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martes, mayo 26, 2009

desastre económico de México*









Tomados de La Jornada, Hernández, El Fisgón y Rocha y El Universal, Helioflores.


ÁLVARO DELGADO

MÉXICO, D,F., 25 de mayo (apro).- Ni los más burdos montajes del gobierno de Felipe Calderón, como la manipulación de las instituciones para desprestigiar a los adversarios y encubrir a los cómplices del narcotráfico --como el gobernador panista Marco Antonio Adame--, pueden ya ocultar lo obvio: La magnitud del desastre económico que México padece y que, lenta pero sostenidamente, carcome al patrimonio de lo que queda de la clase media y arroja a la miseria a millones de compatriotas.

Ante la contundencia de las cifras, las oficiales, lo único que le queda a Calderón y a los ineptos que encabeza es el ocultamiento y el maquillaje de la televisión --a cambio, claro, de canalizarle multimillonarios contratos de recursos públicos--, porque ni sus habituales amanuenses pueden ya ocultar la magnitud de la crisis, que no sólo viene de fuera --como han querido hacerlo creer--, sino que se explica también por las complicidades de la alta burocracia.

La incompetencia de la facción que encabeza Calderón no ha sido repentina: No hay que olvidar que, apenas asaltó la Presidencia de la República --mediante la adulteración de la voluntad popular que sólo los ciegos y los cómplices soslayan, aunque los priistas comienzan a contar retazos de esa historia--, se disparó el precio de la tortilla hasta en 50% y a partir de entonces han venido subiendo de manera permanente productos de primera necesidad, incluidas las gasolinas y el diesel.

El ataque al poder de compra de los mexicanos ha sido incesante. El mito de la estabilidad económica del PAN --como lo fue el mito de la estabilidad política priista-- se ha ido al barranco.

Por ello, Calderón y sus patrocinadores evitan, a toda costa, que la desastrosa situación económica del país se incorpore a la agenda de discusión en esta campaña electoral. Como se hizo con la manipulación de la influenza, el miedo sigue siendo el recurso propagandístico y ha sido retomado como parte de la "guerra" simulada contra el narcotráfico.

El gobierno y su partido, el PAN, han recurrido a cualquier cosa, menos que se sepa y se discuta la gravedad de la crisis actual que, según las propias cifras oficiales, es de la dimensión del colapso económico derivado del "error de diciembre" de 1994, que dio lugar al rescate bancario que, gracias a un pacto entre Ernesto Zedillo y el propio Calderón, ha costado al país más de 800 mil millones de pesos sólo en intereses de la deuda que permanece en una cifra semejante.

El propio José Angel Gurría, exsecretario de Hacienda y secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), lo dice con claridad: "En 2009 hemos perdido lo que habíamos ganado en muchos años, así que esto no es un ciclo, esto es un desastre. Ésta no es una evolución, esto es una demolición."

Las cifras difundidas el miércoles 20 de mayo por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) son rotundas: La economía nacional, medida a través del Producto Interno Bruto (PIB), registró en el primer trimestre del año una caída de -8.2% respecto de igual periodo de 2008, la más pronunciada de los últimos 14 años.

El desplome sólo es superado por la caída de -9.2% que se registró en el segundo trimestre de 1995, cuando la economía se convulsionaba por la devaluación de ese año.

El dato definitivo sobre la magnitud de la contracción del PIB llevó al propio secretario de Hacienda, Agustín Carstens, a corregir su anterior estimación para el desempeño económico de este año. Unos días antes, señalaba que en 2009 la economía caería -4.1%, ya incluido el efecto de la contingencia sanitaria por la epidemia de influenza. Pero ahora su estimación es que la caída podría ser de hasta -5.5%.

La nueva estimación es, inclusive, más pesimista que la del Banco de México, que en su más reciente pronóstico estimó hasta en -4.8% la caída del PIB.

