Tomados de La Jornada, Hernández y Helguera y El Universal, Helioflores y Naranjo.La intensa campaña desatada en los medios de comunicación para denunciar la sucia fortuna del traidor y corrupto Vicente Fox Quesada tiene como su primer consecuencia la formación de una comisión de diputados que se encargará de investigar las variadas propiedades, que ha presumido en los últimos días la ex pareja presidencial. El PAN participará en la misma, aunque originalmente se había opuesto, pero al saber que de todas formas se instalaría, prefirió sumarse antes de quedar al margen. Es de esperarse que su actuación sea similar a la del transa Federico Döring cuando participó en la que investigó a los hijos de la ladrona Marta Sahagún. Es decir su función consistirá en entorpecer los trabajos y defender al ratero de Fox Quesada.
Desde que –por inconfesables razones- los medios oficiales y oficiosos comenzaron a sacar a la luz lo que durante seis años se negaron reiteradamente a mostrar, no pasa un día en que se "descubra" una nueva empresa, o que el maltratado rancho ya no lo es. O que las industrias de sus "colaboradores en el gabinete", compinches en las raterías, también han alcanzado el éxito, por tanto tiempo negado.
Es tal el cinismo de los medios que ahora sí descubren todo lo que ocultaron. Ya se tienen fotografías y video del robo que a ojos vistas fue haciendo este ranchero ignorante y ladrón. ¿Pasarán otros seis años para que se "descubran" las pillerías y latrocinios del pelele Felipe Calderón, Juan Camilo Mouriño, Francisco Ramírez Acuña, Elba Esther Gordillo, etc?
En seguida un reportaje de la revista Proceso.
Horizonte sin límites...
Verónica Espinosa y Rodrigo Vera
No es un rancho, no son dos… son tres las propiedades que, juntas, componen la enorme extensión de la que Vicente Fox se ha hecho en el estado de Guanajuato. Fueron necesarios dos reporteros por tierra, y un fotógrafo en una avioneta, para poder ofrecer a los lectores de Proceso un acercamiento al paraíso que comparten el expresidente y su actual esposa, Marta Sahagún. "Quien quiera atravesar caminando todas sus propiedades, téngalo por seguro que no acabará de caminar y caminar en todo un día…", sintetiza un ejidatario de San Cristóbal. Son los dominios del endeudado empresario agrícola que en menos de seis años se convirtió en un acaudalado terrateniente, sin dejar testimonio de ello en sus declaraciones
patrimoniales.
SAN CRISTÓBAL, GTO.- Después de ser un "malísimo" empresario agrícola que estuvo a punto de caer en la bancarrota, el expresidente Vicente Fox es hoy un próspero terrateniente, dueño de miles de hectáreas con sembradíos y tierras de agostadero que se extienden a los costados de la carretera León-Cuerámaro, en la fértil región del Bajío guanajuatense.
"Poco a poco el señor Fox se está quedando con muchas tierras de por acá. Quien quiera atravesar caminando todas sus propiedades, téngalo por seguro que no acabará de caminar y caminar en todo un día", afirma don José Manuel Cruz, un viejo ejidatario de la comunidad.
Para demostrar su dicho, apunta hacia la verde llanura salpicada de pequeñas lagunas que, como espejos, destellan al sol y reflejan la marcha de las nubes algodonosas.
–Mire, por allá en lo plano don Vicente tiene muchos sembradíos de hortalizas, que después empaca en su congeladora y manda exportar.
Luego señala hacia unos montes del lado opuesto y agrega:
–Y allá en aquellas laderas cultiva agave. Puro maguey del bueno. Por ese mismo rumbo tiene rete hartas cabezas de ganado fino. Muchas andan desbalagadas en el monte.
–¿Tanto terreno tiene?
–¡Sí, señor! Muchísimo terreno. Tan sólo a nosotros, los ejidatarios, la familia Fox hace años nos arrebató 900 hectáreas. Ahora don Vicente las juntó con las cerca de 2 mil hectáreas que ya tiene en la pura zona de la planicie. Sin contar los montes de agave y agostadero que después compró.
