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jueves, julio 31, 2008

Presentarán expertos alternativa ciudadana ante inteto de privatizar Pemex




La sobrina del pelele Felipe Calderón Hinojosa, Mariana Gómez, insiste en el “enorme” gasto usado para la consulta ciudadana del pasado 27 de julio y sobre el “cochinero” del ejercicio. Sin aportar ninguna prueba de lo dicho más que un video –y otras “evidencias” en CD- la prima hermana de Margarita Zavala –esposa del usurpador- quiere bronca con el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, para que al menos el nombre del PAN sea conocido en el Distrito Federal. Ese partido al igual que el PRI no consiguieron ningún legislador en las elecciones de 2006. Los que tienen son de carácter plurinominal, es decir de dedazo, no por el voto de la ciudadanía. La impuesta líder del PAN en la capital del país tuvo que reconocer ayer que su flamante “prueba” era un montaje hecho por quien sabe quien, pero que le llegó por medio de la página del PAN en internet. Que no da a conocer el correo electrónico del sujeto que se lo envió porque le pidió no hacerlo. Que se sepa ella no es ningún medio de comunicación, vamos ni reportera. El anonimato de las “fuentes” es de carácter periodístico, no de un partido político. ¿Esa es la legalidad que pregona el PAN? ¿Ese es el Estado de derecho que dice defender? ¿Ya presentó la denuncia correspondiente con nombre y apellido como siempre se lo exigen a la oposición? Por su puesto que no, se trata de un montaje de un panista –no podría ser de un perredista, ¿verdad?- que sólo busca hacer ruido ante la falta total de credibilidad del PAN en el Distrito Federal. Recordemos, nadie eligió a un panista para legislador, todos son impuestos por dedazo. ¿Cuáles representantes populares, de quién?

En la consulta ciudadana participaron más de un millón 800 mil personas, de las cuales más de un millón 500 mil se pronunciaron por el NO. Ese es el fondo del asunto. Tan es así que los Chuchos de la vieja derecha del PRD con su líder espurio a la cabeza ya hablan de que a más tardar el próximo 15 de agosto presentará el PRD su propuesta de reforma petrolera. Ni por asomo quieren quedarse fuera de la repartición del pastel, aunque les toquen migajas. Como ejemplo están varias notas de El Universal, donde reseñan que la actual presidenta de la Cámara de Diputados –que dejará el cargo a finales de agosto- Ruth Zavaleta, se gastó junto con otros cuatro legisladores y su secretaria un millón de pesos de nuestros impuestos en un viaje a Rusia que incluyó Roma, sus museos y el Vaticano y duró sólo siete días. Sin amilanarse la experta en respuestas al estilo PAN-PRI dijo que era cierto que cuentan con dinero para ello, que todo es legal y apegado a la “norma”. Los boletos costaron medio millón de pesos por ser de primera clase –bussines class-, además les dieron 60 mil pesos para sus viáticos de una semana, es decir cada “legislador” se gastó el sueldo de más de tres años de un obrero. Por eso es que la Nueva Izquierda del PRD está tan cerca del PRIAN, quieren aunque sea las migajas del pastel. Cinismo y corrupción puras. Si la ley lo prohíbe, pues se cambia la ley para que todo sea “legal”.

Sin embargo, intelectuales y ponentes en los foros del Senado elaborarán una propuesta de reforma petrolera que incluirá el sentir de la ciudadanía y las mejoras necesarias para que Pemex sea la palanca de desarrollo del país y no el barril sin fondo de la corrupción del PAN y PRI. Se espera que en dos semanas sea presentada –por las mismas fechas que la anunciada por el Chucho Guadalupe Acosta Naranjo- ante el Senado. De esta manera se estaría frenando el acuerdo cupular del PRD de los Chuchos con el PAN y PRI que incluye la privatización de la paraestatal y una tajada para los Chuchos. Nada bueno se puede esperar de esta corriente perredista que un día sí y otro también dinamita la construcción de las bases democráticas tan necesarias para México. Millón y medio se oponen de manera decidida a la privatización del petróleo y faltan todavía dos consultas más. Pésele a quien le pese.


La siguiente colaboración fue tomada del periódico La Jornada.




http://www.jornada.unam.mx/





La consulta

Octavio Rodríguez Araujo

Un plebiscito es, de acuerdo con Gladio Gemma (en N. Bobbio, N. Matteucci y G. Pasquino, Diccionario de política, Siglo XXI Editores), una votación popular sobre temas de relevancia constitucional. Es una de las formas conocidas de democracia directa. Es sinónimo de referéndum. Se acepta, generalmente, que éste es de legitimidad jurídica en tanto que el plebiscito es más de legitimidad política. Empero, según destacan Martínez Silva y Salcedo Aquino (Diccionario electoral, INEP), el plebiscito es por etimología una resolución del pueblo. Es, pues, una consulta popular, y no tenemos que discutir mucho el concepto.

La consulta del domingo pasado fue eso: una consulta y el pueblo se pronunció. Sus organizadores han dicho que participaron un poco más de un millón y medio de ciudadanos. Lo acepto. Esto quiere decir que alrededor de 2 por ciento de los mexicanos en edad de votar participaron, ligeramente menos que quienes participaron en la consulta de 1995, promovida por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Esta última tuvo más éxito que la del domingo pasado, pues se hizo con escasísimos recursos y más que todo con el entusiasmo de la gente, en tanto que en la del domingo hubo apoyos partidarios y gubernamentales (de los partidos del Frente Amplio Progresista y sobre todo del Gobierno del Distrito Federal).

Sin embargo, a diferencia de la consulta zapatista de 1995, en la relativa al futuro de nuestros energéticos hubo una masiva contrapropaganda desde los gobiernos estatales (no perredistas) y federal, además de oposición de los principales medios y sus plumas de derecha, pagadas o voluntarias. La consulta zapatista no tuvo oposición generalizada, aunque sí fue ignorada por las fuerzas reales del poder en México. Esto también hace una diferencia: si los gobiernos panistas y priístas (y sus cajas de resonancia conocidas como televisión y radio) hubieran ignorado la consulta promovida por el Frente Amplio Progresista y algunos gobiernos perredistas, lo más probable es que hubieran acudido más votantes. La otra cuestión fue la redacción de las preguntas, poco clara para muchísima gente, error que cometieron también los zapatistas en las preguntas 4 y 5 de la consulta ya mencionada. En los dos casos se prestaron a confusiones.

Con todos sus defectos y a pesar de la contrapropaganda, sobre todo gubernamental y panista (lo mismo), la expresión popular se manifestó el domingo pasado y, como correctamente encabezara La Jornada en su primera plana del 28 de julio, el no fue y es una realidad, el no a la privatización del petróleo.

Los que estuvieron a favor de que se privatice de una u otra manera también tuvieron oportunidad de expresarse, fueron a las urnas y perdieron. En la democracia, como sabemos todos, se gana o se pierde incluso por un voto. Perdieron los que están de acuerdo con las iniciativas gubernamentales sobre la materia y, en cierto sentido, también los del Revolucionario Institucional.

Se dirá que participaron pocos, que el 2 por ciento de la ciudadanía es una cantidad muy pequeña, poco significativa. Lo es, pero no menos cierto es que pudieron participar todos los 76 millones de mexicanos en edad de votar, pero no lo hicieron. ¿El que calla otorga? Con toda la pena, así es la democracia: de la misma manera que un candidato único, en un sistema pluripartidista, puede ganar con un voto (el suyo propio), en este caso el no ganó con pocos votos, y en ambos casos no está en cuestión la democracia, sino que los partidos de oposición no presentaran candidatos (elección presidencial de 1976) o que los ciudadanos no quisieran asumir su derecho a participar políticamente (27 de julio de 2008).

Por lo demás, no es de dudarse que la gente del gobierno federal y sus partidarios hubieran querido que perdiera el no, y hasta es probable que invitaran (bajita la mano) a pronunciarse por el sí Si lo hicieron, la población no les respondió. Si no lo hicieron se equivocaron al subestimar la consulta. Y se equivocaron porque con “poca” participación y todo lo que se quiera, quienes asistieron a las urnas votaron en mayoría por el no. Los que se abstuvieron y se quedaron en su casa o desdeñaron la invitación cometieron el error de todos los abstencionistas: dejar que los que sí participan decidan por ellos.

Cierto es, como ha señalado Carlos Payán, que la consulta del domingo no es vinculatoria para hacer obligatorio que los resultados se acaten, es sólo indicativa. Éste es el principal dato y la primera lección de la consulta que queda ahora en manos de la representación política. Ignorarlo sería irresponsable o querer hacerle al tonto. Hay una voluntad expresada a partir de una convocatoria.

Quien no quiso votar está otorgando y aceptando a priori los resultados. Ni “es estéril” (Juan Manuel Oliva Ramírez, gobernador de Guanajuato), ni es “información adicional a la mucha con la que se cuenta” (Georgina Kessel, secretaria de Energía). Es una consulta que el gobierno federal debió haber impulsado (pues es de interés de la nación), pero no lo hizo como otras tantas cosas que debería hacer si de veras le interesara la opinión del pueblo y la democracia.

miércoles, julio 30, 2008

Desenmascara AMLO al PRIAN


El PRI se "fusiló" la propuesta privatizadora del PAN






Tomados de La Jornada, Hernández, El Fisgón y Helguera y El Universal, Helioflores y Naranjo.


Con ansias el PAN y el pelele Felipe Calderón Hinojosa esperaban que sus compinches del PRI presentaran su propuesta de reforma a Pemex, pues en los “debates” organizados por el Senado de la República había quedado claro que la presentada por el usurpador estaba políticamente muerta.

Durante los foros en el Senado uno de los más agresivos en el discurso fue el priísta Jesús Murillo Karam –ex gobernador de Hidalgo y dino de la vieja guardia-, quien insistió en que su partido no aprobaría ninguna reforma privatizadora y sería fiel a los principios del PRI que en sus estatutos plasma el no rotundo a la privatización. Es mandato de la militancia, sentenció.

Pocos días después de que terminaron los “debates” el PRI presentó con bombo y platillo por voz del mafioso Manlio Fabio Beltrones su “novedosa” propuesta de reforma que “salvaguardaba” el interés nacional y los principios básicos del PRI. En su momento, dijo, no se parece en nada a la del PAN, mientras que el panista Cristian Castaño Contreras aseguraba que no era un “salvavidas para el gobierno”, pues las iniciativas del espurio Calderón Hinojosa se “mantienen”.

El mismo día en que se dio a conocer el proyecto de reforma del PRI fue alabado por el desgobierno pirata y sus testaferros como Georgina Kessel y Jesús Reyes Heroles. Los dirigentes del PAN hicieron lo propio y para no desentonar el representante de Nueva Izquierda del PRD en el Senado, Graco Ramírez apuntó que no se trataba de un “clon” de las iniciativas del PAN, pues él había seguido de cerca las inconformidades de destacados priístas y el proyecto contenía el consenso de los mismos. Al día siguiente el diagnóstico de los panistas era que había muchas coincidencias entre ambas iniciativas.

Todo iba miel sobre hojuelas y hasta pronosticaban un periodo extraordinario para dictaminar las “únicas” propuestas presentadas. Es más amenazaron al PRD para que se apurara a presentar la suya o se quedaba fuera, faltaba más. Los voceros oficiales aseguraron que no se podría tomar en cuenta la consulta ciudadana del 27 de julio pues se comenzarían a dictaminar las iniciativas en cuanto terminaran los “debates”. En ese tenor continuó la descalificación a la consulta y a destacar la “ignorancia” de la ciudadanía en temas tan importantes, que sólo unos cuantos “iluminados” comprendían. El PAN llegó a decir en el Senado que si ellos –los “sabios” senadores- no llegaban a comprender los problemas tan complejos a los que se enfrentaba Pemex, mucho menos lo podría entender el ciudadano común.

