progressif

viernes, abril 04, 2008

Desfachatez y transas ignorantes






Tomados de La Jornada, Helguera, El Fisgón y Rocha y El Universal, Helioflores.


El eterno doble discurso –en todo, no sólo en política, sino en religión, hábitos, costumbres, moral, etc.- de la derecha del PRIAN ha llevado al país a una crisis económica y de valores desde hace 25 años. El afán de enriquecerse por encima de lo que sea y de quien sea es la tónica de este grupo mafioso de políticos que llegaron de la mano de José López Portillo y resultaron toda una banda criminal con el ratero Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y los transas panistas que habían prometido cambios. Y sólo el dinero cambió de manos al igual que la corrupción: del PRI al PAN.

El ladrón en turno es Felipe Calderón Hinojosa, quien comenzó robándose la elección presidencial de 2006 y ahora intenta saquear al país con la venta de Pemex. Durante meses ha hecho campaña sobre la catástrofe que significaría que no se privatizara la paraestatal. Arguye que no se cuentan con recursos y vocifera que de no permitir capital privado –principalmente extranjero sería una irresponsabilidad que acarrearía la debacle del país.

“Hay quien califica los datos del diagnóstico presentado por la Secretaría de Energía y Petróleos Mexicanos como de catástrofe. La verdad es que los datos simplemente describen una realidad que da motivos de preocupación, pero también da enormes motivos de aliento acerca de las grandes potencialidades de nuestra industria petrolera”, insistió ayer.

Sin embargo hasta hoy viernes 4 de abril de 2008 el pelele Calderón Hinojosa no ha presentado ninguna iniciativa y en cambio sigue hablando sobre la importancia del tema como si el ya hubiera oficializado la solución. Su doble discurso presenta a Pemex como la peor empresa del mundo y sólo salvable por las grandes empresas petroleras extranjeras. Sin embargo, nada dice –los datos son oficiales de la propia paraestatal- de los 500 mil millones de dólares que se recibieron en los últimos siete años ¿dónde están, en qué se invirtieron? ¿quién se los robo? ¿a que cuentas bancarias del PRIAN y los poderes fácticos fue a parar la descomunal suma de dinero?

No los menciona porque esa cifras pintan de cuerpo entero al PRIAN. Se trata de un grupo de mafiosos que saquean las arcas públicas, los dineros de los mexicanos y luego lanzan los lastimeros gritos de ¡no hay dinero! Tenemos que conseguir préstamos en el extranjero, tenemos que vender las empresas del Estado, tenemos abrir México a la inversión privada, tenemos que vender las playas nacionales, tenemos que vender las minas y cuando prácticamente no queda más: tenemos que vender Pemex, porque de esta manera podremos lanzar a México a un futuro promisorio.

Cuando vendieron todo lo anterior afirmaron, aseguraron, garantizaron que esas veces sí ya estaba México en las ligas mayores, entre los más ricos del mundo. El horizonte era promisorio y halagador. Cruda realidad, hay más pobreza, más miseria, más desempleo, más carestía y pocos supermillonarios.

No hay que darle tanta vuelta al asunto. La historia, las cifras y datos oficiales, los análisis económicos internacionales y los estudios de renombradas empresas ubican al país entre los más desiguales y entre los que en pocos años han perdido su soberanía casi en todo. El sistema bancario es extranjero, dependemos cada vez más del extranjero para alimentarnos y en cuestión de salud las farmacéuticas extranjeras controlan todo. En telecomunicaciones de nada nos sirve que sean mexicanos pues el control oligopólico de las mismas nos impone tarifas tal altas que superan a las de los países más ricos del planeta. Ahora nos quieren hacer dependientes del extranjero en el sector energético. Eso en cualquier parte del mundo se llama depredación y eso es lo que practica el PRIAN y una parte importante del PRD. No tienen llenadera


Los siguiente materiales fueron tomados de La Jornada.









Hacia el debate. Carta I: ¿Qué es la privatización?