El corazón de estas vastas extensiones es el casco de la Hacienda San Cristóbal, la vieja propiedad de la familia Fox, donde el rico exmandatario calcula invertir 12 millones de dólares para transformarlo en el llamado Centro Fox.
"Me iré a vivir al rancho San Cristóbal"… "Me retiraré al rancho"… solía repetir una y otra vez poco antes de dejar la Presidencia.
Ahora dice que ya vive en el "rancho". Pero sin precisar que no habita propiamente en el casco de la hacienda, el extinto hogar familiar donde actualmente sólo vive su hermana Martha, en compañía de su servidumbre.
En realidad, el exmandatario hoy alterna su residencia entre las dos suntuosas casonas que se mandó construir y desde las que –en su dorado "retiro"– vigila sus vastas propiedades y la construcción del Centro Fox: una es la residencia de La Granja, ubicada en la fértil planicie donde cultiva sus hortalizas, y la otra es el conjunto de elegantes cabañas de La Estancia, encaramadas allá arriba, en uno de los cerros que tapizó de magueyes.
A caballo, en jeep o en camioneta Hummer, don Vicente sube a La Estancia o baja a La Granja. Va y viene, escoltado siempre por un grupo de guardaespaldas armados, a la manera de un señor feudal.
Oye misa los domingos en la parroquia de la comunidad de San Cristóbal, donde él y su familia tienen un lugar especial: un recinto en penumbra con mullidos reclinatorios, ubicado a un costado del altar. Ahí están las criptas en mármol de los padres de Fox.
Las casas del exmandatario están abiertas para recibir a personajes de la política o a sus influyentes amigos que vienen a visitarlo: estuvo el presidente estadunidense George Bush, Felipe Calderón siendo presidente electo de México, el cardenal Norberto Rivera Carrera, o los magnates de la prensa Olegario Vázquez Raña y Juan Francisco Ealy Ortiz, entre otros.
La Granja
A unos 17 kilómetros de la caótica ciudad de León, por la carretera a Cuerámaro, se atisba a mano izquierda un impecable camino asfaltado sombreado por pirules. Bloquea el paso una caseta de vigilancia pintada de verde y con cristales polarizados. Es el camino que –dos kilómetros más adelante– desemboca en la residencia de La Granja, junto a la cual se instalaron las nuevas oficinas de la fundación Vamos México.
Fue aquí donde Fox y su esposa Marta Sahagún posaron para el número reciente de la revista Quién. Actualmente la lujosa residencia tiene un enorme lago y una alberca bordeada de palmeras. Por sus jardines deambulan venados y pavos reales. A Marta y Vicente los atiende –según presumieron a esa revista– un "chef que se trajeron de Los Pinos".
Originalmente, La Granja era una modesta casa donde vivió Fox con su primera esposa, Lillian de la Concha, y los cuatro hijos que ambos adoptaron: Ana Cristina, Vicente, Paulina y Rodrigo.
La Granja –a la que también se le llama el "rancho oficial" de Fox– fue totalmente remodelada a marchas forzadas, con el pretexto de la visita que hiciera George Bush en febrero de 2001. El diseño estuvo a cargo del arquitecto Humberto Artigas y las obras las ejecutó el constructor Cosme Mares, supuesto prestanombres de Fox, relatan Anabel Hernández y Arelí Quintero en su libro La familia presidencial. El gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción.
Artigas le dio un toque new age mexicano a la construcción. Cambió techos y paredes. En aquellos colocó enormes vigas de madera y sustituyó los muros por columnas de piedra para abrir los espacios.
En las recámaras se pusieron duelas de madera en el piso y puertas rústicas para hacer juego. Tiene una cancha de tenis y un gimnasio con jacuzzi. Se construyó un amplísimo salón de juegos de puro mármol. Y para los huéspedes, se levantó una casa de dos pisos.