Llegó la consulta y con ella el masivo rechazo de casi un millón y medio de ciudadanos que se opusieron con su voto a la privatización del petróleo y al descarado saqueo que pretenden hacer el PAN y el PRI (PRIAN). Las descalificaciones continuaron y ahora incluyeron la declaración del “aguerrido” Murillo Karam, quien aseguró ayer que la propuesta de Andrés Manuel López Obrador es más privatizadora que la del PRI. En su afán por desacreditar a la oposición política real -que no es la Nueva Izquierda de los Chuchos del PRD- el experimentado priísta reconoció el carácter privatizador del proyecto de su partido.

Sin embargo, los hechos destrozan las mentiras del PAN y PRI. Mediante una comparación minuciosa de ambas propuestas –una de ellas no es clon de la otra según Graco Ramírez de Nueva Izquierda de los Chuchos- hecha por López Obrador, queda claro que se trata en esencia de la misma.

Al comparar ambas –que según los panistas y el Consejo Coordinador Empresarial tienen muchas “coincidencias”- encontraron que el PRI se “fusiló” –copió- con comas y todo, 28 artículos de los 49 que contiene la propuesta del pelele Felipe Calderón Hinojosa. Es decir más de la mitad de la “novedosa” propuesta del PRI es una calca de la del PAN. Y no termina ahí, los artículos más lesivos para México tienen que ver con la privatización en exploración y los referentes a que el país se somete a tribunales extranjeros. Ambas propuestas, una clon de la otra, no tocan ni con el pétalo de una insinuación a la corrupción de los altos ejecutivos de la paraestatal y del sindicato petrolero. Su cinismo quedó otra vez demostrado.

Para quien quiera consultar las propuestas y comprobar que la del PRI es un clon –aunque le duela al chuchista Graco Ramírez- de la del PAN está la siguiente página del Gobierno Legítimo de México.

http://www.gobiernolegitimo.org.mx/documentos/comparativo_reforma_calderon-pri.pdf



A continuación un análisis tomado de la revista Proceso.



http://www.proceso.com.mx/





¿Por qué odian las consultas?

jenaro villamil

MÉXICO, D.F., 29 de julio (apro).- Hace un siglo el periodista James Creelman le preguntó al dictador Porfirio Díaz si el pueblo mexicano estaba preparado para la democracia. Confiado en la bonanza económica de su gobierno –que beneficiaba sólo a un puñado de empresarios-- y en el apoyo de Washington y las metrópolis europeas, el autócrata mexicano se atrevió a responder que sí. No sólo eso: Se comprometió a dejar la silla presidencial y consultárselo al pueblo de México. Dos años después, en 1910, Francisco I. Madero tomó en serio las palabras de Díaz y reclamó el sufragio efectivo, no reelección.

De entonces a la fecha, no es extraño el menosprecio o la demagogia de las elites políticas a la auténtica madurez de la sociedad mexicana para decidir democráticamente. El PRI durante 70 años disfrazó de elecciones libres lo que, en realidad, eran acuerdos cupulares para el reparto del poder. Hasta que el sistema se le cayó en 1988. Esa misma cultura penetró en el PAN gobernante y ni qué decir de un sector del PRD, en especial, los que siempre estuvieron cercanos al régimen priista (“paraestatales” se les solía decir entre la izquierda independiente).

Toda proporción guardada, la consulta ciudadana sobre la reforma petrolera volvió a colocar la pregunta de la entrevista Creelman-Díaz en la tradición de la elite política mexicana. Contra la idea de la participación, entre los neoporfiristas prevalece la idea de que el pueblo mexicano no está preparado para la democracia y menos para ser consultado sobre la reforma de su principal patrimonio nacional: el petróleo.

Para el presidente Felipe Calderón, la consulta tuvo el interés de “desprestigiar” y entorpecer el proceso iniciado el 7 de abril con sus iniciativas, ampliamente rechazadas.

Son notorias las coincidencias entre los argumentos que reflejan una furia y un odio decimonónico entre los representantes del gobierno, las cúpulas priistas, un sector de los medios electrónicos y la iniciativa privada. Sus agudas críticas son trasladables a sus propios ámbitos. Por ejemplo:

a) Se critica que fue una consulta sólo para “perredistas”. Si así fuera, ¿por qué el PAN no realizó una consulta abierta con los suyos antes de acoger las reformas de Calderón? ¿Por qué el PRI no hizo lo propio con la Ley Beltrones que presume los “consensos” entre los distintos grupos priistas? ¿Fueron consultadas las bases priistas o no están preparadas para opinar sobre altos asuntos de la República?

b) Se critica que el número de votantes fue menor a lo esperado y que, por tanto, la consulta fue un fracaso. Antes la criticaron porque sería un “ejercicio inútil”. ¿Cuánto es el número de votos realmente válidos para que Calderón y Germán Martínez tomen realmente en cuenta la opinión de los ciudadanos? ¿870 mil votos en el Distrito Federal y casi 1 millón y medio, sumando las 9 entidades, es poco con respecto a qué? ¿Harían ellos una consulta con mayor índice de participación? Adelante.

c) Por otro lado, 82% de los votantes confirmaron una tendencia en contra de las iniciativas presidenciales: entre 70 y 80% se opone a todo intento de privatización y a las iniciativas presidenciales. Es el mismo porcentaje que han arrojado las encuestas de empresas como GEA-ISA, Mitofsky o María de las Heras que tienen poco o nada de “perredistas”. ¿Será que estas empresas sólo le preguntan a “perredistas”?

d) Una consulta no es lo mismo que encuesta, pero resulta que en el tema petrolero las tendencias en la opinión pública coinciden. ¿Por qué no realiza una consulta el PRI sobre sus propias iniciativas para saber si encuestas y consulta también coinciden? ¿Por qué no preguntarle a la población si está de acuerdo en que Pemex tenga más filiales y éstas celebren contratos con privados?

El PRI insiste en que sus iniciativas son distintas a las de Calderón, pero tanto el primer mandatario como su secretaria de Energía, Georgina Kessel, ven muchas “similitudes” y alaban las iniciativas. Por cierto, también un sector de Nueva Izquierda, del PRD, ven con buenos ojos las 9 reformas legales de la Ley Beltrones.

¿Por qué no consultarles a los ciudadanos sobre este aspecto? ¿Dejarían, ahora sí, que el IFE organizara este ejercicio? ¿Siguen creyendo, como Díaz ante Creelman, que en el fondo la política es un asunto de autócratas y que al pueblo sólo se le puede tratar como infante o como audiencias masivas acostumbradas a spots y a propaganda mentirosa y sin argumentos?

jenarovi@yahoo.com.mx

martes, julio 29, 2008

Despotrican los poderes fácticos e "instituciones" contra la ciudadanía





Tomados de La Jornada, Hernández y El Fisgón y El Universal, Helioflores y Naranjo.


La campaña en contra de los millones de ciudadanos que se oponen –en la consulta del domingo fueron más de millón y medio los que votaron por el NO- al saqueo que por décadas han realizado el PAN y el PRI (PRIAN) se agudiza toda vez que se acerca el momento de las definiciones: ya sea un albazo legislativo o el inicio en septiembre del periodo ordinario de sesiones. Por el momentos los voceros oficiales y oficiosos lanzan sus viscerales comentarios en contra de todo lo que huela a oposición a la venta de Pemex.

Desde los dizque izquierdistas que han pasado por el PRI, el PRD y luego el PAN como Ricardo Pascoe, quien calificó a la consulta ciudadana del domingo pasado como un paso más en el camino hacia el golpe de Estado en contra del pelele Felipe Calderón Hinojosa. Sin medir las palabras, quien ya no representa a nadie, se erigió ayer como paladín de sus propios intereses, y en busca del ansiado “hueso”, vomitó cuanta sandez pudo en los 15 minutos que pusieron a su disposición.

Para los empresarios la consulta ciudadana fue un intento por descarrilar al país y hundirlo en la miseria. El usurpador Calderón Hinojosa no se quedó de lado y afirmó en reunión privada con sus compinches del PAN que la consulta buscó entorpecer el debate y descalificar sus propuesta tan necesaria para México, pero no lo logró. Ante levantadedos de su partido aseguró que hay muchas coincidencias con la propuesta del PRI, pero que hay cosas que no pueden tolerar.

Durante todo el día de ayer los comentarios fueron los mismos, las descalificaciones continuaron en el mismo sentido que se vienen dando desde hace un mes que se conoció que se realizaría la consulta. En su desesperación la sobrina del pelele Calderón Hinojosa, Mariana Gómez –impuesta como dirigente del PAN-DF- mostró un video donde dice que una persona votó hasta 35 veces. El mencionado “votante” volteaba hacia la cámara para que se pudiera identificar claramente quien era. Se trató pues de un claro montaje, editado y con la intención clara de desprestigiar el ejercicio ciudadano. Sin embargo, faltaron los datos clave: ¿cómo y a nombre de quien votó? ¿en qué vehículo, placas y modelo se transportó? si es un acarreado, ¿por qué se dejó viodeofilmar y hasta posar para la cámara? Si no lo es de qué forma se preparó el escenario para que pudiera votar tantas veces? ¿es un miembro del PAN que quiso evidenciar lo deficiente de la organización? De ser así, por qué no se dio nombre y apellido del personaje. ¿Tienen miedo a que se descubra que todo es un fraude al estilo del PAN, siempre burdo y mal montado?

Sin embargo, los medios electrónicos de los poderes fácticos dieron ese hecho como incontrovertible y los votos de cientos de miles de ciudadanos como falsos y amañados.

Una cosa es cierta, pese a que desde hace más de dos años han dado por muerto y enterrado al movimiento de resistencia civil pacífica aglutinado en la Convención Nacional Democrática, hoy está más vigente que nunca. Con un costo –auditable- de poco más de 4 millones de pesos se organizó la mayor consulta ciudadana desde hace 15 años. La cifra representa mucho menos de un día de transmisiones de los anuncios publicitarios que el pelele Felipe Calderón Hinojosa paga con nuestros impuestos para tratar de imponernos su visión de que saqueando al país y vendiendo Pemex a los poderes fácticos nacionales y extranjeros viviremos mejor.

La democracia participativa tomó nuevos aires, casi dos millones de votos son muchos ciudadanos inconformes con el PAN y PRI y con las “instituciones” que sólo sirven a los poderosos y a los ricos. La movilización continúa y como escribimos ayer en este espacio, todos los partidos políticos deberán tomar en cuenta el rotundo rechazo a la privatización del petróleo. En las calles y plazas nos veremos. Ya basta de tanto ratero y pobreza para los mexicanos.


Los siguientes materiales fueron tomado de la revista Proceso.




http://www.proceso.com.mx/





Dos propuestas, las mismas trampas

Jenaro Villamil

Entre 2000 y 2008, las dos grandes empresas trasnacionales prestadoras de servicios petroleros, Halliburton y Schlumberger, recibieron por adjudicación directa de Petróleos Mexicanos contratos que suman 5 mil 464 millones de pesos y 17 mil 639 millones de pesos, respectivamente.

De acuerdo con información proporcionada por el Instituto Federal de Acceso a la Información, a Halliburton, la petrolera vinculada al presidente George W. Bush y al vicepresidente Richard Cheney, se le han otorgado multimillonarios contratos directos durante el gobierno de Felipe Calderón. Por ejemplo, en enero de 2007 le fueron concedidos dos: el primero por 313 millones 51 mil pesos, y el segundo por 391 millones 542 mil pesos. Entre abril y mayo de este año obtuvo tres contratos más por los siguientes montos: 100 millones 886 mil pesos, 124 millones 260 mil pesos y 823 millones 121 mil pesos.

