Testigo letal*
Tomado de La Jornada, Hernández.
Juan Alberto Cedillo
El juicio que se lleva a cabo en Texas contra un exjefe de
plaza del Cártel del Golfo en Río Bravo, Tamaulipas, derivó en una
pormenorizada exposición del testigo principal del caso en torno al modus
operandi de esa organización, sus traiciones internas y fracturas, su
confrontación con Los Zetas… La fuente de estas letales revelaciones es Rafael
Cárdenas Vela, sobrino del extraditado capo Osiel Cárdenas Guillén. Proceso
pudo conocer de primera mano esta información al asistir a una de las sesiones
del juicio.
Brownsville, Texas.- A las 6:30 horas del martes 25 de
septiembre, Rafael Cárdenas Vela, El Junior, subió al camión blindado, que
partió con una escolta de varias patrullas. Minutos antes de las 7:00 llegó a
la Corte del Distrito Sur de Texas, atravesando el fuerte dispositivo
policiaco.
La cuarta sesión del caso 1:11-mj-011 45, que desde el 19
del mismo mes las autoridades de Estados Unidos siguen contra Juan Roberto
Rincón Rincón, El X-5 o El Primo, exjefe del Cártel del Golfo en Río Bravo, se
inició en el salón tres, ubicado en el tercer piso del edificio que ocupa la
corte en esta ciudad fronteriza.
Para entrar fue necesario presentar una identificación
oficial, quitarse los zapatos y colocarlos junto con otras pertenencias en las
bandas de rayos X; luego, cruzar por los arcos detectores de metales y,
finalmente, tolerar una minuciosa revisión.
Los seis alguaciles que vigilaban al testigo principal se
distribuyeron en la amplia sala. Cárdenas Vela, vestido con una camisa café
claro a cuadros y un pantalón de color semejante, se acomodó en el banquillo
ubicado a la derecha de la juez Hilda G. Tagle y se ajustó a los oídos el
audífono de la traducción simultánea para continuar con el testimonio que rinde
ante un jurado de 10 mujeres y seis hombres.
Como ha mantenido entrevistas con los agentes del gobierno
durante los últimos meses, enfatiza: “Tengo la esperanza de que me ayuden.
Desde que me agarraron, cooperé con el gobierno, les he estado contando
información sobre todo lo que sé”.
Espoleado por los cuestionamientos del abogado Ricardo
Zayas, defensor del acusado Rincón, el testigo captó enseguida la atención de
los presentes en la sala con sus revelaciones.
Dijo que empezó a trabajar desde los 16 años en una fábrica
de juguetes y después entró a la Policía Federal. En 2001 su tío Osiel Cárdenas
Guillén lo envió a San Fernando para “sentar plaza”, ya que en ese tiempo nadie
controlaba esa región, hoy estratégica para el trasiego de narcóticos.
“Osiel me dijo que hablara con el comandante de la Policía
Ministerial Noé Hinojosa, ya que él me iba a ayudar. Cuando llegué, empecé paso
a paso.”
El Junior afirma que llegó a San Fernando con 10 mil dólares
para ofrecer pagos a policías, militares y oficiales de Marina, así como a
gente de la prensa, la radio y la televisión. Ahí reclutó como informantes a
bailarinas y desnudistas de centros nocturnos. “Al alcalde no necesitaba
pagarle, ya que habíamos financiado su
campaña”.
San Fernando, una población de aproximadamente 70 mil
habitantes, era un lugar propicio para el tráfico de droga porque por ahí pasa
la carretera que viene de Centroamérica, de donde se importa buena parte de los
estupefacientes; otra parte se traía desde Colombia en aviones y embarcaciones
que la dejaban en la Laguna Madre. Posteriormente la llevaban por brechas
clandestinas a las principales ciudades fronterizas de Tamaulipas.
En esa época las operaciones del Cártel del Golfo en San
Fernando costaban 95 mil dólares semanales, precisó. Y para consolidar la
plaza, dijo, el cártel entregó 20 mil dólares a los jefes de la Policía Federal
Preventiva en la región.
