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sábado, julio 26, 2008

Por fin la consulta ciudadana; una oportunidad para opinar sobre el pelele



Tomado de La Jornada, Helguera.


La viabilidad de México se encuentra en juego y como nunca mañana se tiene la oportunidad de participar en una consulta ciudadana que tendrá como finalidad exponer la voluntad soberana del pueblo mexicano sobre el petróleo. Pero la cosa no termina ahí, también será un termómetro que medirá la impopularidad del usurpador Felipe Calderón Hinojosa y sus compinches.
Desde el pasado 2 de julio no se ha podido manifestar el sentir popular de una forma tan clara y contundente. Por eso es el encono de los poderes fácticos y del pelele Calderón Hinojosa, saben de antemano que los ciudadanos reprobarán el saqueo, la corrupción, la negligencia, el nepotismo, pero sobre todo la impunidad cobijada por el PAN y el PRI para todos los rateros de sexenios anteriores y de personajes tan nefastos como Juan Camilo Mouriño.
Mañana no podemos desaprovechar la oportunidad de manifestar muestro rechazo e inconformidad con los ladrones que saquean a la nación desde hace décadas y que viven en un mundo de impunidad creada por ellos mismos y beatificada por la Iglesia católica y las "sacrosantas instituciones".
¡Todos a votar y a manifestarnos mañana!



Desfiladero*


Jaime Avilés
jamastu@gmail.com


■ Periodo extraordinario en el Senado: el pacto Zavaleta-Don Beltrone



Antes de lanzar su iniciativa suya de él para la privatización de Pemex, Manlio Fabio Beltrones –o simplemente Don Beltrone– habló en lo oscurito con Ruth Zavaleta y René Arce, capos del gang de traficantes de influencias denominado Nueva Izquierda. Después de ese encuentro, Zavaleta descalificó la consulta popular que arrancará mañana; pidió el cargo de Javier González Garza, coordinador de los diputados del PRD en San Lázaro y, como cereza del pastel, exigió al Senado un periodo extraordinario de sesiones para que se consume, pero ya, la entrega de nuestra máxima fuente de riqueza a intereses particulares.


Además, producto adicional del pacto Zavaleta-Don Beltrone, Guadalupe Acosta Naranjo, presidente espurio del PRD, se entrevistó con Germán Martínez y Beatriz Paredes, líderes del PAN y del PRI, para buscar el modo de sacar, entre los tres, una propuesta de reforma conjunta que logre, por aparente u-na-ni-mi-dad, la privatización de Pemex.


Graco Ramírez, vocero de Nueva Izquierda y secretario de la Comisión de Energía del Senado, quien como candidato al gobierno de Morelos fue acusado de recibir ilegalmente dinero de Pemex para su campaña, se convirtió por su parte en ferviente propagandista de la iniciativa de Don Beltrone. Éste le habría ofrecido, a cambio de su apoyo, nada menos que la presidencia de la Cámara de Senadores, de acuerdo con lo que el franco legislador anda contándole por ahí a sus indiscretas amistades.


Con un entusiasmo rayano en la impudicia, Graco declamó anteayer para los medios: "No comparto las declaraciones ligeras que señalan que (la propuesta beltrónica) es un clon de la de Calderón o una iniciativa construida con el PAN. El PRI está honrando el acuerdo de que discutamos juntas nuestras iniciativas, me lo ha ratificado su coordinador, sus coordinadores. ¡Sí le creo al PRI!".


Aun cuando, a juicio de Graco, las nueve iniciativas del capo sonorense "en lo esencial no tienden a privatizar Pemex" (en lo sustancial tal vez, pero eso qué importa en comparación con las prestaciones que ofrece el puesto de presidente del Senado), lo cierto es que la "ley Beltrones", como la rebautizó ayer Luis Javier Garrido, responde "al objetivo de priístas y panistas de destruir Pemex y crear las condiciones para una industria privada" del petróleo, contraviniendo lo dispuesto por los artículos 25, 27, 28 y 131 constitucionales acerca de la soberanía que debe mantener la nación sobre los hidrocarburos y la petroquímica básica.