Lo que tanto quería ocultar, la recesión, está ya más que evidente: pues a la caída de -1.6% del último trimestre de 2008 se suma la de -8.2% del primer trimestre de este año, con lo cual tras dos trimestres de decrecimiento consecutivo se confirma la fase recesiva de la economía.

Según el INEGI, la fuerte caída del PIB en el trimestre se debió al pésimo comportamiento de las actividades secundarias y las terciarias. Las primeras, que conforman la actividad industrial, se contrajeron -9.9%, mientras que las segundas, es decir el comercio y los servicios, lo hicieron -7.8%.

Al interior de las actividades industriales, las industrias manufactureras se contrajeron -13.8%; la construcción, -7.7%; la electricidad, agua y suministro de gas, -3%, y la minería, -1.1%.

Dentro de las actividades terciarias, el comercio sufrió un desplome de -17.2%, producto de las menores ventas internas y externas; los servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles cayeron -10.6%; los servicios de transporte, -10.3%; los servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas, -7.8%; los servicios financieros, -4.3%; y los servicios profesionales, científicos y técnicos, -3.4%.

Dentro de los grandes agregados del PIB, sólo las actividades agropecuarias registraron un aumento, que fue de 1.4%, debido a un mejor desempeño de la agricultura y la ganadería.

Así, según el INEGI, en el primer trimestre del año, el PIB per cápita se colocó en 7 mil 255 dólares, un desplome de 28% respecto a los 10 mil 79 dólares del año previo, caída no observada desde 1995.

Con tales números, ni los más tenaces defensores de Calderón pueden emitir una opinión juiciosa, menos aún en materia de empleo: En los más recientes tres meses, más de 500 mil mexicanos se han quedado sin trabajo.

La tasa de desempleo alcanzó, en los primeros tres meses del año, a 5.1% de la Población Económicamente Activa (PEA), equivalente a más de un millón y medio de personas, superando el registró del año pasado, de 3.9% en el mismo periodo.

Eso es lo que Calderón y el PAN, con la ayuda de sus amigos perredistas que encabeza Jesús Ortega, no quieren que se sepa ni se discuta.



Apuntes

No sorprende la conducta ilegal, mentirosa y cínica de Demetrio Sodi, candidato del PAN a delegado de Miguel Hidalgo, en la capital del país. Miente en todo. Miente hasta en el equipo que es su favorito: En vísperas del inicio de las campañas, apareció en casi todo el programa "Sólo futbol", que se transmite en el canal 4 del Distrito Federal, dijo que le va a las Chivas y en la entrevista de un minuto y 19 segundos que un locutor de Televisa le hizo, en medio del partido Pumas-Puebla, aseguró que es el representativo de la UNAM. Lo de menos es el estigma de chaquetero que tiene Sodi. Lo verdaderamente relevante es la conducta ilegal de él, del PAN y de Televisa, que obviamente obtuvo pago –de muchos millones, en dinero o en concesiones-- para promoverlo. Mintió, también, en su campaña a jefe de gobierno, en 2006, cuando rebasó con mucho el gasto autorizado, particularmente en sus spots en Televisa. Apenas al inicio de esta campaña dijo que le habían sido robados votos y también mintió, porque jamás los defendió, salvo que sea un cobarde. Por ello, como clama Televisa en sus hipócritas campañas, al que roba hay que llamarlo ladrón y al que transa, como Sodi, corrupto… Jesusa Cervantes, compañera periodista de la revista Proceso, ha dado forma a un libro, Los hijos de Marta, que tiene que ver con el comportamiento delincuencial de miembros y allegados del PAN. Este trabajo, de rigurosa factura periodística, como el de Daniel Lizárraga, La corrupción azul, también compañero de la revista, deben ser leídos…

Comentarios: delgado@proceso.com.mx

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Marta y sus hijos: la entraña de sus transas*


