El fondo de los problemas*
Tomados de La Jornada, El Fisgón, Helguera y Rocha y El Universal, Naranjo.
Enrique Semo
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En sus siete primeras
intervenciones en el debate, AMLO, independientemente del tema fijado por
sorteo, insistió tenazmente en un tema que llamó el fondo de los problemas.
Veamos, por orden de manifestación, un resumen de sus palabras.
Primera intervención: “Comienzo con una afirmación: Todos
los mexicanos sabemos que las cosas no marchan bien (…) Pero no todos
alcanzamos a comprender por qué caímos, y menos sabemos muchos quiénes son los
responsables de la gran tragedia nacional. No hay ninguna razón natural para
esta decadencia (…) Esto que está sucediendo (…) se debe a que un grupo se ha
venido apoderando de todo (…) se debe al mal gobierno (…) De eso quiero
informar (…) quiero conscientizar y quiero decirles que sí hay salidas”.
Segunda intervención: “Esto se gestó desde el gobierno de
Carlos Salinas de Gortari. Él tomó la decisión de formar un grupo compacto con
sus allegados. Y entregó bienes de la nación, bienes del pueblo, con el señuelo
de que nos iban a traer prosperidad. A ellos les ha ido muy bien; aparecen en
las listas de los hombres más ricos del mundo. En ese periodo se acumuló
riqueza en unas cuantas manos como nunca se había visto en este país, pero a
costa del sufrimiento, de la pobreza de la mayoría de los mexicanos. Invoco a
Morelos que decía: que se moderen la indigencia y la opulencia”.
Cuarta intervención: “Debemos atender el fondo de los
problemas, el fondo de lo que ha llevado a esta crisis (…) Insisto en que hay
un grupo, no son muchos (…) Son realmente los que mandan. Muchos de los que
realmente mandan ni siquiera dan la cara. Tienen el control del PRI y del PAN y
utilizan al que más les conviene. No quieren ningún cambio, aunque desgracien
al país. Vámonos por un camino totalmente nuevo”.
Sexta intervención: “Los que mandan en el país escogieron a
Peña Nieto. ¿Quiénes son los padrinos de Peña Nieto?”. Y muestra una foto del
candidato del PRI con Carlos Salinas de Gortari: “Así quieren imponer a Peña
Nieto”.
Séptima intervención: “¿Para qué quieren a Peña Nieto, los
que realmente mandan, en la Presidencia del país? Quieren seguir haciendo
jugosos negocios al amparo del poder público. La política del pillaje”.
Es claro que AMLO no es un ideólogo que busque la
construcción lógica de un conjunto de principios definitorios, sino un maestro
de la retórica involucrado en la acción política, en la construcción de una
identidad política. “¿Qué ocurre –escribe Ernesto Laclau– si el campo de la
lógica fracasa en su constitución como un orden cerrado y se necesitan
mecanismos retóricos? En ese caso, los mismos mecanismos retóricos –metáfora,
metonimia, sinécdoque, catacresis– se convierten en instrumentos de una
racionalidad social amplia, y ya no podemos desestimar una interpelación
ideológica como meramente retórica”.
AMLO no es sólo un candidato a la Presidencia; es el
constructor de un movimiento con sentido de homogeneidad a pesar del sinnúmero
de demandas concretas y a veces contradictorias que lo dividen. A diferencia de
sus contendientes del PRI y del PAN que pueden basarse exclusivamente en la
mercadotecnia televisiva, AMLO necesita para ganar la Presidencia un movimiento
con identidad propia. Y ese movimiento debe –al menos discursivamente– saber
contra quién lucha, y cada individuo conocer su lugar en el conglomerado del
que forma parte. De ahí que AMLO quiere “informar”, quiere “conscientizar”. En
plena campaña, debe retomar su tarea pedagógica.
Esto explica –a mi parecer– por qué AMLO, en uno de los dos
únicos debates que van a darse, dedica tanto espacio a una verdad que
trasciende el discurso propositivo para penetrar en el campo de la retórica
ideológica. La oligarquía de veras existe, y está firmemente unida detrás de
Enrique Peña Nieto y el PRI. Pero en esta campaña electoral se mantiene
prudentemente en la sombra, al margen de las luces. No quiere repetir el error
de 2006 en que se exhibió ostentosamente como lo que es: el gran jefe. Eso le
costó muy caro, produciendo el rechazo de las mayorías a la exhibición de su
omnipotencia y su boato irresponsable.
Toda campaña electoral necesita un adversario claro. Para el
PRI son los 12 años de gobierno del PAN. Para el PAN es lo que representan el
pasado y el presente del PRI. Para AMLO el adversario está en las profundidades
de la sociedad y su sujeto de cambio no son electores sueltos, sino un
movimiento todavía en búsqueda de identidad, que no puede ser exclusivamente la
fe en su líder. La respuesta a sus esfuerzos por parte del “grupo” es la
campaña del miedo. Un miedo diferente al del 2006, pero campaña del miedo al
fin y al cabo.
*Tomado de la revista Proceso.
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