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sábado, marzo 24, 2007

Mañana cierre de la segunda Convencíón Nacional Democrática en el Zócalo




Tomados de La Jornada, El Fisgón y Helguera y El Universal, Omar.

El usurpador Felipe calderón Hinojosa se reunió con los miembros de su partido, el PAN, para regodearse con la reciente aprobada ley Gordillo que retira de un plumazo las conquistas laborales ganadas a lo largo de décadas. Tan bien –eso creen los prepotentes- les salió que ya está en la mira la reforma a la ley del trabajo para adecuarla aún más a los intereses de los empresarios mexicanos y extranjeros.

Mientras esto sucede ayer el padre de los bribones Bibriesca encabezó la defensa de sus hijos y enfiló las baterías contra el “salvaje de Guanajuato” y señora Sahagún que lo acompaña. En una radiodifusora de Guanajuato Manuel Bibriesca Godoy ex esposo de la “señora Marta” –hasta que ésta se divorció y rompió el vínculo religioso que duró 27 años con el argumento de que el matrimonio no se había consumado- pidió que “se investigue a Vicente Fox y a Marta Sahagún y se deje en paz a sus hijos” y agregó que “si agarran a alguien, pues debería ser a la señora; a otra gente que tiene la culpa de las cosas que suceden”.

Para tratar de cubrir las espaldas de sus retoños señaló que su ex esposa los colocó en una posición frágil al querer participar en política y suceder al traidor Vicente Fox Quesada. De éste indicó que “es un individuo que habla por hablar; cada vez que habla la riega… Por ahí les tiran y aprovechan para pegarles”, afirmó. Por lo que sugirió que deje se presionar y de meterse en asuntos que “ya perdió”.

Las declaraciones están relacionas con la nueva comisión especial de la Cámara de Diputados que continuará con las investigaciones realizadas por el entonces diputado Jesús González Schmall, quien documentó un desfalco sólo en el IPAB superior a los mil millones de pesos, por parte de los hijastros del ladrón Fox.

La batalla –que ni el corrupto Fox, ni el pelele, ni el PAN, quieren reconocer- es por el control del gobierno federal, las candidaturas y elecciones internas de Acción Nacional, toda vez que es evidente que Calderón es un títere que ante los ataques y llamados de la población –en las pocas estaciones de radio que abren sus micrófonos al público- a enjuiciar a Fox y su familia, además de la familia Bibriesca Sahagún, y las embestidas que le propinan miembros del CEN panista y el propio Fox, sólo atina a sonreir y afirmar que no hay pleito, que todos le caen muy bien y que admira a quien siempre le hizo la guerra, lo llevó a la usurpación y ahora le pone la bota en el cuello.

En medio de este desbarajuste se encuentra la cortina de humo –los panistas son especialistas en ellas- de la reforma a la ley Robles que permite la interrupción del embarazo en cuatro supuestos y que se integraría un quinto. Pese a que la misma sería votada hasta abril y en las siguientes semanas se continuarían con mesas de debate, el gobierno federal y la alta jerarquía católica quieren aprovechar la situación –respaldados por las televisoras y radiodifusoras- para ocupar todos los espacios informativos de mañana domingo y el lunes con el fin de que la clausura de la segunda reunión de la Convención Nacional Democrática pase desapercibida.

En la Basílica de Guadalupe se desarrolla un encuentro al respecto y mañana será también la clausura. Es sabido que, como santuario mariano que es, miles de peregrinos lo visitan a diario y en domingo el número aumenta, pues es obligación de todo creyente ir a misa ese día. Con esto en perspectiva el alto clero llamó a una concentración en esa sede para protestar contra el aborto. De esta manera los medios de comunicación paleros pueden tomar fotografías y video de un templo que invariablemente cuenta con mucha afluencia y así tapar la escasa participación que han tenido sus llamados. Siempre menores a 100 personas, eso sí acompañados por muchas cámaras y micrófonos para sacar la foto y el video de tal modo que no se vea la poca participación.

Una muestra de la intolerancia e ideología fascista de la cúpula panista son las declaraciones de Jorge Serrano Limón, un personaje corrupto que en la administración pasada recibió 30 millones de pesos para su fundación Próvida y que gastó parte de esa suma nada menos que en tangas. Se oponen al uso del condón y de los cursos sobre educación sexual, pero en tratándose de ver con lujuria a la mujeres, no tienen empacho en despilfarrar recurso públicos y hacer las transas entre ellos para justificar el dinero que reciben de nuestros impuestos y que gastan en lujos privados.

