Expresidentes: beneficios de escándalo*
Tomados de La Jornada, Hernández, El Fisgón, Helguera y Rocha y El Universal, Helioflores.
Ernesto Villanueva
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El 1 de diciembre de este año
Felipe Calderón se convertirá en expresidente de la República y, en principio,
en titular de una serie de beneficios ajenos a casi todos los mexicanos. Ya
dediqué aquí un texto (Proceso 02/01/2012) que ahora profundizo con mayores
datos sobre el tema.
Primero. De ese artículo de Proceso surgió la idea de hacer
un libro que es ya una realidad (en coautoría con Hilda Nucci: Beneficios
expresidenciales. Temis. Colombia, 2012) y que será presentado el 2 de
diciembre en la FIL de Guadalajara. En una muestra de 20 países de los cinco
continentes, se observa que los exprimeros mandatarios gozan, en mayor o menor
medida, de beneficios. El problema grave es que el caso de México rompe los
parámetros observados alrededor del mundo por razones de fondo y forma.
Por lo que concierne al fondo, cabe decir de entrada que
México tiene con creces el primer lugar en el número de salarios mínimos
mensuales de ingreso de un expresidente, en comparación con Australia, Estados
Unidos, Singapur y Sudáfrica, entre otros países. Después de México, las
naciones donde los exmandatarios reciben mejores pagos son Singapur y Suiza. El
expresidente de México, empero, tiene ingresos globales 500% mayores que el
segundo lugar y 600% sobre el tercero, lo que de por sí resulta escandaloso.
Ningún país cuenta con la infraestructura de apoyos de que
dispone el expresidente de México, incluidos el expresidente de Estados Unidos
y el exprimer ministro del Reino Unido, lo que no es poca cosa. Este fenómeno
había estado fuera del radar académico, aunque tuvo esporádicas apariciones en
el ámbito legislativo. Se han registrado seis iniciativas y tres proposiciones
con punto de acuerdo para reducir los excesos existentes, pero quedaron sólo
para el testimonio histórico.
Segundo. Hay una circunstancia que podría dejar a Felipe
Calderón sin las grandes sumas con las que ya se imagina que cuenta a partir
del término de su periodo presidencial. Resulta que las disposiciones legales
que justifican las exorbitantes pensiones y apoyos de los expresidentes de
México carecen de fuerza legal; es decir, no existen jurídicamente en virtud de
que no se han cumplido las obligaciones básicas para que una norma jurídica
pueda existir.
En efecto, el Acuerdo Presidencial 2763 Bis del 31 de marzo
de 1987, en el cual se funda la pensión expresidencial, tiene tres deficiencias
esenciales: a) Conforme al Acuerdo, la Secretaría de Programación y Presupuesto
sería la encargada de hacer que se cumpliera dicho ordenamiento. Al quedar
abrogada la Ley de Presupuesto, Contabilidad y Gasto Público Federal, el
referido Acuerdo se debe someter a la legislación vigente, es decir, a la Ley
Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, la que dispone que la
administración de los recursos públicos federales deberá realizarse bajo
criterios de legalidad, economía, racionalidad, austeridad, transparencia,
control y rendición de cuentas. No es, evidentemente, el caso; b) El Acuerdo no
fue firmado por el presidente de la República, quien tiene la facultad de
hacerlo, sino por el secretario de Programación y Presupuesto, que en esa época
era Carlos Salinas de Gortari; y c) El Acuerdo no fue publicado en el Diario
Oficial de la Federación, lo que es un requisito imprescindible para su validez,
según lo establecen los artículos 3 y 4 del Código Civil Federal y la Ley del
Diario Oficial de la Federación y Gacetas Gubernamentales. Como norma
complementaria se encuentra lo dispuesto en el Presupuesto de Egresos de la
Federación, que invoca una norma inválida.
Lo anterior crea un escenario para que se pueda impugnar la
legalidad de la posible pensión con apoyos de Felipe Calderón, en virtud de que
el Ejecutivo Federal carecería de fundamento legal aplicable para hacer las
erogaciones económicas respectivas. De hacerlas, estaría sujeto a las
responsabilidades derivadas del incumplimiento de la Ley Federal de
Responsabilidades de los Servidores Públicos. No propongo, en modo alguno,
privar de un estímulo económico a Calderón y a los futuros expresidentes de la
República. Lo que sí se requiere es ajustar esas pensiones a las mejores
prácticas internacionales y a un sentido de racionalidad que hoy no existe.
Tercero. Para evitar que el país permanezca en una laguna
jurídica sobre este asunto, resulta pertinente el proyecto de iniciativa de ley
sobre la cuestión del diputado Carlos Augusto Morales. Esta iniciativa podría
ser el marco referencial para una discusión amplia, de obvio interés público,
pues las leyes al respecto no pueden seguir postergándose. En el marco de la
austeridad, la transparencia y la rendición de cuentas, un expresidente de la
República mexicano no debe vivir como jeque con recursos del pueblo. Para que
un mexicano de a pie logre una pensión de risa debe trabajar al menos 25 años
(no seis, como un presidente de la República) y tener al menos 60 años de edad.
(Calderón tiene 10 años menos.) Hoy sucede, como sugiere Orwell en La rebelión
de la granja, que todos somos iguales, pero unos más que otros.
