Reforma laboral, el primer golpe de Peña y Calderón*
Tomados de La Jornada, El Fisgón y Helguera.
Jesusa Cervantes
MÉXICO, D.F. (apro).- Desde hace 25 años el sector
empresarial ha buscado reformar la Ley Federal del Trabajo, adecuarla a las
demandas de la modernidad incluyendo elementos que aumenten “la calidad y
productividad”. Pero siempre, los señores del dinero encontraron en los señores
del poder una férrea oposición personalizada en el brazo fuerte del PRI, la
CTM.
A la vuelta de los años será un cetemista quien hará
realidad las pretensiones del sector empresarial, respaldado por su partido, el
PRI. Carlos Aceves del Olmo, diputado priista y presidente de la Comisión del
Trabajo, será quien entregue el 27 de septiembre al pleno de la Cámara el
dictamen que modifique la ley laboral.
Fue en 1987, época en que la Coparmex tenía más fuerza que
el Consejo Coordinador Empresarial, cuando se inventó la llamada “nueva cultura
laboral”. Su autor, Carlos Abascal Carranza –aquel secretario de Estado del
gobierno de Vicente Fox que censuró el libro “Aura”, de Carlos Fuentes por
considerarlo inmoral–, resumió ahí los outsoursing, la flexibilidad laboral y
transparencia de sindicatos.
Ese año, Abascal, entonces dirigente de la Coparmex, dio a
conocer su propuesta de reforma que tenía como eje aumentar “la calidad y la
productividad”, y atender así las demandas de la modernidad industrial. Pero
Abascal se topó con el viejo líder de la CTM, Fidel Velázquez, hombre de la
vieja guardia obrera, el creador del sector obrero del PRI, el más poderoso del
partido.
Don Fidel se opuso al considerar que “la nueva cultura
laboral” daría al traste con los derechos laborales conseguidos por los
trabajadores con muerte y sangre.
Pero la llegada al poder de Ernesto Zedillo lo cambió todo.
Por un lado, la crisis económica del error de diciembre de 1994, la pérdida de
empleo y casa de muchos mexicanos en 1995; por otro, llegó al PRI en agosto de
1995 Santiago Oñate Laborde y con él el verdadero operador político, el
cetemista Juan S. Millán, quien ocupó la cartera de secretario general del PRI.
Inició entonces el diálogo entre el PRI y la CTM. Los
artífices de entonces fueron Carlos Abascal Carranza, por la Coparmex, y Juan
S. Millán, por el Revolucionario Institucional, quienes se sentaron a la mesa
para hablar. Era el gran evento: empresario y obrero discutiendo, proponiendo
una mejora para producir mejor sin atentar contra los derechos de los
trabajadores.
La Coparmex retiró de la mesa su proyecto y lo cambió por su
idea de la “nueva cultura laboral”, pero teniendo como eje no sólo la
productividad, sino el respeto y atención a la “dignidad de la persona humana”,
revalorando al trabajador para buscar una mejor capacitación que diera frutos
con gran productividad.
Don Fidel, un hombre con mucho callo político, aceptó el
diálogo y con Juan S. Millán, secretario general del PRI –cuando a la dirigencia
no sólo se le rendía culto, sino que se le respetaba–, y además integrante de
la CTM, firmó con la Coparmex en 1995 el primer documento titulado “Hacia una
nueva cultura laboral”.
Pero todo quedó en papel. Sin embargo, hoy después de 25
años, parece que el sector empresarial y esta clase priista que obedece órdenes
de Enrique Peña Nieto, hará realidad el sueño empresarial.
Hace año y medio, gobierno panista y priistas estuvieron a
punto de alcanzar las reformas a la ley laboral. La CTM, el CCE, el PAN-gobierno
y el PRI, dieron su aval para que transitara la nueva ley, eso fue en abril de
2011, poco antes de concluir el periodo ordinario de la pasada legislatura
federal.
Sin embargo la contienda electoral en puerta y las
pretensiones de PAN gobierno por golpear, primero a Peña Nieto como gobernador
del Estado de México y luego a gobernadores y exgobernadores priistas
amenazándolos con dar a conocer los llamados “expedientes negros” que tenía y
tiene en su poder la PGR ligándolos con el narcotráfico, hicieron al PRI
recular.
Hoy reconocido por autoridades electorales como presidente
electo, Enrique Peña Nieto toma de nueva cuenta la palabra al PAN -aún
gobierno- y acepta que se apruebe dicha ley como pago de favores a quienes le
ayudaron a lograr la gran compra de votos: a los señores del dinero, de los
bancos, de las empresas, las industrias y las televisoras.
Una ley que hasta ahora, parece que dará al traste con
derechos de trabajadores consagrados en el artículo 123 de la Constitución… se
avecinan controversias en los tribunales de parte de algunos sindicatos.
Comentarios mjcervantes@proceso.com.mx
www.rompeviento.tv
@jesusaproceso
*Tomado de la revista Proceso.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home