la salud y la educación y la solidaridad de los pueblos, además de la paz mundial. Pero de lo que no estoy seguro es que sea el proletariado el que haga la revolución (si acaso es posible en los tiempos actuales y con el armamento que poseen los ejércitos) y tampoco que sea la clase social que “enterrará al capitalismo”. Dos fenómenos, al menos, contradicen esta hipótesis: ser obrero no equivale, automáticamente, a tener conciencia de clase ni ser revolucionario y, en segundo lugar, los obreros en los países capitalistas desarrollados han modificado su papel en la producción cuando no han sido sustituidos por el proceso de terciarización de la economía. En los países desarrollados y en no pocos “países emergentes” son más los trabajadores de los servicios que los de la industria, y ésta, por cierto, se ha modificado sustancialmente desde los años 70 del siglo pasado hasta la fecha. Esto fue claramente entendido por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en los primeros años de su levantamiento: recurrir a la sociedad y no sólo a la clase obrera fue parte de su éxito inicial. El levantamiento de indios pobres en una región de Chiapas y sus repercusiones mundiales cuestionaron seriamente la idea de que el proletariado industrial sería el protagonista de la revolución y de la lucha por el socialismo. Los obreros, hay que recordarlo, no se distinguieron aquí, o en otros países, por su solidaridad con los zapatistas ni por movimientos en favor de éstos. Hubo, desde luego, algunas excepciones. Hoy en día los partidos de los trabajadores, o así llamados, no sólo se nutren de obreros sino de trabajadores en general, sobre todo del sector terciario de la economía.


Cambiaron las formas del capital y cambió también el papel de los trabajadores de la primera y la segunda revoluciones industriales. La tercera revolución industrial, como denominan algunos autores a la era que vivimos actualmente, ha obligado a cambiar nuestros indicadores sociales de la revolución o de lo que llamemos con este nombre.

Estos cambios son tan claros que nos explican en buena medida el fenómeno de los partidos en Europa y en otros muchos países, México incluido. Los obreros que eran comunistas o socialdemócratas son minoría en los partidos de los últimos 30 años, razón por la cual cuando un partido se declara de los trabajadores u obrero, es minoritario y en las elecciones difícilmente rebasa 10 por ciento de la votación total. De aquí que si un partido de izquierda quiere ser competitivo electoralmente tiene que ser amplio y plural, aunque en su nombre incluya la expresión “socialista”. Los partidos de extrema derecha, por otro lado, y en Europa o Estados Unidos, tienen otra característica: no plantean el socialismo o cosa similar, tampoco están generalmente con el gran capital (que a menudo repudian), pero dicen defender los intereses de la clase obrera y de los pobres (blancos) que han pasado al desempleo, con un argumento principal: “los inmigrantes les han quitado su trabajo, por lo tanto, guerra contra los inmigrantes”. Ha sido tan fuerte este discurso racista que incluso obreros que votaban comunista o socialista están ahora con la ultraderecha que encontró un enemigo común en los inmigrantes, para colmo no cristianos y de cultura “diferente”. En América Latina esto no pasa, aunque ya ocurrió contra los chinos y los judíos en los años 30 del siglo pasado (véase el conocido libro de Alicia Gojman).

 La pluralidad y la heterogeneidad social es con lo que cuentan los partidos, incluso los de izquierda. De aquí la importancia de los movimientos juveniles en estos momentos, pues son parte significativa de esa pluralidad. Coincido con lo que sostuviera López Obrador en febrero de 2005: “que el pueblo es otro, que la sociedad es otra y que hay fortaleza en la gente que es muy importante, que es la fuerza de la opinión pública. […] El que va a tener la última palabra va a ser el pueblo.”


*Tomado de La Jornada.

miércoles, mayo 30, 2012

Las mentiras sobre Atenco**







Tomados de La Jornada, Helguera, Hernández, El Fisgón y Rocha y El Universal, Helioflores y Naranjo.



Netzaí Sandoval Ballesteros


MÉXICO, D.F. (Proceso).- Enrique Peña Nieto señaló hace unos días ante estudiantes de la Universidad Iberoamericana que él ejerció el “derecho” de emplear la fuerza pública para restablecer el orden en el municipio mexiquense de San Salvador Atenco en mayo de 2006. Dijo también que ello fue validado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Ambas afirmaciones no podrían ser más falaces.

 No existe un derecho al uso de la fuerza pública, sino atribuciones legales sujetas a límites como la proporcionalidad y el respeto a los derechos humanos. Peña exhibe así su forma de entender el ejercicio del poder, que sería para él un “derechoN del gobernante y no una obligación legal sujeta a controles y responsabilidades.

Además, ningún abogado puede sostener seriamente que el operativo en Atenco fue “validado” por la SCJN como hizo Peña en la Ibero. Eso resulta insultante para la memoria del respetado ministro José de Jesús Gudiño Pelayo, quien elaboró el dictamen del caso. La Corte jamás validó lo ocurrido en Atenco. Al contrario.

Cualquier persona puede consultar el primer resolutivo de dicha instancia, el cual indica: “En los hechos acaecidos el 3 y 4 de mayo de 2006 en Texcoco y Atenco, ambos del Estado de México, que fueron materia de la presente investigación, se incurrió en violaciones graves de garantías individualesC. Además la SCJN identificó a miles de servidores públicos, tanto federales como locales, como involucrados en esas violaciones, e identificó el uso de agresiones sexuales como instrumento de tortura. Esto no es precisamente “validar”.

La justificación de Peña Nieto para pedirle a la Corte que no lo incluyera en la lista de funcionarios responsables de esta violación grave –pues había ordenado el operativo del 3 y 4 de mayo se basó en que se proponía lograr objetivos legítimos: desbloquear la carretera Texcoco-Lechería, rescatar a los servidores públicos que presuntamente habían sido retenidos por el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) y devolver el orden al poblado.

 Sin embargo, ese operativo, desde su simple concepción y orden (que Peña Nieto reconoce como decisión suya, tanto frente a la SCJN como ante los estudiantes de la Ibero), no fue proporcional, y por lo tanto la decisión de ejecutarlo violaba en sí misma los derechos humanos. No fue proporcional porque la investigación de los delitos –como la posible privación ilegal de la libertad de algún servidor público, cuya ubicación era central en el operativo– corresponde al Ministerio Público y no a los policías.

 ¿En qué país podría aceptarse que ante el posible secuestro de una persona se monte un operativo con miles de elementos policiacos realizando allanamientos casa por casa, hasta encontrar al retenido? La liberación de una persona se realiza con investigación e inteligencia, no con cateos indiscriminados como los que se ordenaron tácitamente en el caso de Atenco. Es por ello que el operativo fue absolutamente desproporcionado.


Es cierto que la Policía Federal Preventiva contaba con facultades para participar en la investigación de delitos, pero este escenario puede cumplirse siempre que el mando directo esté a cargo del MP y no por decisión propia. Ningún MP participó en el operativo, por lo que la participación de la PFP resultó ilegal.


Ahora bien, es evidente que en la ejecución del operativo se cometieron abusos, se agredió a ciudadanos ajenos al conflicto, se realizaron allanamientos ilegales, se cometieron violaciones sexuales, se violaron derechos consulares de los extranjeros, se hacinó a los detenidos y se les negó atención médica.