A esos montos debe añadírsele el pago al Comandante Dientes
de la Marina, así como a efectivos del Ejército (“sólo a los que trabajaban
conmigo”) y a empleados de empresas telefónicas. En fin, “ya sabía cómo
hacerle. Aprendí mirando cómo mi tío Osiel manejaba las demás plazas, así que
ya sabía a quién tenía que arreglar para tener bien controlado todo”.
El abogado Zayas le preguntó cuánto tiempo se tardó en
“arreglar” la plaza: “¿Unos seis meses?”.
“¡N’ombre, menos de 10 días”, respondió Cárdenas Vela.
El siguiente paso, continúa, es nombrar a los comandantes
que se harán cargo de los diversos “departamentos”, como el de “pasadores” (que
trasladan la droga a través de la frontera), el de los sicarios y otro para
controlar a los halcones e informantes. Además, cada sección tiene un
“contador”, que supervisa la nómina y revisa que los cargamentos de droga tengan
el peso indicado. “El comandante y el contador le rinden cuentas al jefe de
plaza”, explicó El Junior.
Zayas preguntó cuánto se tardan los jefes de departamento en
tomar posesión: “¿Semanas?”
“¡N’ombre!”, volvió a responder Cárdenas Vela. “En 24 horas.
Se debe agarrar el control de voladita, lo más pronto posible, o de lo
contrario se nos meten Los Zetas”.
Según la descripción del testigo, el Cártel del Golfo
funciona como cualquier empresa moderna, incluso con el sistema de outsourcing.
Puso como ejemplo el caso de El Rojo, quien tiene un grupo de 100 pasadores que
llevan droga a Estados Unidos a 50
dólares por kilo. El Rojo es contratado por todos los jefes de plaza
distribuidos en la “frontera chica” tamaulipeca.
Asimismo expuso que la mariguana mexicana cruza la frontera
en dos ocasiones al año. Para la “temporada de riego” empieza a sembrarse en
marzo y abril, a finales de mayo se cosecha y desde junio llega a la frontera
para surtir a los consumidores estadunidenses.
Para la “temporada de lluvia”, se siembra a partir de
septiembre, se cosecha en octubre y a finales de noviembre el producto cruza la
frontera, porque los envíos de las entregas anteriores ya se están agotando.
Igualmente habló de la construcción de pistas clandestinas
en apartados ejidos de la región para las aeronaves que traían cocaína de
Colombia, y dijo que cobraban el derecho de piso (“el piso”) que deben pagar
otras organizaciones por pasar droga a través de su territorio: “Les cobrábamos
10%” del valor de la carga.
Contó que él no tuvo que comprar un auto blindado, ya que
Heriberto Lazcano (El Z 14) y Osiel Cárdenas le regalaron varios.
La ruptura
Durante el conflicto, los dos bandos cometieron asesinatos
masivos: Los Zetas ejecutaron a 72 migrantes porque creían que podían ser
reclutados por sus rivales, así como a más de 230 jóvenes que llegaron en
autobuses al pueblo, al sospechar que trabajaban para los cárteles de Sinaloa o
del Golfo; a ellos los enterraron en varias narcofosas a las afueras de San
Fernando. Y durante ese año ambas organizaciones “levantaron” y asesinaron a
cientos de pobladores al creer que trabajaban para sus rivales.
En la Corte del Distrito Sur de Texas, El Junior también dio
pormenores de las pugnas internas del Cártel del Golfo. Entre otras cosas,
enfatizó que Eduardo Costilla, El Coss, quedó al mando después de que efectivos
de la Marina abatieran a su tío Ezequiel Cárdenas, Tony Tormenta. En su
opinión, El Coss filtró la ubicación del Tony.
Frente a grandes pizarrones con mapas, Cárdenas Vela expuso
cómo se dividen las plazas en la frontera tamaulipeca, marcándolas con líneas
de colores. En una sesión previa, frente a un pizarrón de al menos dos metros
con las fotos de varios capos, Cárdenas Vela mostró la estructura de la
organización criminal.