JESUSA CERVANTES

El libro Los hijos de Marta.- Historias de impunidad, de Jesusa Cervantes, reportera de Proceso, es un testimonio irrefutable sobre los oscuros negocios a los que se dedicaron, al amparo del Poder Ejecutivo, Marta Sahagún y sus hijos y los amigos de sus hijos… con impunidad garantizada, primero, por su marido y en los últimos dos años y medio por aquel a quien Vicente Fox dejó en la Presidencia. La autora, dice en el prólogo Rafael Rodríguez Castañeda, director de la revista, narra puntualmente “la epopeya de Marta y sus hijos o cómo la cenicienta del Bajío llegó a ser la dueña del Palacio, con todo y progenie…”. La obra obtuvo el segundo lugar del Premio Debate, organizado por Random House Mondadori, y comenzará a circular esta semana. La revista Proceso adelanta en su edición 1699, partes significativas de un libro que, sin duda, dejará huella.

Marta estaba ansiosa. Hiperactiva como era, se había levantado, como en los últimos 15 años, a las cinco de la mañana. Ahora estaba en su oficina, haciendo surcos en la brillante duela sobre la que se paseaba una y otra vez. El aire que aspiraba parecía no ser suficiente; sabía que era el síntoma de la angustia. Así que volvió a asumir el control –perdido sólo por un momento– de sus emociones.

En ese instante entró todo el equipo que la auxiliaba en sus labores de primera dama, que, sin contemplación dejó caer los pesados periódicos del día sobre su escritorio. Por los encabezados, Marta sabía que no necesitaba tomarlos entre sus pequeñas manos para sentirlos más pesados de lo normal. Le encantaba sentirse la protagonista, figurar en las primeras planas luciendo su vasto guardarropa de los diseñadores más cotizados, pero lo que no podía soportar era que la cuestionaran a ella, a sus hijos y a Vicente, el presidente de la República.

Ese día, más que rabia por saber de los diarios, sentía un desasosiego.

“¿Qué dicen sobre mis hijos? ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo decir y qué debo callar?”, soltaba pregunta tras pregunta.

Comprobado tráfico de influencias. Los hijos de Marta, rateros. Los denunciarán penalmente…

Sólo esto le faltaba al gobierno de su marido. Al partido que los había encumbrado y les había abierto las puertas de Los Pinos. Sólo esto: el escándalo, ¡y a tan sólo unos meses de las elecciones presidenciales! Pensó exaltada.

Su equipo de ujieres seguía leyéndole, pero Marta ya no los escuchaba.

Se sumió en el mullido sillón que tenía frente a sí preguntándose qué había ocurrido, dónde había fallado, qué había fallado, en qué momento había empezado todo.

Y recordó su origen, que era el origen de sus hijos. Pensó en Manuel, su exmarido; en su suegro, siempre recto; en el abuelo, implacable ante todo, velador de las buenas costumbres… El tiempo se detuvo en su tiempo.

Los vendedores de sueños

Miguel Isaac Khoury recorría la casona paterna. Pasaba su vista por los viejos muebles. Y recámara tras recámara –que parecían haberse estacionado en el tiempo–, explicaba quién, cuándo y durante cuántos años había pasado en ellas alimentando sus sueños juveniles, sus sueños de grandeza; como los que compartió desde niño con Manuel Bribiesca en esa misma habitación que daba al huerto familiar.

“Como ve, no vivimos con lujos. Pero, bendito sea Dios, nunca nos faltó nada –el comentario sonó hueco, como de quien intentaba convencer de algo de lo que no estaba seguro–.Todo eso que dijeron, que yo compré casas a tres mil pesos, fue una falsedad. Yo, bendito Dios, me deshice de todo y hoy ya no tengo nada”, expresó aliviado, como si expiara una pesada culpa.

Miguel Isaac Khoury Siman, amigo, socio y cómplice de Manuel, el mayor de los Bribiesca Sahagún, se refería a las cuatro subastas que durante 2004 adquirió del gobierno mediante el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB).

Compras a bajo precio que en 2005 resultaron objeto de una investigación impulsada por los políticos contrarios al régimen del padrastro de Manuel: el presidente de la República, Vicente Fox.

