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jueves, febrero 08, 2007

Si es el "verdadero", porque sigue la campaña contra AMLO




Tomados de La Jornada, Hernández, El Fisgón y El Universal, Helioflores.


Luego del 2 de julio de 2006 se intenta desde el poder –léase medios, empresarios, gobierno federal, jueces, etc.- legitimar lo imposible: el fraude electoral cometido contra millones de mexicanos. Ahora resurge la campaña para decir con “elementos irrefutables” que Andrés Manuel López Obrador perdió la elección por errores de estrategia y visión, no por un gigantesco fraude puesto en marcha por Elba Esther Gordillo en complicidad con el ratero de Vicente Fox Quesada, los grandes empresarios y los medios de comunicación con Televisa y TV Azteca a la cabeza, sin olvidar a los “incorruptibles jueces”.

De próxima aparición el libro 2 de julio de Carlos Tello Díaz pretende ser un testimonio de la “verdad” sobre lo ocurrido en las elecciones. Para ello recurre al gastado discurso de los errores –que sin duda los hubo- de López Obrador que, según él, fueron la causa de la “derrota”.

En una entrevista publicada en el número 1579 de la revista Proceso señala que: “como la abrumadora mayoría de los mexicanos, pensaba que iba a ganar López Obrador por dos o tres puntos, y me equivoqué”. Para luego continuar que según sus investigaciones, López Obrador supo que la elección no le favorecía en la madrugada del 3 de julio: “Así se lo dice a su gente íntima. Y ese fue el punto de quiebre, el parteaguas psicológico y político para López Obrador. A partir de entonces decide rechazar la posibilidad de haber perdido la elección”.

Y remata diciendo que López Obrador cometió “un error garrafal al construir su movimiento a partir de una mentira: que la elección la ganó él y se la robaron; eso es falso. La elección la perdió él por 240 mil votos y punto... Andrés Manuel y sus colaboradores, como la gran mayoría de los mexicanos, no tenían razones suficientes para pensar que tenían asegurada la victoria, y actuaron como si la tuvieran”.

Esa agrega, “es una de las razones que explican la caída vertiginosa de López Obrador a partir del 1 de diciembre”. Pero, al recordarle que el 31 de enero pasado volvió a llenar el Zócalo de la ciudad de México, sale por la tangente y minimiza el hecho a calificarlo de “son dos cosas distintas. Una es el 2 de julio y la reacción de Andrés Manuel sobre lo que pasó ese día, y otra es la historia que tendrá a lo largo de este sexenio”.

Lo que nadie podrá explicar de manera legal son –como lo han confirmado académicos de la UNAM y otras instituciones- los comportamientos atípicos del PREP el día de la elección y el amañado recuento parcial de votos, que también tuvo comportamiento fuera de la norma.

A siete meses de que el usurpador Felipe Calderón Hinojosa se hizo del poder a la brava, no ha parado de pagar cuentas a quienes desde los días previos a la elección y los meses siguientes se les señaló –de manera inequívoca- como los orquestadores del fraude. Me refiero por supuesto a Wal-Mart, Bachoco, Coca-cola, Bimbo, Pepsico, Maseca, Televisa, TV Azteca, el Consejo Coordinador Empresarial -que “regaló” spots de manera ilegal a su títere-, Grupo Carso (Telmex, Prodigy, Telcel), Estrella Blanca y un largo etcétera. Todos encabezados por la corrupta y asesina: Elba Esher Gordillo.

Las reuniones en los días previos con la “jefa” del sindicato de maestros y los puestos en el ISSSTE, la SEP y la Secretaría de Seguridad Pública Federal son algunos de los pagos que el espurio tuvo que hacer a la “maga” –que en grabaciones telefónicas coptó el voto de estados priístas para el pelele-.

Cómo olvidar el desastroso comportamiento del IFE y del Trife en esos días de definiciones. Ahora pretenden lavar la imagen apostando a la desmemoria de los mexicanos, pero se equivocan. Han pasado más de siete meses desde el golpe de Estado fraguado desde el poder y aquí seguimos sumando personas convencidas de lo que Tello Díaz pretende acallar.