Esta vez relató que en marzo de 2011 se hizo cargo de la
importante plaza de Matamoros, cuna del cártel, con el respaldo de El Coss. Sin
embargo, éste tenía entre sus lugartenientes favoritos a José Luis Zúñiga
Hernández, El Güicho, a Juan Roberto Rincón, El X-5, y a otro que identificó
únicamente como El Guerra.
Cuando El Junior tomó Matamoros le dio al Güicho 24 horas
para abandonar la plaza, lo que agudizó la división interna del cártel. Zúñiga
huyó a Estados Unidos en octubre de 2011 con Juan Roberto Rincón y dos hombres
más, después de escapar de un intento de ejecución. Tras cruzar la frontera
fueron detenidos por agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas
en una camioneta cerca del puente internacional de Los Indios. Les decomisaron
cuatro bolsas con cocaína, 20 mil dólares en efectivo y una pistola Colt
calibre .38, chapada de oro y con incrustaciones de rubíes y diamantes que
formaban el apelativo Güicho.
Posteriormente, Cárdenas Vela se reunió con el Metro 4 y
Mario Pelón para investigar el asesinato del Metro 3, ocurrido a principios de
septiembre de 2011 y que también atribuyó a El Coss: “Fue su culpa que lo
mataran”.
Las pugnas en el Cártel del Golfo acabaron por obligar a El
Junior a huir también de Matamoros y refugiarse en la vecina ciudad de
Brownsville, Texas, ya que las Fuerzas Armadas constantemente encontraban sus
refugios. Cree que El Coss les filtraba su ubicación.
Entregados a la Marina
El 19 de octubre de 2011, Cárdenas Vela fue detenido con
“tres amigos” por una multa de tránsito en la isla del Padre. Se declaró
culpable de poseer y distribuir narcóticos a cambio de que se le retiraran los
delitos de lavado de dinero e inmigración ilegal. Los registros judiciales de
Estados Unidos lo identificaron como El Comandante 900 y Rólex, que dirigía a
más de 500 pistoleros para controlar el
tráfico de drogas y proteger cargamentos de hasta cinco toneladas de cocaína y
mariguana hacia ese país.
Ha admitido que le dio al gobierno estadunidense información
para detener a El Coss, a cambio de una reducción de condena (que podría ser de
entre 10 años de prisión y cadena perpetua), además de que se permita a su
familia radicar en Estados Unidos.
En la sala también estuvieron presentes miembros de la DEA,
uno de los cuales le filtró a un periodista estadunidense que ahora la única
institución mexicana en la que confían es la Marina, a la que entregaron la
estratégica información obtenida de Cárdenas Vela.
Lo cierto es que con ese testimonio se acomodaron las piezas
para entender la racha de detenciones de septiembre, que debilitaron la
estructura del Cártel del Golfo a un grado nunca antes visto.
Los primeros días de septiembre fue detenido David Rosales
Guzmán, El Comandante Diablo, jefe de
plaza de la organización en Nuevo León. Mario Cárdenas Guillén, el segundo al
mando, fue capturado el 4 de septiembre por la Marina en Altamira. Para el 11,
la Marina detuvo en Jalisco a Juan Gabriel Montes Zermeño, El Sierra, jefe para
la zona sur de Tamaulipas. Dos días después, la Marina presentó a Eduardo
Costilla, El Coss, a quien capturó con el jefe de la plaza de Tampico.
Finalmente, el 26, efectivos de la Marina detuvieron en San
Luis Potosí a Iván Velázquez Caballero, El Talibán o El Z 50, quien ya había
roto con el capo de Los Zetas Miguel Ángel Morales Treviño, El Z 40, y había
anunciado su alianza con lo que quedaba del Cártel del Golfo.
En Washington, la DEA presumió de su contribución en la
captura: “Definitivamente fuimos parte de esto. Por supuesto, no hacemos
operaciones en México, pero ayudamos a juntar las piezas del rompecabezas”,
señaló Lawrence Payne, vocero de la agencia antinarcóticos.
*Tomado de la revista Proceso.