Mentiras en cadena nacional; documentos presentados apuntan a privatizar
Tomados de La Jornada, El Fisgón, Hernández, Helguera y Rocha y El Universal, Helioflores y Naranjo.
De nuevo el mismo cuento de que si se privatiza Pemex todo será miel sobre hojuelas y si no, pues caerán sobre los mexicanos todos los males del mundo. En su discurso sobre la privatización de la paraestatal transmitido en cadena nacional ya entrada la noche el pelele Felipe Calderón Hinojosa refrenda su desprecio por la inteligencia de los mexicanos al intentar venderles sueños guajiros como el que “todos” tendremos un cachito de Pemex, con valor de cien pesitos, que pagará grandes dividendos, de la misma manera en que ganará la empresa.
Doble contradicción, si tomamos a pie juntillas su endeble discurso y creemos que no se privatizará, por qué se pondrán a la venta acciones –bonos dijo el imbécil, sin especificar el monto o el porcentaje de la paraestatal- de una empresa que es de los mexicanos. Es de todos conocido que al menos los 10 millones de indígenas que habitan en el país no cuentan con esa mínima suma para ser “inversionistas”. También en conocido que el mismo cuento se manejó con la privatización de Telmex –se colocarán acciones en la Bolsa Mexicana de Valores para que todos sigamos siendo sus dueños- al final el único dueño es Carlos Slim, que con esa empresa se encumbró hasta el primer lugar entre los más ricos del mundo.
Como ayer escribimos la propuesta privatizadora pretende que el capital privado, nacional y extranjero se coloque en todo el proceso productivo, es más que sea la iniciativa privada la que usufructúe el principal negocio, la refinación de los derivados del petróleo, entre ellos en de las gasolinas. Y para evitar cualquier contratiempo futuro, el proyecto prevé que los diferendos se diriman en tribunales extranjeros. Es decir la soberanía de México sobre el petróleo será letra muerta. La Constitución será de nuevo pisoteada por este grupo mafioso que pretende seguir haciendo grandes negocios al amparo del poder, la corrupción y la impunidad que les acompaña y les es harto conocida.
Nada habla de fortalecer l autonomía de Pemex cuando el “consejo autónomo” que se piensa instalar estará compuesto por 11 personas designadas por el pelele Calderón Hinojosa y cuatro por el corrupto sindicato petrolero. ¿Entonces cuál autonomía?
La iniciativa contempla la amplia apertura al capital privado nacional y extranjero, además de los contratos por adjudicación directa. En pocas palabras favorece a las decenas de empresas de corruptos como el tal Juan Camilo Mouriño, que ya antes de estas modificaciones obtuvo millonarios contratos por esta vía. Imaginemos cuántos más podrá obtener, eso sí con la ley en la mano. Por eso es que le urge tanto aprobar el mamotreto, para continuar con el saqueo de Pemex.
Tan ese así que el PAN espera que sea aprobada sin ningún problema en el actual periodo de sesiones, al cual le falta siete reuniones. El aval del PRI fue dado de inmediato por Francisco Labastida Ochoa –apodado Lavestida, por el ladrón Vicente Fox Quesada-, quien dijo que analizarían la propuesta –como si esta no hubiera sido negociada ya por el capo priísta Manlio Fabio Beltrones en Los Pinos-, pero adelantó que se “parece mucho” a la que el PRI planteó en un principio. Más claro ni el agua, pretenden dar a los mexicanos atole con el dedo.
Sobre los miles de millones de dólares en excedentes petroleros, el proyecto privatizador contempla que la paraestatal podrá hacer uso de hasta el 10 por ciento de los mismos. Y aquí uno se pregunta: si ese dinero no está contemplado en el presupuesto de la federación, por qué no se puede usar en beneficio de la empresa. Es dinero que no está destinado. La única respuesta es que quieren seguir robándoselo en lugar de invertirlo en el fortalecimiento de Pemex y con esto evitar su privatización. El robo es a ojos vistas.
Nada hay oculto en el mentado proyecto, todo queda al descubierto, palabras más palabras menos. Se trata pues del mismo cinismo que ha acompañado al PRIAN desde hace décadas. Nada más que ya no estamos en los tiempos del PRI, tampoco en los del traidor y corrupto Fox Quesada. Día a día hay más mexicanos dispuestos a dar la lucha por el respeto de la Constitución y del Estado de derecho, que a la derecha PRIANista le tiene sin cuidado.