En su columna de hoy en La Jornada, Julio Hernández López señala lo siguiente:


El fantasma de los discursos sospechosamente aliados ha vuelto a aparecer. Este martes, el presidente del consejo general del Instituto del Fraude Electoral (IFE) dijo en el noticiario matutino de Televisa, que conduce Carlos Loret de Mola, que el día de las elecciones federales él se enteró como a las 22.45 horas de que conforme al PREP no podía hablar de un triunfador. En ese momento, Ugalde y sus ayudantes habrían preparado en 15 minutos el mensaje televisivo que darían a las 11 de la noche, escribiendo, según eso, directamente sobre el apuntador visual para cámaras conocido como telepromter. El entonces presidente Fox hablaría inmediatamente después, en términos que harían suponer entendimiento y coordinación, pero no porque hubiera tales, sino porque "tal vez" el previsor y estratégico otorgador de premios Nobel a discreción habría preparado varias versiones discursivas con toda anticipación, según la generosa suposición que el profesor de magia Ugalde hizo este martes ante Loret de Mola.

El director del canalseisdejulio, Carlos Mendoza, advirtió y denunció en su momento las evidentes inconsistencias técnicas del alegato ugaldista y ahora, al ver nuevamente al consejero presidente del IFE tratando de acomodar las cosas, ha hecho saber a esta columna (cuyo gerente general y único obrero ha hecho en meses anteriores algunas peripecias de video): "Como bien sabes, es prácticamente imposible redactar un mensaje, maquillar a quien va a hablar, colocar micrófonos, posproducir (ponerle los rótulos identificando a Ugalde), grabar todo bien a la primera toma y lanzar esa grabación al aire en tan sólo 15 minutos; mejor dicho, diez, porque el mensaje es de casi 5 minutos de duración. Es imposible: nada más calcula cuánto te lleva redactar con algún cuidado un par de párrafos".

Lo peor, menciona el director del canalseisdejulio, es que "la noche del 2 de julio, tras la transmisión de ambos mensajes, Joaquín López Dóriga dijo, palabras más o menos, que los dos mensajes habían salido ligados, pues 'así los mandó Cepropie'. Aunque Fox de veras hubiera tenido diversos mensajes preparados, ni siquiera les habría dado tiempo de elegir el correcto ya que, te repito, ambos fueron ligados. Como sabes, Cepropie, que depende de la Presidencia de la República, nada tendría que hacer en relación al mensaje del presidente del IFE, y su intervención pone en evidencia la existencia de un plan coordinado". Carlos Mendoza estima que este punto, el de los mensajes convenidos, "es uno de los mayores errores que cometieron los aliados".


Para finalizar están los siguientes hechos: Quienes acudieron al Zócalo para protestar por el alza a los precios de productos básicos en el contingente del Frente Amplio Progresista llevaban las pancartas donde se ve con claridad una fotografía de López Obrador del día en que rindió protesta como presidente legítimo de México. Los videos de los blogs o de Youtube, así como del programa La Verdad sea Dicha muestran a la gente apoyando a López Obrador.

En diversas partes del país se dieron protestas simultáneas a la realizada en la ciudad de México y en todas –están las fotos y videos- hay un apoyo innegable a López Obrador.

En cada foro o programa de radio con micrófonos abiertos los simpatizantes de López Obrador alzan sus voces para decir que Calderón Hinojosa es un pelele y usurpador, y ahí mismo refrendan el apoyo al presidente legítimo.

Esos son los hechos, el libro de marras es uno más de los intentos de acallar a un pueblo harto de tanto delincuente que roba, mata y corrompe con total impunidad.


El siguiente es un análisis tomado de la revista Proceso.


http://www.proceso.com.mx



El PRI ¿renovado?

josé gil olmos

México, D.F., 7 de febrero (apro).- Después de perder dos veces seguidas la contienda presidencial, el PRI ha tratado de levantarse sin éxito. Hoy parece que tampoco lo logrará, pues independientemente de quién gane, ni Beatriz Paredes ni Enrique Jackson ofrecen el cambio estructural que necesita el priismo.

