En el equipo, enemigos de García Luna*
Tomados de La Jornada, Helguera, Rocha y Hernández y El Universal, Helioflores.
Jorge Carrasco Araizaga
A Genaro García Luna y a su colaborador de más confianza,
Luis Cárdenas Palomino, se les acerca la hora de rendir cuentas. Desde el
gobierno de Vicente Fox, pero sobre todo en el de Felipe Calderón, el ahora
titular de la SSP hizo valer su influencia no obstante los enemigos que se echó
encima. Ahora, el poderoso policía ve cómo va cambiando el contexto ante la
llegada de un nuevo gobierno en cuyo equipo de transición se encuentran muchos
de quienes fueron víctimas de sus excesos y desplantes.
Después de dos sexenios de poder, el secretario de Seguridad
Pública, Genaro García Luna, y su hombre más cercano, Luis Cárdenas Palomino,
llegan al cambio de gobierno confrontados con los agravios de quienes fueron
dejando en el camino y que ahora forman parte del equipo de transición del
presidente electo Enrique Peña Nieto.
Tres de las designaciones del priista para la entrega del
poder revivieron episodios en los que García Luna y Cárdenas Palomino fueron
protagonistas o hicieron valer su fuerza e influencia: el asesinato de Enrique
Salinas de Gortari, la ejecución del abogado Marcos Castillejos Escobar y las
disputas dentro del gabinete de seguridad de Calderón.
El exprocurador del Estado de México Alfonso Navarrete
Prida; el abogado Humberto Castillejos Cervantes, y quien fuera su jefe en la
Procuraduría General de la República (PGR), Eduardo Medina Mora, así como el
candidato presidencial del Partido Nueva Alianza (Panal) en 2006, Roberto Campa
Cifrián, reaparecieron en el camino de García Luna.
Navarrete Prida, quien obligó a declarar a Cárdenas Palomino
y tuvo como indiciados a varios de sus hombres por el asesinato de Enrique
Salinas de Gortari, fue designado por Peña Nieto como coordinador de Trabajo
para la transición. Aunque formalmente no participa en el equipo de seguridad
para el cambio de gobierno, el exprocurador y exdiputado federal tiene mucho
que decir sobre la desaparecida Agencia Federal de Investigación (AFI) y el
asesinato del hermano del expresidente de la República, en diciembre de 2004,
cuando García Luna estaba al frente de esa corporación.
Campa Cifrián padeció a García Luna y su manera de ejercer
el poder. Hace cuatro años, a principios de septiembre de 2008, salió del
Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) confrontado con el poderoso y
consentido secretario de Felipe Calderón. Hoy es el coordinador de seguridad de
Peña Nieto y en esa condición ahora deberá entrevistarse con su antagonista.
Lo mismo que a Campa, un año después le pasó al entonces
procurador Eduardo Medina Mora, quien salió del gobierno en septiembre de 2009
en medio de las disputas en el equipo de seguridad de Calderón y con García
Luna como protagonista. Designado embajador en Gran Bretaña, Medina Mora
terminó del lado de Peña Nieto.
En la PGR, Medina Mora tuvo como coordinador de asesores a
Humberto Castillejos Cervantes, ahora designado por Peña Nieto como su asesor
jurídico para el cambio de gobierno. Castillejos es hijo del abogado penalista
Marcos Castillejos Escobar, ejecutado afuera de su despacho en la colonia
Condesa de la Ciudad de México en julio de 2008. Castillejos Escobar era suegro
de Cárdenas Palomino, razón por la que éste fue citado a declarar por la PGR de
Medina Mora.
Cadena de ejecuciones
Los agravios en contra de quienes ahora están en el entorno
de decisiones de Peña Nieto comenzaron hace casi ocho años, en el gobierno de
Vicente Fox, con el asesinato de Enrique Salinas de Gortari.
El hermano del expresidente apareció muerto luego de ser
extorsionado por agentes de la Dirección de Investigaciones Policiales de la
AFI, a cargo de Cárdenas Palomino, hoy jefe de la División de Seguridad
Regional de la Policía Federal.
A Enrique Salinas de Gortari lo buscaban las autoridades de
procuración de justicia de Francia por los millonarios depósitos bancarios que
había hecho en ese país. El gobierno francés pidió ayuda a la PGR, en ese
momento a cargo del general del Ejército, ahora retirado, Rafael Macedo de la
Concha. La responsable de ejecutar las órdenes de aprehensión era la AFI, al
mando de García Luna.
El 6 de diciembre de 2004 se encontró el cadáver de Enrique
Salinas en una zona residencial de Huixquilucan, Estado de México. Ese mismo
día, Cárdenas Palomino comunicó a las autoridades francesas que nada se sabía
de su paradero.
El entonces procurador mexiquense, Navarrete Prida, pidió la
detención de varios agentes de la AFI e hizo declarar a Igor Labastida
Calderón, subdirector de Secuestros, bajo el mando de Édgar Eusebio Millán,
ambos dependientes de Cárdenas Palomino y ejecutados, respectivamente, en junio
y mayo de 2008.