El alza en los precios del petróleo ha beneficiado a esta trasnacional, que en 2007 informó a la bolsa de valores de Nueva York que sus ingresos en América Latina se incrementaron en casi 30% debido a la perforación de pozos en México y Brasil.

Sin embargo, las ganancias de esta trasnacional palidecen frente a los contratos asignados a la empresa de origen francés Schlumberger. Tan sólo el 31 de julio de 2006, poco después de la elección presidencial en México, a su subsidiaria Schlumberger se le dio el contrato 423026807 por mil 166 millones 825 mil pesos. El 29 de diciembre del mismo año recibió otros tres del mismo tipo con los siguientes importes: 209 millones 266 mil pesos, 498 millones de pesos y 116 millones de pesos.

El 2 de abril de 2007, a Schlumberger se le otorgó otro contrato por mil 435 millones de pesos, y el 4 de abril de 2008 uno más por 799 millones de pesos.

Peter Millard, de Dow Jones Newswires, informó que Schlumberger también realizó importantes inversiones. Adquirió 17 equipos de perforación en el sur de México para dos proyectos en los que no tenía infraestructura. Obtuvo un contrato por mil 400 millones de pesos para desarrollar trabajos en la cuenca de Chicontepec.

De acuerdo con información del Grupo Ingenieros Pemex Constitución del 17, que participó en los foros de debate energético en el Senado, Schlumberger y Halliburton le han proporcionado a la paraestatal servicios de perforación y terminación de pozos, con tecnología y productos desarrollados por el Instituto Mexicano del Petróleo, organismo que se ha reducido a su mínima expresión y recibe un raquítico presupuesto.

Ambas empresas han realizado actividades de perforación y terminación en más de mil pozos en los campos de Chicontepec, la zona que encierra el “tesoro” para las grandes trasnacionales que esperan la apertura total de los contratos de Pemex.

Schlumberger ha ensayado una figura jurídica que la beneficia ampliamente: convertirse en filial de Pemex mediante la firma Comesa, en la que la paraestatal controla 60% de las acciones y Schlumberger el 40% restante. Comesa es una filial similar a la que propone el PRI en su nueva iniciativa energética. Gracias a esta condición, Schlumberger ha sido favorecida con adjudicaciones directas, sin necesidad de la licitación pública.

Las reformas energéticas de Felipe Calderón y del PRI prevén mecanismos para legalizar ese tipo de contratos que, de acuerdo con la opinión de distintos especialistas, contravienen los ordenamientos de la Constitución.

Por ejemplo, el artículo 4 de la iniciativa de reformas a la Ley Reglamentaria del artículo 27, propuesta por Calderón,

establece:

“Petróleos Mexicanos, sus organismos subsidiarios y los sectores social y privado, previo permiso, podrán realizar las actividades de transporte, almacenamiento y distribución de gas, de los productos que se obtengan de la refinación del petróleo y de petroquímicos básicos.

“Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios podrán contratar con terceros los servicios de refinación de petróleo. Dicha contratación no podrá, en modo alguno, transmitir la propiedad del hidrocarburo al contratista, quien tenga la obligación de entregar a Petróleos Mexicanos o sus organismos subsidiarios todos los productos y residuos aprovechables que resulten de los procesos realizados.”

Estos párrafos fueron considerados violatorios del artículo 27 constitucional y rechazados por los priistas en los debates que se realizaron en el Senado.

A cambio, el PRI propone en el mismo artículo 4 de reformas a la misma ley un mecanismo distinto: las filiales. En el párrafo segundo de su reforma establece:

“El Ejecutivo federal podrá constituir, por decreto, organismos descentralizados con carácter estratégico, filiales de Petróleos Mexicanos, con el objeto de realizar, por cuentas de aquél, las actividades de construcción de ductos y los servicios de refinación de petróleo, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos y derivados de éstos, que forman parte de la industria petrolera. Dichos organismos filiales serán propiedad exclusiva de Petróleos Mexicanos y se constituirán a propuesta de su Consejo de Administración.

“En los términos de su propia ley orgánica, Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios, así como los organismos filiales referidos en el párrafo anterior, estarán dotados de plena autonomía de gestión y presupuestaria, incluyendo la regulación para la contratación de obras, adquisiciones, arrendamientos y servicios.”

La propuesta de reformas a la Ley Orgánica de Pemex, planteada por el PRI, prevé la posibilidad de firmar contratos no sólo por licitación pública o procedimientos de invitación a cuando menos tres personas, sino también por adjudicación directa, como los que ya existen con Halliburton y Schlumberger.

En los incisos IV y V del artículo 55, la iniciativa priista establece que podrá haber adjudicación directa en los siguientes casos:

“IV. Las contrataciones con el propósito de desarrollar innovaciones tecnológicas relacionadas con el objeto de Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios.

“V. Los servicios sde consultoría, estudios, asesorías, investigaciones y

capacitación.”

Estos dos párrafos son idénticos a los incisos V y VI del artículo 45 de la iniciativa calderonista de reformas a la Ley Orgánica de Pemex. Durante los debates del Senado, los críticos de las reformas advirtieron que estos criterios eran la “puerta de entrada” para que las trasnacionales recibieran todos los contratos que quisieran con Petróleos Mexicanos.

Claro, en la iniciativa del PRI los contratos se firmarán a través de filiales “ciento por ciento propiedad de Pemex”, y con plena transparencia, gracias a un registro público de éstos.

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Nadie le quiso entrar...

Carlos Acosta Córdova

Los foros sobre la iniciativa que el Poder Ejecutivo presentó para una hipotética reforma petrolera, que dos veces por semana se llevaron a cabo en la sede del Senado de la República, enriquecieron el debate pero arrojaron un saldo negativo: ningún partido le quiere entrar a una transformación audaz. El PRI, diestro en malabares, pretendió quitar el sesgo privatizador a las propuestas de Felipe Calderón, pero las suyas no difirieron demasiado de las del presidente. Por su parte, el PRD prácticamente se abstuvo de hacer propuestas concretas y apostó casi todo su peso a la consulta popular de este domingo 27.

Concluidos los foros en el Senado sobre la reforma energética y conocida la propuesta del PRI, que no es esencialmente distinta de la que presentó en abril pasado el Ejecutivo federal, el saldo es magro: ni el gobierno supo defender su iniciativa –mucho menos convencer de sus bondades– ni los partidos mostraron interés en el asunto de fondo: sacar del bache a la industria petrolera nacional, amenazada por la peligrosa declinación de la producción de hidrocarburos.

Es el balance que hacen para Proceso los especialistas Carlos Elizondo Mayer-Serra, exdirector general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y exembajador de México ante la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), y Macario Schettino, profesor e investigador del Instituto Tecnológico de Monterrey y autor del polémico libro Cien años de confusión. México en el siglo XX.

Participante en el primer foro senatorial –el 13 de mayo, cuando llamó a no tener miedo a modificar la Constitución para eficientar a Pemex y mejorar la industria petrolera, y a no hacer de la “privatización” el eje del debate público–, Elizondo afirma que en todo el proceso de discusión sobre la reforma energética los partidos mostraron que, en ese tema, nunca tuvieron como su principal objetivo establecer cómo maximizar la renta petrolera y cómo administrar mejor los hidrocarburos.

“Los foros dieron pie para una reforma más audaz, pero nadie quiso entrarle. Es realmente decepcionante. Como si nadie creyera que Pemex está en graves problemas, que la producción petrolera va en picada, que México se está rezagando peligrosamente”, dice.

“Nos quedamos en la visión, muy corta, de los principales actores políticos. Si la propuesta de reforma del presidente Calderón era muy corta, la del PRI me parece francamente enana”, agrega.

Para Macario Schettino, doctor en administración por el Tec y la Universidad de Texas en Austin y doctor en historia por la Universidad Iberoamericana, el proceso de discusión pública de la reforma energética mostró las fuerzas y debilidades de cada uno de los tres principales partidos políticos.

“El PAN no tiene cuadros suficientes para gobernar bien. No ha logrado conformar un equipo suficientemente sólido para poder sacar adelante sus iniciativas. Eso pasó durante todo el período de Fox y sigue pasando ahorita. No tienen gente suficiente. No reaccionan bien. El haber permitido los foros, la manera en que se manejaron, su alargamiento, muestra que el gobierno no tiene una estructura suficientemente sólida para sacar adelante sus propuestas de manera eficiente”, afirma.

Respecto de lo que mostró el PRD, Schettino –maestro en economía por el CIDE– apunta: “El partido se puede oponer, pero no puede hacer otra cosa. Nunca han tenido capacidad de proponer nada. Siguen sin tenerla. Sus únicas herramientas fueron oponerse, enfrentarse. Son muy escandalosas las herramientas que usa el PRD, pero políticamente son poco útiles, no llevan a nada. Lo único que ha logrado, quizás, es fortalecer su voto duro, pero nada en relación al voto volátil, que es el relevante para una elección. Es decir, la mayoría de la población no se volvió más perredista con esa actitud del partido, sino al contrario”.

En el proceso, dice Schettino, también quedó evidenciado el viejo colmillo del PRI, su habilidad para maquillar y presentar “más bonitas” las cosas. Dice: “Aun cuando la propuesta de Calderón era muy cercana a sus intenciones, los priistas supieron leer las circunstancias; se dan cuenta de que el PRD cometió el error de concentrar todo en el asunto de la privatización, y la reforma que proponen ahora es la misma del presidente, pero quitándole los pedacitos que parecían privatización para que ahora parezcan no privatización. Porque ni la propuesta presidencial ni la del PRI son ni privatizadoras ni no privatizadoras”.

Coincide Carlos Elizondo, doctor en ciencia política por la Universidad de Oxford: “El PRI jugó muy bien con la parte simbólica. En la presentación que hizo Manlio Fabio Beltrones de la iniciativa, así como en la exposición de motivos, anuncian con bombo y platillo: nuestra propuesta de reforma no es privatizadora; es totalmente distinta de la del gobierno federal”.

Gatopardismo

Salvo el freno a la presencia de empresas privadas en las áreas de refinación, transporte, almacenamiento, distribución de petrolíferos y construcción de ductos, más algunas precisiones y adecuaciones en las nuevas formas de contratación de Pemex y en la configuración de su gobierno corporativo, la propuesta de reforma energética que el miércoles 23 presentó el PRI mantiene, en su esencia, lo que en abril propuso el gobierno federal.

Uno de los cambios más relevantes es que el PRI desecha la propuesta de modalidad de maquila en refinación que hizo el gobierno, según la cual empresas privadas, nacionales y extranjeras, podrían construir en el país las refinerías que hicieran falta, aunque la distribución y el transporte de los productos refinados correría a cargo de Pemex.

Ese fue uno de los temas más polémicos, pues representaba para muchos el sesgo más claramente privatizador, pues a fin de cuentas –se argumentó– tener gasolinerías privadas, además de ser inconstitucional, era el primer paso para que empresas nacionales y extranjeras fueran apoderándose de áreas reservadas a la nación.

La propuesta del PRI es –mediante una de las múltiples reformas al artículo 127 constitucional que propone– permitirle al Ejecutivo federal constituir por decreto “organismos descentralizados con carácter estratégico filiales de Petróleos Mexicanos”, para que sean éstos los que realicen, por cuenta de Pemex, las actividades de construcción de ductos y los servicios de refinación de petróleo, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos y derivados de éstos. “Dichos organismos filiales serán propiedad exclusiva de Petróleos Mexicanos y se constituirán a propuesta de su Consejo de Administración”.

En la propuesta del PRI, como en la del presidente Calderón, el sindicato queda intocado, mantiene sus cinco posiciones en el Consejo, no se modifica en nada la relación laboral y se mantienen los privilegios.

