Proyecto Jorge: el plan Televisa-Peña Nieto para alcanzar la Presidencia*
Tomado de La Jornada, Hernández.
Jenaro Villamil
Cuando se dispone de recursos ilimitados –y presumiblemente
ilegales– es posible pagar precios estratosféricos por campañas para modelar la
imagen de políticos mediocres y de cuestionable carisma. La magia de los medios
y las grabaciones de audio y video con los equipos más avanzados recrean un
ambiente que sólo puede verse en las producciones cinematográficas de alto
perfil. En el libro Peña Nieto: El gran montaje, del reportero de Proceso
Jenaro Villamil y que comenzará a circular en los próximos días, se cuenta la
historia de cómo Televisa y su productora estrella labraron el camino del
abanderado priista a la Presidencia. Adelantamos aquí fragmentos de la obra.
A finales de agosto de 2010, en vísperas de su Quinto
Informe de Gobierno, Enrique Peña Nieto apareció en un spot de 43 segundos.
Sentado en una camioneta lujosa, en mangas de camisa, simulando el estilo del
mandatario estadunidense Barack Obama, el gobernador mexiquense se autopromovió
en un monólogo sobre sus “compromisos cumplidos” y su incansable deseo de
servir a sus gobernados.
El spot generó una polémica por varias razones. La calidad
de la imagen, cercana a la producción cinematográfica, suponía un costo mayor
al de la manufactura tradicional de este tipo de promocionales. Se transmitió
en señal nacional desde el 30 de agosto de 2010. Al costo de las tarifas
comerciales de Televisa, lo invertido ascendía a 50 millones de pesos, según un
cálculo de la dirigencia estatal del PRD. A esta inversión se debían sumar la
de otros promocionales sobre los “compromisos cumplidos” que habrían costado 42
millones de pesos.
“Estamos hablando de casi 100 millones de pesos en sólo un
mes, sólo en televisión comercial, sin contar espectaculares, desplegados en
periódicos y spots radiofónicos”, afirmó Luis Sánchez, dirigente del PRD
mexiquense, al ser entrevistado tras la queja que interpuso ante las
autoridades electorales.
Ese mismo spot generó el escándalo del año siguiente sobre
la misteriosa cena en la casa de la entonces presidenta del TEPJF, Maricarmen
Alanís, con representantes de Peña Nieto, en pleno proceso de exoneración del
tribunal a Montiel, ya exgobernador y aspirante presidencial del PRI.
Otro elemento más importante no pasó desapercibido entre los
especialistas en producción de spots. El promocional fue filmado con la cámara
Phantom, una de las más caras en el mercado, para aportar una “calidad
cinematográfica”.
El spot tenía el sello del productor consentido de Televisa:
Pedro Torres, el mismo de los infomerciales de Estrellas del bicentenario,
cápsulas de tres minutos que se transmitieron en los horarios de mayor
audiencia del Canal 2 en 2010. El costo mínimo tan sólo de una serie de esos
promocionales, como el de Yucatán, fue de 20 millones de pesos, según un
estudio realizado por el Diario de Yucatán.
El costo de la producción de Pedro Torres siempre se ha
considerado el más caro en el mundo publicitario de México. Además, incluye una
llave secreta: el acceso privilegiado a los espacios de Grupo Televisa. De
hecho, contratar a la compañía de Torres es una condición que impone el
consorcio a sus clientes gubernamentales.
Informes de Televisión Mexiquense advirtieron que, por
primera vez en 20 años, el equipo de promoción, producción y realización de
esta televisora pública había sido desplazado por completo para que la empresa
Mediamates, propiedad de Torres, se hiciera cargo de todo lo relacionado con la
producción estelar del Quinto Informe de Gobierno de Peña Nieto en el Teatro
Morelos.
Dos días antes del evento, Torres desplegó un equipo digno
de una producción cinematográfica: una unidad móvil que consta de 16 cámaras,
dos grúas y un teleprómpter en el Teatro Morelos para que Peña Nieto pudiera
leer en pantalla su informe, como si fuera un conductor de noticias o de un
programa de espectáculos.
El vínculo entre Mediamates y Peña Nieto se reforzó en años
recientes. Se convirtieron en sus principales managers y productores en pos de
la Presidencia de la República. Hasta finales de 2011 le llamaron Proyecto
Jaime. Fue el nombre clave que decidieron Pedro Torres y Alejandro Quintero
para la “producción” de Peña Nieto como precandidato presidencial del PRI.