El 9 de julio de ese año fue asesinado Castillejos Escobar,
suegro de Cárdenas Palomino. Ambos habían tenido que declarar ante la
Procuraduría General de Justicia del Estado de México. Navarrete Prida también
obligó a que rindiera testimonio el ahora peñista Humberto Castillejos
Cervantes, a la sazón jefe de asesores de Macedo de la Concha en la PGR. Los
tres fueron identificados por la procuraduría mexiquense en llamadas
telefónicas realizadas al celular de Enrique Salinas de Gortari, en vísperas de
su homicidio.
Castillejos Escobar era abogado de varios mandos de la AFI y
participó en la investigación de casos polémicos, como la ejecución del
conductor de TV Azteca Paco Stanley; también intervino en la defensa de Jorge
Alberto y Manuel Bribiesca, hijos de la esposa de Vicente Fox, Marta Sahagún,
acusados de tráfico de influencias.
Fue defensor del propio García Luna, cuando el secretario de
Seguridad Pública, Alejandro Gertz Manero, lo acusó en 2001 de irregularidades
en la adquisición de equipo y armamento en la entonces Policía Federal
Preventiva, donde había sido director de Inteligencia. Esta corporación terminó
en sus manos bajo la denominación de Policía Federal, gracias a Felipe Calderón
que le otorgó el mando de 36 mil hombres.
Cárdenas Palomino también fue acusado de obstruir la
detención del capitán del Ejército Luis de la Barreda Moreno, quien fue
director de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS), acusado de delitos
de lesa humanidad por la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y
Políticos del Pasado (Femospp), desaparecida por Calderón.
El exmilitar tenía órdenes de aprehensión desde diciembre de
2003. Su abogado fue Marcos Castillejos, quien tuvo el apoyo de su yerno para
evadir durante 17 meses la detención de su cliente. Cárdenas Palomino era
entonces director de Investigación Policial y Mandamientos Judiciales de la AFI.
En abril de 2005, el titular de la Femospp, Ignacio Carrillo, acusó
públicamente a la AFI de tener un conflicto de interés.
Cárdenas Palomino fue relevado de esa “búsqueda” por Daniel
Cabeza de Vaca, quien en 2005 sustituyó a Macedo de la Concha al frente de la
PGR. Cabeza de Vaca es ahora consejero de la Judicatura Federal. Pese a todo,
Carrillo Prieto nunca pudo llevar a la cárcel y ni siquiera logró una condena
en contra del exmilitar defendido de Castillejos.
El litigante, asesinado con arma de uso exclusivo de las
Fuerzas Armadas, tenía una larga trayectoria. Se desempeñó como director de
Reclusorios en el Distrito Federal, subprocurador y profesor universitario. El
caso fue atraído por la Subprocuraduría de Investigación Especializada en
Delincuencia Organizada (SIEDO), que lo derivó a la Unidad Especializada en
Delitos contra la Salud ante la sospecha de que se trató de un asesinato
cometido por narcotraficantes. Esta acción incluso podría interpretarse como un
mensaje para Cárdenas Palomino y García Luna.
Entre los clientes más conocidos de Castillejos Escobar se
encuentran Elba Esther Gordillo, denunciada por el asesinato del profesor
mexiquense Misael Núñez Acosta; el excomandante de la Policía Judicial de
Acapulco Wilfrido Castro Contreras, acusado de la ejecución extrajudicial de un
guerrillero, y el expresidente de Guatemala Alfonso Portillo, a quien el
litigante salvó de la extradición, pues se había escondido en México, acusado
de un millonario peculado en su país.
El día del asesinato de Marcos Castillejos, Cárdenas
Palomino se trasladó, custodiado por decenas de agentes federales, al hospital
a donde fue llevado el litigante. Después de la muerte de su suegro, el hombre
de las confianzas de García Luna se divorció.
Los frentes
Activo participante en la campaña presidencial de Peña
Nieto, el hijo de Castillejos Escobar ha mantenido una estrecha relación con
los encargados de la procuración de Justicia en el Estado de México, tanto en
el gobierno de Peña Nieto como en el de su sucesor, Eruviel Ávila.
Junto con sus hermanas María del Carmen y Minerva, Humberto
Castillejos Cervantes comparte la firma CLG Abogados (Consultoría, Litigio,
Gobierno), en la que participa el que fuera procurador de Peña Nieto en el
Estado de México entre 2008 y 2010, Alberto Bazbaz Sacal. Su salida del cargo
se debió al escándalo desatado por la extraña muerte de la niña Paulette Gebara
Farah.
CLG Abogados tiene oficinas en el Distrito Federal, Cancún y
Acapulco. De acuerdo con su página web, entre sus clientes se cuentan gobiernos
estatales y municipales, entidades financieras y empresas de distintos sectores
productivos y de servicios.