Otro de los puntos en que más empeño pusieron los senadores y diputados priistas –que son los que se adjudican la autoría de la propuesta– es en la introducción de nuevas formas de contratación de Pemex, sobre todo en proyectos complicados y de alto riesgo. No modifican, empero, la esencia de los contratos de “desempeño” propuestos por el gobierno, aunque sí clarifican con más detalle no sólo la necesidad de los nuevos contratos, sino sus alcances, y eliminan el presunto sesgo privatizador.

Abrirse a la competencia

Pero justo en el tema de la refinación –junto con transporte, almacenamiento, distribución de petrolíferos y construcción de ductos–, que los priistas festinan como el gran cambio y el principal revés a la propuesta presidencial, es donde los entrevistados ven la mayor debilidad de la iniciativa del PRI.

Dice Carlos Elizondo: “Me parece una pena que se haya cerrado la posibilidad de tener empresas privadas en la administración de ductos y en almacenamiento. Los hemos tenido en gas y no ha pasado nada; al contrario, tenemos sistemas de ductos de gas más eficientes.

“Es curioso pelearnos por tener más refinerías propias cuando en todas hemos perdido, y aun con las nuevas filiales de Pemex que propone el PRI no me parece que vaya a ser nada fácil organizarse. Las refinerías requieren además una tecnología organizacional. Son negocios que en general en el mundo no ganan mucho. Son de volúmenes pero de márgenes más bien cortos.

“Las filiales podrán contratar, pero si uno ve quiénes hacen refinerías en el mundo, son empresas establecidas en el negocio desde hace mucho tiempo; no entran nuevos actores privados. No es tan fácil como decirle a Wal-Mart, porque tiene dinero, vamos a hacer una refinería… No, son negocios muy complejos. Y las que tenemos aquí, las hemos hecho nosotros, pero hemos perdido mucho dinero”.

Contra lo que muchos opositores a la reforma plantearon en los foros senatoriales, en el sentido de que en el país se ha dejado morir a las refinerías, Carlos Elizondo dice: “No es cierto, ahí están los datos: se les ha invertido muchísimo dinero, en las reconfiguraciones, pero todas salen más caras de lo planeado, toman más tiempo… porque no tenemos capacidad de ejecución. Hacer gasolinas es un proceso industrial, como hacer acero, y el Estado mexicano no es un buen industrial. No lo fue nunca y no lo es ahora”.

Durante los foros en el Senado, fueron muchos los que rechazaron la propuesta de Calderón de permitir a empresas privadas construir y operar refinerías, así fueran sólo maquiladoras de Pemex pues, se argumentaba, era tanto como entregar una parte muy importante del valor agregado de la industria nacional a la iniciativa privada. Parte del “entreguismo” del que se acusa al gobierno.

Refuta Macario Schettino: “El valor agregado en la refinación es una miseria. Comparativamente a lo que uno gana en la explotación, la refinación no deja nada, sólo centavos. La refinación es un trabajo muy complejo, porque tú estás recibiendo petróleo de distinta calidad todo el tiempo.

“Administrar una refinería –agrega– es verdaderamente difícil. La refinación no es el negocio relevante; lo relevante es la extracción. En extracción estás ganando hoy 100 dólares por barril de petróleo; cuánto ganas en vender gasolinas… prácticamente nada. Es cosa de hacer los numeritos. Es decir, el barril de gasolina se vende casi al precio que el barril de petróleo, pero en medio tuviste que hacer todo el proceso de refinación y recuperar tu inversión y enviar las cosas a las gasolinerías.

“Hay que hacer números. La refinación no es el negocio relevante. Si se quiere negocio en valor agregado es mejor la petroquímica, ahí sí hay negocio. La gasolina no es lo que te genera más valor agregado, ni de milagro. Tienes más valor agregado haciendo plásticos, por ejemplo, que podríamos hacer aquí, pero resulta que en petroquímica hemos sido un fracaso monumental.”

Schettino lamenta la propuesta del PRI de no dejar participar a la iniciativa privada en refinación, porque –señala– “es verdaderamente urgente que se empiecen a construir ya las refinerías. En 2010 no vamos a poder pagar las gasolinas por el tamaño de las importaciones y la caída en la producción de petróleo. Eso no lo quieren creer, pero antes de que acabe 2009 todas las exportaciones de petróleo de México no van a alcanzar para pagar las importaciones de gasolina.

Lo mejor, dice, hubiera sido permitir que los privados puedan construir y operar las refinerías. “No estaría mal que se permitiera, lo más pronto posible, que otras empresas puedan vender gasolinas en México directamente, para que haya competencia.”

–Hay un miedo histórico a que vengan Shell, Exxon, Mobil, British, las grandes trasnacionales...

–… que ya no tiene justificación. En todas partes del mundo andas en carro y ves una gasolinería de la empresa estatal y adelante hay una gasolinería de otra empresa. ¿Cuál es el problema? ¿En dónde pierde México soberanía si Shell viene y pone sus gasolinerías? Lo único que va a pasar es que vamos a tener mejor servicio.

“La parte fundamental de la soberanía, lo que debe quedar muy claro, es que lo que está abajo del suelo, el petróleo, no puede venderse. Ese es de México”, dice.

También Carlos Elizondo cree que es ya un absurdo que en México sólo pueda comprarse gasolina de una sola empresa, pues “el efecto para el consumidor es brutal”. Agrega: “Todos los países han aprendido que si tienen 10 o 12 proveedores, compiten por la calidad. ¿Por qué Shell no se puede dar el lujo en Estados Unidos de dar litros de 900 mililitros? Sale eso en un periódico y se desploman las ventas de gasolina de Shell. Aquí, qué pasa cuando aparece en un periódico que una de las franquicias de Pemex está dando litros de 900 mililitros: nada. Tienes que consumir a fuerza en Pemex”.



Brasil, el ejemplo

Los entrevistados lamentan la incapacidad del gobierno para defender su propuesta, así sea limitada; para convencer de sus méritos y explicarle a la población sus beneficios. Creen que han sido más hábiles los opositores que, en millones de mexicanos, han dejado la idea de que es una propuesta “entreguista”.

Tan fácil que es explicar –dicen los entrevistados– que en todos los países hay presencia de empresas privadas, nacionales y extranjeras, en su industria petrolera; que sólo con ellas, en asociaciones estratégicas, han podido maximizar la renta petrolera en beneficio de la gente. Lo han hecho políticos y gobiernos de los que nunca podría pensarse que son “entreguistas”.

Lo hizo Fidel Castro en Cuba, donde participan empresas españolas y canadienses. Lo ha hecho Hugo Chávez, que se dice socialista, en Venezuela, que siempre ha tenido participación de trasnacionales; lo hacen Colombia, Perú y Ecuador.

Pero el ejemplo emblemático es, para los entrevistados, el caso de Brasil, que en 11 años ha hecho de Petrobras una descollante empresa petrolera con presencia en unos 30 países.

Dice Macario Schettino: “En Brasil, la reforma que impulsó en 1997 el presidente Fernando Henrique Cardoso –y que reforzó Luiz Inácio Lula da Silva, él sí de origen popular y de larga trayectoria en la izquierda– implicó que Petrobras se convirtiera en una empresa pública, en el sentido bursátil; hicieron acciones, las pudo comprar cualquier brasileño; el gobierno mantuvo el control de la empresa. Pero los rendimientos de la empresa son propiedad de muchísimos brasileños, entre ellos empresas muy grandes. Brasil es hoy más soberano que antes, sin duda, porque hoy tienen más dinero y entonces pueden comer, y nadie es soberano si no tiene para comer”.

Remata Carlos Elizondo: “No hay nada más entreguista que debilitar al país. No hay nada que lo fortalezca más que hacer las cosas de la mejor manera posible. Eso fue lo que en Brasil Cardoso entendió y que Lula profundizó. En Brasil Petrobras es hoy un instrumento adicional de poder.

“Ellos, los brasileños, son los dueños de Petrobras, ellos la controlan; es una empresa que les da una presencia internacional fuerte. ¿En cuántos países está explorando Pemex? En uno, México, porque en ningún otro podría competir. Ellos en 11 años transformaron radicalmente la empresa. Brasil es la muestra de que sí se puede. Obviamente hay costos, para los contratistas, los trabajadores mismos, y para todos aquellos que han vivido de la gran ubre… Pero los beneficios para la población son evidentes.

“Y si hay miedo a las trasnacionales gringas, pues ahí están las europeas, las asiáticas, las rusas… hay mucho de dónde escoger socios. El punto es no quedarnos atorados, inmóviles, discutiendo dogmáticamente”.

lunes, julio 28, 2008

Triunfo rotundo del NO a la venta de Pemex

Pese a todo cientos de miles sufragaron





Tomados de La Jornada, Hernández y Helguera y El Universal, Helioflores y Naranjo.


Con una afluencia de alrededor de dos millones de personas la consulta ciudadana sobre la privatización de Pemex dio como resultado un rotundo rechazo a las iniciativas del PAN y PRI (PRIAN) para dejar en manos privadas el recurso energético.

Tan sólo en la ciudad capital sufragaron más de 800 mil personas de las cuales más de 700 mil se pronunciaron por el NO ante las intenciones de vender Pemex, plasmadas en las iniciativas del pelele Felipe Calderón Hinojosa y las del capo del PRI Manlio Fabio Beltrones.

Sin embargo, para los lectores de noticias y testaferros del usurpador Calderón Hinojosa los números no son suficientes. Sin importar que una consulta reciente del PRI en el Estado de México tuviera como participación 15 mil personas, o que la dirigencia del PAN-DF reuniera poco más de 100 personas la semana anterior para protestar por todo, menosprecian que dos millones de ciudadanos opinaran sobre el tema.

Hicieron comparaciones sin sentido. Que si fue menor la votación a la del 2006 o que el "músculo está débil"-veremos en las calles qué tan débil está-, pero no dijeron que ellos mismos se encargaron de descalificarla y de desinformar al señalar que no tendría ningún valor, que sólo sería entre militantes del PRD o simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador. O que día y noche en todos los espacios hicieran mofa de la misma. Por eso no importaría si hubieran votado los mismos que votaron en 2006, todavía dirían que a dos años el movimiento no ha crecido y que con todo sólo representan el 30 por ciento del padrón electoral.

Por eso es importante ver la dimensión del acontecimiento. Para empezar es la primera consulta a la ciudadanía que toma en cuenta otros estados además del Distrito Federal. Tuvo en contra todo el aparato del desgobierno espurio, además de los poderes fácticos que se sirvieron con la cuchara grande en televisión, radio y prensa escrita. La desinformación, mofa y descalificación fueron sus armas. Tuvo poca difusión debido a la escasez de recursos, la propaganda se hizo de persona a persona por brigadistas. Prácticamente no se utilizaron la radio y televisión para su difusión. La principal deficiencia fue que no se contó con la publicidad sobre la ubicación de las casillas, sin embargo la mayoría de la gente que pudo sufragar agradeció que se le tomara en cuenta.

Si las casas encuestadoras toman como base para sus sondeos una muestra a nivel nacional de 2 mil personas ¿más de 800 mil en el Distrito Federal y casi dos millones contando las otras entidades, no es representativa?

El apabullante resultado de 84 y 82 por ciento en contra de las intenciones de privatizar el petróleo ejemplifica que la ciudadanía está harta del pelele Calderón Hinojosa, del PAN y del PRI, pues con todo hubo casi un 20 por ciento de ciudadanos que votó por el SI a la privatización, lo que da certeza y veracidad al ejercicio ciudadano. Es decir unas 200 mil personas que salieron también a opinar y a manifestar su respaldo al espurio, confiaron en que sus votos serían contados y por tanto tendría sentido votar.