La tesis de Peña Nieto –que fue aceptada por una mayoría de ministros, no por todos– es que él no sería responsable de los resultados del operativo, sino solamente, en todo caso, por haberlo ordenado.

 Sin embargo, la responsabilidad del mando es mucho más amplia a la luz de la jurisprudencia de los tribunales internacionales. No basta con abstenerse de girar órdenes inhumanas. Los gobernantes deben evitar consecuencias previsibles de sus actos. En la sentencia condenatoria contra el expresidente de Liberia Charles Taylor se concluyó que era responsable de crímenes de guerra porque ayudó y financió a los agresores que los cometieron directamente (el Revolutionary United Front) aunque él no hubiera ordenado la comisión de estos delitos.

La Corte mexicana únicamente evaluó si la orden de Peña Nieto lo convertía en partícipe de las violaciones de derechos humanos ocurridas durante el operativo, y una mayoría de ministros decidió que la orden en sí misma no lo hacía. Pero aquí presentamos argumentos que no fueron considerados por esa mayoría y que podrían modificar tal juicio en un tribunal internacional.

 Hay que resaltar además que la Suprema Corte de Justicia de la Nación no calificó ni estudió el comportamiento posterior de Peña Nieto al operativo, lo que sí podría ser analizado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.


La Procuraduría General de Justicia del Estado de México –dependiente de Peña Nieto- evitó que se recabaran las pruebas adecuadas para encontrar a los responsables de las agresiones. Incluso sometió a las mujeres que denunciaron violación sexual a exámenes carentes de sentido –lo que constituiría una forma adicional de tortura–, pues ellas declararon que fueron violadas con objetos, como macanas.


¿Por qué calificamos a esas pruebas como carentes de sentido? Porque que se les tomaron muestras de la cavidad vaginal en el marco de la prueba de fosfata ácida y de espermatoscopia; prueba que evidentemente resultaría negativa.

Es casi imposible sostener que la errónea integración de averiguaciones previas en este caso se deba a la sola impericia. Los ministerios públicos que intervinieron en los casos son perfectamente capaces de integrar un expediente por el delito de violación o abuso sexual. Sin embargo, en el caso presente decidieron no hacerlo y resulta necesario explicar por qué.
 

Podría encontrarse que a los ministerios públicos se les ordenó no investigar estos casos, pues a través de la concatenación de hechos probados (la omisión de mandos de control en tierra y aire al no impedir los abusos de los que estaban siendo testigos, la omisión de colocar cámaras o testigos en los camiones que se encargaron del traslado, la omisión de contar con mujeres policías en el operativo para permitir la separación de hombres y mujeres en el traslado) cabría llegar a la conclusión lógica de que hay una estrategia policial para castigar e intimidar a los inconformes desde el momento de su detención. La omisión en el sentido de sancionar a los culpables de los abusos del 3 y 4 de mayo de 2006 se consideraría entonces como parte de esa estrategia gubernamental.


A la luz de estas consideraciones, el caso contra Peña Nieto acaba de ser admitido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, instancia que podría someterlo a la jurisdicción de la Corte Interamericana.

 Twitter: @Netzai_Sandoval

 *Abogado por la UNAM con maestría en derecho constitucional.
**Tomado de la revista Proceso.

martes, mayo 29, 2012

Manifiesto de EPN, insolente y falaz*






Tomados de La Jornada, Hernández, El Fisgón y Rocha y El Universal, Helioflores y Naranjo.


Álvaro Delgado

 MEXICO, D.F. (apro).- Sólo la concepción patrimonialista del poder, pero sobre todo la insolencia de creer que los mexicanos son estúpidos, explica que el priista Enrique Peña Nieto ofrezca como novedad lo que la Constitución consagra como derechos para los mexicanos y obligaciones para los gobernantes.

El Manifiesto para una Presidencia democrática, el decálogo que Peña Nieto afirma que contiene los “principios políticos” a los que se apegará si es electo presidente de la República, es una manipulación por hacer creer que con él los mexicanos tendrán las libertades que la Constitución consagra hace casi dos siglos.

 Y hay algo más grave: Si Peña Nieto dice que ese “manifiesto” es su respuesta a la movilización de los jóvenes en su contra, rubricada como #YoSoy132, entonces no ha entendido que éstos se han levantado precisamente contra esa visión patrimonialista, falaz e insolente del poder de la que él se ufana –como en la Universidad Iberoamericana– y que su documento ratifica.

 El decálogo de Peña Nieto es, también, la aceptación involuntaria de su ignorancia sobre la Constitución, aun cuando se graduó de abogado en la Universidad Panamericana –que quizá por eso no quiere visitar– y, si él no es el autor del documento, entonces la confesión es que tiene más asesores que ideas.


Por eso, si el silencio obsecuente sobre este montaje prevalece entre un sector como cuando lo presentó –el lunes 21– ante “intelectuales” de la talla de Claudio X. González, Fernando Gómez Mont, Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda, y aun es elogiado por personajes como Emilio Álvarez Icaza, no pueda haber una conducta análoga de quienes conocen mínimamente la Constitución y la historia de México.

 Pero cuáles son los diez “principios políticos” que Peña Nieto presenta como oferta de campaña: 1) Libertad de manifestación, 2) Libertad de expresión, 3) Relación con los medios, 4) Derechos humanos, 5) Libertad religiosa, 6) No discriminación, 7) División de poderes, 8) Elecciones libres, 9) Transparencia y rendición de cuentas y 10) Federalismo y transparencia.

 Salvo el punto 3), los otros nueve planteamientos presentados como novedad están contemplados en la Constitución: El punto 1) en el artículo 9 y el 2) en los artículos 6 y 7, y hace apenas un año, en junio de 2011, se aprobó una reforma constitucional para reconocer expresamente los derechos humanos.

El punto 5) de la oferta de Peña Nieto se refiere a la libertad religiosa, que ya consagra la Constitución en el artículo 24 y la separación del Estado y las iglesias lo garantiza el 130, y el punto 6), que se refiere a la no discriminación, está garantizado en el mismísimo artículo 1º constitucional.


En cuando a la división de poderes, que ofrece el punto 7) del Manifiesto de Peña Nieto, está previsto en el artículo 49 y las competencias de cada poder se detallan en los artículos siguientes.

 Prueba de que Peña Nieto y sus asesores no conocen la Constitución es cuando ofrece elecciones libres, que la Constitución garantiza en el artículo 41, y la transparencia y rendición de cuentas, ofrecidas en el punto 9), están garantizadas en el artículo 6, y el federalismo en el 115.

Hay quienes alegan, aun de buena fe, que es positivo que Peña Nieto se comprometa a respetar estos artículos constitucionales, algunos de ellos letra muerta, pero aceptarlo es convalidar este insolente montaje.

 Lo único novedoso en el Manifiesto es el punto 3), en el que Peña Nieto ofrece una relación democrática con los medios y ofrece una reforma constitucional para crear un organismo ciudadano que supervise la contratación de publicidad de todos los niveles de gobierno en medios de comunicación.

Es una burla: Aunque sería positivo un organismo así, lo procedente es que primero exhiba los contratos que como gobernador del Estado de México firmó con Televisa y todos los medios, así como los montos que cobraron las actrices Lucero y Angélica Rivera –su actual mujer– por aparecer en los promocionales, aun si fue de gratis.