A continuación un análisis tomado de la revista Proceso.
http://www.proceso.com.mx/
Los tiempos políticos
josé gil olmos
México, D.F., 8 de abril (apro).- Desde 1992, cuando se reformó el artículo 27 constitucional y dejó de existir el ejido, no había habido tanta expectación por una reforma como hoy, con la iniciativa de cambios a legislación en materia energética.
Pero a diferencia de entonces, no había el encono y la confrontación que ahora existen, producto de la polarización surgida en las pasadas elecciones presidenciales en las cuales el país se dividió en dos proyectos antagónicos: el empresarial, de Felipe Calderón, y el nacionalista, de Andrés Manuel López Obrador.
Hace 16 años, la inconformidad que se expresó en las calles de parte de organizaciones campesinas en contra de un paquete de reformas constitucionales que enterraban uno de los símbolos emergidos de la Revolución, el ejido, al final fue apagada por el mismo sistema político dominado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Hoy el escenario es completamente distinto: el Partido Acción Nacional (PAN) carece de la hegemonía que tuvo el PRI y este último instituto, convertido en oposición, se ha puesto a jugar el papel de “abogado del diablo”, que donde ve mayor ganancia, ahí se inclina para obtener su propio dividendo.
En tanto que el Partido de la Revolución Democrática (PRD), como fuerza, se ha sumado a la figura de Andrés Manuel López Obrador, quien ha diseñado una estrategia de resistencia en la que habrían de participar miles de personas, en su mayoría mujeres.
Sin embargo, Felipe Calderón mandó la iniciativa hasta el último momento, buscando con ello el menor daño posible a su imagen cuando ya diversos actores políticos, empresarios, intelectuales, organizaciones sociales y hasta grupos cristianos se habían instalado en la discusión del tema.
Por todas estas presiones, pero sobre todo pensando en ganar la mayoría de la Cámara de Diputados en la elección del 2009, y, con ello, contar con mayores márgenes de maniobra política, el gobierno de Calderón Hinojosa tuvo que modificar la reforma constitucional que, en principio, se tenía prevista, y mandó un paquete de modificaciones a leyes secundarias, entre ellas a la Ley de Adquisiciones y de Obras Públicas; de la Comisión Reguladora de Energía; Administración Pública Federal; Federal de Derechos y la Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional.
Al parecer la clave está en que se buscaría darle la vuelta a la prohibición constitucional de que la iniciativa privada nacional y extranjera puedan invertir en la explotación del petróleo en tierra o en aguas profundas. Y el camino para evitar eso, es la propalada “autonomía de gestión”, que posibilitaría a Pemex asumir sus propias decisiones en materia de inversiones.
Otra figura legal sería la de “servicios ampliados”, la que posibilitaría a la iniciativa privada tener presencia en casi toda la cadena del proceso petrolero.
Los puntos finos de la iniciativa calderonista son, sin embargo, de manufactura priista, más en específico, del senador Manlio Fabio Beltrones que, desde hace unas semanas, en una entrevista televisiva, dio las pautas de la reforma en materia energética.
No obstante esas modificaciones, la iniciativa energética es la prueba de fuego del gobierno de Felipe Calderón.
Si es aprobada, no sólo se llevará el triunfo, sino que tendrá que compartirlo con el PRI y, en específico, con el senador Beltrones.
Pero también ambos, PAN y PRI, tendrán que asumir los costos sociales y electorales de la aprobación de este conjunto de reformas.
Y es que no sólo las organizaciones ciudadanas se han manifestado en contra de cualquier intento privatizador de Petróleos Mexicanos (Pemex) o de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), también las propias agrupaciones guerrilleras han definido, en conjunto, su postura en un “manifiesto a la nación”.
El documento fechado el 10 de abril, día que se recuerda la muerte de Emiliano Zapata, está firmado por el Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos (MRLCB), Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo (TDR-EP), Organización Insurgente 1º de Mayo (OI-1M), Brigada de Ajusticiamiento 2 de Diciembre (BA-2D) y Unidad Popular Revolucionaria Magonista (UPRM).
En el manifiesto piden cohesión y unidad a todas las organizaciones, incluyendo al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), para detener “la ofensiva” del gran capital.
