Cortina de humo para ocultar crisis nacional
Tomados de La Jornada, Hernández, Helguera, El Fisgón y Rocha y El Universal, Helioflores y Naranjo.
Mientras los bancos “decidieron” reducir el crédito al consumo debido a que la cartera vencida en tarjetas de crédito alcanzó el pasado mes de marzo la cifra récord de 14 mil 138.7 millones de pesos, un 111.29 por ciento más que en el mismo mes del año pasado, y cuando las estimaciones de crecimiento son de 2 por ciento, contra una inflación estimada en 4.5 por ciento, el pelele Felipe Calderón Hinojosa insiste en su “guerra” contra el narcotráfico.
Una enorme cortina de humo con la que quiere ocultar, primero sus ilegitimidad, segundo, que se trata nada más de un testaferro de los verdaderos poderes en México, los fácticos, los de los empresarios y jerarcas católicos. Tercero la lucha intestina por el poder dentro del PAN, porque ahí está su presente y futuro inmediato, su capacidad para robar sin cortapisa o el reparto del botín, que de tanto repartir se van acabando las áreas de donde jalar dinero para el cochinito sexenal.
Organismo como las Naciones Unidas, así como los partidos políticos además de organizaciones civiles han exigido la salida del ejército del combate al narco por su incapacidad para hacerlo y por el cúmulo de violaciones a los derechos humanos, que ha generado en unos cuantos meses. Nada es escuchado en este “país de libertades”, nada tomado en cuenta en su afán de aprovecharse del poder para beneficio de los mismos de siempre, ahora incluida su familia, la legal y la ampliada.
El otro troglodita del norte George W. Bush, impugnado también e ilegítimo como Calderón Hinojosa, recurrió a la guerra –esa si de verdad- para tratar de legitimarse. Ahora, al final de su mandato su popularidad está por los suelos, pero él logró salirse con la suya: aumentar en forma considerable la fortuna de su familia, que mantiene grandes intereses en las empresas creadas en Irak. Endeudó hasta el tope a los estadunidenses en una guerra costosa, que no trajo más que beneficios a unos cuantos, a los mismos de siempre, incluida por su puesto la familia Bush y las de sus amigos en el gobierno.
En este contexto el imitador de tirano declaró ayer ante los comprados gobernadores integrantes de la Conago que:
''Las guerras se ganan con tecnología, con inteligencia, y por ello debemos dotar a nuestras fuerzas de los adelantos tecnológicos y los servicios de inteligencia que esta lucha exige. En particular debemos seguir avanzando en la Plataforma México, que nos permita construir un sistema único de información criminal.
''Con la participación de las fuerzas armadas estamos enfrentando a quienes son enemigos de México y quieren hacer presa del miedo y la zozobra a la sociedad; quieren que les dejemos paso libre en nuestras plazas, calles y ciudades para envenenar a nuestros hijos con las drogas y con la violencia''.
La estrategia es la misma, el fin también lo es. Apoyado en los medios de comunicación que fueron cómplices del fraude electoral contra millones de mexicanos, el espurio Calderón Hinojosa a fuerza de comerciales en radio y televisión –pagados como ustedes saben con nuestros impuestos- continúa con su lucha evitando –como en su momento lo hizo el traidor y ratero Vicente Fox Quesada- afrontar los problemas reales del país.
A saber el desempleo generalizado, que día a día aumenta. El encarecimiento general de los bienes de consumo, mientras la pobreza acumula más miembros. Violencia generalizada ya que las rutas del dinero del narcotráfico son intocables, si quisieran seguirlas llegarían a las cuentas personales de gobernadores –de todos los partidos políticos-, de los presidentes municipales, de secretarios de estado y claro, de la Presidencia de la República. Es por eso que la llamada “guerra” no es más que humo y circo. Una campaña de miedo para retirar derechos civiles, como se hizo en Estados Unidos para combatir a ese enemigo, con el que se comparten las ganancias ilícitas de la venta de drogas a la juventud mexicana. Se trata pues del cinismo de siempre en el que el PRIAN es experto.
El siguiente es un análisis tomado de la revista Proceso.
Una enorme cortina de humo con la que quiere ocultar, primero sus ilegitimidad, segundo, que se trata nada más de un testaferro de los verdaderos poderes en México, los fácticos, los de los empresarios y jerarcas católicos. Tercero la lucha intestina por el poder dentro del PAN, porque ahí está su presente y futuro inmediato, su capacidad para robar sin cortapisa o el reparto del botín, que de tanto repartir se van acabando las áreas de donde jalar dinero para el cochinito sexenal.
Organismo como las Naciones Unidas, así como los partidos políticos además de organizaciones civiles han exigido la salida del ejército del combate al narco por su incapacidad para hacerlo y por el cúmulo de violaciones a los derechos humanos, que ha generado en unos cuantos meses. Nada es escuchado en este “país de libertades”, nada tomado en cuenta en su afán de aprovecharse del poder para beneficio de los mismos de siempre, ahora incluida su familia, la legal y la ampliada.