Cabe la pregunta: ¿Quién le cree a Peña Nieto? Exacto, yo tampoco…


Apuntes

 Este lunes 28 se cumplió un mes del asesinato de Regina Martínez, corresponsal de Proceso en Veracruz, donde cuatro días después fueron abatidos otros tres periodistas, sin que el gobernador Javier Duarte –el más apreciado de los gobernadores priistas por Peña Nieto, por servil y cómplice– haya hecho algo relevante no sólo para esclarecer los crímenes, sino para impedir otros. El sábado 26 fue asesinado José Luis Blanco Rosas, investigador y catedrático de la Universidad Veracruzana. Amigo de Regina Martínez, Blanco Rosas, de 51 años de edad, fue hallado muerto el sábado 26, en el interior de su vivienda en la calle Altamirano, en pleno centro de Xalapa. José Julián González Osorno escribió, desde la indignación, un texto que se reproduce en la página web de Proceso y del que reproduzco un fragmento: “¿Qué oscuro espanto se pasea por Xalapa? ¿Qué horror carcome el alma de Veracruz? ¿Qué infinita crueldad siembra muertes y muertes en el corazón de nuestro país? Escribo esto porque no podemos callar. Porque, José Luis, no te habrías quedado callado nunca si un amigo nuestro hubiera sido asesinado. Porque sabíamos, querido José Luis, que un amigo caído es la merma de uno mismo, es ir haciéndose cada vez más y más pequeños, más y más pobres…”

Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado

 *Tomado de la revista Proceso.

lunes, mayo 28, 2012

... Y los jóvenes lo voltean a ver*





Tomados de La Jornada, Hernández y Rocha y El Universal, Helioflores y Naranjo.



Rosalia Vergara


 “¿Qué propuesta tiene para los jóvenes?”, soltó el estudiante Miguel Torruco Garza a Andrés Manuel López Obrador el 23 de abril pasado en la Universidad Iberoamericana, en Santa Fe, al poniente de la Ciudad de México, cuando el candidato del Movimiento Ciudadano visitó la institución.

Carismático y deportista –es boxeador amateur–, Torruco Garza tiene 24 años, cursa una licenciatura en mercadotecnia y es uno de los miles de universitarios que manifiestan su apoyo al tabasqueño. Es hijo del empresario Miguel Torruco Marqués y hermano de María Elena Torruco Garza, la esposa de Carlos Slim Domit, hijo del empresario más rico del mundo.

En otra parte de la ciudad, Manuel Otero, un darketo de 30 años que tiene una maestría en historia y es académico en la Facultad de Economía de la UNAM, dice a la reportera que el próximo 1 de julio votará por segunda vez en su vida y lo hará por la izquierda. Junto a él, su compañero Gabriel Rosas pega carteles en los que exhorta a los grupos de Ciudad Universitaria a que se unan a la organización de Morena Jóvenes y Estudiantes (Morenaje).

“Es la hora de darle la oportunidad a la izquierda”, coinciden Otero y Rosas. Ambos forman parte de las Redes Universitarias de la UNAM y son promotores del voto a favor de López Obrador.

Y así como Miguel, Manuel y Gabriel, adolescentes como Christian Ramírez, del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y Antonio Antollini, del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), también son partidarios de López Obrador; es, dicen, el aspirante presidencial con más edad y años de experiencia política.

“En todos los estados se están organizando comités a favor de AMLO en las universidades, que son muchas a lo largo del país –más de 600, incluyendo las privadas–. En la Ciudad de México las más conocidas son la UNAM, la UAM, el IPN, la Iberoamericana, la Anáhuac y el Tecnológico de Monterrey”, dice Torruco Gálvez a la reportera.

Miguel no tiene filiación política pero sí una cuenta de Twitter –@miketorruco–, desde la cual se comunica con los otros jóvenes que apoyan a López Obrador. Nació en 1988, el año de la “caída del sistema” que terminó por darle el triunfo a Carlos Salinas de Gortari, y se desempeña como jefe ejecutivo (CEO, Chief Executive Officer) de la firma Stallion Boeing Promotions, promotora de eventos boxísticos.

Dice que en 2006 hubo “un atraco electoral”, considera al tabasqueño un verdadero dirigente social y lo admira por haber recorrido los 2 mil 500 municipios del país.

–¿Por qué votar por AMLO? –le pregunta la reportera.

–Él es la única opción real de cambio verdadero, de un cambio que ayude a terminar con la simulación, la corrupción y la impunidad. Muchos jóvenes tenemos la convicción de que AMLO será el presidente que México requiere.

 ¡No están solos!
 

La movilización estudiantil a favor de López Obrador ha crecido en los últimos días. Algunos jóvenes incluso han ganado las calles en varias ciudades del país y aun del extranjero. A ellos se sumaron los rechazados de las universidades públicas.

Uno de los jóvenes entrevistados, Enrique Duarte, sostiene que las redes sociales son el mejor foro de expresión. “Ahí decimos lo que queremos, sin censuras”. Y refiere una anécdota: En 2006, dice, pedía a los conductores televisivos que difundieran los cientos de videos de urnas abiertas y de las bodegas donde estaban resguardadas.

Dos de ellos, Denise Maerker y Ciro Gómez Leyva, le contestaron: “Eso no tiene interés periodístico… Con las redes sociales el monopolio de la verdad y la noticia manejada por la televisión se terminó”, dice categórico.

–¿Por qué AMLO en lugar de Peña Nieto, por ejemplo?

–Muy sencillo: EPN representa más de lo mismo; él es el candidato perfecto para una sociedad apática, resignada a ver sólo la televisión.

Su compañero Chistian Ramírez, del Comité de Lucha Estudiantil del Politécnico-Comité Estudiantil en Defensa de la Educación Pública (CLEP-CEDEP), asegura que en el nivel medio superior también hay actividad en torno a López Obrador y el movimiento que lo impulsa.

“Nosotros organizamos (desde el IPN) los comités de Morenaje y nos encargamos de difundir las propuestas de educación que defiende AMLO. Es –dice– el único que ha dicho cómo resolverá las demandas históricas del movimiento estudiantil.

“Claro, también está la juventud que por ahora no estudia, pero que demanda más puestos de trabajo y salarios dignos, así como propuestas culturales, artísticas, de recreación. Todo esto es lo que, como jóvenes, estamos viendo en AMLO, por eso lo apoyamos.”

 Activismo cibernético

 Los integrantes del CLEP-CEDEP se sumaron a las movilizaciones de los últimos días para insistir en la importancia del voto juvenil a favor de AMLO.

El despertar juvenil –“La primavera mexicana”, como la llaman– en torno a López Obrador se disparó cuando al candidato priista Enrique Peña Nieto fue abucheado en la Universidad Iberoamericana.

Desde abril, cuando el tabasqueño visitó universidades privadas, empezando por la Anáhuac, la Iberoamericana y el Tecnológico de Monterrey, los estudiantes ya le decían “¡Presidente!… ¡Presidente!”.