A partir de 2012 cambió su nombre a Proyecto Jorge. Los
detalles de todo lo relacionado con publicidad, producción de spots, asesoría en
discurso, imagen, redes sociales, manejo visual y “guerra sucia” o de
contrastes con el adversario se manejó en las oficinas de El Mall, la empresa
de Pedro Torres, ubicada en el Centro Lomas Plaza, justo frente a la Fuente de
Petróleos, en avenida Reforma y Periférico. La ingrata memoria recuerda este
sitio por ser el mismo donde se estrelló el Learjet donde viajaba Juan Camilo
Mouriño, en noviembre de 2008.
Supervisado directamente por Pedro Torres y por Alejandro
Quintero, a través de su representante Montserrat Barrios, el Proyecto Jorge
fue de alta confidencialidad. Para Televisa constituyó el secreto mejor
guardado, porque en él están las huellas de toda su intervención a favor de
Peña Nieto en la campaña de 2012. Para Peña Nieto y su equipo fue oficialmente
“inexistente”.
La clave del Proyecto Jorge es que no debía dejar huella
fiscal ni contable. No hay facturas, no hay contratos. El dinero se manejó en
efectivo. Se depositaba a través de empresas de traslado de dinero en efectivo,
según informes de personal interno que pidió confidencialidad.
Los mismos reportes internos calculan que tan sólo entre
abril y junio de 2012, los meses más intensos de la campaña presidencial, la
producción de spots de Peña Nieto y la “campaña de contrastes”, primero contra
Josefina Vázquez Mota y luego contra López Obrador, tuvieron un costo de más de
200 millones de pesos. Sobre el pago de estos trabajos no dejaron huella
contable.
En el Proyecto Jorge trabajó también la publicista Ana María
Olabuenaga, así como la responsable del manejo de redes sociales de Peña Nieto,
Alejandra Lagunes, exdirectiva de Google México y de Grupo Televisa.
Durante meses, ambas trabajaron no sólo para tener la mejor
calidad de las fotografías y los videos en los que aparece Peña Nieto, sino
para modular el mensaje y el contraataque a sus adversarios. Enviaron
camarógrafos y fotógrafos a cada uno de los mítines de Andrés Manuel López
Obrador y del movimiento #YoSoy132 para tener un seguimiento puntual de cada
uno de los discursos y de sus participantes.
De este material surgió el video de “contraste” donde se
escucha a López Obrador hablar supuestamente a favor de la vía armada, en el
mitin que encabezó con estudiantes el 21 de mayo, en la plaza de las Tres
Culturas de Tlatelolco. El spot descontextualizó la participación del candidato
del Movimiento Progresista, pero su producción tuvo un objetivo preciso:
sembrar la idea de que el naciente movimiento #YoSoy132 y López Obrador eran
una misma cosa y estaban a favor de la vía violenta.
Otro caso fue el spot transmitido poco después de la primera
encuesta de Reforma que le dio cuatro puntos de distancia a López Obrador
frente a Peña Nieto. Le adjudicaban al perredista la posibilidad de que el peso
se devaluara. Ambos promocionales fueron similares a los spots de la guerra
sucia de 2006.
El vínculo de Pedro Torres con Televisa tiene varios
antecedentes significativos: en 2006, él fue el productor de los spots que
calificaron a López Obrador como “un peligro para México”, financiados por el
Consejo Coordinador Empresarial, entre otros grupos y membretes privados.
Posteriormente, Torres hizo los videos y spots más importantes durante la
presidencia de Felipe Calderón: realizó diversas campañas y se convirtió en
guionista de teleseries. El Mall produjo la fallida y polémica serie El equipo.
Con esos precedentes, el Proyecto Jorge de 2012 constituyó
una mezcla de producción audiovisual, asesoría mercadológica y espionaje
político, tal como a Alejandro Quintero y a los ejecutivos de Grupo Televisa,
en especial al vicepresidente Bernardo Gómez, les gusta presumir a sus
“clientes”.
Lo paradójico es que no sólo Peña Nieto fue su cliente.
Durante el primer mes de su errática campaña, Josefina Vázquez Mota, a
sugerencia de Los Pinos, también contrató con El Mall la producción de sus
primeros spots. A la candidata presidencial del PAN le otorgaron también un
nombre clave: Proyecto Mujer.
Simultáneamente, también trabajaron para Elba Esther
Gordillo una serie de spots en contra de la Coordinadora Nacional de
Trabajadores de la Educación, así como los spots de Gabriel Quadri de la Torre,
candidato presidencial del Panal.
El vínculo entre El Mall, Televisa y el equipo de Peña Nieto
fue tan claro que un domingo antes de la aparición del candidato presidencial
del PRI en la emisión del programa Tercer grado, el miércoles 23 de mayo, el
coordinador general de la campaña peñista, Luis Videgaray, acudió a las
instalaciones de Centro Lomas Plaza para ensayar junto con Olabuenaga y otros
mercadólogos y asesores de origen argentino posibles respuestas y escenarios a
favor de Peña Nieto.