El mentado Serrano Limón dijo que el jefe de gobierno de la ciudad de México debería vetar la ley y en caso de no hacerlo pagaría el costo político con sangre. Ante tamaño despropósito Marcelo Ebrar contestó hoy sábado 24 de marzo de 2007 que se trata de un exceso y una situación delicada que alguien amenace por el sólo hecho de no compartir los mismos puntos de vista y advirtió: "Que no nos amenacen porque primero, no nos intimidan y segundo nadie va a tomar una decisión bajo este tipo de declaraciones. Tercero, se aíslan porque muestran su verdadera naturaleza ante la sociedad. Este señor es un fascista en estado puro".


Todo el teatro está montado para de esta manera tratar de restarle importancia a un evento que se espera multitudinario.

La cita es mañana domingo a la 10:00 en la glorieta del Angel de la Independencia, desde donde se marchará hacia el Zócalo para cerrar los trabajos de la convención.




El siguiente análisis fue tomado de la revista Proceso.



http://www.proceso.com.mx





Convención bancaria, decepcionante

carlos acosta córdova

Acapulco, Gro. (apro).- He tenido la oportunidad de asistir a por lo menos una docena de convenciones bancarias y para la que este viernes concluyó aquí no tengo otro calificativo que el de decepcionante. Sí, ha sido la peor, me parece. Y en muchos sentidos. Me pareció desangelada, sin el glamour de antaño, hipócrita y, lo peor, sin “nota” relevante, digna de consignarse. Antes eran reuniones muy esperadas, que generaban una gran expectativa porque eran ocasión no sólo de grandes anuncios en materia económica, sino porque se daban a conocer datos fundamentales –como el monto de las reservas-- sobre la marcha de la economía. Hoy, por suerte, podemos saber de las reservas cada semana.

Un tiempo fueron reuniones –antes de que José López Portillo nacionalizara la banca-- en las que los banqueros, privados pero mexicanos –aunque nos saquearan y nos siguieran saqueando, como decía el entonces presidente, y como sin duda sigue sucediendo-- guardaban distancia del gobierno y hasta se atrevían a criticarlo, a cuestionar medidas de política económica; fijaban posiciones y, aun, se revelaban como el poder económico y político, de contrapeso, que eran. Asistían no sólo los dueños de los bancos, sino los dirigentes de las cúpulas empresariales. El poder económico en pleno, pues. Y por ello, insisto, había cierto glamour, morbo, lo que fuera, pero eran reuniones que generaban mucha expectativa.

Después, ya nacionalizada la banca, y aunque los “banqueros” eran funcionarios del gobierno, no se perdía el interés. A la distancia, recuerdo los épicos discursos de los neobanqueros, que acusaban a sus antecesores de propiciar una economía de casino, rapaz, propiciatoria de grandes fugas de capitales; pero también eran evidentes sus dificultades para convencer –nunca pudieron-- de que ellos, desde el gobierno, sí sabían “hacer banca”. Tan nunca supieron qué hacer con los bancos que Salinas de Gortari de plano decidió reprivatizarlos. Pero antes de que esto sucediera, las reuniones bancarias eran interesantes, por los anuncios de política económica, por la presencia de altos funcionarios de organismos financieros internacionales. En fin, por muchas cosas.

Precisamente fue en una reunión de éstas, ya decidida la reprivatización, cuando se fijaron las reglas, los requisitos que debían cubrir quienes se interesaran en hacerse de un banco. Pedro Aspe, el secretario de Hacienda de Salinas, exigía honorabilidad, solvencia moral y económica, experiencia. Muy poco tiempo pasó para darnos cuenta de que muchos bancos quedaron en manos de verdaderos pillos, que por algún tiempo pisaron la cárcel.

La banca era un desastre y por ello mismo las convenciones atraían. Llegó el “error de diciembre” y vino el caos. La historia nos la sabemos todos los mexicanos: el atraco, las pillerías descubiertas, el rescate forzoso, la generosidad del gobierno para con algunos pillos, la aparición estelar del Fobaproa... hasta la entrega de los bancos a instituciones extranjeras.

Hoy, con todo y las denuncias –dentro y fuera del país, por personalidades e instituciones relevantes-- que se hacen contra los bancos, por las groseras comisiones y las elevadas tasas de interés –hasta tres veces las que cobran en sus países sede--, la reunión sirvió no sólo de autodefensa de los bancos, sino para que el gobierno los arropara y los elogiara. Y, también, para que los banqueros defendieran y elogiaran al presidente Felipe Calderón y su gobierno. Ahora resulta que son todos honorables.