El rediseño incluyó la decoración de interiores, en los que ahora puede apreciarse, por ejemplo, una colección de lujosas sillas de montar, alarde de la talabartería mexicana.
En mayo del año pasado, en La Granja se celebró la boda de Paulina, una de las hijas de Fox. Se dispuso de 70 vehículos para transportar a los 500 invitados que fueron al festejo, entre ellos los empresarios Olegario Vázquez Raña, dueño del periódico Excélsior y del Grupo Ángeles; Roberto González Barrera, de Maseca; Adrián Sada, del Grupo Vitro. También asistieron funcionarios del entonces presidente, como Reyes Tamez, Pedro Cerisola, Rodolfo Elizondo, Fernando Canales Clariond y varios más.
Paulina recibió una bendición apostólica del Papa Benedicto XVI, en la que le deseaba "continua felicidad en su matrimonio", el cual debería estar "impregnado de amor fiel y sincera entrega".
El Centro Fox
Un kilómetro después de pasar por el acceso a La Granja, siguiendo la carretera a Cuerámaro, del mismo lado izquierdo está la entrada a la pequeña comunidad de San Cristóbal, en cuyo centro se yergue el casco de la hacienda de los Fox, con sus gruesos y larguísimos muros que convergen en redondeados torreones.
Es aquí donde –sobre un terreno de dos hectáreas– se construye el Centro Fox, que contará con 6 mil metros cuadrados de construcción. Fox y Marta revelaron a Quién que el costo de la obra, incluido su equipamiento, será de unos 12 millones de dólares.
"Todo el fondo aquí es privado, absolutamente privado, por la vía de donativos y donaciones. A su tiempo haremos saber sobre esos donativos; hay nacionales e internacionales", dijo Fox a los corresponsales extranjeros durante una visita guiada por la obra, en mayo pasado.
Agregó:
"Normalmente los presidentes huían del país con las bolsas llenas de dinero para ir a esconderlas a bancos suizos. Este no es el caso del presidente Fox (sic), que está aquí dando la cara, porque no tiene nada que ocultar".
El Centro Fox contará con un auditorio con capacidad para 500 personas; una explanada en la que cabrán 3 mil asistentes, quienes podrán presenciar espectáculos artísticos. Tendrá un área donde, de manera permanente, se exhibirán los obsequios que recibió Fox como presidente.
Habrá una biblioteca –para atender a 300 usuarios– que albergará 25 mil volúmenes sobre democracia, liderazgo, transparencia, equidad de género, combate a la pobreza y políticas públicas. En ella estará un acervo digitalizado sobre la gestión presidencial de Fox, que contará con más de 3 millones de documentos para consulta en línea.
El Centro Fox es una asociación civil que se constituyó el 11 de octubre de 2006 ante el notario público 49, Arturo Sobrino Franco, en el Distrito Federal.
La administración del Centro está a cargo de una asamblea encabezada por el exmandatario, quien queda como presidente del consejo directivo. El consejo de vigilancia lo integran Amparo Espinosa Rugarcía, hija del banquero Manuel Espinosa Yglesias; Arturo Sánchez de la Peña, empresario de la línea de autobuses Estrella Blanca, y el banquero José Pintado Rivero.
Y como "asociados" están Olegario Vázquez Raña, Carlos Slim, Lorenzo Zambrano, Roberto Hernández, Federico Sada González, director de Vitro; el leonés Sergio Díaz Torres, dueño de Bardahl, y Eduardo Tricio, presidente del Grupo Lala.
Figuran también los dueños de las dos principales empresas televisivas del país: Emilio Azcárraga Jean, de Televisa, y Ricardo Salinas Pliego, de TV Azteca.
Actualmente, cientos de empolvados trabajadores están transformando lo que antes eran los amplios establos y caballerizas de la hacienda. Se ven piedras apiladas, montones de arena, bultos de cemento aquí y allá. Fox quiere terminar su Centro el año próximo.