La propuesta de Don Beltrone coincide en muchos aspectos con la de Calderón: ambas pretenden que Pemex sea una entidad autónoma, que se autorregule y no esté bajo control del Congreso; ambas le ceden asientos en el consejo de administración a los líderes ultracorruptos del sindicato; ambas quieren que las empresas privadas realicen tareas de exploración y sean recompensadas de acuerdo con el volumen de lo que encuentren, y ambas desean repartir "bonos populares" de 100 pesos, para que los tiburones de la Bolsa se lleven también su tajada.


Si la propuesta de Calderón plantea que las grandes petroleras del mundo podrán explorar, extraer, transportar, transformar y almacenar nuestro petróleo aquí en México, la de Don Beltrone dice ¡ah, nononó!, sólo explorar –y de allí se agarra para jactarse de que no es una iniciativa privatizadora, rueda de molino que Graco se tragó completa–, sin embargo, es aún más tramposa e igualmente saqueadora del patrimonio nacional porque concibe mecanismos para que Pemex se divida en múltiples partes, denominadas "empresas espejo", que estarían a cargo de los gobiernos de los estados, y que dentro de unos años, debido a problemas económicos im-po-si-bles de resolver (como ocurrió con las carreteras, los bancos y casi todas las industrias paraestatales) pasarían inevitablemente a manos de inversionistas nativos y foráneos.


El sábado pasado, Desfiladero expuso su preocupación en el sentido de que la iniciativa del PRI pudiera desvirtuar la consulta popular sobre Pemex. Todo lo contrario. Las dos preguntas que estarán en juego se han ajustado de maravilla a la nueva situación política. La primera corresponde, en concreto, a las cinco propuestas de Calderón, que estarán especificadas en la boleta, y la segunda, "en lo general", esto es, sin mencionarlas, a las nueve de Don Beltrone.


En una sociedad democrática, panistas y priístas saldrían mañana a votar SI por su propia propuesta (repito: los del PAN por la uno, los del PRI por la dos) y a dejar en blanco la otra, para evitar que sus NO se sumaran a los del pueblo, que en ambos casos se inclinará por la negativa. Pero qué esperanzas: las tres expresiones políticas del salinismo (las dos que forman el PRIAN más Nueva Izquierda) apostarán su radiante energía a un solo propósito: descalificar la consulta, tacharla de sectaria, o de "pobre" (como la adjetivó Carlos Slim, al asegurar que el debate en el Senado había sido "más rico"), desdeñar a sus participantes y continuar con el plan de efectuar un periodo extraordinario de sesiones durante los Juegos Olímpicos, que ya están a la vuelta de la esquina. De allí la "urgente" petición de Zavaleta.


¿Qué se necesita, pues, para que la consulta sea reconocida como exitosa y calme un poco el furor de los privatizadores? En 1995, el EZLN preguntó a los ciudadanos si debía dejar las armas y recogió un millón 300 mil votos. En 1998, Andrés Manuel López Obrador, como líder nacional del PRD, preguntó si el Congreso debía aceptar como deuda pública la magna estafa del Fobaproa. Las urnas recibieron 3 millones de votos. Un año después, el EZLN consultó sobre los derechos de los pueblos indígenas y también recogió 3 millones de votos.


Para ser un éxito, la consulta petrolera debe dejar atrás, por mucho, la barrera de los 3 millones, recabando al menos la mitad de esa cifra mañana, en la primera etapa del ejercicio (que continuará el 10 y el 24 de agosto), cuando se abran las 8 mil mesas receptoras en los estados de México, Veracruz, Tlaxcala, Hidalgo, Morelos, San Luis Potosí, Michoacán, Baja California Sur y Guerrero, donde estarán disponibles 4 millones de boletas para cada pregunta, mientras en el DF habrá casi 6 mil mesas receptoras y 6 millones de boletas por pregunta.


¿Darán buenos resultados el esfuerzo ejemplar de decenas de miles de adelitas y brigadistas, la actividad incesante de los círculos de estudio y los intelectuales, el trabajo tenaz de los artistas de Farándula, los correos electrónicos de tantos voluntarios insomnes, angustiados por la amenaza de perder lo último que nos queda? Mañana por la noche empezaremos a saberlo.


