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viernes, enero 18, 2008

Ante mayor desempleo y violencia, la prioridad del pelele es vender Pemex






Tomados de La Jornada, Helguera, El Fisgón y Rocha y El Universal, Helioflores.


Otro descalabro para el pelele Felipe Calderón Hinojosa lo representa la realidad del empleo en México que sigue en aumento. Según cifras oficiales del INEGI durante el año pasado se alcanzó el 3.72 por ciento de desocupados, es decir un millón 620 mil personas sin empleo. Y si tomamos en cuenta que para esta oficina gubernamental, no están desempleados quienes trabajen o tengan promesa de trabajo al menos una hora en la semana previa al sondeo, nos daremos cuenta de la brutal realidad.

Eso que debería ser prioridad número uno en cualquier régimen, pasa a segundo plano ante el gran negocio que representa la venta de Pemex, CFE y LyFC. Tampoco importan la carestía y los bajos salarios, mucho menos que cientos de miles de mexicanos emigren principalmente a Estados Unidos por no encontrar empleo aquí, o porque éste es mal pagado y no les alcanza para cubrir sus necesidades básicas.

Mucho menos importa la violencia cotidiana desatada por los “operativos patito” en contra de la delincuencia organizada, que más que combatir el crimen y al narcotráfico, apoyan a uno de los cárteles en disputa, al del Chapo Guzmán. Protegido como fue en el sexenio del traidor panista Vicente Fox Quesada.

Los personeros del usurpador Calderón Hinojosa cabildean con personeros de los dueños de los medios de comunicación electrónicos para “uniformar” la embestida contra la ciudadanía a fin de bombardearla día y noche con la publicidad a modo “sobre los beneficios” de que Pemex sea una empresa privada, para que “siga siendo cada vez más de los mexicanos”.


Si de “ajustes” se trata, la “reforma” energética (léase privatización) se “negocia” en distintos campos, como el mediático, y en este sentido la “continuidad” ha decidido trabajar con sus privilegiados “aliados naturales”, los medios electrónicos de comunicación. A los colegas de la prensa escrita les han hecho el fuchi, como se confirmó ayer en una “reunión secreta” que funcionarios y jilgueros tuvieron, como se dice en la tele, “en céntrico hotel capitalino”.

Pues bien, la ofendida colegiza envió a México SA el siguiente texto de inconformidad, que reproducimos tal cual: “La reunión entre funcionarios de la Secretaría de Energía y Petróleos Mexicanos con algunos conductores de Grupo Radio Fórmula como Joaquín López Doriga, Eduardo Ruiz Healy, Ricardo Rocha y José Cárdenas, entre otros, tuvo lugar en el salón industriales del Club de Industriales.

“Los reporteros de medios como Reforma, Financiero, Economista y Notimex, que llegaron al lugar fueron informados por el vocero de Pemex, Carlos Ramírez, que el evento era privado y que ésta sería la primera de una serie de encuentros que realizarán con otras empresas para informar sobre la situación crítica en que se encuentra el sector petrolero y de esa manera que se entienda la necesidad de que se concreten cambios a las leyes secundarias (frase célebre de Francisco Labastida Ochoa).

“Carlos Ramírez, vocero de Pemex, señaló molesto que las reuniones con los medios electrónicos servirán para plantear los temas principales de la reforma petrolera y del sector en general. Sin embargo, desde el salón adjunto donde se desarrollaba la reunión, pudimos escuchar que los diagnósticos presentados por los funcionarios plantean la necesidad de llevar adelante las reformas legales para mejorar la perspectiva de la paraestatal; en ese sentido, aclararon que lo que se discute entre legisladores es que se descartan cambios constitucionales.

México SA, La Jornada 18 de enero de 2008.




Sabemos por experiencia que al privatizarse los bancos, hubo menos créditos y mayor cobro de intereses. También sabemos que al entubar el gas para uso doméstico, no sólo no se redujo el precio al consumidor, sino que ahora ya no puede regresar al otro sistema de reparto –también nada confiable y con abusos- pues los camiones ya no pasan por la zona. Así que el consumidor de servicios bancarios y del combustible es explotado por ambas partes, sin que al gobierno federal le interese. Ni mejores servicios, ni mejores precios se han conseguido así que ¿cuáles beneficios para la ciudadanía?

De lo que se trata es de que el pelele Calderón Hinojosa, su familia, amigos y compadres se hagan multimillonarios a costa de empobrecer aún más a los mexicanos. Así está el cinismo, la corrupción y la impunidad en las “instituciones” del país, encabezadas desde hace décadas por el PRIAN.



En seguida un análisis tomado de la revista Proceso.










Mancillada, la libertad de expresión


sara lovera

México, D.F., 17 de enero (apro-cimac).- Carmen Aristegui es, sin lugar a dudas, una destacada y brillante periodista. Por ahora su voz fue acallada. Esperemos que no por mucho tiempo.

El sábado 5 dejó de existir María Victoria Llamas, otra destacada comunicadora que llevó a la televisión mexicana temas de sexualidad y feminismo en los setenta y ochenta, cuando los medios electrónicos temían hablar de esos temas emergentes, les llaman, que hoy han conseguido un lugar de discusión en la opinión pública.