Pero aún estos votos favorables no tienen sentido para las corruptas cúpulas del PAN y PRI que ya han dicho que se dictaminarán –aprobarán en comisiones- ambas iniciativas. Claro que los Chuchos no se quedan atrás, el representante espurio del PRD, Guadalupe Acosta Naranjo dijo que no será necesaria la movilización social si las propuestas no tienen carácter privatizador y que las mismas deberían darse después de que se apruebe la reforma de marras.

En pocas palabras la actitud de los Chuchos era de esperarse y la del PRIAN se sabía desde mucho antes, desde abril, cuando querían dar el albazo legislativo. También se sabía desde ese entonces que sólo la movilización ciudadana podrá frenar el saqueo ya que las "instituciones" están tomadas por la mafia política que controla el país.

Por lo tanto el ejercicio ciudadano cumplió con su cometido, cientos de miles se manifestaron por el rechazo al pelele Calderón Hinojosa y a los transas del PRI y de esta manera también refrendaron su disposición a oponerse activamente al atraco que pretenden. Ahora además de moral, la dirigencia partidista del PRD, PT, Convergencia y los demás políticos tienen el mandato de la ciudadanía en quien reside en última instancia –según la Constitución- la soberanía de México de no privatizar Pemex. Si no lo acatan, de manera pacífica y ordenada haremos que lo hagan. Nadie puede estar por encima de la voluntad del pueblo.



A continuación una colaboración tomada del diario La Jornada.




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El principio de legalidad

John M. Ackerman

El principio de legalidad reza que mientras los ciudadanos deben ser libres para hacer todo lo que no esté explícitamente prohibido por la norma, los funcionarios públicos únicamente pueden hacer lo que está permitido por la ley. Este concepto es fundamental para el establecimiento del estado de derecho en un contexto democrático. Un gobierno que no se subordina a la ley rápidamente cae en el autoritarismo y la arbitrariedad.

Pero existen dos formas de interpretar este principio. Por un lado, está la lógica "letrista" del proverbial burócrata de ventanilla que se niega a atender alguna solicitud o trámite porque su manual supuestamente no se lo permite. Ésta es la filosofía del viejo servidor público indolente y cachazudo, formado a la sombra del sistema político autoritario. Es también la perfecta coartada para la corrupción, ya que alienta al ciudadano a entrar al círculo vicioso de los sobornos para completar su trámite.

Otra forma más "garantista" de entender el principio de legalidad sería a partir de un firme compromiso con la supremacía constitucional, así como una comprensión del carácter siempre abierto y dinámico del derecho. Pocas leyes funcionan como programas de computadora al ordenar comportamientos específicos ante situaciones concretas. Hacen falta funcionarios públicos inteligentes, dispuestos a hacer todo lo necesario para cumplir con el ciudadano dentro del marco del estado de derecho.

En teoría, ambas formas de entender la legalidad son perfectamente legítimas, siempre y cuando se apliquen consistentemente y sin criterios políticos. Se vale ser un buen "letrista" o "garantista". Lo que no se vale es seguir el ejemplo de Porfirio Díaz: ser garantista con los amigos y letrista con los adversarios.

Por ejemplo, en su descalificación de la consulta petrolera José Woldenberg hoy se enorgullece de ser un "formalista" ("Superliga y consulta", Reforma, 24/7/08). Pero cuando se trató de temas en los que él tenía más afinidad ideológica, el antiguo consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) no dudó en aplicar un criterio diferente. Por ejemplo, fue uno de los principales promotores de la consulta infantil y juvenil realizada por primera ocasión el 2 de julio del año 2000. Para ese ejercicio el IFE instaló 15 mil casillas en todo el país, donde niños y niñas entre seis y 17 años pudieran expresar sus opiniones.

También en 2000, Woldenberg fue uno de los impulsores del exhorto a las autoridades para suspender la difusión de sus obras 30 días antes de las elecciones. Ni la consulta juvenil ni el exhorto respondían a un mandato explícito de la ley. De hecho, en el caso del exhorto, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ya había declarado su ilegalidad por no encontrarse dentro de las funciones del IFE. Llama la atención que ahora el antiguo consejero presidente esconda en el discurso del "formalismo" su animadversión ideológica a la consulta, cuando antes apoyó iniciativas parecidas que, como la de hoy, se orientaban a fortalecer el sistema democrático.

Lo mismo se aplica a los actuales consejeros del IFE. En su respuesta a la solicitud del Frente Amplio Progresista (FAP) para que participara en la consulta, el IFE se amparó en un supuesto respeto a la legalidad que no le permite "extralimitarse" en sus funciones.

En este contexto, habría que recordar el orgullo con el cual la autoridad electoral llamó a la "tregua navideña" antes de las últimas elecciones federales, así como la realización de la tercera edición de la consulta infantil el 2 de julio de 2006. De nuevo, "letrismo" selectivo para los adversarios. El reciente fallo del TEPJF sobre la participación del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) en la consulta comprueba el trasfondo político de la decisión de los consejeros federales.

Al poner tanto énfasis en el principio de legalidad, los personajes que se lanzan contra la consulta petrolera revelan que lo que realmente les molesta es la llegada de la izquierda al poder. Según ellos, no habría ningún problema si la consulta la organizara el PRD o una agrupación de organismos civiles (ver, por ejemplo, Jorge Alcocer, "Consulta", Reforma, 22 de julio de 2008). Claro, como están acostumbrados a simplemente ignorar este tipo de expresiones sociales, les saca de quicio que el Gobierno del Distrito Federal, el IEDF y los legisladores federales busquen romper las reglas históricas del autoritarismo desde el mismo poder público.

El asunto que más preocupa a los detractores de la consulta es que la izquierda quiera meterse adonde supuestamente no le corresponde. "Mejor en las calles, donde estamos acostumbrados a lidiar con ellos", parecen pensar; "eso es mejor que verlos ejerciendo el poder, donde representan una verdadera amenaza para los intereses creados."

Pero como reza el antiguo aforismo chino: "Cuidado con lo que deseas, que podría hacerse realidad". Sería mucho mejor aceptar y aprender de las novedades democratizadoras de los gobiernos de izquierda, que rechazarlas y con ello provocar una verdadera crisis política que nos deje al borde de la violencia.

domingo, julio 27, 2008

Masiva participación ciudadana en consulta sobre destino de Pemex


Tomado de La Jornada, Hernández.


La jornada de consulta ciudadana para manifestar su opinión sobre la reforma petrolera del pelele Felipe Calderón Hinojosa comenzó temprano –poco después de las ocho de la mañana- con la participación de decenas de ciudadanos. Se espera que durante el transcurso del día cientos de miles lo hagan en el Distrito Federal y en otras nueve entidades en el país.

Sin mayores contratiempos y con la participación de los ciudadanos las mesas receptoras de la consulta se instalaron a tiempo. La ciudadanía podrá ejercer su derecho a opinar sobre el rumbo y tipo de país que quiere hasta las seis de la tarde o hasta que se agoten las mil boletas –por cada pregunta- con que cuentan.

Todos los habitantes del Distrito Federal y las nueve entidades podrán sufragar con el simple hecho de presentar su credencial de electoral de la entidad que le corresponda. No es por colonia o distrito electoral, se puede votar en cualquier casilla de la entidad. Después de anotar los datos de la credencial de elector se procede a entintar el dedo pulgar para evitar que se vuelva a votar.

En caso de que no sepan en donde votar o que la casilla cercana a su domicilio o lugar donde se encuentren ya no cuente con papeletas se puede consultar la dirección electrónica:

http://www.consultaenergetica.df.gob.mx/pdf/listado_final.pdf

para ubicar otra que quede por el mismo rumbo. Lo importante es no dejar de ejercer su derecho ciudadano a opinar.


Las siguientes colaboraciones fueron tomadas del diario La Jornada.



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Nuestra consulta de hoy

Antonio Gershenson
gershen@servidor.unam.mx

Es sabido que hoy es el día para la consulta, en el Distrito Federal y nueve estados, en favor o en contra de la iniciativa del gobierno federal para cambiar la legislación de Pemex. Esto no sólo es importante para el destino de esa iniciativa y para la defensa de nuestro petróleo. Es un paso importante en una forma de democracia que hasta hace poco no se conocía en nuestro país: que los votos no sólo decidan “quién ganó” este o aquel puesto político, diputación, etcetera, sino que decidan qué ley debe regirnos o no, si un gobierno debe continuar o no, si el petróleo debe privatizarse o no.

Esta última forma de participación ciudadana ha tenido poca vida en México hasta el momento, pero se viene desarrollando desde hace mucho tiempo, incluso siglos. Es más, sólo hay dos países en América Latina que no tienen en su legislación federal o nacional por lo menos alguna de estas formas de participación, y uno de ellos es México. Tenemos legalizada la consulta en el Distrito Federal, pero no en el plano federal.

De hecho, en la pasada campaña electoral López Obrador incluyó en su programa esta participación directa. También se sometió a la revocación de mandato cada dos años, aunque la forma era distinta: una especie de encuesta supervisada y no una votación en urna, que implica infraestructura, inversión, mucho personal y algunos otros elementos. Pero ahora sí la tenemos. En la mayor parte del país la consulta es organizada por personas interesadas y organizadas de alguna manera.

En muchos casos la consulta, el referendo o el plebiscito son convocados por alguna autoridad. Hay casos en que la ley señala cuándo va a haber este tipo de votación; en varias entidades de Estados Unidos son en el mismo día y lugar que la elección convencional. Pero en Perú, Uruguay y Colombia se convoca a este tipo de actos con el 10 por ciento de firmas en relación con el total de posibles votantes. Faltan unos días para una votación en Bolivia para la revocación, o ratificación, del mandato del presidente y del equivalente de los gobernadores. En septiembre se votará en Ecuador en favor o en contra de la nueva Constitución. En un evento reciente, nos informaban que la consulta popular que empieza el domingo 27 es muy importante para otros países de América Latina, porque sienta precedente al someter a votación popular un proceso de privatización de áreas estratégicas.

En Europa se considera a Suiza como país precursor de las votaciones populares de este género, y éstas se han venido extendiendo en alcance y de unos países a otros. En Italia hay referendo revocatorio del mandato y se puede iniciar “desde abajo”.

Si vemos la evolución histórica general, observamos que se extiende más y más la votación directa de los ciudadanos para tomar decisiones y para validar leyes. De modo que el acto de hoy es, además de un paso importante en la defensa de nuestro petróleo, un paso hacia un futuro más democrático.

Es más, algunos legisladores de izquierda han hablado de una iniciativa para dotar a todos los ciudadanos mexicanos de todos estos derechos. El logro de este propósito puede tardar más o menos tiempo, pero va en el sentido en el que marchan los ciudadanos de cada vez más países.

Después de la de hoy, habrá otras dos etapas en esta consulta, el 10 de agosto en los estados del sur, y el 24 de agosto en los del norte. Esta votación, sin embargo, no se puede comparar con una elección “normal”, ya consolidada y legalizada en todo el país, con meses de campaña electoral y con medios de difusión. Es un paso muy importante, pero en cierto sentido es el primero. Para verlo en todo su alcance hay que observarlo en la perspectiva de este proceso al que nos referimos.


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El debate sigue, las consultas van

Rolando Cordera Campos

Terminado el debate en el Senado de la República, seguirá como avalancha el regaño manido: nadie nos dijo qué hacer o de qué se trata la reforma energética; todo se partidizó; la ideología se impuso y nos impidió pensar; en fin, que como dicen los malos lectores de Paz y Carlos Fuentes (¡Felicidades por El Quijote!): ¡Qué le vamos hacer! Si aquí nos tocó… hijos de… y mezcla de lo peor.