El “activismo cibernético por la izquierda” comenzó en Twitter, Facebook y demás redes sociales. Ahí fueron subidos fotos y videos del candidato; se diseñaron pancartas pro López Obrador, y se abrió la página electrónica http://AMLO.sí/

Hasta el viernes 25, el portal tenía más de 57 mil seguidores en Facebook. En ese espacio se invita a los ciudadanos a votar por AMLO: “Andrés Manuel pertenece a la coalición PRD-PT y Movimiento Ciudadano, así que puedes marcar uno, dos o tres recuadros de la coalición. El voto se sumará una vez para cada candidato y contará una vez para cada partido que marques”.

En el portal aparece una fotografía que muestra paso a paso las siete formas de votar por el tabasqueño, así como su perfil, sus propuestas y la información relacionada con su campaña; también se incluyen videos de la manifestación mundial del domingo 20 convocada por simpatizantes de López Obrador vía Twitter.

El clímax se dio en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, al norte de la Ciudad de México, el lunes 21, cuando estudiantes de universidades públicas y privadas atiborraron ese espacio emblemático para exigir al tabasqueño que no les fallara y refrendarle que votarán por él el domingo 1 de julio. López Obrador se conmovió.

El miércoles 23, cientos de jóvenes volvieron a participar en la marcha #Yosoy132. Primero se concentraron en la Estela de Luz y luego caminaron durante dos horas y media hacia el Ángel de la Independencia y de ahí a las instalaciones de Televisa. Terminaron en el Zócalo, donde acordaron elaborar una propuesta por cada universidad para presentar a López Obrador un pliego petitorio después de los comicios.

Durante la marcha del miércoles 23 se repartió un volante titulado “¿Qué hacer después de la coyuntura electoral?”. Muestra el dibujo de un conejito de color morado emitiendo su voto el 1 de julio, esperando los resultados del proceso y pensando “…¿y si sí le ganamos al PRI? ¿Y si hacen fraude? Y después del 2 de julio, ¿qué sigue?”

Los universitarios convocaron a otra concentración masiva en el Zócalo para el martes 29 a la una de la tarde. Ahí, dicen, realizarán el Primer Foro de Discusión Política y Perspectivas de Lucha.

En el reverso del volante exponen: “Televisa, Milenio y el PRI despliegan una guerra psicológica centrada en las encuestas”; también aluden a The Rendon Group, una agencia internacional encargada de asesorar al consorcio de avenida Chapultepec y al partido de Peña Nieto para que, mediante encuestas, “distorsione la realidad” y de paso disuadir a los indecisos para que no sufraguen el día de los comicios.

El propósito de esa estrategia, según el volante, es preparar a la sociedad para “aceptar un posible fraude”. Por eso insisten los organizadores en instrumentar acciones informativas concretas en las redes sociales y en las calles, y reiteran:

“Lo que nos falta recuperar son las plazas, el metro, las bardas públicas. El paso siguiente es que nuestra actividad en las marchas también se exprese en cientos o miles de pequeñas brigadas organizadas y coordinadas entre sí, pues aún hay millones de personas que no utilizan redes sociales. Su única fuente de información es Televisa. Estas brigadas también podrían ser el eje de movilización contra un posible fraude electoral.”

Hoy, los integrantes del Morenaje utilizan al máximo las redes sociales para hacerse escuchar y organizar sus propuestas. En Facebook, por ejemplo, colocan fotografías y hacen comentarios a favor del candidato de la izquierda, quien en su cuenta @lopezobrador_ tiene 565 mil 171 seguidores. Además, 329 mil 749 personas aseguran que les gusta la página AMLO2012 en Facebook.

El muro de la Red Nacional de Jóvenes con Andrés Manuel López Obrador, en la misma red social, tiene 36 mil 807 seguidores y por lo menos 10 páginas creadas por sus seguidores.

El jueves 24, el tabasqueño celebró las manifestaciones pacíficas de los jóvenes y aclaró que no les pide su voto porque, dijo, “hay que garantizar que se expresen con libertad”.

De acuerdo con el estudio Mujeres y hombres en México 2011, publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el país hay 29.7 millones de jóvenes entre 15 y 29 años, muchos de los cuales votarán por primera vez, otros, los menos, por segunda o tercera. En el Distrito Federal la edad promedio es de 31 años y hay más adultos mayores de 60 años o más, según el análisis.

 *Tomado de la revista Proceso.

domingo, mayo 27, 2012

El despertar*


Tomado de Homosapiens, Helguera y Hernández.




Santiago Igartúa



Solitario en la cumbre de las encuestas, a partir del incidente del viernes 11 de mayo en la Universidad Iberoamericana, Enrique Peña Nieto ve su aspiración presidencial al filo del abismo. El candidato puntero, su partido y Televisa, su principal promotor y beneficiario, enfrentan el acoso inesperado del grito estudiantil, el de las redes sociales contra el que apenas se defienden, el de las autoridades hacendarias que hurgan las finanzas de dos de los colaboradores más cercanos a Peña Nieto y el del bien calculado golpe del gobierno de Washington contra el exgobernador priista de Tamaulipas Tomás Yarrington. Lo más temible para el candidato, el PRI y Televisa parece ser, sin embargo, el movimiento de los jóvenes universitarios #YoSoy132, cuyos alcances son aún imprevisibles. Esta es la breve e intensa historia de cómo se generó.


Nacido del desprecio, el Movimiento 131 que se originó en la Universidad Iberoamericana el undécimo día de mayo, durante la visita de Enrique Peña Nieto, puso en jaque a la clase política y a los medios que los desestimaron.

Durante días se encontraron con el rostro mutado. Distorsionados sus dichos y sus gestos, no se reconocieron en la realidad que proyecta la televisión, tampoco en la que escribe un sector de la prensa. Los llamaron fascistas, porros, acarreados de un partido político que los había entrenado para “reventar” adversarios. Los desconocieron como alumnos con un discurso legítimo. Censurados en medios electrónicos, los insultaron también con el silencio.

El enojo inundó el mundo virtual que los jóvenes de hoy habitan. La indignación se propagó como un virus. Miles de jóvenes estaban atentos a las redes sociales, espacio que no sabe de timidez o de miedos, esperando una reacción que pudiera ser suya.

En entrevista con Proceso, incendiados sus ojos, los fundadores de ese movimiento cuentan que su raíz está en Atenco, en los feminicidios, en los desplazados, en la corrupción, en el hartazgo del “sistema” y en los relatos que, en la prensa, no llegan.

Rodrigo Serrano tuvo la iniciativa. “Había que responderles”, relata al reportero. Por Facebook, que desde la tecnología agrupa a la comunidad más grande del mundo que conocemos, convocó a que cada uno de los manifestantes disconformes de la Ibero elaborara un video simple, con su credencial de estudiante en mano, para recobrar la identidad robada.

Serrano, junto con Omar Chávez y Anahí Rolón, editó un video final con el rostro de 131 universitarios, que dio el nombre al movimiento estudiantil de la Iberoamericana Somos Más de 131. Lo publicaron en internet apenas el lunes 14 y fue ese mismo día cuando la grabación se convirtió en trending topic mundial. Eso significa que durante un periodo fue uno de los 10 temas más comentados en las redes sociales del mundo entero.

“Estaba aterradísimo. Estábamos por todas partes”, narra su hazaña. A partir de ahí, cuentan los estudiantes, su comunidad se organizó como nunca antes. Por las mismas redes que los unieron, citaron a una junta urgente para el día siguiente en la Ibero.