La Estancia
La carretera León-Cuerámaro sigue cruzando el feudo de Fox. Tres kilómetros después de pasar San Cristóbal, del lado derecho sale un camino que llega a la empobrecida ranchería de Nuevo Jesús del Monte, también llamada La Gorda Atorada; es un caserío en torno de una placita pelona con unos cuantos ancianos sentados en las bancas, pues la mayoría de sus jóvenes emigraron a Estados Unidos en busca de trabajo.
Al pasar La Gorda Atorada, el camino empieza a subir unos lomeríos. Y comienzan a verse los cultivos de agave azul de Fox. Magueyes de hojas delgadas que se pierden en las hondonadas. Filas y más filas de penachos espinosos. Hay un silencio absoluto. Apenas el aleteo de unas garzas blancas.–¡Arre!... ¡Arre!... ¡Pícale! –se escuchan de pronto unos gritos que desparrama el eco.
Son los vaqueros de Fox. Arrean el ganado a caballo. Al aguzar la vista, se distingue el hormigueo de reses entre los matorrales de las lomas.
Fox aquí es propietario de 242 hectáreas de San Francisco del Rincón, municipio al que pertenece el área, según el Registro Público de la Propiedad.
De cuajo, al camino lo bloquea una caseta de vigilancia con miembros del Estado Mayor Presidencial. Es una caseta de estilo rústico, construida con roca, a la fronda de unos árboles tupidos.
Más arriba, en lo alto de la ladera, se vislumbra el conjunto de cabañas de la familia Fox. Una para Vicente y Marta; otra para los hermanos del expresidente, José y Lucha, y otra más para los hijos de Marta Sahagún. Los encargados de construir las cabañas fueron nuevamente Humberto Artigas y Cosme Mares, según el libro La familia presidencial.
La cabaña del expresidente tiene una amplia sala de 200 metros cuadrados, con piso de piedra y paredes recubiertas de madera. En el bar, una cava empotrada a la pared. Mármol y cantera en los baños (Proceso 1581).
La recámara de Fox se extiende hasta un ancho balcón desde el que se domina el Bajío guanajuatense, coronado –en el horizonte opuesto– por el Cristo Rey de la montaña con sus brazos en cruz.
Jardines bien cuidados y espejos de agua rodean a las cabañas. Hay un lago artificial y un ruedo en el que se organizan novilladas. Completa el conjunto una palapa para 300 comensales.
Venados, llamas y otros animales recrean la vista de los invitados a La Estancia, entre los que estuvieron –en octubre del año pasado– Felipe Calderón y su familia. Un mes después –el 18 de noviembre– el cardenal Rivera Carrera y Juan Francisco Ealy vinieron a comer con Fox.
Los terrenos donde ahora se levanta La Estancia pertenecieron –a principios de los ochenta– a un familiar muy cercano de Miguel Ángel Caro Quintero y de los Quintero Payán, quienes fueron cabezas de poderosos cárteles del narcotráfico. En 1986, la Procuraduría General de la República encontró aquí un laboratorio en el que se fabricaba cocaína (Proceso 1543).
Donde ahora está La Estancia era un terreno pedregoso, inhóspito. Fox en un principio quiso criar ahí toros de lidia, convertirlo en algo similar a La de Ávalos, la finca que tenía su padre en el municipio de Lagos de Moreno, Jalisco.
Aquí nadie se explica cómo le hizo para levantar La Estancia y La Granja, y ahora para estar edificando el aparatoso Centro Fox. ¿De dónde saca tanto dinero? ¿Cómo llegó a construir su extenso feudo?
Lino Korrodi, quien manejaba los recursos de la asociación Amigos de Fox, declaró la semana pasada a los medios que Vicente estaba prácticamente en la bancarrota antes de llegar a la Presidencia:
"Fue un malísimo empresario. Perdió no menos de 10 millones de dólares que tuvo que rescatarlos en el IPAB (Instituto de Protección al Ahorro Bancario) y por lo cual él fue perdiendo patrimonio… yo le prestaba dinero."