El otro troglodita del norte George W. Bush, impugnado también e ilegítimo como Calderón Hinojosa, recurrió a la guerra –esa si de verdad- para tratar de legitimarse. Ahora, al final de su mandato su popularidad está por los suelos, pero él logró salirse con la suya: aumentar en forma considerable la fortuna de su familia, que mantiene grandes intereses en las empresas creadas en Irak. Endeudó hasta el tope a los estadunidenses en una guerra costosa, que no trajo más que beneficios a unos cuantos, a los mismos de siempre, incluida por su puesto la familia Bush y las de sus amigos en el gobierno.
En este contexto el imitador de tirano declaró ayer ante los comprados gobernadores integrantes de la Conago que:
''Las guerras se ganan con tecnología, con inteligencia, y por ello debemos dotar a nuestras fuerzas de los adelantos tecnológicos y los servicios de inteligencia que esta lucha exige. En particular debemos seguir avanzando en la Plataforma México, que nos permita construir un sistema único de información criminal.
''Con la participación de las fuerzas armadas estamos enfrentando a quienes son enemigos de México y quieren hacer presa del miedo y la zozobra a la sociedad; quieren que les dejemos paso libre en nuestras plazas, calles y ciudades para envenenar a nuestros hijos con las drogas y con la violencia''.
La estrategia es la misma, el fin también lo es. Apoyado en los medios de comunicación que fueron cómplices del fraude electoral contra millones de mexicanos, el espurio Calderón Hinojosa a fuerza de comerciales en radio y televisión –pagados como ustedes saben con nuestros impuestos- continúa con su lucha evitando –como en su momento lo hizo el traidor y ratero Vicente Fox Quesada- afrontar los problemas reales del país.
A saber el desempleo generalizado, que día a día aumenta. El encarecimiento general de los bienes de consumo, mientras la pobreza acumula más miembros. Violencia generalizada ya que las rutas del dinero del narcotráfico son intocables, si quisieran seguirlas llegarían a las cuentas personales de gobernadores –de todos los partidos políticos-, de los presidentes municipales, de secretarios de estado y claro, de la Presidencia de la República. Es por eso que la llamada “guerra” no es más que humo y circo. Una campaña de miedo para retirar derechos civiles, como se hizo en Estados Unidos para combatir a ese enemigo, con el que se comparten las ganancias ilícitas de la venta de drogas a la juventud mexicana. Se trata pues del cinismo de siempre en el que el PRIAN es experto.
El siguiente es un análisis tomado de la revista Proceso.
La televisión a debate
jenaro villamil
México, D.F., 29 de mayo (apro).- La agenda informativa nacional y latinoamericana está cargada de la pantalla. Al tiempo que en México los ministros de la Suprema Corte de Justicia avanzan con un ánimo meticuloso en el análisis de la anticonstitucionalidad de la Ley Televisa, ayer inició transmisiones en el Canal 28 la Cadena Tres, propiedad del Grupo Empresarial Angeles, de Olegario Vázquez Raña, sin que hasta el momento tenga garantizado el acceso a las señales de televisión por cable y Sky, ambos sectores ampliamente dominados por Televisa.
En paralelo, ante el cierre de la cadena venezolana de televisión RCTV, producto de la recomposición autoritaria del chavismo, los noticiarios de Televisa y TV Azteca, así como no pocos medios afines, pretenden inferir que en México podríamos estar en el mismo escenario si los magistrados deciden echar abajo, en los próximos días, la “nuez” del negocio de la Ley Televisa: el refrendo automático de las concesiones y la posibilidad de que el duopolio pueda quedarse con el espectro sobrante.
Por si la agenda no estuviera cargada, tanto los partidos políticos como las autoridades electorales –IFE y Tribunal Electoral-- inician un intenso debate sobre los alcances del Spotgate; es decir, el fenómeno de despilfarro derivado de una intensa campaña presidencial que se concentró en destinarle a la pantalla comercial más del 70 por ciento del gasto en propaganda y con múltiples pistas que nos hablan de arreglos discrecionales y preferenciales entre algunos candidatos y las televisoras.
Los cuatro temas tienen repercusiones y derivaciones muy importantes que definirán el futuro de la pantalla comercial, no sólo en México, sino en América Latina. En el fondo, lo que está a discusión no es sólo los alcances monopólicos de las empresas televisivas, sino también la posibilidad de que exista una sana competencia, autoridades que realmente regulen el sector, una clase política que abandone su adicción a los spots, así como la existencia de un esquema que, efectivamente, garantice la libertad de expresión y el derecho a la información.