Sandra Patargo recuerda esos primeros días de mayo, que hoy le parecen tan lejanos. “Nunca había sentido eso en la Ibero. Corrían por las redes las notas manipuladas de Televisa, las acusaciones de fascistas en Milenio (Román Revueltas tituló Turbas de fascistas intolerantes en la Ibero, su columna del domingo 13). José Carreño, el maestro de la Ibero, coordinador de Periodismo, dijo con López Dóriga (en Radio Fórmula) que seguramente no éramos estudiantes o que éramos estudiantes entrenados por un grupo político. Ese enojo nos unió, aun sin conocernos”.

No tiene duda de que fueron las redes sociales lo que levantó el movimiento. “Yo estuve en la UIA en 2007, la primera vez que fue Peña a la Ibero en calidad de gobernador del Edomex. Llegué con mi pancarta para protestar por la masacre de Atenco y me encontré completamente sola. Yo sabía que había jóvenes escondidos que por ahí querían levantar la voz, pero no nos encontrábamos. Aparecieron las redes y ahora no importa que no nos conozcamos para saber que estamos en lo mismo. Yo te puedo leer en internet y saber que estás conmigo”.

 u u u


A pesar de ser apartidista el movimiento que se formó a raíz de la visita de Peña Nieto a la Ibero mantiene un discurso crítico contra el Revolucionario Institucional. “Es difícil deslindarse de la crítica al PRI. De ahí nacimos”, reconoce Patargo. “Ese día en la Ibero vimos la herencia del PRI. Nada ha cambiado. Lo vivimos nosotros. Fue el ataque del PRI de siempre, el PRI que te quiere acallar, el PRI represor, autoritario, que aparte está ligado con los medios. Si Pedro Joaquín Coldwell nos insultó ese día, digámosle gracias a él, a como nos trataron ellos (los priistas) y sus medios sesgados, que acababan de despertar a los jóvenes de este país”.

Para los jóvenes el PRI es un fantasma, una sombra en esa sombra que “carcomió” al país, dice Julio César Colín. “Pensamos que en realidad el PRI nunca se ha ido. Sigue teniendo mayoría en el Congreso y gobierna la mayor parte de los estados de la República. El PRI representa un fantasma que no nos hemos logrado quitar”.

Han tenido que soportar el manoseo político de todos lo frentes. Panistas, priistas y principalmente perredistas han intentado colgarse del arrastre popular que, en su protesta, los estudiantes alcanzaron.

“Se están tratando de apoderar de nuestra imagen. Principalmente el PRD y Morena. Un ejemplo es el spot de López Obrador que contrasta su visita y la de Peña a la Ibero. Usan al movimiento para su beneficio insinuando que el movimiento es del PRD, y no es así. Que se cuelguen de nuestra imagen es muy bajo”, dice Beatriz Creel.

Los estudiantes también denuncian que se intentó vincularlos como promotores de la marcha Anti-Peña Nieto que, dicen ellos, fue organizada por el PAN, y a favor de las movilizaciones de apoyo al candidato de izquierda.

“Todos tenemos mucho miedo de los infiltrados”, dicen los jóvenes. Colín narra que a él lo contactaron desde Acción Nacional. “El PAN, por medio del hijo de Rosi Orozco, legisladora candidata a senadora. Pablo Orozco (estudiante de ciencias políticas en la Ibero) me llamó y me dijo que querían de buena fe acercarse a nosotros para concertar el formato del encuentro con Josefina Vázquez Mota en la Ibero. Y él está en la campaña de Josefina”.

“El PRI está seguro de que alguien nos está azuzando y nos quisieron vincular con el hijo de uno de los del gabinete propuesto de AMLO, Miguel Torruco, que estudia en la Ibero. Pero no tiene nada que ver con nosotros”, acusa Serrano.

 Televisa


Como un reflejo de supervivencia, excitados por la adrenalina, los estudiantes diseñaron la logística de su primera protesta organizada durante un día y hasta morir la noche, desbordados en un salón de clase. Decidieron manifestarse en las instalaciones de Televisa en Santa Fe y San Ángel el viernes 18, en protesta por la manipulación informativa de la visita de Peña Nieto a la Ibero. Los cubrieron horas de incertidumbre. Ninguno de los alumnos de las instituciones privadas sabía de mítines ni de convocatoria de masas. Se sumergieron en las redes sociales. De inicio se conformarían con la unión de 200 cuerpos para representar una valla humana. Se reportaron más de mil personas, 800 en San Ángel y cerca de 400 en Santa Fe.

La protesta repercutió en las redes sociales a escala mundial. Televisa, que una semana atrás había distorsionado en sus espacios informativos la visita del candidato del PRI a la Ibero, reportó las manifestaciones a las puertas de sus oficinas en San Ángel y Santa Fe.

Joaquín López Dóriga buscó a los jóvenes de la Ibero para dialogar. La condición: que fuera por radio. “Quería hablar el sábado en la radio y nos citó a las 7:00 de la mañana. No aceptamos. Sabemos que era un control de daños porque ese día casi no tiene rating. Nadie nos iba a escuchar y se iba a poner su estrellita por escuchar al movimiento. Él contestó enojado que no iba a discutir y no se iba a molestar, que ahí nos esperaba”, cuenta Serrano.

“Yo no diría que no aceptamos. Más bien pedimos otro espacio, en televisión, porque la nota que tuvo mayor repercusión de lo que pasó en la Ibero, donde nos agraviaron con el manejo negligente de la nota, fue en el Canal 2 en horario estelar”, sigue Julio César Colín.

Los estudiantes de Somos Más de 131 hicieron un análisis de la nota que López Dóriga transmitió el viernes 11 para reportar la visita de Peña a su universidad. La nota central, según sus datos, dura menos de tres minutos. Beatriz Creel explica: “Fueron 27 segundos de Peña saliendo del coche, caminando al auditorio y luego entrando. El único cartel que enfocan es uno a favor del PRD. Siguen con él hablando, cuando no era la nota, 40 segundos. Luego ponen lo que dijo de Atenco. Y después sólo dicen que hubo algunas protestas con audios manipulados. Fin de la nota. Esa nota son 2:40 y de ahí van dos minutos con Luis Videgaray haciendo control de daños. Esa fue la nota oficial. Y a nosotros no nos dieron réplica”.

López Dóriga les reiteró que la invitación estaba abierta siempre y cuando se presentaran en Radio Fórmula. Al día siguiente, domingo 20 a las 10:00 de la noche, contactaron a la vocera del movimiento, María José López, del noticiario Primero Noticias que conduce Carlos Loret de Mola, para acudir la mañana siguiente. La cambiaron para el martes.

Al llegar al estudio de Televisa, relatan a Proceso Rodrigo Serrano y Sandra Patargo, el conductor los recibió con un trato condescendiente. “Nos dijo que él también era 132”.

Arriba el telón, disimulada entre risas, la entrevista se desarrolló. Los jóvenes reprocharon a Loret que la réplica llegara una semana tarde y que no se reportara en ese espacio el video que, grabado en su autodefensa, dio la vuelta al mundo. El conductor lo negó y prometió mandarles por “mail” la prueba que, aun hoy, no reciben.