Korrodi declaró también que a Marta Sahagún los miembros de Amigos de Fox "le pagábamos hasta la tarjeta de crédito". Y lo que hoy es La Granja era una casa "en completo deterioro".
Y pide que se le investigue, puesto que "su enriquecimiento del sexenio es evidente, de manera muy descarada y cínica, lo cual me parece una agresión contra los mexicanos".
El mismo Fox había reconocido, en su libro autobiográfico Vicente Fox a Los Pinos, que luego de 15 años de trabajar en Coca Cola y de rechazar la dirección de esa empresa en América Latina, regresó al rancho San Cristóbal para participar en los negocios familiares. Pero la experiencia fue catastrófica. Confiesa: "Reconozco que esa época de las empresas familiares terminó con gran insatisfacción, por no haber podido salir adelante. Se hizo la lucha y se puso el mejor talento y esfuerzo, además del poco o mucho capital con que contaba".
Y en esa situación estaba en 1999 –un año antes de ganar la presidencia de la República– cuando editó el libro.
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La complicidad del silencio
Daniel Lizárraga
No sólo hubo alternancia en el poder, sino que el PAN ya tuvo su continuidad, y es igual que la priista: el presidente Felipe Calderón encubre a su antecesor
Fox, lo exonera en los hechos, y se cumple así la tradición de la complicidad por omisión o por comisión. Y es que ya las fastuosas propiedades de la entonces pareja presidencial estaban bajo sospecha cuando Calderón y su familia las visitaron el año pasado. Sin embargo, Calderón no sólo evitó auditar los gastos e ingresos de los Fox, sino que incluso se declaró "orgulloso" de haber pertenecido a su gobierno.
El presidente Felipe Calderón sabe cuán grandes y ostentosas son las fincas de Vicente Fox y Marta Sahagún, pues el domingo 8 de octubre de 2006, aún en su calidad de presidente electo, visitó el rancho San Cristóbal –cuyo notorio cambio fue expuesto por la revista Quién en su edición de este mes– y recorrió La Estancia, una propiedad que el guanajuatense ocultó durante su sexenio y que abarca más de 300 hectáreas, el equivalente a la mitad del bosque de Chapultepec.
Aquel domingo, un helicóptero del Estado Mayor Presidencial (EMP) llevó a Calderón y su esposa Margarita Zavala, con sus hijos María, Luis Felipe y Juan Pablo, hasta las afueras del poblado La Gorda Atorada, Guanajuato.
Al atravesar los cientos de hectáreas sembradas con agave azul, papa, cebolla y ajo en los alrededores de La Estancia, la familia Calderón pudo constatar lo que un año y tres meses antes –en julio de 2005– habían publicado las reporteras Anabel Hernández y Arelí Quintero en su libro La familia presidencial. El gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción (Editorial Grijalbo).
En este amplio trabajo de investigación, las periodistas revelaron la existencia de esa finca, en la cual el matrimonio Fox-Sahagún construyó un lago artificial y ocupó parte del terreno para criar centenares de reses, venados, llamas, avestruces y borregos, además de caballos pura sangre.
A 53 días de rendir protesta como presidente de la República, Felipe Calderón visitó La Estancia, aquel rancho que, en su momento, el vocero de la Presidencia foxista, Rubén Aguilar, dijo que "sólo existía en la mente de dos reporteras".
La Estancia, que no es el rancho exhibido en Quién, nunca fue reportado como tal en las declaraciones patrimoniales de Vicente Fox. En 2004 el entonces mandatario sólo incluyó la compra de un terreno, conocido como La Estancia, por un monto de 311 mil pesos. Nada reportó sobre los cultivos, las cabañas diseñadas al estilo de Los Pinos, los caballos pura sangre y el lago artificial.