Ante esta situación es importante hacer las siguientes anotaciones:
1.- La Suprema Corte de Justicia en México dio hoy un paso fundamental en la anticonstitucionalidad de la Ley Televisa, ya que 8 de los 9 ministros (sólo Sergio Salvador Aguirre Anguiano se opuso a la mayoría) decidieron anular diversas disposiciones de la Ley Federal de Radio y Televisión que le otorga a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes facultades discrecionales para otorgar permisos de televisión a todas aquellas instituciones educativas y organizaciones no lucrativas que deseen prestar el servicio de radiodifusión.
El trato diferenciado y discriminado entre los permisionarios y los concesionarios quedó de manifiesto en las deliberaciones de los ministros de la Corte. A pesar de que sólo el ministro Juan N. Silva consideró que otras disposiciones de la Ley Televisa le ponen “barreras de entrada” a los permisionarios para tener servicios de telecomunicaciones (los ocho ministros restantes consideraron que eso no era cierto), lo importante es que la Suprema Corte estableció criterios que dan pie a la elaboración de una genuina auténtica Ley de Medios Públicos, que elimine la discrecionalidad, el trato diferenciado y la dependencia de las televisoras públicas hacia el gobierno federal.
2.- Otras “barreras de entrada” y condiciones adversas se pueden observar en el caso de Cadena Tres, la nueva señal televisiva del Grupo Empresarial Angeles (GEA), el consorcio consentido de la exprimera dama Marta Sahagún. Durante el anterior sexenio, Olegario Vázquez Raña, sin ninguna experiencia previa en medios de comunicación, se convirtió en un grupo mediático transexenal: se hizo accionista mayoritario de Grupo Imagen; tiene el control de más de 70 frecuencias de radio; adquirió el periódico Excélsior y también se quedó con el control de la concesión de Canal 28, una señal que durante años estuvo prácticamente “congelada”, ya que el gobierno decidió entregársela a otro empresario sin ningún interés en competir con Televisa y TV Azteca, Raúl Aréchiga.
Televisa y TV Azteca vetaron la posibilidad de que Telemando, en sociedad con Isaac Saba, dueño del Grupo Xtra, se hiciera de una nueva cadena nacional. No vieron con malos ojos la posibilidad de Vázquez Raña, siempre y cuando éste empresario y sus múltiples medios, se ajustaran a la “línea” y a los intereses hegemónicos del duopolio dominante. Por esta razón es muy claro el sesgo editorial de Excélsior a favor de la Ley Televisa.
La condición que le impuso la empresa de Azcárraga Jean a Vázquez Raña es que si litigaba en contra de la Ley Televisa su señal no tendría acceso a Cablevisión y Sky, las dos grandes corporaciones que controlan la televisión restringida y que son propiedad de Televisa. De un plumazo, esta compañía desecha e ignora la recomendación de la Comisión Federal de Competencia para que exista la obligatoriedad del must carrier y del must offer. Estas dos figuras obligan a que todos los canales de televisión abierta se transmitan gratuitamente por las señales de televisión restringida, al mismo tiempo que Televisa no puede vetar ni condicionar a otros grupos de televisión por cable para que no difundan los contenidos de sus cuatro cadenas, en especial, de Canal 2.
En tanto nadie obligue a Televisa a respetar el must carrier y el must offer, la verdadera amenaza para la libertad de expresión y el derecho a la información están de ese lado. Ellos argumentan razones de negocio. Lo que la Comisión Federal de Competencia ha subrayado es que esto distorsiona la sana competencia.
3.- Frente a esta situación, resulta por demás alarmista e hipócrita que los comentaristas de TV Azteca y de Televisa pretendan ver similitudes entre lo que está sucediendo en Venezuela con el cierre de RCTV y lo que podía suceder en México.
En primer lugar, es condenable la enorme discrecionalidad de Hugo Chávez para determinar cuáles son las televisoras amigas y cuáles las enemigas. En el fondo, no es el chavismo el principal beneficiado con el cierre de RCTV, sino su competencia, Venevisión, del magnate venezolano Gustavo Cisneros, quien prácticamente se quedará sin competencia para monopolizar el mercado de la televisión comercial en este país.
¿Qué acordaron Chávez y Cisneros a cambio? Esta es la historia que hace falta contar. Tanto el monopolio del poder político como el monopolio del poder mediático son una amenaza a la libertad de expresión y al derecho a la información. Cuando ambos se entremezclan ocurre lo que estamos viendo en Venezuela.
Y en México lo que se está proponiendo no es el chavismo mediático, sino la democratización de ambas partes de la ecuación. Está en manos de los ministros de la Suprema Corte, pero también de las audiencias y del Congreso de la Unión que, ahora sí, dicen, avanzará en una reforma electoral para prohibir la intoxicación de spots que vivimos los mexicanos en 2006 y que aún continúa.
jenarovi@yahoo.com.mx
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