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"Sólo de forma", diferencias en iniciativas de PRI y Calderón*


■ Ambas abren la puerta para la venta de Pemex: Mario di Costanzo
■ La propuesta priísta disfraza el plan oficial, según el "gobierno legítimo"



Israel Rodríguez J.


El proyecto de reforma energética presentado por el PRI no es más que el replanteamiento del proyecto calderonista e implica la privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex), pero "por la puerta de atrás", según revela un análisis comparativo de ambas iniciativas, elaborado por la secretaría de la hacienda pública del "gobierno legítimo" encabezado por Andrés Manuel López Obrador.


Destaca que no obstante las diferencias en cuanto al número de ordenamientos jurídicos creados o modificados, ambos proyectos presentan las mismas deficiencias, siendo la única diferencia la forma en que se estaría dando paso a la inversión privada.


Así, mientras en la iniciativa de Felipe Calderón se propone la modificación o creación de seis ordenamientos, que son las leyes Orgánica de Pemex, Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional, de la Comisión Reguladora de Energía, Orgánica de la Administración Pública, de la Comisión del Petróleo y la de derechos, en el proyecto priísta se sugiere cambiar o crear la Orgánica de Pemex; Reglamentaria del 27 constitucional, de la Comisión Reguladora de Energía, Orgánica de la Administración Pública, de la Comisión Reguladora del Petróleo, Federal de Entidades Paraestatales, de Obras Públicas, de Adquisiciones y Arrendamientos del Sector Público y la ley para el financiamiento de la transición energética.


Esta diferencia, "en forma, mas no en fondo", se puede advertir si comparamos las modificaciones propuestas a la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional, ya que las demás cuestiones relativas al órgano de gobierno de Pemex; los comités de transparencia; la "autonomía de la paraestatal"; el manejo de su deuda, ingresos, excedentes, bonos ciudadanos y licitaciones (con excepción de los contratos de riesgo) son prácticamente lo mismo que ha propuesto Felipe Calderón.


Cambios al 27 constitucional


"Basta mencionar que, en esencia, ambos proyectos buscan modificar la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en materia de petróleo", con la única diferencia de que mientras la propuesta de Calderón lo hace de manera directa, la presentada por Manlio Fabio Beltrones lo hace "por la puerta de atrás", al crear la figura denominada "organismos descentralizados de carácter estratégico", mismos que en esencia son un mecanismo para eludir lo dispuesto por el artículo 27 constitucional, que establece, entre otras cosas, la exclusividad del Estado en materia de explotación de hidrocarburos, añadiendo que "en esta materia no se otorgarán contratos o concesiones de ninguna especie", afirmó Mario di Costanzo, secretario de la hacienda pública.
Es decir, Calderón ha propuesto la modificación al artículo 4 de la Ley Reglamentaria del 27 Constitucional para establecer que "Petróleos Mexicanos, sus organismos subsidiarios y los sectores social y privado, previo permiso, podrán realizar las actividades de transporte, almacenamiento y distribución de gas, de los productos que se obtengan de la refinación de petróleo y de petroquímicos básicos".


Y añade que "Petróleos Mexicanos y sus organismos subsidiarios podrán contratar con terceros los servicios de refinación".
El PRI propone "que el Ejecutivo federal podrá constituir, por decreto, organismos descentralizados con carácter estratégico filiales de Petróleos Mexicanos, con el objeto de realizar, por cuenta de aquél, las actividades de construcción de ductos y los servicios de refinación de petróleo, transporte, almacenamiento y distribución de hidrocarburos y derivados de éstos. Dichos organismos filiales serán propiedad exclusiva de Pemex y se constituirán a propuesta de su consejo de administración".


Lo anterior significa que la paraestatal podrá crear "empresas filiales estratégicas" que gozarán de autonomía de gestión en toda la cadena de valor de la industria, y aun cuando se establece que estas empresas serán propiedad de la paraestatal, es decir de la nación, no existe en la iniciativa priísta ningún impedimento para que estas "filiales estratégicas de Pemex" se puedan asociar en cualquier actividad de la cadena productiva (exploración, distribución, transporte, almacenamiento, etcétera) con alguna empresa privada, sea nacional o extranjera, y en cualquier porcentaje de participación, dado que dichas filiales gozarán de autonomía de gestión, alertó el especialista.

*Tomados de La Jornada.