A la convocatoria de la secretaria de Energía y del director de Pemex para un debate amplio sobre la reforma energética, respondimos afirmativamente en nuestro carácter de ser uno más de los numerosos grupos y personas interesados en uno de los asuntos fundamentales del desarrollo nacional. A la invitación primera no han seguido propuestas del gobierno federal sobre las formas y los métodos del debate y, en abierta contradicción con la propuesta, el Partido Acción Nacional da por inexistente el llamado a discutir y anuncia que serán ellos y no el Poder Ejecutivo, quien envíe el proyecto a las Cámaras. También, y en sentido complementario, el senador Manlio Fabio Beltrones decide que no hace falta el debate y que ya todo debe estar en manos de expertos. Eso es, de modo tajante, el llamado a la privatización del conocimiento, sin más. Los expertos tienen necesariamente, la última palabra, pero en una democracia, esa última palabra se integra por las decisiones informadas de la colectividad.

Suponíamos y suponemos que el Ejecutivo tiene por razón natural una información abundante sobre el petróleo, muy superior a la de Acción Nacional, pero cada grupo decide cómo distribuye sus costos políticos. Y, también, es curioso que el PRI, por voz de su líder, decida que a los ciudadanos, en su calidad de no expertos, les toca callar y obedecer.

Confiamos en las virtudes críticas del debate y por eso insistimos en mantenerlo como salida racional. Por eso ahora presentamos una definición posible de la privatización del petróleo. Estamos seguros que por su carácter crucial, la discusión continuará. ¿Cuál es la prisa?

Privatización significa vulnerar el principio constitucional que hace de la Nación la propietaria de los recursos del subsuelo, en especial de los hidrocarburos, y reducir la exclusividad de Pemex en la explotación de los recursos petroleros de la Nación. Privatizar es entregar parte de esa riqueza a empresas nacionales y extranjeras, afectando la soberanía nacional y el presente y el futuro de los mexicanos.

Atentamente

Carlos Monsiváis, Sergio Pitol, Elena Poniatowska, Fernando del Paso, Margo Glantz,
Hugo Gutiérrez Vega, Enrique González Pedrero, Laura Esquivel, José María Pérez Gay, Guadalupe Loaeza. Lorenzo Meyer, Arnaldo Córdova, Rolando Cordera, Ida Rodríguez Prampolini, Luis Javier Garrido, Víctor Flores Olea, Héctor Vasconcelos, Carlos Payán,
Héctor Díaz Polanco, David Ibarra, Enrique Semo, Carlos Pellicer, Jorge Eduardo Navarrete, Luis Linares yAntonio Gershenson.


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El coyotaje

Luis Javier Garrido


La incapacidad del régimen panista espurio para cumplirle a Washington su promesa de entregarle Pemex a las multinacionales está llevando a sus principales responsables a la comisión de gravísimos actos delictivos.

1. El fracaso del gobierno de facto de Felipe Calderón en su pretensión de convencer a los mexicanos sobre la necesidad de privatizar la industria petrolera lo está llevando a acciones que evidencian su desesperación, y la última de ellas está siendo la de buscar apoyos en el extranjero pretendiendo, mediante una campaña internacional, doblegar desde el exterior la creciente oposición existente en México al proyecto de entregar la riqueza petrolera del país a las grandes trasnacionales petroleras.

2. El planteamiento del gobierno calderonista, enunciado en un reportaje publicado en el diario El País el miércoles 2, es muy claro, pues señala que las reservas petroleras de México se agotan y que el supuesto “sombrío” futuro energético de la nación “acarrearía consecuencias tremendas para el mundo y, en particular, para Estados Unidos, uno de los grandes consumidores de petróleo mexicano”, si no se actúa. Las reservas, sin embargo, se argumenta, existen en enormes yacimientos “a grandes profundidades de hasta 3 mil metros en aguas del Golfo de México”, que se describen como reales, pero para explotarlas, se advierte, se requiere de la tecnología de punta de la que Pemex carece y que poseen las grandes multinacionales: Exxon Mobil, BP, Shell o, desde luego, Repsol-YPF, la que no podía faltar: la empresa de la cual Calderón y Mouriño se han vuelto gestores o coyotes, como se les llama en México.