La estrategia gubernamental y del PRI es que la discusión se alargue hasta el próximo periodo de sesiones, y con ello desgastar las protestas sociales que encabeza López Obrador, y a las que se han sumado ahora las organizaciones guerrilleras.
Pero conforme pase el tiempo, el deterioro será para el gobierno y el PRI, a los que les urge una pronta aprobación de la reforma energética, con el fin de asimilar cualquier efecto negativo que les pueda impactar en el no tan lejano proceso electoral del 2009.
Doble contradicción, si tomamos a pie juntillas su endeble discurso y creemos que no se privatizará, por qué se pondrán a la venta acciones –bonos dijo el imbécil, sin especificar el monto o el porcentaje de la paraestatal- de una empresa que es de los mexicanos. Es de todos conocido que al menos los 10 millones de indígenas que habitan en el país no cuentan con esa mínima suma para ser “inversionistas”. También en conocido que el mismo cuento se manejó con la privatización de Telmex –se colocarán acciones en la Bolsa Mexicana de Valores para que todos sigamos siendo sus dueños- al final el único dueño es Carlos Slim, que con esa empresa se encumbró hasta el primer lugar entre los más ricos del mundo.
Como ayer escribimos la propuesta privatizadora pretende que el capital privado, nacional y extranjero se coloque en todo el proceso productivo, es más que sea la iniciativa privada la que usufructúe el principal negocio, la refinación de los derivados del petróleo, entre ellos en de las gasolinas. Y para evitar cualquier contratiempo futuro, el proyecto prevé que los diferendos se diriman en tribunales extranjeros. Es decir la soberanía de México sobre el petróleo será letra muerta. La Constitución será de nuevo pisoteada por este grupo mafioso que pretende seguir haciendo grandes negocios al amparo del poder, la corrupción y la impunidad que les acompaña y les es harto conocida.
Nada habla de fortalecer l autonomía de Pemex cuando el “consejo autónomo” que se piensa instalar estará compuesto por 11 personas designadas por el pelele Calderón Hinojosa y cuatro por el corrupto sindicato petrolero. ¿Entonces cuál autonomía?
La iniciativa contempla la amplia apertura al capital privado nacional y extranjero, además de los contratos por adjudicación directa. En pocas palabras favorece a las decenas de empresas de corruptos como el tal Juan Camilo Mouriño, que ya antes de estas modificaciones obtuvo millonarios contratos por esta vía. Imaginemos cuántos más podrá obtener, eso sí con la ley en la mano. Por eso es que le urge tanto aprobar el mamotreto, para continuar con el saqueo de Pemex.
Tan ese así que el PAN espera que sea aprobada sin ningún problema en el actual periodo de sesiones, al cual le falta siete reuniones. El aval del PRI fue dado de inmediato por Francisco Labastida Ochoa –apodado Lavestida, por el ladrón Vicente Fox Quesada-, quien dijo que analizarían la propuesta –como si esta no hubiera sido negociada ya por el capo priísta Manlio Fabio Beltrones en Los Pinos-, pero adelantó que se “parece mucho” a la que el PRI planteó en un principio. Más claro ni el agua, pretenden dar a los mexicanos atole con el dedo.
Sobre los miles de millones de dólares en excedentes petroleros, el proyecto privatizador contempla que la paraestatal podrá hacer uso de hasta el 10 por ciento de los mismos. Y aquí uno se pregunta: si ese dinero no está contemplado en el presupuesto de la federación, por qué no se puede usar en beneficio de la empresa. Es dinero que no está destinado. La única respuesta es que quieren seguir robándoselo en lugar de invertirlo en el fortalecimiento de Pemex y con esto evitar su privatización. El robo es a ojos vistas.
Nada hay oculto en el mentado proyecto, todo queda al descubierto, palabras más palabras menos. Se trata pues del mismo cinismo que ha acompañado al PRIAN desde hace décadas. Nada más que ya no estamos en los tiempos del PRI, tampoco en los del traidor y corrupto Fox Quesada. Día a día hay más mexicanos dispuestos a dar la lucha por el respeto de la Constitución y del Estado de derecho, que a la derecha PRIANista le tiene sin cuidado.
A continuación un análisis tomado de la revista Proceso.
http://www.proceso.com.mx/
Los tiempos políticos
josé gil olmos
México, D.F., 8 de abril (apro).- Desde 1992, cuando se reformó el artículo 27 constitucional y dejó de existir el ejido, no había habido tanta expectación por una reforma como hoy, con la iniciativa de cambios a legislación en materia energética.