Loret los cuestionó por no haber entablado un diálogo anteriormente. “Ese asunto de decir sí acepto, pero acepto en tal espacio, a tal hora, está interesante. López Obrador le hacía así. Lo invitabas y decía no, yo quiero ir con Joaquín en la noche”, dijo irónico el entrevistador.

El conductor intentó asociarlos con un movimiento “anti-Peña Nieto” y les preguntó por quién votarían. Los jóvenes reviraron. “¿Quién es el candidato de Televisa?”. Loret respondió que no recordaba entrevistas más duras contra Peña Nieto que las que le hizo Joaquín López Dóriga y que él mismo había hecho una “muy dura”.

Al ocaso del encuentro Loret les dijo: “Ya están en la arena pública y les va a tocar baño. De que te toca crítica, te toca. ¿Ya están preparados? ¿No temen que estando las maquinarias políticas tan desatadas como están en las campañas, porque ustedes están ahí saltando, con mucho ímpetu, pero los otros tienen mucha lana, se los puedan comer y rebasar el movimiento?”.

“Perdón, pero ahí nos sentimos amenazados”, dijo Serrano y relata de la entrevista: “Lo vimos siguiendo un guión, con un apuntador, haciendo un control de daños. Según Beatriz Creel, quien se mantuvo detrás de cámaras, sintieron el acoso. “Nos preguntaban muchas cosas. Nos querían sacar la sopa con mucha insistencia”.

 “#YoSoy132”


Cinco días después del viernes 11 en la Ibero se creó el movimiento que se adueñó de la vida pública del país. Contagiados por la euforia, alumnos del Tec, el ITAM y la Anáhuac se unieron en solidaridad con los alumnos de la Iberoamericana para llevar el movimiento Más de 131, simbólicamente, a lo que se conoce como #YoSoy132.

“Todos teníamos este descontento y empezamos a publicar imágenes en protesta por una libertad de expresión. Eso fue a las 11 a.m. A las 7 p.m. estábamos en la Ibero representaciones de estas universidades para hablar con el consejo de alumnos”, cuenta a este semanario Tevye de Lara, estudiante del ITAM.

De esa reunión del miércoles 16 surgió el movimiento interuniversitario. Unidas, las escuelas privadas decidieron que la protesta no podía quedar en un candidato, violentados por la manipulación informativa de los medios, narra De Lara. Acordaron hacer una manifestación e ir a Televisa.

Con la fuerza en sus pasos se decidió abrir la convocatoria a las universidades públicas. La naciente unión universitaria convocó a una reunión al día siguiente en el Parque México, a la que se sumaron más de 15 universidades públicas y privadas, organizadas en comités internos de investigación, de medios y uno de carácter interuniversitario con dos representantes por cada institución que deben ser rotados.

De la integración de la UNAM da cuenta el vocero Nahúm Pérez, estudiante de Ciencias Políticas de esa casa. “Surgió la iniciativa de que este movimiento no se concentrara en las murallas de una sola universidad”. En la primera reunión se estableció un moderador que distribuye el tiempo en espacios de dos minutos, con réplicas y contrarréplicas. Para llegar a acuerdos democráticamente, sin importar la escuela, cada representación tiene un voto.

“Fue una junta histórica. Estuvimos siete horas hablando del movimiento que queríamos, cómo queríamos organizarnos y qué métodos se iban a seguir para tomar decisiones”, cuenta De Lara.

Acordaron el objetivo primordial del movimiento. Se hicieron estatutos. “Gente de tan distintos perfiles teníamos ideas muy diferentes de lo que queríamos y de cómo lo queríamos conseguir. Los organizadores originales teníamos una idea de una agenda de medios. Ir contra el duopolio televisivo, proponer la creación de un ómbudsman de medios”, cuenta el vocero del ITAM.

Los alumnos de las universidades públicas tenían otra idea: “Era una iniciativa en rechazo a la manipulación mediática, pero también a un proyecto de gobierno y de un candidato presidencial que abandera a las cúpulas de la burguesía mexicana y contra el sistema económico neoliberal. También una agenda social”, describe Pérez, de la UNAM.

Llegaron a un consenso. Cuenta Carlos Brito, del Tec: “Defender la libertad de expresión a ultranza. Muchos jóvenes nos vimos identificados al ver como que muchos opinadores querían cercenar la libertad de expresión. Hoy más que nunca, con la tecnología que tenemos, el derecho a la información en términos sociales rompe un paradigma. Vamos a defender que los jóvenes se politicen, que tomen conciencia y, si hace falta, que salgan a las calles y las tomen”, fueron sus palabras.

El movimiento demandó la democratización de los medios y, a corto plazo, crear el derecho al acceso a internet. Defendió su apartidismo. “El universitario no va a asociarse con un movimiento que le dicte línea, que le diga no puedes decir esto, tienes que ir a favor o en contra de…”, explican. Pero acotan: sí están politizados: “Lo que hizo Peña en la Ibero con el tema Atenco, refrendando su decisión de usar la fuerza del Estado, lo criticamos como universitarios. Pero el día de mañana vamos a criticar a AMLO. Si la única aportación que podemos hacer es darle carne de cañón a los partidos de izquierda, no lo vamos a hacer”, aclara De Lara.

Los estudiantes están enfocados a establecer una agenda que no muera con el proceso electoral de julio. Establecer una confederación de universidades que integre instituciones de toda la República y que tenga un espacio en la vida política. La victoria de su movimiento, coinciden todos, será reducir el abstencionismo entre los jóvenes en relación con las elecciones de 2006.

El miércoles 23 el movimiento #YoSoy132 reunió a más de 20 mil estudiantes, en una demostración de poder de convocatoria que se extendió por todo el país y en algunas ciudades del extranjero.

Los integrantes del movimiento que nace, en palabras de Carlos Brito, dijeron del futuro inmediato: “No es que no lo sepamos. Aún no lo hemos decidido”.


UNAM

Los alumnos de la UNAM tienen una clara identificación con los movimientos de izquierda. En el simulacro electoral realizado ahí el jueves 17, López Obrador arrasó con 86% de los votos entre casi 23 mil sufragios.

En esa línea, de inicio los alumnos de la Universidad Nacional propusieron que el movimiento se pronunciara contra el sistema económico actual y Enrique Peña Nieto. La contraposición en las negociaciones se dio entre los representantes de la UNAM y el ITAM. De Lara, del ITAM, narra el encuentro del sábado 19. “En esa ocasión no se coincidió en el tema de atacar o no al candidato. Tenemos una percepción un poco distinta, con una agenda social muy particular, pero queríamos a la UNAM porque no puedes hacer un movimiento estudiantil sin ella”. Se enfocaron en los puntos de coincidencia: libertad de expresión y de información.

Dos días más tarde José Narro Robles, rector de la UNAM, dijo: “(…) Creo que las universidades no deben ser la arena política, no deben ser el foro para hacer el proselitismo político. No es el espacio”.

Identificado con el PRI, funcionario público en los gobiernos de ese partido entre 1982 y 1999, Narro ha sido criticado por el estudiantado de la universidad pública en las protestas del #YoSoy132 por su postura. El mismo Andrés Manuel López Obrador insinuó una lejanía.

–¿Tiene el apoyo del rector de la UNAM, José Narro? –se le preguntó en su conferencia matutina del martes 15.

–Prefiero no opinar –respondió tras anunciar que en su campaña no se presentaría en universidades públicas.