Y sin embargo la República se movió y puede seguir haciéndolo. En el Senado y a través del Canal del Congreso y de algunas bien elaboradas páginas periodísticas, se emitieron opiniones y discutieron posiciones sobre la Constitución, el estado real y futuro de la empresa, la perspectiva de una apertura de la explotación y la exploración a la inversión privada, la tragedia de la petroquímica sobre la que pocos se atrevieron a culpar a Pemex o a la propiedad nacional del subsuelo, etcétera. Ausente estuvo, como en algún momento se consignó en la prensa, el tema candente del sindicato y su papel en la industria, pero de formas de gobierno, autonomía de gestión y yugo hacendario se habló y mucho. No bastará para remover el (pre)juicio derogatorio de las jornadas de este medio año, pero sí para enriquecer el juicio de la opinión pública.

Sano fue el convivio congresal, como será la consulta ciudadana. A ésta, debe observársele como una práctica inicial que da cuenta de una de las muchas carencias que aquejan a nuestro edificio democrático, mal acostumbrado a avanzar a fuerza de votos y prebendas del Estado; sin conciencia clara de que sus órganos, en particular los colegiados representativos, se deben a la ciudadanía más allá de sus votos y que, por tanto, su misión no es sólo legislar “en nombre” de los ciudadanos, sino construir cotidianamente una auténtica voluntad colectiva, porque de eso depende en gran parte la legitimidad del sistema en su conjunto.

La ingeniería que la democracia mexicana requiere no sólo es institucional, como con su proverbial arrogancia recomendó alguna vez Sartori. Cada día es más claro y urgente entender que muchos de los nudos ciegos y nichos perversos donde se nutre el poder de hecho, radican en una Constitución que se adecua trabajosamente a la dinámica política y social desatada en su nombre, pero sin tomar en cuenta los enormes desafíos abiertos por una reformitis aguda y poco atenta a los mandatos fundamentales.

La prisa por volvernos persona grata a las nuevas configuraciones de poder de la globalización sirvió por un tiempo como pretexto para estos desarreglos. La emergencia del México bronco a partir de 1994 sirvió también para marchar a paso de ganso en la reforma política para la democracia, sin considerar desigualdades amenazadoras en la arena política y una constelación de poderes de hecho siempre en las fronteras de lo inconstitucional y listos para desplegar sus baterías contra el proyecto representativo y aun contra la propia Constitución.

No es fácil insistir en la centralidad y actualidad de una política constitucional y renunciar a las tranquilidades que nos brinda el ensamblaje institucional erigido durante la fiebre del reformismo neoliberal. Son muchos los que se las han arreglado para acomodarse, lucrar y hasta prosperar bajo este paraguas y tal vez sean muchos más los que conciente y activamente forman filas en la coalición conservadora que está dispuesta a todo para preservar lo que dejó la reformitis. De aquí la feria de fantasmas en torno al populismo y la danza de vampiros que desató la primera fase del reclamo popular ante la iniciativa calderoniana de reformas a la normatividad petrolera.

Sin embargo, aquí también es posible detectar movimientos de revisión y de renovación y configurar hipótesis diferentes a las que sirvieron para justificar el apoyo inicial, casi sin condiciones, que obtuvo el proyecto, incluso en analistas cuyas lealtades dicen estar en otro lado.

Para empezar, reiteremos que el interés nacional de los países que nos rodean y compran no está en que sus empresas petroleras entren sin más al subsuelo, la refinación o los ductos mexicanos. En primer término, como en 1938, su interés está en un abasto seguro que no mengüe, mientras se entra de lleno a la transición energética. Así ocurrió con Roosevelt y Cárdenas, y así puede ocurrir ahora y mañana. Lo que habría que definir es un horizonte de pactos y arreglos que dieran paso a proyectos nacionales de inversión de gran alcance. Lo demás, vinculado a la espectral hegemonía tecnológica de las antiguas “siete hermanas” puede dejarse para las paranoias de fin de semana o las ilusiones de negocio y consultoría de unos cuantos.

En segundo término, admitamos que el cruce entre el declive productivo y el de la exportación de Pemex es grave sí y sólo si deciden mantenerse el agudo sesgo exportador reportado por Jorge Eduardo Navarrete y la irracional pauta fiscal, que ha puesto al Estado en su conjunto al borde no de un ataque de nervios sino de una catástrofe financiera y política que la marrullería hacendaria sólo pospone. El tema no es pues el petróleo en abstracto sino el Estado y su capacidad para persuadir a los mandantes de la urgente necesidad de poner un alto a tanto desperdicio en el gasto y un hasta aquí en la codicia autodestructiva cuando se trata de contribuir y pagar impuestos.

Viéndolo así, la superchería sobre los hospitales, las enfermeras o los maestros y las escuelas que nos permitiría adquirir la reforma de Pemex cae por su propio peso; los políticos podrían pensar un poco en serio y todos nos ahorraríamos el bochorno de argumentos por la reforma cargados de buenas intenciones para los desvalidos y desprotegidos de siempre. Para éstos, sólo el empleo que viene con el crecimiento y salud y seguridad social universales, financiadas con impuestos generales, es la única esperanza. Y así debe decirse y asumirse antes de buscarle a la propuesta de Calderón virtudes distributivas de las que carece.

Por último, pero no al último. La posposición de reformas de fondo en Pemex no debería servir de pretexto para mantener su exiguo ritmo de exploración y construcción de refinerías. Tampoco para esquivar la petroquímica. Para esto hay fondos y capacidad de endeudamiento eficiente, y aún quedan empresarios dispuestos a entrarle con inversión y riesgo. Mexicanos y extranjeros, que forman el verdadero conjunto empresarial estratégico para la era que puede iniciarse gracias, entre otras cosas, a un debate que sólo los necios pueden despreciar y derogar.

Pemex y el petróleo no son la panacea y nunca lo fueron. Pero hoy, como lo fueron ayer, pueden ser sostenes efectivos para que México rencuentre la senda perdida de su desarrollo. Por eso el debate y las consultas seguirán.


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El PRI miente: su iniciativa energética es PAN con lo mismo

Claudia Sheinbaum Pardo

Cuando escuchamos a los legisladores del PRI presentar su iniciativa, parecía que tenían como objetivo evitar la privatización de diversos sectores de la industria petrolera, contenida en las iniciativas que presentó el gobierno de facto. Cuando se estudia su propuesta, desafortunadamente la realidad es otra. Plantean, al igual que el PAN, como eje central la participación de la iniciativa privada en las áreas estratégicas de exploración, extracción, refinación, almacenamiento y distribución de los hidrocarburos.

Para el caso de la exploración y extracción de petróleo y gas natural, su propuesta es la participación de la iniciativa privada nacional y extranjera a través de contratos de servicios. El objetivo es que sean los privados quienes realicen estas actividades, pagándoles en efectivo de acuerdo con la cantidad de hidrocarburos que se encuentren en el subsuelo. Aunque afirmen que ésos no son contratos de riesgo, porque no se comparten los hidrocarburos, en los hechos sí lo son, pues aunque el privado “no cobre” por la exploración, se llevará una ganancia sustantiva de la extracción.

En los debates en el Senado de la República diversos ponentes explicaron que este tipo de contratos son sumamente contraproducentes para el país, porque significan compartir innecesariamente una parte importante de la renta petrolera. Para negar este efecto inevitable de la privatización, de manera pedestre el PRI simplemente decide redefinir el concepto de renta petrolera, de la siguiente forma: “La renta petrolera es la que se obtiene por la venta de los hidrocarburos menos todos los costos económicos para extraerlos en que incurra Petróleos Mexicanos por sí o a través de terceros, en los términos de las disposiciones aplicables” (artículo 58 de su propuesta de ley orgánica).

También, al igual que en la propuesta de Calderón, mantienen la creación de una comisión de petróleo, para que sea un organismo externo a Pemex el que defina las reservas y quien podrá explotarlas. En ambas propuestas, los privados sólo requerirán del permiso de la Secretaría de Energía para iniciar la exploración, aunque carezcan de contratos, facilitándoles las expropiaciones a particulares, ejidos y comunidades, en caso de ser necesarias.

En el caso de la refinación, el almacenamiento y los ductos, la propuesta del PRI plantea establecer, por decreto del Ejecutivo federal, “empresas filiales” de Pemex. De acuerdo con la exposición de motivos de su iniciativa: “Estos organismos serán propiedad exclusivamente de Petróleos Mexicanos y se crearán con el propósito de complementar la capacidad de ejecución de obras y de operación de Petróleos Mexicanos en las áreas estratégicas que le corresponden a la nación, como las actividades de refinación, transporte, almacenamiento y distribución de derivados, así como en la construcción de ductos. Realizarían las actividades mencionadas por cuenta y orden de Pemex, procesando y operando petróleo y gas propiedad del organismo o, en otras palabras, le darían el servicio correspondiente y, en su caso, le entregarían a Pemex los resultados de su operación”… “Los organismos descentralizados de carácter estratégico filiales operarían con contratos de largo plazo que apoyarían el financiamiento de la inversión. Esto permitiría descentralizar la realización y operación de proyectos completos para nuevas instalaciones, sin congestionar la administración de los actuales organismos subsidiarios, a quien darían servicio.”

Estos organismos (de acuerdo con las modificaciones propuestas por el PRI a la ley reglamentaria del 27 y a la Ley Orgánica de Pemex) realizarán contratos de arrendamiento con terceros (léase privados) para que sean éstos los que hagan las obras y, en su caso, operen las refinerías, el almacenamiento y los ductos. Al final del contrato, la infraestructura se le entrega a Pemex. Este es un esquema de contratación que también se usó para la generación de electricidad y que resultó sumamente oneroso.

Hasta aquí la diferencia con la propuesta de Calderón es que los privados no podrían tener bajo su propiedad la infraestructura; sin embargo, en su propuesta de modificación a la ley orgánica, en su artículo 19 establecen que es una atribución del consejo de administración de Pemex:

“IX. Aprobar, a solicitud del director general, la constitución y desincorporación de los organismos descentralizados de carácter estratégico filiales bajo control de Petróleos Mexicanos o de sus organismos subsidiarios, considerados entidades paraestatales, sin sujetarse para esos efectos al procedimiento previsto en la Ley Federal de las Entidades Paraestatales y su Reglamento…”

Es decir, que la nueva infraestructura de refinación, almacenamiento y transporte será construida y operada por privados a través de contratos de arrendamiento con las filiales de Pemex y, por si fuera poco, además, al final podrán ser desincorporadas (léase privatizadas) por el consejo de administración. O sea, la misma privatización, sólo que con tiempos un poco diferentes a los planteados por Calderón.

Por otro lado, existen sólo diferencias de matiz entre las propuestas del PRI y del PAN en las modificaciones a la Ley Orgánica de Pemex. Por ejemplo, el PRI propone que los consejeros profesionales que se integrarán al consejo de administración, deberán ser ratificados por el Senado y todos deberán ser funcionarios públicos. Sin embargo, sus funciones son las mismas: auditorías, remuneraciones y portafolio de inversiones. Los artículos que se refieren a la exención de responsabilidades del consejo de administración en caso de que actúen “de buena fe” y la contratación de fianzas y seguros son iguales. Asimismo, con el mismo esquema conservan los bonos ciudadanos.

Por otro lado, a pesar de que la mayor parte de los ponentes en el debate planteó la necesidad del fortalecimiento de la investigación, en particular del Instituto Mexicano del Petróleo, la propuesta del PRI no toca el tema porque sencillamente no les interesa el desarrollo de la ciencia y la ingeniería nacionales. Finalmente su llamado fondo nacional para la transición energética no establece de dónde saldrán los recursos ni cuántos serán y se orienta para financiar proyectos con créditos. Es decir, de nuevo, nada para la investigación y el desarrollo de fuentes alternas, como un proyecto de Estado. Decir NO este domingo en la consulta, también significa NO a la iniciativa del PRI, porque desgraciadamente ésta también pretende la privatización de la industria petrolera.