Calderón, "agradecido"
Existen dos fotografías de aquel encuentro entre las parejas Fox-Sahagún y Calderón-Zavala; el diario La Jornada las publicó el lunes 9 de octubre del año pasado.
En una de ellas se apreció por primera vez una parte del interior del rancho San Cristóbal, ya remodelado. Al terminar la reunión privada, Fox hizo un breve comentario al corresponsal Martín Diego Rodríguez:
"Estamos conviviendo las dos familias, platicando, estando a gusto; vamos a comer aquí carne asada y frijolitos charros. Estimo mucho que haya venido Felipe con su familia aquí, con sus tres hijos, con Margarita; todo muy bonito, es familiar, vamos a estar a gusto."
Calderón comentó: "Me siento contento, muy satisfecho y desde luego muy honrado con estar aquí. Desde luego, hay que seguir trabajando en todos los proyectos y esfuerzos que ha hecho el presidente de la República".
Cuando se le preguntó si habían tratado asuntos de gobierno, el presidente electo respondió: "No, ninguno, simplemente estamos como amigos, como gente que se estima, y agradezco mucho que nos hayan invitado".
Cuando Felipe Calderón agradecía la invitación de Fox, el libro de Anabel Hernández y Arelí Quintero había vendido más de 20 mil copias y la segunda reimpresión ya estaba en las librerías.
Y aunque el tema no fue retomado en su momento por la mayoría de los medios de comunicación, la aparición del libro ocupó la portada de Proceso (edición 1500) y las ocho columnas de Diario Monitor, así como una larga entrevista a las autoras en el noticiario radiofónico de Ricardo Rocha.
Felipe Calderón no pudo ignorar esa información. Por ese entonces, en julio de 2005, competía con Santiago Creel y Alberto Cárdenas por la candidatura del PAN a la Presidencia de la República y ya contaba con un equipo de prensa que elaboraba diariamente carpetas informativas y diseñaba estudios de opinión.
De acuerdo con la crónica de La Jornada –que nunca fue objetada por la Presidencia–, luego de visitar el rancho San Cristóbal, Fox y Calderón recorrieron parte de La Estancia, la finca hasta entonces negada por Los Pinos.
"Ahí, en la exhacienda San Cristóbal –escribió el corresponsal del periódico– los esperaba la familia Fox en pleno, a excepción de Juan Pablo Fox Quesada, con quienes comieron y después Calderón salió a la Ciudad de México."
En la otra fotografía publicada al día siguiente del encuentro, Fox y Calderón aparecen sonrientes, con sombrero de palma y camisa azul. Atrás de ellos, una camioneta Hummer gris. En las declaraciones patrimoniales de Vicente Fox (2001, 2002, 2003, 2004, 2005 y 2006) no hay registro de ese vehículo, cuyo precio en el mercado oscila entre 43 mil y 78 mil 500 dólares.
Sin embargo, Calderón y su familia abordaron esa camioneta. En su crónica, Martín Diego Rodríguez relata:
"Poco después del mediodía, un convoy llamó la atención de quienes circulaban sobre la carretera León-Cuerámaro. Vicente Fox conducía su vehículo, una camioneta Hummer color gris placas de circulación LYF-60-71 del Estado de México. Su copiloto era Felipe Calderón, quien cargaba en las piernas a su hijo menor en el asiento delantero, pese a estar prohibido por la Dirección de Tránsito y Transporte del estado.
"En la parte trasera viajaban Marta Sahagún y Margarita Zavala de Calderón; sólo eran acompañados por los hijos de la pareja Calderón Zavala y de Vicente Fox tercero. Los seguía de cerca una camioneta Hummer con al menos cinco elementos del Estado Mayor Presidencial."
Continúa el relato: "Los vehículos enfilaron al camino que conduce a la comunidad de Nuevo Jesús del Monte y luego ingresaron al rancho de La Gorda Atorada (La Estancia), en donde permanecieron dos horas, aproximadamente. A lo lejos, y por una loma contigua, se observó a las parejas caminar por los prados de la finca de los Fox".