Las voces de Mariví y Carmen, cegadas al comenzar 2008, nos llenan de dolor e indignación. Mariví terminó su ciclo vital y será recordada por quienes la conocimos y escuchamos sin tregua durante varias décadas. La seguiremos recordando por su valor e inteligencia.

Nos duele su partida, entre otras cosas, porque se destacó en la lucha por abrir espacios de expresión, sin derrotarse o autocensurarse.

Por eso la negativa de Televisa-Prisa a reanudar el contrato de Carmen Aristegui en W Radio es una llamada de atención.

Unidas por la defensa de los derechos de expresión e información a Mariví, nos ponen un foco rojo para no olvidar que la circulación de las ideas libres es un asunto fundamental para mantener viva la esperanza de la democracia en México.

Pero no es así. Cegar por ahora la voz y el trabajo profesional de Aristegui es la evidencia de que en México no hay estado de derecho y peligran las garantías de libertad de expresión e información.

Cada vez que los intereses particulares o empresariales cierran un espacio informativo plural, responsable, donde los hechos se informan y se investigan, se atenta contra el derecho de todas y todos los informadores y también de los oyentes y las y los ciudadanos que tienen muy pocas opciones para saber lo que realmente sucede en el país.

Lo sucedido con Hoy por Hoy, bajo la dirección y el estilo editorial de Carmen Aristegui, es un buen ejemplo de lo que nos pasa, de lo que puede seguir sucediendo en otros muchos campos de la democracia. Por ello es tan importante decirlo y ponerse al frente de la defensa de nuestro marco constitucional que garantiza esos derechos.

Aristegui durante un lustro consiguió profundizar el cometido de la radio. Este, el de la radio, es un espacio privilegiado y capaz de llegar a los lugares más lejanos del país. Eso lo saben los señores del poder. Por eso había que callarla, precisamente cuando Hoy por Hoy se había destacado por un inmensa audiencia.

Y no se trata solamente de los temas que Carmen destacaba en sus informativos, muchos de los cuales han sido sustanciados por una franja de personas y medios que pelean día a día por contar, sin eufemismos ni triquiñuelas, lo que pasa a las y los mexicanos; desde W Radio no sólo se hablaba de temas fundamentales, sino se abría el micrófono para la expresión de sus víctimas y de sus actores, dando la oportunidad a la formación de una verdadera opinión pública.

Ya antes había salido el programa de la señal de cable Sky, bajo el pretexto de un problema técnico; seguramente hubo otras discusiones. Carmen, valiente, inteligente, crítica, profesional, había conseguido mantenerse en el aire. Lo que más impresiona de su modo de trabajo es su templanza y su profesionalismo.

¿Qué quiero decir? Que Carmen no corresponde a un perfil victimista. Simplemente cumplía su labor con sabiduría y con capacidad. Cosa, estoy segura, que seguirá haciendo. Es una periodista, no una conductora más, y mucho menos una de esas voces plañideras donde el adjetivo se convierte en el recurso más sencillo de abordar.

Carmen no necesita eso. Como buena periodista indaga, investiga, sustancia, demuestra, todos elementos básicos para el buen periodismo, en el que están de más los lloriqueos y las conclusiones fáciles.

Carmen Aristegui, que mantiene su espacio en CNN y en un diario nacional, seguirá siendo la periodista que es.

La pérdida es para el auditorio, que todos los días, en la radio, soporta una cadena de voces irresponsables que lanzan juicios y más juicios, que se erigen en “orientadores” de la opinión pública, que prestan sus micrófonos, ésos sí, para difamar o para proteger a los del poder.

Y este es el problema. Documentar con seriedad y templanza la realidad es una virtud de los periodistas que rebasan escándalos y modas, porque los documentales de la realidad suelen ser mucho más dramáticos que el muro de lamentaciones al que acuden el amarillismo y el estilo que abusa del sentimentalismo de las personas.

Un periodismo serio es el que checa fuentes, consigue documentos, se adentra en cada ángulo de los acontecimientos y mira distante la victimización, para dar paso a hechos bien investigados. Ese periodismo es el que está perdido en nuestro medio. El que averigua antes de concluir o definir una situación, el que interroga a todos los actores y deja a un lado una falsa moralidad.

Aquí pesó el interés del “cuñado incómodo” de Felipe Calderón, el señor Juan Ignacio Zavala, representante de Prisa en México, el consorcio comunicativo de los españoles que en Europa han hecho alarde de objetividad y profesionalismo, pero que en México se han sumado a los intereses mezquinos de la familia de Los Pinos.

Tiempos difíciles se anuncian en el 2008, porque ahora las y los ciudadanos hemos visto reducida esa posibilidad de saber, al menos a través de W Radio. Los espacios se van achicando, día a día, en tiempos en que la conflictividad nacional es un gran tema, una medida para tomarle el pulso a la nación.

Yo digo, con otros colegas hombres y mujeres, que no podemos permitir este cierre de espacios. Los tenemos que ganar día a día, con nuestro trabajo serio y profesional. Si eso hacemos, lo de Carmen pronto será una anécdota porque la tendremos a ella, con su voz, su estilo y su trabajo en otro espacio. El 2008 no será por suerte el último escalón de la batalla por la democracia, al contrario, estaremos ahí, muchas y muchos.