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Se trata de la misma gata pero empanizada

Mario Di Costanzo Armenta

Sin lugar a dudas, el maridaje entre el PRI y el PAN volvió a quedar de manifiesto, pues cuando la propuesta calderonista de privatización del sector petrolero estaba prácticamente desechada, el senador Manlio Fabio Beltrones presentó la versión reloaded, tal como en la película Matrix, del proyecto privatizador de Felipe Calderón.

De esta manera, no obstante las diferencias en cuanto al número de ordenamientos jurídicos creados o modificados, de la comparación de ambos proyectos se puede observar que presentan las mismas deficiencias; siendo la única diferencia la forma en la que se estaría dando paso a la inversión privada.

Esta diferencia en cuanto a forma más no de fondo se puede advertir si comparamos las modificaciones propuestas a la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional; para ello, sólo basta mencionar que ambos proyectos buscan en esencia modificar la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en materia de petróleo.

Así, mientras que en la propuesta de Felipe Calderón la privatización es directa, en la presentada por Manlio Fabio Beltrones ésta se hace por “la puerta de atrás”, al crear la figura denominada “organismos descentralizados de carácter estratégico”, que son un mecanismo para eludir lo dispuesto por el artículo 27 constitucional, que establece claramente, la exclusividad del Estado en materia de explotación de hidrocarburos, añadiendo que “en esta materia no se otorgarán contratos o concesiones de ninguna especie”.

Es decir, mientras que Felipe Calderón ha propuesto la modificación al artículo cuarto de la Ley Reglamentaria del 27 Constitucional para establecer que: “Petróleos Mexicanos, sus organismos subsidiarios y los sectores social y privado, previo permiso, podrán realizar las actividades de transporte, almacenamiento y distribución de gas, de los productos que se obtengan de la refinación de petróleo y de petroquímicos básicos”.

Y añade que: “Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios podrán contratar con terceros los servicios de refinación de petróleo”

Manlio Fabio Beltrones ha propuesto que “el Ejecutivo federal podrá constituir, por decreto, organismos descentralizados con carácter estratégico filiales de Petróleos Mexicanos, con el objeto de realizar, por cuenta de aquél, las actividades de construcción de ductos y los servicios de refinación de petróleo, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos y derivados de éstos, que forman parte de la industria petrolera. Dichos organismos filiales serán propiedad exclusiva de Petróleos Mexicanos y se constituirán a propuesta de su Consejo de Administración”.

Añadiendo que: “En los términos de su propia ley orgánica, Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios, así como los organismos filiales referidos en el párrafo anterior, estarán dotados de plena autonomía de gestión y presupuestaria, incluyendo la regulación para la contratación de obras, adquisiciones, arrendamientos y servicios”.

Lo anterior significa que Pemex podrá crear “empresas filiales estratégicas” que gozarán de autonomía de gestión en toda la cadena de valor de la industria y aún y cuando se establece que estas empresas serán propiedad de la propia paraestatal, es decir de la nación, no existe en la iniciativa priísta ningún impedimento para que estas “filiales estratégicas de Pemex” se puedan asociar en cualquier actividad de la cadena productiva (exploración, distribución, transporte, almacenamiento, etcétera) con alguna empresa privada sea nacional o extranjera y en cualquier porcentaje de participación, dado que dichas filiales gozarán de autonomía de gestión.

Es decir y a manera de ejemplo Petróleos Mexicanos podría decidir crear una filial que se dedicara a la refinación de petróleo, misma que podría ser una refinería en operación, como la de Cadereyta o Ciudad Madero.

En tal virtud, estas refinerías ya convertidas en una “filial estratégica de Pemex” y dada su autonomía de gestión; podrían asociarse con Exxon, Shell o Halliburton para “ampliar o construir” la propia refinería o una nueva” en cualquier porcentaje de participación porque al final,’ serían esas petroleras extranjeras las que llevarían a cabo las actividades de la cadena productiva y con ello se violaría la Constitución, al transferir esas actividades estratégicas y por la tanto parte de la “renta petrolera” a la iniciativa privada.

Es muy importante señalar que ninguno de los dos proyectos se aborda y mucho menos se soluciona el problema fiscal y presupuestario que enfrenta Petróleos Mexicanos.

Mucho menos aún, se garantiza que lo excedentes petroleros se destinarán exclusivamente a Petróleos Mexicanos, en virtud de que en la propuesta de Manlio se establece que Pemex podrá contar con el excedente de sus “ingresos propios”; al respecto, cabe señalar que no es lo mismo lo que hasta ahora se entiende como excedentes petroleros y lo que se define como un “ingreso propio de Pemex”.

Por las demás cuestiones, como las relativas al Órgano de Gobierno de Pemex, a los Comités de Transparencia, a la “autonomía de la paraestatal”, al manejo de su deuda, ingresos excedentes, bonos ciudadanos, licitaciones (con excepción de los contratos de riesgo), es prácticamente lo mismo que ha propuesto por Felipe Calderón, por lo que al final de cuentas se puede concluir que se trata de la misma gata pero empanizada.


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Gobernar el país como a una empresa

Arnaldo Córdova

La derecha como bloque gobernante no está conformada sólo por el PAN en el gobierno ni por la derecha priísta. Sucede también que ni el PAN ni el PRI tienen una militancia uniforme. En ambos partidos hay numerosos empresarios (muchos de ellos de medio pelo y nunca grandes tiburones), clasemedieros tan diversos entre sí que es imposible distinguirlos como un conjunto (muchos son simples reaccionarios ultramontanos, otros son profesionales oportunistas y logreros, otros pequeños empresarios y así por el estilo), el PRI tiene los antiguos sindicatos corporativistas (cuyos dirigentes son ahora empresarios de masas) y muchas organizaciones campesinas (con dirigentes que no son campesinos).

De esa derecha como bloque en el poder forma parte la jerarquía católica, que ha hecho de la máxima evangélica “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” un cómodo estatus de convivencia. Hay también grupos corporativos de profesionales que se dedican a las tareas de consultoría y asesoramiento (esto, en ambos partidos) y que prestan sus servicios a quienes los pueden pagar (sin distinción de colores partidistas, es su lema). Hay, asimismo, simples grupos de fanáticos derechistas que militan por las causas más disímbolas.

En esos términos, podría decirse que se está hablando, esencialmente, de la derecha política incrustada en el poder del Estado y en la sociedad, aunque habría que hacer una excepción a los clasemedieros que se dedican sólo a los negocios. Hay una derecha económica, empero, que es decisiva en la conformación del bloque en el poder: son los grandes empresarios corporativos que dominan la economía del país, que no son sólo mexicanos (pues a éstos se han venido agregando ramas locales de trasnacionales que prevalecen en sectores enteros de las finanzas y de los negocios, principalmente estadunidenses y españolas, pero no sólo). Este es el grupo (se dice que está conformado por no más de 300 corporativos) que ha venido cohesionando ese bloque.

Convertir al país en una empresa no fue una idea de los panistas. Cuando esta idea se puso en marcha éstos todavía se atenían a sus principios de doctrina originales que no tienen nada que ver con ella. Fueron los priístas, ya desde la época de De la Madrid, pero con mayor fuerza en los tiempos de Salinas, los que fueron planteando este proyecto a los grupos empresariales como una gran alianza entre el poder político y el poder económico, cuya distinción, ya se decía entonces, era cada vez más borrosa. Fue en esos días cuando este nuevo bloque gobernante comenzó a funcionar. Los panistas sólo fueron un agregado, a fines de los 90, cuando demostraron que habían entendido la noción.

Fue entonces cuando se decidió, en ese gran bloque de poder económico y político, entregarles el poder. De otra manera resulta muy difícil entender la tersa “transición” que se dio en el 2000. Que Zedillo había decidido entregarles el mando del Estado me pareció siempre una hipótesis muy jalada de los pelos, porque de repente ya el consenso de las más diferentes fuerzas sociales en pugna pareció darse en torno al candidato panista, sin que ello pudiera explicarse con claridad. La imagen de ese Fox que desde fuera imponía su candidatura en el PAN, sin que nadie en este partido pudiera evitarlo, jamás me convenció. Un merolico provinciano, ayuno de cultura y populachero, insólitamente, se convierte en el candidato del bloque derechista en el poder.

Ni Labastida (que parecía más un cartucho quemado) ni Cárdenas (ya para entonces muy desgastado) fueron una amenaza para ese gran bloque de poder, esa Santa Alianza que, en cambio, sintió cercana la helada perspectiva de la derrota con López Obrador. Creo que éste nunca supo contra qué clase de formidable enemigo se enfrentaba hasta que no se dio la desvergonzada maniobra del desafuero. Apelando al pueblo y denunciando ya esa Santa Alianza logró poner a las masas y a los votantes de todas las clases sociales a su favor. Eso empavoreció a la derecha gobernante y se aprestó a defender su poder, como finalmente lo hizo en las sucias elecciones del 2006.

A mí jamás me convenció el pleito casado que agarraron Salinas y Zedillo por el “error de diciembre”. Aquello fue un montaje orquestado desde el bloque en el poder para engordar a los grandes empresarios a costa de una infame megadevaluación. En su nuevo libro, Salinas no aporta ningún esclarecimiento al respecto; prefiere seguir en el terreno de la riña personal y ocultar sus responsabilidades. El atraco en descampado del Fobaproa y los rescates carreteros y otros fueron sólo su secuela. Eso es lo que ha querido decir la frase “gobernar el país como a una empresa”: entregar la riqueza de la Nación entera a los grandes empresarios y gobernar para que ello sea posible y garantizable (y no las insulsas idioteces de Fox: “administrar con la eficiencia de una empresa”).

Los grandes empresarios no gustan de andar metiéndose en los pleitos políticos; prefieren pagarles a otros para que actúen por ellos. Pero tampoco deciden las cosas ellos solos. Ellos sólo hacen sus sugerencias y exigencias y demandan que se cumplan, si no, no hay trato. La clase política derechista sabe que esa es su profesión y la desempeña jubilosa y cumplidamente. El bloque derechista en el poder es, justo, la conjunción letal del poder político con el poder económico verdadero, vale decir, el real dueño de la riqueza del país. Las reformas petroleras de Calderón son el último asalto a la riqueza de la Nación para entregarla a los dueños de la riqueza. Eso es lo que han demostrado los debates sobre la materia.

Los mexicanos estamos hoy enfrentados a esa Santa Alianza del poder político y del gran dinero, y hacía falta una causa “mitológica” y “nacionalista”, como es la defensa de nuestra riqueza petrolera, para poner todas las cartas sobre la mesa. Ahora ya nadie podrá llamarse a engaño, las cosas están más que claras y cada uno puede, como nunca antes, decir lo que piensa y actuar en consecuencia. Eso es lo que han logrado los debates: hacer que se conozca la verdadera realidad y proporcionar el conocimiento necesario para que todos sepan en qué país vivimos y qué es lo que los dueños del poder y de la riqueza se proponen hacer con nuestro país y sus recursos. Sólo les falta el petróleo. Van por él. Y la Santa Alianza sigue sin pagar impuestos.

sábado, julio 26, 2008

Por fin la consulta ciudadana; una oportunidad para opinar sobre el pelele



Tomado de La Jornada, Helguera.