Pero a diferencia de entonces, no había el encono y la confrontación que ahora existen, producto de la polarización surgida en las pasadas elecciones presidenciales en las cuales el país se dividió en dos proyectos antagónicos: el empresarial, de Felipe Calderón, y el nacionalista, de Andrés Manuel López Obrador.
Hace 16 años, la inconformidad que se expresó en las calles de parte de organizaciones campesinas en contra de un paquete de reformas constitucionales que enterraban uno de los símbolos emergidos de la Revolución, el ejido, al final fue apagada por el mismo sistema político dominado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Hoy el escenario es completamente distinto: el Partido Acción Nacional (PAN) carece de la hegemonía que tuvo el PRI y este último instituto, convertido en oposición, se ha puesto a jugar el papel de “abogado del diablo”, que donde ve mayor ganancia, ahí se inclina para obtener su propio dividendo.
En tanto que el Partido de la Revolución Democrática (PRD), como fuerza, se ha sumado a la figura de Andrés Manuel López Obrador, quien ha diseñado una estrategia de resistencia en la que habrían de participar miles de personas, en su mayoría mujeres.
Sin embargo, Felipe Calderón mandó la iniciativa hasta el último momento, buscando con ello el menor daño posible a su imagen cuando ya diversos actores políticos, empresarios, intelectuales, organizaciones sociales y hasta grupos cristianos se habían instalado en la discusión del tema.
Por todas estas presiones, pero sobre todo pensando en ganar la mayoría de la Cámara de Diputados en la elección del 2009, y, con ello, contar con mayores márgenes de maniobra política, el gobierno de Calderón Hinojosa tuvo que modificar la reforma constitucional que, en principio, se tenía prevista, y mandó un paquete de modificaciones a leyes secundarias, entre ellas a la Ley de Adquisiciones y de Obras Públicas; de la Comisión Reguladora de Energía; Administración Pública Federal; Federal de Derechos y la Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional.
Al parecer la clave está en que se buscaría darle la vuelta a la prohibición constitucional de que la iniciativa privada nacional y extranjera puedan invertir en la explotación del petróleo en tierra o en aguas profundas. Y el camino para evitar eso, es la propalada “autonomía de gestión”, que posibilitaría a Pemex asumir sus propias decisiones en materia de inversiones.
Otra figura legal sería la de “servicios ampliados”, la que posibilitaría a la iniciativa privada tener presencia en casi toda la cadena del proceso petrolero.
Los puntos finos de la iniciativa calderonista son, sin embargo, de manufactura priista, más en específico, del senador Manlio Fabio Beltrones que, desde hace unas semanas, en una entrevista televisiva, dio las pautas de la reforma en materia energética.
No obstante esas modificaciones, la iniciativa energética es la prueba de fuego del gobierno de Felipe Calderón.
Si es aprobada, no sólo se llevará el triunfo, sino que tendrá que compartirlo con el PRI y, en específico, con el senador Beltrones.
Pero también ambos, PAN y PRI, tendrán que asumir los costos sociales y electorales de la aprobación de este conjunto de reformas.
Y es que no sólo las organizaciones ciudadanas se han manifestado en contra de cualquier intento privatizador de Petróleos Mexicanos (Pemex) o de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), también las propias agrupaciones guerrilleras han definido, en conjunto, su postura en un “manifiesto a la nación”.
El documento fechado el 10 de abril, día que se recuerda la muerte de Emiliano Zapata, está firmado por el Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos (MRLCB), Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo (TDR-EP), Organización Insurgente 1º de Mayo (OI-1M), Brigada de Ajusticiamiento 2 de Diciembre (BA-2D) y Unidad Popular Revolucionaria Magonista (UPRM).
En el manifiesto piden cohesión y unidad a todas las organizaciones, incluyendo al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), para detener “la ofensiva” del gran capital.
La estrategia gubernamental y del PRI es que la discusión se alargue hasta el próximo periodo de sesiones, y con ello desgastar las protestas sociales que encabeza López Obrador, y a las que se han sumado ahora las organizaciones guerrilleras.
Pero conforme pase el tiempo, el deterioro será para el gobierno y el PRI, a los que les urge una pronta aprobación de la reforma energética, con el fin de asimilar cualquier efecto negativo que les pueda impactar en el no tan lejano proceso electoral del 2009.
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