Además, Castillejos Cervantes es primo de Humberto Castillo
Cervantes, procurador de Justicia del Estado de México hasta hace algunas
semanas y designado por Peña Nieto como coordinador de Justicia. En un chat del
periódico El Universal, del Estado de México, el 11 de noviembre pasado
Castillo Cervantes escribió: “Yo soy sobrino de Marcos Castillejos y con él me
inicié en el tema del litigio. Ahí se me dieron las primeras oportunidades”.
García Luna tiene otro frente abierto. Peña Nieto designó
como coordinador de Seguridad de la transición gubernamental a Roberto Campa
Cifrián, quien hace cuatro años, a principios de septiembre de 2008, salió del
Sistema Nacional de Seguridad Pública confrontado con el secretario preferido
de Calderón.
Campa, hombre de la jefa del Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación y del Panal, Elba Esther Gordillo, salió del SNSP
empujado por García Luna, a pesar de que era parte de la cuota que Calderón le
pagó a Gordillo por haberlo apoyado en la elección presidencial de 2006.
El 1 de septiembre de 2008, la Secretaría de Seguridad
Pública emitió un comunicado para anunciar que luego de una reunión con el titular
de la dependencia, Campa presentó su “renuncia irrevocable”.
Pero él no había presentado su renuncia ni había ocurrido
tal reunión. Fue más bien un madruguete del secretario contra el excandidato
presidencial, que una semana antes había logrado el Acuerdo Nacional por la
Seguridad, la Justicia y la Legalidad.
Dos días después del comunicado, el ahora coordinador de
Seguridad de Peña Nieto le envío una carta a Calderón en la que acusaba a
García Luna de falsear su renuncia y le dijo que “el manejo de los hechos y lo
sucedido hasta el día de hoy solamente revelan lo que permanentemente ocurrió”,
escribió Campa en la misiva, publicada por el periódico Reforma.
Campa decidió dejar el SNSP, que dependía entonces de la SSP
y ahora de la Secretaría de Gobernación, como instancia encargada de la
coordinación en materia de seguridad entre el gobierno federal, los gobiernos
de los estados, el Distrito Federal y los municipios.
Todavía en medio del escándalo por la manera en que salió
Campa, García Luna les dijo a los diputados, durante la glosa del Segundo
Informe de Gobierno de Calderón, que la salida del titular del SNSP no fue por
diferencias con su gestión, sino por proyectos políticos personales.
Balance negativo
García Luna cierra su gestión en el panismo en medio de la
adversidad. En vísperas de la elección presidencial, elementos de la Policía
Federal se enfrentaron a balazos entre sí, en pleno día, en el Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México por disputas relacionadas con el narcotráfico.
Tres policías murieron y otros tres acusados de los homicidios huyeron.
Como otras veces, el titular de la SSP intentó ocultar lo
ocurrido a través de un comunicado engañoso: “Esta mañana, elementos de la
Policía Federal, quienes realizaban una investigación, se trasladaron para
realizar el aseguramiento de probables responsables vinculados con el delito de
tráfico de drogas en la Terminal 2 del AICM; al verse rodeados se realizaron
disparos con arma de fuego contra los efectivos federales”.
Dos meses después, el 24 de agosto, la Policía Federal quedó
de nueva cuenta atrapada en el escándalo cuando una camioneta de la embajada de
Estados Unidos fue emboscada por elementos de esa corporación en la carretera
México-Cuernavaca, a la altura del poblado de Tres Marías.
En el vehículo iban un capitán de la Marina, Armada de
México, dos agentes estadunidenses y un informante de la organización de Héctor
Beltrán Leyva, El H, que identificaba los lugares donde se esconde el
narcotraficante. El ataque fue ordenado por el propio jefe de esa organización
delictiva, según dijeron a este semanario fuentes de seguridad del gobierno
federal (Proceso 1869).
Las malas noticias no acaban para García Luna. El viernes 7
fue liberado uno de sus más fuertes y abiertos críticos, el excoordinador de
Seguridad Regional de la Policía Federal, Javier Herrera Valles, quien estuvo
preso tres años, nueve meses y 20 días en el penal de mediana seguridad El
Rincón, en Nayarit, acusado de trabajar para el Cártel de Sinaloa, de Joaquín
El Chapo Guzmán.
A principios del sexenio, Herrera Valles hizo públicas sus diferencias
con García Luna y la llamada estrategia de seguridad del gobierno calderonista.
Después de ser destituido de su cargo y dado de baja, la propia Policía Federal
lo detuvo, acusado por un testigo protegido de trabajar para El Chapo.
El diario Reforma publicó el viernes 7 que el magistrado del
Segundo Tribunal Unitario Penal de Nayarit revocó, por falta de pruebas, la
sentencia de 10 años de prisión que le había impuesto el Juzgado Segundo de
Distrito de Tepic.
*Tomado de la revista Proceso.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home