La viabilidad de México se encuentra en juego y como nunca mañana se tiene la oportunidad de participar en una consulta ciudadana que tendrá como finalidad exponer la voluntad soberana del pueblo mexicano sobre el petróleo. Pero la cosa no termina ahí, también será un termómetro que medirá la impopularidad del usurpador Felipe Calderón Hinojosa y sus compinches.
Desde el pasado 2 de julio no se ha podido manifestar el sentir popular de una forma tan clara y contundente. Por eso es el encono de los poderes fácticos y del pelele Calderón Hinojosa, saben de antemano que los ciudadanos reprobarán el saqueo, la corrupción, la negligencia, el nepotismo, pero sobre todo la impunidad cobijada por el PAN y el PRI para todos los rateros de sexenios anteriores y de personajes tan nefastos como Juan Camilo Mouriño.
Mañana no podemos desaprovechar la oportunidad de manifestar muestro rechazo e inconformidad con los ladrones que saquean a la nación desde hace décadas y que viven en un mundo de impunidad creada por ellos mismos y beatificada por la Iglesia católica y las "sacrosantas instituciones".
¡Todos a votar y a manifestarnos mañana!



Desfiladero*


Jaime Avilés
jamastu@gmail.com


■ Periodo extraordinario en el Senado: el pacto Zavaleta-Don Beltrone



Antes de lanzar su iniciativa suya de él para la privatización de Pemex, Manlio Fabio Beltrones –o simplemente Don Beltrone– habló en lo oscurito con Ruth Zavaleta y René Arce, capos del gang de traficantes de influencias denominado Nueva Izquierda. Después de ese encuentro, Zavaleta descalificó la consulta popular que arrancará mañana; pidió el cargo de Javier González Garza, coordinador de los diputados del PRD en San Lázaro y, como cereza del pastel, exigió al Senado un periodo extraordinario de sesiones para que se consume, pero ya, la entrega de nuestra máxima fuente de riqueza a intereses particulares.


Además, producto adicional del pacto Zavaleta-Don Beltrone, Guadalupe Acosta Naranjo, presidente espurio del PRD, se entrevistó con Germán Martínez y Beatriz Paredes, líderes del PAN y del PRI, para buscar el modo de sacar, entre los tres, una propuesta de reforma conjunta que logre, por aparente u-na-ni-mi-dad, la privatización de Pemex.


Graco Ramírez, vocero de Nueva Izquierda y secretario de la Comisión de Energía del Senado, quien como candidato al gobierno de Morelos fue acusado de recibir ilegalmente dinero de Pemex para su campaña, se convirtió por su parte en ferviente propagandista de la iniciativa de Don Beltrone. Éste le habría ofrecido, a cambio de su apoyo, nada menos que la presidencia de la Cámara de Senadores, de acuerdo con lo que el franco legislador anda contándole por ahí a sus indiscretas amistades.


Con un entusiasmo rayano en la impudicia, Graco declamó anteayer para los medios: "No comparto las declaraciones ligeras que señalan que (la propuesta beltrónica) es un clon de la de Calderón o una iniciativa construida con el PAN. El PRI está honrando el acuerdo de que discutamos juntas nuestras iniciativas, me lo ha ratificado su coordinador, sus coordinadores. ¡Sí le creo al PRI!".


Aun cuando, a juicio de Graco, las nueve iniciativas del capo sonorense "en lo esencial no tienden a privatizar Pemex" (en lo sustancial tal vez, pero eso qué importa en comparación con las prestaciones que ofrece el puesto de presidente del Senado), lo cierto es que la "ley Beltrones", como la rebautizó ayer Luis Javier Garrido, responde "al objetivo de priístas y panistas de destruir Pemex y crear las condiciones para una industria privada" del petróleo, contraviniendo lo dispuesto por los artículos 25, 27, 28 y 131 constitucionales acerca de la soberanía que debe mantener la nación sobre los hidrocarburos y la petroquímica básica.


La propuesta de Don Beltrone coincide en muchos aspectos con la de Calderón: ambas pretenden que Pemex sea una entidad autónoma, que se autorregule y no esté bajo control del Congreso; ambas le ceden asientos en el consejo de administración a los líderes ultracorruptos del sindicato; ambas quieren que las empresas privadas realicen tareas de exploración y sean recompensadas de acuerdo con el volumen de lo que encuentren, y ambas desean repartir "bonos populares" de 100 pesos, para que los tiburones de la Bolsa se lleven también su tajada.


Si la propuesta de Calderón plantea que las grandes petroleras del mundo podrán explorar, extraer, transportar, transformar y almacenar nuestro petróleo aquí en México, la de Don Beltrone dice ¡ah, nononó!, sólo explorar –y de allí se agarra para jactarse de que no es una iniciativa privatizadora, rueda de molino que Graco se tragó completa–, sin embargo, es aún más tramposa e igualmente saqueadora del patrimonio nacional porque concibe mecanismos para que Pemex se divida en múltiples partes, denominadas "empresas espejo", que estarían a cargo de los gobiernos de los estados, y que dentro de unos años, debido a problemas económicos im-po-si-bles de resolver (como ocurrió con las carreteras, los bancos y casi todas las industrias paraestatales) pasarían inevitablemente a manos de inversionistas nativos y foráneos.


El sábado pasado, Desfiladero expuso su preocupación en el sentido de que la iniciativa del PRI pudiera desvirtuar la consulta popular sobre Pemex. Todo lo contrario. Las dos preguntas que estarán en juego se han ajustado de maravilla a la nueva situación política. La primera corresponde, en concreto, a las cinco propuestas de Calderón, que estarán especificadas en la boleta, y la segunda, "en lo general", esto es, sin mencionarlas, a las nueve de Don Beltrone.


En una sociedad democrática, panistas y priístas saldrían mañana a votar SI por su propia propuesta (repito: los del PAN por la uno, los del PRI por la dos) y a dejar en blanco la otra, para evitar que sus NO se sumaran a los del pueblo, que en ambos casos se inclinará por la negativa. Pero qué esperanzas: las tres expresiones políticas del salinismo (las dos que forman el PRIAN más Nueva Izquierda) apostarán su radiante energía a un solo propósito: descalificar la consulta, tacharla de sectaria, o de "pobre" (como la adjetivó Carlos Slim, al asegurar que el debate en el Senado había sido "más rico"), desdeñar a sus participantes y continuar con el plan de efectuar un periodo extraordinario de sesiones durante los Juegos Olímpicos, que ya están a la vuelta de la esquina. De allí la "urgente" petición de Zavaleta.


¿Qué se necesita, pues, para que la consulta sea reconocida como exitosa y calme un poco el furor de los privatizadores? En 1995, el EZLN preguntó a los ciudadanos si debía dejar las armas y recogió un millón 300 mil votos. En 1998, Andrés Manuel López Obrador, como líder nacional del PRD, preguntó si el Congreso debía aceptar como deuda pública la magna estafa del Fobaproa. Las urnas recibieron 3 millones de votos. Un año después, el EZLN consultó sobre los derechos de los pueblos indígenas y también recogió 3 millones de votos.


Para ser un éxito, la consulta petrolera debe dejar atrás, por mucho, la barrera de los 3 millones, recabando al menos la mitad de esa cifra mañana, en la primera etapa del ejercicio (que continuará el 10 y el 24 de agosto), cuando se abran las 8 mil mesas receptoras en los estados de México, Veracruz, Tlaxcala, Hidalgo, Morelos, San Luis Potosí, Michoacán, Baja California Sur y Guerrero, donde estarán disponibles 4 millones de boletas para cada pregunta, mientras en el DF habrá casi 6 mil mesas receptoras y 6 millones de boletas por pregunta.


¿Darán buenos resultados el esfuerzo ejemplar de decenas de miles de adelitas y brigadistas, la actividad incesante de los círculos de estudio y los intelectuales, el trabajo tenaz de los artistas de Farándula, los correos electrónicos de tantos voluntarios insomnes, angustiados por la amenaza de perder lo último que nos queda? Mañana por la noche empezaremos a saberlo.


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"Sólo de forma", diferencias en iniciativas de PRI y Calderón*


■ Ambas abren la puerta para la venta de Pemex: Mario di Costanzo
■ La propuesta priísta disfraza el plan oficial, según el "gobierno legítimo"



Israel Rodríguez J.


El proyecto de reforma energética presentado por el PRI no es más que el replanteamiento del proyecto calderonista e implica la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex), pero "por la puerta de atrás", según revela un análisis comparativo de ambas iniciativas, elaborado por la secretaría de la hacienda pública del "gobierno legítimo" encabezado por Andrés Manuel López Obrador.


Destaca que no obstante las diferencias en cuanto al número de ordenamientos jurídicos creados o modificados, ambos proyectos presentan las mismas deficiencias, siendo la única diferencia la forma en que se estaría dando paso a la inversión privada.


Así, mientras en la iniciativa de Felipe Calderón se propone la modificación o creación de seis ordenamientos, que son las leyes Orgánica de Pemex, Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional, de la Comisión Reguladora de Energía, Orgánica de la Administración Pública, de la Comisión del Petróleo y la de derechos, en el proyecto priísta se sugiere cambiar o crear la Orgánica de Pemex; Reglamentaria del 27 constitucional, de la Comisión Reguladora de Energía, Orgánica de la Administración Pública, de la Comisión Reguladora del Petróleo, Federal de Entidades Paraestatales, de Obras Públicas, de Adquisiciones y Arrendamientos del Sector Público y la ley para el financiamiento de la transición energética.


Esta diferencia, "en forma, mas no en fondo", se puede advertir si comparamos las modificaciones propuestas a la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional, ya que las demás cuestiones relativas al órgano de gobierno de Pemex; los comités de transparencia; la "autonomía de la paraestatal"; el manejo de su deuda, ingresos, excedentes, bonos ciudadanos y licitaciones (con excepción de los contratos de riesgo) son prácticamente lo mismo que ha propuesto Felipe Calderón.


Cambios al 27 constitucional


"Basta mencionar que, en esencia, ambos proyectos buscan modificar la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en materia de petróleo", con la única diferencia de que mientras la propuesta de Calderón lo hace de manera directa, la presentada por Manlio Fabio Beltrones lo hace "por la puerta de atrás", al crear la figura denominada "organismos descentralizados de carácter estratégico", mismos que en esencia son un mecanismo para eludir lo dispuesto por el artículo 27 constitucional, que establece, entre otras cosas, la exclusividad del Estado en materia de explotación de hidrocarburos, añadiendo que "en esta materia no se otorgarán contratos o concesiones de ninguna especie", afirmó Mario di Costanzo, secretario de la hacienda pública.
Es decir, Calderón ha propuesto la modificación al artículo 4 de la Ley Reglamentaria del 27 Constitucional para establecer que "Petróleos Mexicanos, sus organismos subsidiarios y los sectores social y privado, previo permiso, podrán realizar las actividades de transporte, almacenamiento y distribución de gas, de los productos que se obtengan de la refinación de petróleo y de petroquímicos básicos".


Y añade que "Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios podrán contratar con terceros los servicios de refinación".
El PRI propone "que el Ejecutivo federal podrá constituir, por decreto, organismos descentralizados con carácter estratégico filiales de Petróleos Mexicanos, con el objeto de realizar, por cuenta de aquél, las actividades de construcción de ductos y los servicios de refinación de petróleo, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos y derivados de éstos. Dichos organismos filiales serán propiedad exclusiva de Pemex y se constituirán a propuesta de su consejo de administración".


Lo anterior significa que la paraestatal podrá crear "empresas filiales estratégicas" que gozarán de autonomía de gestión en toda la cadena de valor de la industria, y aun cuando se establece que estas empresas serán propiedad de la paraestatal, es decir de la nación, no existe en la iniciativa priísta ningún impedimento para que estas "filiales estratégicas de Pemex" se puedan asociar en cualquier actividad de la cadena productiva (exploración, distribución, transporte, almacenamiento, etcétera) con alguna empresa privada, sea nacional o extranjera, y en cualquier porcentaje de participación, dado que dichas filiales gozarán de autonomía de gestión, alertó el especialista.

*Tomados de La Jornada.