Durante el trayecto, el entonces presidente fue mostrando sus propiedades a quien lo sucedería en el cargo. Señalaba con insistencia el cultivo de agave a las faldas del cerro.
Ese mismo domingo, la dirección de Comunicación Social de la Presidencia de la República emitió un comunicado en el cual mencionó que Vicente Fox y Felipe Calderón acudirían al rancho San Cristóbal:
"El presidente de la República, Vicente Fox Quesada, y el presidente electo, Felipe Calderón Hinojosa, se reunieron este medio día en el rancho San Cristóbal, municipio de San Francisco del Rincón, Guanajuato.
"El primer mandatario invitó al presidente electo y a su familia a convivir en las instalaciones de su rancho, encuentro que transcurrió en un ambiente de concordia.
"El presidente electo estuvo acompañado de su esposa, Margarita Zavala, y sus tres menores hijos, en tanto que el Presidente de la República lo estuvo de su esposa Marta Sahagún de Fox y su nieto.
"Durante una reunión previa a la comida ofrecida, el presidente de la República y el presidente electo platicaron en privado respecto de los avances en los trabajos de entrega-recepción de la administración."
No se aludió a La Estancia. Y es que entonces, pese a la información publicada, la reconstrucción del rancho San Cristóbal y el sigiloso desarrollo de La Estancia no eran motivo de investigación para el equipo calderonista.
"Orgullosamente" foxista
Uno de los principales miembros del equipo de transición, muy cercano a Calderón y actual secretario de la Función Pública, exoneró por adelantado a Vicente Fox. En una entrevista con el reportero Álvaro Delgado, de Proceso, Martínez aseguró que el presidente era una persona honesta y dijo estar dispuesto a meter las manos al fuego por él.
"–¿El de Fox fue un gobierno honesto?
"–Sí –respondió Germán Martínez.
"–¿No hay ningún acto de corrupción que pueda ser sancionado por el gobierno de Calderón?
"–¡Metería las manos al fuego por Vicente Fox!
"–¿Y por su mujer?
"–Yo sólo meto las manos al fuego por la honestidad de Vicente Fox.
"–¿Para ti es irrelevante el trasiego de recursos para su rancho?
"–Para mí son relevantes las pruebas que se presenten. Yo, públicamente, desde la tribuna, reté al PRD a presentar pruebas y yo las iba a presentar con ellos.
"Había golpeteo político, no lo neguemos. Que se presenten (las pruebas) en las instituciones. Si hay delitos ahí están. Yo creo que Fox es un hombre que tiene las manos limpias y yo metería la manos al fuego sólo por Vicente Fox."
Esta entrevista fue difundida por la agencia de noticias Apro el 19 de septiembre de 2006, alrededor de tres semanas antes de que Felipe Calderón visitara los dos ranchos de la que se hacía llamar pareja presidencial.
La misma postura asumió Calderón, ya como presidente de la República. El 26 de enero de 2007, al concluir su participación en el Foro Económico de Davos, Suiza, dijo en una rueda de prensa: "No voy a emitir juicios sobre el gobierno anterior, del cual, además, orgullosamente formé parte".
El tono del presidente fue cortante. Había tenido un ríspido debate con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, sobre las tendencias políticas que deben prevalecer en América Latina. Habían pasado ya tres meses de su visita a los dominios de Fox, pero lo que vio desde la Hummer y en sus paseos no había sido suficiente para iniciar una auditoría a los gastos de la Presidencia.
Hasta la fecha Calderón ha mantenido esa actitud, aun cuando a menudo lo incomodan los comentarios de Fox. Fue el caso de aquella conferencia que el expresidente dio en el Centro de las Artes John F. Kennedy, de Washington, donde reconoció su intromisión en el de por sí cuestionado proceso electoral:
"Pagué el costo político (del desafuero contra López Obrador), pero 18 meses más tarde yo tuve la victoria. El día de la elección, el candidato de mi partido ganó", dijo Fox el 12 de febrero, frotándose las manos y con una sonrisa socarrona.