Ningún detalle del manejo de la imagen del candidato
presidencial se dejó al azar. Formó parte de una estrategia de branding
(posicionamiento de marca), de discurso y de contraataque. En El Mall le
sugirieron a Peña Nieto dejar de utilizar la chamarra roja, emblemática de la
“nueva ola” priista, y adoptar colores menos “agresivos” como el blanco o el
caqui en sus mítines. También ellos modulaban la presencia y la imagen pública
de Angélica Rivera, la actriz de Televisa, así como de sus cuentas en Facebook.
El Mall fue el laboratorio para producir las fotos de los
espectaculares que inundaron las principales avenidas del país desde el
arranque de la campaña electoral. También controlaron las imágenes grabadas a
través de EPNtv, una compañía que acompañó a Peña Nieto a través de todos sus
mítines en la campaña, grabándolo y teniendo acceso a sitios que otros
reporteros no tuvieron.
El 2 de julio de 2012 se apareció en las instalaciones de El
Mall el presidente de Grupo Televisa, Emilio Azcárraga Jean. Testimonios de los
trabajadores de este corporativo revelaron que Azcárraga sostuvo una reunión
privada con Pedro Torres y sus principales responsables administrativos. Era
urgente hacer cambios a la documentación y a la papelería de la empresa. Una
breve referencia al Proyecto Jorge había aparecido en la edición número 1861 de
Proceso, donde se aprecia en la portada el logotipo de Televisa con la banda
presidencial cruzada.
“Están investigando adentro. Quieren saber quién filtró la
información, que es muy confidencial. A varios de nosotros nos van a hacer la
prueba del polígrafo”, informó una de las personas que estuvo dispuesta a dar
su testimonio bajo estricto anonimato.
“Fue mucho dinero el que pasó por el Proyecto Jorge. Dicen
que fue del narco. Otros, de gobiernos estatales”, agregó una fuente distinta.
No existe información pública en torno a la actividad de El
Mall-Televisa y la campaña de Enrique Peña Nieto. Sin embargo, el sello del
productor de Big Brother y de Iniciativa México se observó en los spots de la
campaña peñista: pasarela de imágenes que se convierten en el culto a la figura
del hombre providencial y generoso; recorridos por distintas plazas del país como
si se trataran de estampas turísticas, muy bien logradas; remembranzas de Peña
Nieto sobre su familia; mensajes de optimismo instantáneo, dirigidos a la
audiencia electoral, muy similares a los del monólogo de Javier Aguirre que
marcó el inicio de Iniciativa México.
La vinculación entre Torres y los altos directivos de
Televisa está ampliamente documentada. En el Registro Público de la Propiedad
aparece una serie de empresas que pertenecen a Pedro Torres Castilla. Su
sociedad con Televisa se concretó el 7 de noviembre de 2001, al constituirse
Endemol México, S. A. de C.V., productora del reality Big Brother.
Endemol tiene como objeto “la producción de programas de
televisión a nivel nacional e internacional a través de licencias, incluyendo,
sin limitación, la distribución de programas para la televisión restringida y
la prestación de toda clase de servicios relacionados con internet”.
Entre los consejeros propietarios y apoderados aparecen los
dos principales ejecutivos de Grupo Televisa y del equipo de Azcárraga Jean:
José Bastón Patiño y Alfonso de Angoitia. El 11 de octubre de 2002 se incorporó
Pedro Torres como apoderado y el 9 de diciembre de 2009 apareció como
administrador único.
En junio de 1999 Pedro Torres constituyó Filmmates, S.A. de
C.V., la razón social original de donde surgieron luego las otras compañías de
Mediamates hasta concentrarse en El Mall.
Su objetivo era la “producción, exportación, importación de
películas y videotapes, comerciales, producción de videoclips, musicales,
internet, posproducción, medios audiovisuales del futuro y documentales y, en
general, toda clase de películas y videotapes nacionales y extranjeros de corto
y largometraje”.
De la mano de Televisa y en especial de Alejandro Quintero,
Pedro Torres se transformó en el productor del “gran montaje” en torno al
ascenso de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República.
Así, lograron construir un candidato telegénico para
audiencias analógicas, en pleno proceso de irrupción de las redes sociales y de
las audiencias digitales, deliberativas, que han cuestionado duramente la
relación entre Televisa y Peña Nieto.
Y es que no han podido acallar las protestas: el logotipo de
Televisa ha aparecido vinculado con el PRI y Peña Nieto en cada una de las
marchas poselectorales. El movimiento #YoSoy132 y una extensa alianza con cerca
de 300 organizaciones sociales definieron que una de las protestas centrales
para “desmontar” la imposición de Peña Nieto sería en las instalaciones de
Grupo Televisa.
*Tomado de la revista Proceso.
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