Fox, luego de casarse con Marta Sahagún el 2 de julio de 2002, la convirtió en la poderosa primera dama del país y a sus ya crecidos hijos… los volvió intocables.

Razones de peso no les faltaron a esos políticos para dudar de la legalidad de las subastas ni tampoco para suponer que detrás de Miguel Khoury estaba el mayor de los Bribiesca Sahagún; era un secreto a voces que Manuel y Jorge Alberto gustaban del poder y del dinero fácil, y sólo hasta ahora empezaban a surgir las pruebas de esa afición.

El 10 de febrero de 2004, Construcciones Prácticas, la empresa de Khoury que sirvió de tapadera para algunos de los negocios emprendidos con Manuel Bribiesca, resultó ganadora del paquete “C” subastado por el IPAB en 8 millones 100 mil pesos. Esta primera subasta incluía 3 mil 660 casas y nueve terrenos para edificar nuevos conjuntos habitacionales. Su valor real superaba con mucho lo que los socios de la empresa habían pagado: ¡mil millones de pesos!

La segunda subasta, un terreno de 43 mil metros cuadrados en Celaya, Guanajuato, se realizó el 1° de abril, por la cual Construcciones Prácticas pagó 4 millones 345 mil 621 pesos.

La tercera subasta se realizó casi un mes después, el 29 de abril. Se trató de 275 departamentos ubicados en Puebla por los que se pagaron 20 millones 933 mil pesos.

Y la última subasta se llevó a cabo el 25 de junio sobre un paquete de fábricas y factoraje por el que Construcciones Prácticas entregó tan sólo 1 millón 506 mil pesos. Este paquete supuestamente tenía un valor real de 114 millones 696 mil 980 pesos… Con el tiempo se sabría que costaba mucho más.

“Todos estos bienes inmuebles, obtenidos a precio de remate, ¡a Dios gracias!, ya no los tengo”, dice aliviado Miguel Khoury, quien de sólo enumerarlos siente que le queman la garganta.

Las palabras de su hermana cortaron el malestar que le provocaba el recuerdo de aquellas subastas realizadas cuatro años atrás:

–Miguel, ¿sirvo ya la comida?

–Aún no, pero sí trae agua por favor; siento la garganta seca –respondió mientras que la mujer abandonaba el desayunador, no sin antes lanzar una advertencia: “Estaré en la cocina… por si me necesitas”.

–¿Y qué hizo con todas las casas?

Dio un sorbo al agua de sabor y ya repuesto comentó despreocupadamente:

–Pues ya ni me acuerdo –como si se tratara de los juguetes perdidos en su vieja habitación que Manuel Bribiesca, de niño, le robaba, y no de los cientos de casas obtenidas a precios irrisorios.

Manuel y Miguel, que desde pequeños gustaban de los negocios, pasaron de vendedores de pollitos a constructores en gran escala.

Manuel, sin ser ingeniero o arquitecto, se colocó el calificativo de “constructor” cuando en realidad era un “coyote” o “intermediario” que ayudó a grandes empresarios en desgracia a recuperar bienes que estaban en manos del gobierno federal y a quien le adeudaban sumas millonarias.

Miguel, a quien el negocio textil de la familia no le satisfacía plenamente, decidió convertirse en cómplice de su amigo de la infancia, crear una empresa fantasma y pasar a ser un próspero constructor.
Sin experiencia en el ramo, pero con cientos de casas que prácticamente le donó por el IPAB, los ya no tan jóvenes Bribiesca sólo tuvieron que recurrir a la ingeniería financiera para obtener del gobierno millones de pesos y con ello remozar las casitas. Además, sólo tuvieron que echar mano de los amigos de Marta para venderlas de inmediato y en el acto lograr jugosas ganancias.

Mientras tanto, los empresarios beneficiados, ya sin deber un solo peso al gobierno, pero sí a sus intermediarios (Manuel y Miguel), pudieron continuar con el negocio y revendieron las casas embargadas o hipotecadas para pagar sus adeudos.

*Tomados de la revista Proceso.