3. La sucesión de mentiras hilvanadas por la propaganda calderoniana lleva, como es evidente, a otra falacia. Las reservas petroleras, se dice, se agotan, no hay otras que las de las aguas profundas, la disminución de la producción de México sería catastrófica para el mundo y para la seguridad de Estados Unidos, y por lo tanto el culpable de todo es no sólo Andrés Manuel López Obrador y el Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, sino el propio pueblo de México, empecinado en defender sus recursos estratégicos.

4. Esta argumentación falaz es la misma que subyace tanto en las 128 cuartillas del llamado Diagnóstico. Situación de Pemex, que envió el gobierno espurio a los legisladores y que fue hecho pedazos por éstos, como en el pobre discurso entreguista del propio Felipe Calderón, pronunciado ayer jueves 3 en Cancún ante los ministros de Energía de África y América Latina, y donde apareció no como el jefe del Estado mexicano, aunque sea de facto, sino como un gestor o coyote de intereses trasnacionales.

5. Un titular del Poder Ejecutivo tiene por obligación principal y prioritaria velar tanto por los derechos fundamentales de los habitantes del territorio nacional como por la integridad y soberanía de la nación, y Felipe Calderón, por corrupción e indolencia, ha incumplido esta doble responsabilidad violando de manera flagrante la Constitución Mexicana.

6. El coyotaje es una actividad delictiva, tipificada por la legislación penal, entre otros, a través del delito de tráfico de influencias, y Mouriño y Calderón es claro que están incurriendo en actos de coyotería. La entrega a corporaciones multinacionales de recursos estratégicos que por mandato constitucional son patrimonio de la nación configura, sin embargo, un acto criminal de otra dimensión: el delito de traición a la patria, el más grave que puede cometer un gobernante, sea o no de facto. Y la consecuencia de este desprecio de Calderón y sus amigos al marco legal de la República es muy clara: incurre en el supuesto señalado en el párrafo segundo del artículo 108 constitucional, que señala que durante su encargo el Ejecutivo “podrá ser acusado por traición a la patria y delitos graves del orden común”, los delitos que presunta y evidentemente está cometiendo Calderón junto con varios de sus colaboradores.

7. El llamado Diagnóstico. Situación de Pemex no es diagnóstico ni trata sobre el Pemex real, la empresa que han buscado destruir los tecnócratas priístas y panistas para justificar la privatización. No habla para nada de la mala administración ni de la corrupción y el saqueo que han cometido los últimos gobiernos, incluyendo los de Vicente Fox y Calderón, y no hace más que presentar esa visión catastrofista que justifica su proyecto; de ahí que fueran vapuleados durante su comparecencia el día 2 el director de Pemex, Jesús Reyes Heroles hijo, y la secretaria de Energía, Georgina Kessel, tratados como ineptos.

8. El repudio nacional a su intención de entregar el petróleo de México al capital extranjero, dando una gigantesca marcha atrás al reloj de la historia, Calderón busca eludirlo en esa perspectiva: a) tratando de que sean el PAN o acaso el PRI los que presenten la iniciativa de cambios legales, o b) esforzándose en presentar con lenguaje rebuscado una privatización disfrazada, y así es como han encontrado los tecnócratas panistas una idea que les parece brillante: presentar el proyecto privatizador como “la autonomía de Pemex”

9. Esa “autonomía” de la paraestatal no es para el gobierno ilegítimo sino un eufemismo más que les permitiría en su confusa concepción jurídica blindar a Pemex, supuestamente para evitar toda injerencia en la empresa tanto del Ejecutivo como del Legislativo, quedando ésta en manos de una oligarquía de tecnócratas neoliberales vinculados a las grandes petroleras extranjeras, que serían designados por largos periodos, y que tendrían la facultad de concertar políticas contrarias a la Constitución mexicana: la privatización, en suma.

10. El pueblo mexicano desde ahora lo está entendiendo todo y por ello el nerviosismo de quienes siendo los beneficiarios del proyecto privatizador no atinan cómo hacerle.