@evillanuevamx
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Calderón: ¿Podrá tu conciencia vivir en paz?
José Gil Olmos
MÉXICO, D.F. (apro).-
El 20 de noviembre un helicóptero aterrizo frente al Palacio Nacional para
recoger unos soldados que resultaron heridos al fracasar una acrobacia encima
de los caballos. El desfile del aniversario de la Revolución se suspendió por
unos minutos y mientras la aeronave bajaba Felipe Calderón comenzó a batir las
manos quitándose algo de encima, lo mismo que a sus hijos y esposa. Al
principio nadie sabia qué pasaba, pero luego se supo que las hélices habían
levantado y lanzado las heces de los caballos sobre el presidente y su familia.
Pocos medios (salvo
Milenio televisión) difundió esta situación inoportuna de la familia
presidencial. En las imágenes se veía como Calderón, Margarita y sus hijos
hacían esfuerzos por quitarse el estiércol de los caballos de su ropa, el pelo
y la cara, sobre todo del presidente que no sabía qué hacer para quitarse esa
inmundicia mientras estaba en el principal balcón del Palacio Nacional.
La imagen parece un
preludio de lo que a partir de esta semana será la vida de Felipe Calderón, que
nada podrá hacer para quitarse las excreciones de su gobierno, los errores
cometidos, la negligencia e ineficacia de todo su equipo, la corrupción y las
malas decisiones que dieron lugar a la etapa más violenta que ha tenido el país
desde 1929 cuando en la guerra cristera murieron 150 mil mexicanos.
El pasado domingo se
reunieron decenas de familias de desaparecidos en varias entidades del país
frente al Palacio de Bellas Artes. Por varias horas hablaron de sus tragedias
mientras los paseantes dominicales iban y venían por el edificio de mármol
blanco.
Las fotos de sus esposos, hermanos, hijos e hijas, de amigos
estaban sobre el piso de la plaza y en la carpa instalada para taparse del sol.
En casi todas las imágenes había sonrisas. En el momento en que fueron captadas
las familias estaban unidas. Hoy todos y cada uno de ellas y ellos están
ausentes, víctimas de desaparición forzada, un delito de lesa humanidad que no
prescribe.
Durante todas esas horas,
aproximadamente cinco, los testimonios estuvieron acompañados por gritos de
dolor y rabia. Gritos que pocas veces se ha escuchado en público contra un
presidente de la República.
“Eres un asesino”, le
gritaron decenas de veces. “No somos daños colaterales”, le espetaron a
Calderón representado por una botarga de cartón que recibió botellazos de
plástico cuando le entregaron un diploma por su gobierno entintado de sangre.
“Huyes como un
cobarde, pero te estaremos persiguiendo para recordar lo que hiciste toda tu
perra vida”, le grito Yolanda Moran, cuyo hijo Dan Jeremeel Fernández Morán
desapareció el 19 de diciembre de 2008 en Gómez Palacio, Durango, cuando
viajaba en su coche interceptado por un comando militar.
Más que una catarsis,
lo que las mujeres hicieron fue una advertencia a Calderón. Le dijeron que su
pesadilla apenas comienza, que sin la protección que tenía como presidente,
fuera de la membrana del poder, será perseguido, no importa a dónde quiera
refugiarse, por todas aquellas familias que fueron dañadas por la violencia
generada tras su declaración de guerra contra el narcotráfico, por la tragedia
y el horror que motivó por una pésima estrategia militar y policíaca.
El acto de Fuerzas
Unidas por Nuestros Desaparecidos de México (Fundem) es uno de una lista de
eventos de despedida a Calderón organizados por distintas agrupaciones de
víctimas de la violencia, como el Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad,
que en algún momento confió en el gobierno para resolver su demanda de justicia
pero no tuvo respuesta, sino solo engaños, porque ninguno de los casos
presentados fueron resueltos.
Calderón no cumplió
su palabra empeñada y tampoco dio la seguridad que le pidieron algunos
familiares, como Nepomuceno Guerra, quien en el castillo de Chapultepec le
pidió que lo ayudara a investigar el paradero de su hijo secuestrado en
Hermosillo y que le diera protección porque había recibido amenazas de muerte.
Calderón se comprometió a las dos cosas pero no cumplió, Nepomuceno fue
ejecutado al mediodía, en pleno centro de la capital sonorense.
“¿Podrá tu conciencia
vivir en paz?”, decía una de las mantas colgadas en la carpa puesta el domingo
frente a Bellas Artes.
Margarita Zavala ha dicho que su esposo tendrá que pagar los
costos políticos y personales por la narcoguerra que encabezó los seis años de
su administración. Tiene claro que a donde quieran que vayan, Estados Unidos,
España o cualquier país, Calderón será confrontado, perseguido, asediado por
aquellos que lo consideran responsable de miles de muertos, desaparecidos y
desplazados por la espiral de violencia que se levantó en su sexenio.
Aunque trate de rechazar su responsabilidad argumentando su
papel de jefe de Estado, Calderón no podrá eludir su cruz a donde quiera que
vaya. Peor que Gustavo Díaz Ordaz, responsable de la matanza en Tlatelolco,
Calderón quedará marcado por decenas de miles de muertes y desapariciones. Eso
lo perseguirá apenas termine su mandato y a partir de entonces comenzará su
pesadilla.
*Tomados de la revista Proceso.
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