Para el próximo miércoles 30 el movimiento #YoSoy132 convocó a Asamblea General en las islas de la Rectoría de la UNAM.

 *Tomado de la revista Proceso.

sábado, mayo 26, 2012

La fuerza ciudadana*



Tomados de La Jornada, Helguera y El Fisgón.


Bernardo Bátiz V.

 La ciudad de México es el escenario de un despertar ciudadano que empieza a estar consciente de su propia fuerza y que contagia a otras ciudades de todo el país; los estudiantes de #YoSoy132 invitan a una acción pacífica, pero contundente, en contra de las televisoras, que marca un cambio positivo en la historia contemporánea.

Los muchachos convocan a que el día 30 de mayo de este año, de las siete a las nueve de la noche, es decir, en horas pico, se apaguen los televisores como muestra de que el pueblo de México no se deja manipular por estos medios masivos de comunicación, que con soberbia pretenden sacar adelante sus decisiones e inducir a la gente a que piense como ellos quieren y haga lo que ellos proponen.

Lo mejor de nuestra comunidad nacional, los jóvenes, la parte más consciente de la sociedad, por su preparación y la más dispuesta a enfrentarse a los poderes fácticos, está haciendo lo que los políticos no se atrevieron. Recordemos que la Ley Televisa fue aprobada por legisladores de todos los partidos, salvo contadas excepciones, porque todos tuvieron temor a ser excluidos o borrados de las pantallas caseras.

Los muchachos más libres, más decididos, con el vigor que da no tener compromisos más que con su propia conciencia, se enfrentan a un poder que parecía incontrastable, pero que no lo es; auguro el triunfo del valor civil de los estudiantes, que más allá de posturas partidistas, están tomando la defensa de su sociedad con una acción que tendrá que ser eficaz; las televisoras son un negocio y se dolerán ellas y sus anunciantes de que un porcentaje muy alto de aparatos receptores estén apagados en momentos de mucha audiencia.

Ciertamente no es la primera vez que la ciudadanía se organiza fuera de las estructuras formales para enfrentárseles cuando perciben que éstas son contrarias a los intereses de la colectividad. Un precedente histórico muy importante fue el boicot que los católicos mexicanos hicieron en contra del gobierno de Plutarco Elías Calles con motivo de la llamada persecución religiosa en 1926; el gobierno callista se tambaleó por el levantamiento armado de los cristeros, pero le afectó mucho más el boicot que consistía en no usar transportes públicos, comprar lo mínimo necesario para vivir, no ir a espectáculos y prácticamente paralizar la economía.

 Otros precedentes que yo recuerdo sucedieron en Baja California, cuando se despojó de su triunfo al candidato panista Salvador Rosas Magallón, y los ciudadanos del estado recién incorporado a la federación boicotearon negocios de destacados miembros de la clase política dominante.

Una de las acciones consistió en que a un restaurante de un dirigente del fraude electoral, alrededor de la una de la tarde, llegaban las señoras que participaban en la acción, ocupaban la mayoría de las mesas y pedían tan solo un refresco o un café y se mantenían durante las horas de la comida sin consumir más y con ello, en forma pacífica, sancionaron al poderoso que había violado el voto público precisamente en su bolsillo.



No fue la única acción que se llevó a cabo, se dejaron de comprar periódicos, de asistir a lugares públicos, de comprar ciertos productos y se logró un efecto aceptable. Posteriormente, en 1988, durante la campaña del Maquío, la resistencia pacífica organizada por los panistas de entonces, obligó a Televisa a darle al candidato de la oposición una entrevista que éste aprovecho perfectamente.

La estrategia fue pegar calcomanías con la caricatura de Jacobo Zabludovsky, que entonces era “soldado del presidente”, con una larga nariz de Pinocho e invitar a no comprar productos de una empresa de bebidas alcohólicas, con anuncios en la televisión, que reclamó de inmediato por la disminución de sus ventas.

 Si en esos casos algo se logró, en este momento clave en la historia del país será decisiva la acción pacífica, pero enérgica, de los jóvenes que con originalidad y valentía, asumiendo su responsabilidad, incursionan en la vida pública de México.


 *Tomado de La Jornada.

viernes, mayo 25, 2012

El fondo de los problemas*





Tomados de La Jornada, El Fisgón, Helguera y Rocha y El Universal, Naranjo.



Enrique Semo
 

MÉXICO, D.F. (Proceso).- En sus siete primeras intervenciones en el debate, AMLO, independientemente del tema fijado por sorteo, insistió tenazmente en un tema que llamó el fondo de los problemas. Veamos, por orden de manifestación, un resumen de sus palabras.

Primera intervención: “Comienzo con una afirmación: Todos los mexicanos sabemos que las cosas no marchan bien (…) Pero no todos alcanzamos a comprender por qué caímos, y menos sabemos muchos quiénes son los responsables de la gran tragedia nacional. No hay ninguna razón natural para esta decadencia (…) Esto que está sucediendo (…) se debe a que un grupo se ha venido apoderando de todo (…) se debe al mal gobierno (…) De eso quiero informar (…) quiero conscientizar y quiero decirles que sí hay salidas”.

Segunda intervención: “Esto se gestó desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Él tomó la decisión de formar un grupo compacto con sus allegados. Y entregó bienes de la nación, bienes del pueblo, con el señuelo de que nos iban a traer prosperidad. A ellos les ha ido muy bien; aparecen en las listas de los hombres más ricos del mundo. En ese periodo se acumuló riqueza en unas cuantas manos como nunca se había visto en este país, pero a costa del sufrimiento, de la pobreza de la mayoría de los mexicanos. Invoco a Morelos que decía: que se moderen la indigencia y la opulencia”.

 Tercera intervención: “Este grupo que manda en el país también ha privatizado al gobierno. Ha confiscado el presupuesto público, que es también dinero de todos los mexicanos. Lo han utilizado para favorecer a banqueros, grandes empresarios, a traficantes de influencias, a políticos corruptos. Ahí está el caso del Fobaproa, en el cual convirtieron la deuda de unos cuantos en deuda pública”.

Cuarta intervención: “Debemos atender el fondo de los problemas, el fondo de lo que ha llevado a esta crisis (…) Insisto en que hay un grupo, no son muchos (…) Son realmente los que mandan. Muchos de los que realmente mandan ni siquiera dan la cara. Tienen el control del PRI y del PAN y utilizan al que más les conviene. No quieren ningún cambio, aunque desgracien al país. Vámonos por un camino totalmente nuevo”.

 Quinta intervención: “¿Por qué esa política económica que no ha dado resultados? Porque les conviene a los de arriba. Este grupo puede imponerse porque son también dueños de los medios de comunicación”.


Sexta intervención: “Los que mandan en el país escogieron a Peña Nieto. ¿Quiénes son los padrinos de Peña Nieto?”. Y muestra una foto del candidato del PRI con Carlos Salinas de Gortari: “Así quieren imponer a Peña Nieto”.
 

Séptima intervención: “¿Para qué quieren a Peña Nieto, los que realmente mandan, en la Presidencia del país? Quieren seguir haciendo jugosos negocios al amparo del poder público. La política del pillaje”.