A diferencia del PRD, en que las diferencias son entre las “tribus”, y del PAN, donde se confrontan dos alas conservadoras de una misma ideología –la ultraderecha--, en el PRI quienes se disputan el partido son fuertes grupos de poder político y económico que tratan de mantener privilegios antiguos, así como posibilidades para disputar una vez más la Presidencia de la República.

Ninguno de los dos candidatos más fuertes, ni los otros tres que juegan un papel decorativo, han presentado un proyecto distinto al que ya conocemos en el PRI. De hecho en la contienda interna han reflejado los mismos viejos vicios de componendas y corrupción en la compra de votos de los delegados del Consejo Político Nacional (CPN), que habrán de votar el próximo 18 de febrero.

Los saldos del PRI después de las elecciones del 2000 y 2006 son muchos y graves, pero más allá de la cantidad, el resquebrajamiento del partido se manifiesta en dos aspectos principales: la pérdida en el voto seguro que se llegó a estimar en 21 millones, y la inexistencia de la estructura territorial y sectorial.

Desde los comicios de 1988, el PRI comenzó a manifestar la pérdida de credibilidad. En aquella elección a Carlos Salinas de Gortari se le prometieron 20 millones de votos “verdes” –del campo-- que nunca llegaron. Y aunque Ernesto Zedillo obtuvo una victoria clara, es también cierto que en 1994 lo que funcionó fue el famoso “voto del miedo”.

En la elección del 2000, Francisco Labastida vivió en carne propia la crisis estructural de su partido. Ni los sectores popular, obrero y campesino respondieron, menos los sindicatos que en otros tiempos eran los que sacaban a flotes las elecciones. La noche del 6 de julio de ese año, el PRI sufrió su peor derrota y desde entonces no ha podido recuperarse, ni siquiera en los comicios intermedios del 2003, en que ganó las elecciones en 17 estados.

Seis años después Roberto Madrazo experimentó lo mismo que el sinaloense. De acuerdo con las cuentas alegres de su estratega electoral, César Augusto Santiago, el tabasqueño habría de recibir 21 millones de sufragios producto de una estrategia encabezada por un millón 300 mil promotores del voto, cada uno de los cuales traería 20 votos. Pero al final los números no se dieron y el fracaso fue rotundo: el PRI se fue al tercer sitio en la tabla política.

Hoy el PRI se enfrenta a sus propias contradicciones. No sabe cómo transformarse, dejar de ser un partido que nació para el poder y no para la ciudadanía.

Históricamente, el PRI ha servido para el poder presidencial y su estructura está diseñada para ello, para reforzarlo y recrearlo. Los llamados sectores no representaban a los campesinos, obreros ni a las clases medias y populares, en realidad sólo funcionaban para mediatizar cualquier movimiento e “institucionalizarlo”.

El PRI nunca se ha actualizado y los proyectos que representan los candidatos actuales, sobre todo el de Beatriz Paredes y Enrique Jackson, no ofrecen a los electores, ni aun a los priistas de siempre, ningún atractivo.

“Por tiempos mejores”, es el lema de campaña de Jackson, mientras que el de Paredes es “Construyamos el PRI del siglo XXI”. Ambos candidatos le apuestan al futuro y tratan de borrar un pasado manchado por la corrupción, las componendas y la traición, una tradición priista que se mantiene y se refleja ahora en la actuación de sus propios gobernadores, convertidos en “virreyes”, o en sus legisladores que no representan más que a sus propios intereses.

Es evidente que la renovación del PRI tiene que ir más allá de un cambio en las cabezas o en los liderazgos, tendría que replantearse la estructura sectorial y aun la territorial. Inclusive quizá sea tiempo de pensar en cambiar hasta de nombre, porque la “revolución institucionalizada” ya no tiene ningún significado.