Felipe Calderón aguantó. Y sigue callado ahora, pese a que se reavivó el escándalo por el lujo del rancho San Cristóbal, exhibido por Fox y Sahagún en la revista Quién de forma "cínica y descarada" (en palabras de su excolaborador Lino Korrodi).
Inacción oficial
Mientras la prensa ha retomado el asunto y desde hace 13 días coloca frecuentemente en sus portadas distintas fotografías de los dos ranchos de Fox, ni el secretario de la Función Pública, Germán Martínez, ni el procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, dan señales de que se esté considerando abrir una investigación.
Los legisladores de oposición han demandado que las indagaciones oficiales comiencen ya y promueven la integración de una comisión especial que se ocupe del asunto.
El gobierno de Fox quedó marcado por el despilfarro, la desaparición de recursos públicos en una de las cuentas personales del propio exmandatario y las violaciones al marco legal.
Las pruebas documentales de estas presuntas irregularidades provienen de los archivos oficiales y han sido obtenidas por periodistas de distintos medios a través de la Ley Federal de Transparencia.
Un ejemplo: Fox dejó Los Pinos sin explicar cómo fue que el gobierno de Ernesto Zedillo depositó en una de sus cuentas personales 25 millones 150 mil pesos. El dinero provino del erario y formaba parte de la bolsa destinada al equipo de transición que trabajó de julio a noviembre del año 2000.
El gobierno federal hizo seis depósitos al fideicomiso F/084, abierto en Inbursa por Vicente Fox. Proceso obtuvo copias de las transferencias 032, 033, 034, 035, 046 y 051, en poder de la Secretaría de Hacienda (edición 1581).
Por otro lado, Fox aceptó más de 3 mil 560 regalos, muchos de los cuales debieron enviarse al Nacional Monte de Piedad o donarse a alguna organización de asistencia social, toda vez que su valor supera los 485 pesos estipulados en la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos.
No obstante, Vicente Fox y Marta Sahagún se llevaron todos los obsequios, de acuerdo con el resultado de una investigación de este reportero (Proceso 1574).
Luego de dos prolongados litigios ante el IFAI se obtuvieron documentos de la Secretaría de la Función Pública –ahora bajo el mando de Germán Martínez– en los cuales consta que durante el gobierno de Fox sólo se regresó un teléfono celular originalmente obsequiado a Alfonso Durazo, quien fue secretario particular de Fox.
Según las listas oficiales de regalos, el expresidente consintió que le dieran cinco sillas de montar cuyo precio en el mercado oscila entre 3 mil 500 y más de 250 mil pesos (si cuentan con incrustaciones de oro o plata).
En una visita a la tienda El Caballo Mexicano –ubicada en el centro de la Ciudad de México–, este reportero comprobó que cualquier persona puede mandar a fabricar una silla al gusto de la persona a la que piensa regalarla.
En una de las fotografías tomadas por Quién dentro del rancho San Cristóbal se aprecian al menos tres sillas de montar.
En su libro más reciente, La terca memoria, el fundador de Proceso Julio Scherer García concluye así el capítulo al que tituló "Daniel Cosío Villegas":
"No ha habido uno que se haya atrevido, en serio, con el pasado, y hasta ahora tampoco el presidente panista. Unos y otros se han cubierto, cómplices, culpables por omisión o por comisión. Uno a uno han sabido del país abatido que les ha entregado su antecesor y han guardado silencio. Uno a uno han sabido de violaciones a la ley, de tráfico de influencias en Los Pinos, extendido el saqueo a la república y han sellado sus labios, medrosos, víctimas de sus propias culpas. La nación ha aparecido en las medias palabras de los discursos y los informes oficiales, relegada la tragedia esencial: la muerte que crece y sesenta millones de mexicanos en la pobreza, inmensamente lejos, distantes años luz de los mandatos de la Constitución."