 La tesis no es nueva. En junio de 2010 AMLO publicó un libro que se llama La mafia que se adueñó de México… y el 2012, en el cual detalló quiénes son los miembros del famoso “grupo” y sus formas de actuar. Luego habló de lo que había aprendido en su andar por el país: la pobreza, las carencias y la desesperación en que viven millones de mexicanos, para concluir: “Cada vez estoy más convencido de que la regeneración tendrá que venir desde abajo, con el impulso de la gente, que sólo así se podrá establecer un gobierno verdaderamente del pueblo, donde el interés general esté por encima de ambiciones personales y de grupos”. De manera que los dos adversarios están nítidamente señalados. Por un lado, la mafia, un grupo, una oligarquía. Por el otro, la gente, el pueblo.


Es claro que AMLO no es un ideólogo que busque la construcción lógica de un conjunto de principios definitorios, sino un maestro de la retórica involucrado en la acción política, en la construcción de una identidad política. “¿Qué ocurre –escribe Ernesto Laclau– si el campo de la lógica fracasa en su constitución como un orden cerrado y se necesitan mecanismos retóricos? En ese caso, los mismos mecanismos retóricos –metáfora, metonimia, sinécdoque, catacresis– se convierten en instrumentos de una racionalidad social amplia, y ya no podemos desestimar una interpelación ideológica como meramente retórica”.


AMLO no es sólo un candidato a la Presidencia; es el constructor de un movimiento con sentido de homogeneidad a pesar del sinnúmero de demandas concretas y a veces contradictorias que lo dividen. A diferencia de sus contendientes del PRI y del PAN que pueden basarse exclusivamente en la mercadotecnia televisiva, AMLO necesita para ganar la Presidencia un movimiento con identidad propia. Y ese movimiento debe –al menos discursivamente– saber contra quién lucha, y cada individuo conocer su lugar en el conglomerado del que forma parte. De ahí que AMLO quiere “informar”, quiere “conscientizar”. En plena campaña, debe retomar su tarea pedagógica.


Esto explica –a mi parecer– por qué AMLO, en uno de los dos únicos debates que van a darse, dedica tanto espacio a una verdad que trasciende el discurso propositivo para penetrar en el campo de la retórica ideológica. La oligarquía de veras existe, y está firmemente unida detrás de Enrique Peña Nieto y el PRI. Pero en esta campaña electoral se mantiene prudentemente en la sombra, al margen de las luces. No quiere repetir el error de 2006 en que se exhibió ostentosamente como lo que es: el gran jefe. Eso le costó muy caro, produciendo el rechazo de las mayorías a la exhibición de su omnipotencia y su boato irresponsable.

 En varios sentidos, México ha cambiado para bien. Lo que Andrés Manuel comprende mejor que nadie es que su victoria electoral y poselectoral no depende exclusivamente del carisma de su persona, sino también de la conciencia del movimiento que ha formado con tanta paciencia a lo largo de los años.

Toda campaña electoral necesita un adversario claro. Para el PRI son los 12 años de gobierno del PAN. Para el PAN es lo que representan el pasado y el presente del PRI. Para AMLO el adversario está en las profundidades de la sociedad y su sujeto de cambio no son electores sueltos, sino un movimiento todavía en búsqueda de identidad, que no puede ser exclusivamente la fe en su líder. La respuesta a sus esfuerzos por parte del “grupo” es la campaña del miedo. Un miedo diferente al del 2006, pero campaña del miedo al fin y al cabo.

*Tomado de la revista Proceso.

jueves, mayo 24, 2012

Se cayó el telón*




Tomados de La Jornada, Hernández y El Fisgón y El Universal, Helioflores.


José Gil Olmos



MÉXICO, D.F. (apro).- Cuando todo parecía que la obra entraba a su final ya previsto, de pronto el telón se cayó, el escenario quedó al desnudo y los actores mostraron sus rostros sin la máscara del carnaval con la que festinaban la historia de un pueblo adormilado.

El público, la mayoría jóvenes, protestó ante la mascarada que ya se tenía prevista, lanzaron gritos y acusaron de engañarlos y disimular su papel más allá del guión escrito.

Cuando el telón se vino abajo, el personaje principal de la obra pasó de la sorpresa a la incredulidad. Desencajada, en su cara reflejaba el no saber qué hacer cuando se sale del libreto. Los gritos del público al verlo fuera de su papel como el seguro heredero de la silla presidencial, lo desubicaron y no sabía qué hacer, si reír, saludar, contestarles o decir algo. ¿Pero qué?, se preguntaba.


Había creído en las loas de los críticos de teatro que todos los días, sin mayor pretexto, lo habían ensalzado por encima de los mortales destacando sus cualidades extraordinarias en sus artículos, columnas, en sus programas de radio, televisión y en los periódicos. Creía que el escenario, hecho a su medida por el mejor sastre mediático, era tan bueno que podía resistir cualquier vendaval imprevisto y engañar al público haciéndolo pasar como la realidad.

No era cualquier cosa haber pagado a la compañía multimedia más de miles de millones de pesos, bajo la promesa de que todos saldrían ganando y que su imagen jamás seria dañada porque tendría una capa de protección a prueba de desastres.

Para eso les había pagado muchísimo dinero los últimos seis años, para que los profesionales de los escenarios, de las imágenes, de las historias de finales rosas, hicieran su trabajo y lo convirtieran en el personaje de una historia con final feliz, con una esposa de telenovela.

Todo iba bien para el principal protagonista. Apoyado por la mejor empresa de imágenes y la mejor tecnología, ofrecía al público una historia prometedora, con grandes expectativas para el futuro y sus diálogos eran fluidos. Cuando se atoraba en algo, si se le olvidaba una parte del guión, le ayudaban con un audífono minúsculo o una moderna pantalla invisible para el auditorio en el cual le decían que hacer.

Un día, sin embargo, ocurrió algo imprevisto. En una de las funciones dedicadas a jóvenes universitarios quiso improvisar y se salió del script, sintiéndose muy seguro de sí mismo. Las protestas vinieron de inmediato y, aunque llevaba a sus invitados, el auditorio se desbordó hasta que provocó la caída del telón.

Nadie pudo ayudarle. Trató de calmar los ánimos y le fue peor. Salió por detrás del escenario y lo siguieron los jóvenes que lo habían descubierto. La mascarada se había terminado. No era un actor, sino el responsable de represiones, corrupción y mentiras.


Corrió por pasillos, oficinas y hasta se escondió en los baños. Sus guardias lo protegieron de los jóvenes que le gritaban de todo. Desencajado, su rostro era grabado por muchos de los estudiantes que fueron acusados de agitadores profesionales por aquellos corifeos que salieron a defenderlo en radio, televisión y periódicos.

Pero ya era tarde. Caído el telón, el personaje principal de la representación ya no era creíble, su papel había terminado.


Dolido, días después trato de retomar su papel, subió de nuevo al escenario, pero ya se le veía diferente, balbuceaba cuando hablaba y su cara ya no mostraba la misma sonrisa que tanto tiempo le había constado construir.


Para las siguientes representaciones llevó a sus guardias cebados por el rencor. Cada vez que un joven se atrevía a protestar por la mala actuación en algunas de sus presentaciones, lo callaban a golpes y amenazas.

La puesta en escena había cambiado a la mitad de la temporada. El público ya no le creyó su historia y la sonrisa del actor principal cambió por una mueca.

 *Tomado de la revista Proceso.