Resultó sorprendente que el propio secretario de Hacienda, Agustín Carstens, dijera que las acusaciones generalizadas contra los bancos –de abusos, de atracos, de altos cobros, de mal trato-- son producto de prejuicios, de consejos sin fundamento, de generalizaciones injustas, de mitos... todo, resultado de la ignorancia, de la falta de cultura financiera, de grandes segmentos de la población.

Fácil: el que acusa a los bancos lo hace porque no entiende nada de su trabajo, de sus funciones, de sus problemas, de sus dificultades en un entorno internacional tan competido. Pobres bancos, víctimas de la ignorancia de la gente. Puede ser. Lo que sí tiene claro la gente, y ahí sí, toda, es que los bancos tienen ganancias estratosféricas, y que no tienen sustento en la propia actividad bancaria, sino en la voracidad, en la costumbre de pagar poco por los depósitos y cobrar mucho por sus préstamos, de engullirse soberbias comisiones por pésimos servicios.

Que gobierno y banqueros se enfrascaran en esta convención –la número 70-- en una especie de torneo de elogios mutuos, fue lo que la hizo decepcionante, por la hipocresía que prevaleció.

Al recibir al presidente Calderón, el jueves, los banqueros se deshicieron en aplausos para aquél. En los discursos, Calderón quedó como prohombre, como un gobernante sin par. El presidente saliente de la Asociación de Bancos de México, Marcos Martínez Gavica, no mostró un ápice de rubor: “Nos encontramos al inicio de una nueva administración, que augura avances decisivos en la economía, en el empleo, en la seguridad y en las reformas legales que tanto necesita México.”

Luego de expresarle el reconocimiento de los banqueros “por las múltiples acciones que ha tomado en estos primeros meses de su administración”, el empresario se descosió: “La energía y la contundencia de las medidas que ha implementado en tan poco tiempo, muestran que es usted un hombre de resultados. Tan sólo por destacar una de estas acciones, mencionaría la firmeza mostrada en las decisiones que ha tomado su gobierno en el combate al narcotráfico y al crimen organizado.” No sólo eso. Elogió “su capacidad de generar consensos”, que está a la vista, dijo, con la aprobación de la reforma al régimen de pensiones del ISSSTE. “Su gobierno apenas comienza y las acciones ya se ven.”

Lo único que logró el banquero –también director general de Santander-- fue opacar la “gran noticia” que los banqueros iban a dar en esta convención, y que había estado tanteando y prometiendo a los informadores, y que era la de que los bancos abrirían, en el sexenio de Calderón, las llaves del crédito para apoyar, ahora sí, a las pequeñas y medianas empresas, el agro y la infraestructura.

Sí, esa fue la gran noticia de esta 70 Convención Bancaria: que los bancos por fin harían su chamba y que al término de la presidencia de Calderón habrán casi cuadruplicado el saldo actual de financiamiento al sector privado. En concreto, dijo, habrá, a lo largo del sexenio, una colocación adicional de créditos por 3 billones 300,000 millones de pesos, lo cual significa pasar de un financiamiento equivalente al 13% del PIB, en 2006, a una derrama crediticia equivalente al 27.8% del PIB al final de la administración.

Tres billones trescientos mil millones de pesos, suena mucho. Y si se escribe ni se entiende $3,300,000,000,000.00. Es superior, en un billón, a todo el presupuesto de egresos para 2007. Pero resulta que, en realidad, es poco para las necesidades del país y muy poco en relación a lo que prestan los bancos en países con niveles de ingreso similares al nuestro.

El propio Carstens, que defendió tanto a los bancos, dijo que en Chile el financiamiento que dan los bancos allá es equivalente al 63% de su Producto Interno Bruto. O en Corea del Sur, donde los bancos colocan crédito cercano al 97% de su PIB.

Pero esa, repito, fue la gran noticia de la convención. Vaya manera de reconocer que no estaban haciendo su trabajo esencial; que estaban obteniendo extraordinarias utilidades, con la mano en la cintura, sin gran esfuerzo, sin correr el menor riesgo.

Y, como decía, en el torneo de elogios mutuos, Calderón no se quedó atrás: “Agradezco y reconozco el compromiso que acabamos de escuchar... estoy seguro que se va a traducir ello en un mayor crecimiento económico para el país y en una mayor solidez de la banca”, dijo. Pero antes, en correspondencia a los prolongados aplausos, y en un claro olvido de las secuelas del rescate bancario para la población, agregó: “Hoy el sector bancario en México es un sector sólido, que no genera la preocupación y la zozobra que generó en el país en el pasado”.

Total, el rescate de los bancos, su salud y bienestar –ahora en manos extranjeras--, lo seguiremos pagando todos los contribuyentes... por décadas.

Pero aquí todos estaban felices. (23 de marzo de 2007).