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miércoles, julio 23, 2008

Propone PRI clon del proyecto panista para privatizar Pemex







Tomados de La Jornada, Hernández, El Fisgón, Helguera y Rocha y El Universal, Helioflores y Naranjo.


La propuesta de reforma para Pemex entregada este miércoles por el priísta mafioso Manlio Fabio Beltrones es la misma que propuso el pelele Felipe Calderón Hinojosa y está lejos, pero muy lejos, de las propuestas planteadas por la gran mayoría de los expertos técnicos que participaron en los "debates" organizados por el Senado de la República y que concluyeron ayer. Los mismos afirmaron que las iniciativas del usurpador pretenden privatizar el petróleo violentando la Constitución.



Como era de esperarse la iniciativa del PRI no es más que un clon de la del PAN y retira incluso la exploración en aguas transfronterizas. Continúa con el ingreso de capital privado a la paraestatal en el área de exploración y lo que es más importante apoya la propuesta panista de un superconsejo de Pemex, con cuatro integrantes más a los actuales. Retoma la opinión de los invitados del PAN quienes propusieron empresas "espejo" para realizar los trabajos de petroquímica y gas.



La estrategia evidente es privatizar poco a poco, tal y como se ha estado haciendo con la generación de energía, ya que ahora el 30 por ciento de esa generación está en manos de empresas españolas ligadas al autorreconocido traficante de influencias Juan Camilo Mouriño. O el caso publicado en la prensa de la constructora Su Casita –la segunda más importante del país- que poco a poco fue comprada por La Caixa de España y ahora es 100 por ciento de capital español.



Lo importante es hacer modificaciones que en un futuro cercano permitan –ya con los contratos de riesgo puestos en marcha- la privatización de las demás partes de Pemex. En esta estrategia es fundamental la integración del consejo de la empresa, mismo que será controlado por la misma mafia política, para de esta manera asegurar que se continuará la privatización de la paraestatal.



En resumen, no contiene nada nuevo, ni tampoco se trata de una reforma. Más bien es la misma gata pero ligth. Lo fundamental para el capo Beltrones es integrar una administración a modo y avanzar en "legalizar" los contratos de riesgo, aunque sea por el momento nada más en exploración. Poco a poco se irán apoderando de lo demás como sucedió con las carreteras y los bancos.



La propuesta de marras no toca ni con el pétalo de una insinuación a la inmensa corrupción, al tráfico de influencias, a la independencia y autosuficiencia financiera, a las prebendas y corrupción en el sindicato, a los actuales contratos de riesgo, a la capacitación de personal mexicano en nuevas tecnologías, a la construcción de las necesarias refinerías, pero sobre todo no cuenta con un plan maestro a largo plazo que haga de la empresa, el motor de desarrollo de la economía de México y los mexicanos.



Total los 21 "debates", con sus 126 horas y la participación de 168 ponentes le sirvieron de nada al PRI. Ellos siguen empeñados en vender "haiga sido como haiga sido", de la mano de sus compinches del PAN, Verde Ecologista y Panal. De la misma forma piensan enviar a la basura las consultas ciudadanas del 27 de julio y 10 y 24 de agosto.



Sin embargo, se enfrentarán a una ciudadanía más y mejor organizada, conciente, pero sobre todo harta de que tanto ratero se haga multimillonario a sus costillas. En breve los hechos demostrarán lo aquí escrito.




El siguiente análisis fue tomado de la revista Proceso.











Debates, derrumbes y consultas petroleras

jenaro villamil



México, D.F., 22 de julio (apro).- Casi todo ha sucedido en los casi tres meses del debate petrolero: les llovió a los legisladores; hubo un periodo extraordinario conflictivo; el PAN cambió a su coordinador en el Senado; el PRD se hundió en una crisis interna por la elección de sus dirigencias; en el PRI se conformó un sólido bloque opositor a las iniciativas de Calderón; el gobierno federal perdió el impulso de su reforma, y hasta escándalos de espionaje se ventilaron en medio del análisis de este proceso. ¿Qué sucederá ahora?


Un primer balance de los 21 foros donde participaron 158 ponentes de muy alto nivel arroja una experiencia muy positiva en el ejercicio legislativo. Si los senadores no toman en cuenta las más de 70 propuestas que se hicieron a lo largo de los foros estarían fallando a una opinión pública pendiente de un sector complejo, pero esencial para el futuro del país.


El debate entre legisladores y especialistas fue pobre, pero la información, las críticas y la reflexión expresadas a lo largo de los foros, demostraron que existen "sabios petroleros" de muy alto nivel que no fueron consultados por el gobierno federal antes de presentar sus seis iniciativas. Los defensores del proyecto calderonista no tuvieron la solidez necesaria para convencer de la viabilidad y la constitucionalidad de los cambios propuestos.


Los cinco grandes ejes de las reformas presidenciales quedaron resquebrajados:



a) Se puso en duda la constitucionalidad de la apertura en los sectores de refinación, petroquímica secundaria, ductos, transporte y almacenamiento.



b) Quedó evidenciado que las iniciativas no garantizan el fortalecimiento de Pemex, ya que la paraestatal seguirá siendo exprimida fiscalmente por la Secretaría de Hacienda.



c) La corrupción de antes y de ahora corre el riesgo de potenciarse con el nuevo diseño del Consejo de Administración propuesto por Calderón. A la burocracia sindical no se le quitan sus privilegios y los cuatro "consejeros profesionales" en realidad son consejeros presidenciales.



d) No se crea una verdadera autonomía de gestión para Pemex, sino simplemente un régimen mixto: todo lo nuevo será para favorecer a los nuevos contratistas privados y todo lo viejo seguirá dominado por la opacidad, la dependencia y la corrupción.



e) Se exhibieron las mentiras más graves del diagnóstico oficial: las reservas son mayores a las reconocidas: en lugar de nueve años, tenemos reservas probadas para 21; Pemex sí tiene recursos para construir sus propias refinerías; no es en aguas profundas sino en aguas someras donde existe un auténtico "tesoro"; es mentira que Pemex no tenga técnicos capaces. Lo que ha sucedido es un desmantelamiento muy grave del Instituto Mexicano del Petróleo y una creciente dependencia hacia las trasnacionales con el argumento de "importar" tecnología.


Este es un apretado resumen de los cinco ejes que se derrumbaron durante los 21 foros. Pero también se ventilaron preocupantes irregularidades y corruptelas en Pemex, como sucedió en el penúltimo foro, donde el Auditor Superior de la Federación, Arturo González de Aragón, sin emitir un solo adjetivo, aportó cifras preocupantes sobre la opacidad de varias subsidiarias de Pemex.


El menosprecio inicial de los medios masivos en torno a este foro –sólo hasta el 10 de junio Televisa y TV Azteca comenzaron a cubrir de manera muy pobre la imagen de los debates sin ir al fondo--, no ha impedido que se generara un interés entre un sector importante de la opinión pública. El papel del Canal del Congreso ha sido clave para la difusión en vivo de estos foros. Una de las lecciones de este ejercicio es la necesidad de que el Canal del Congreso se convierta en una señal de televisión abierta. Una televisión pública no se guía por el rating, sino por el servicio público. Y la difusión de los foros de debate es un servicio público esencial.


Los críticos de las iniciativas no han articulado una propuesta alternativa clara. El PRI está atenazado entre dos corrientes: la negociadora, que pretende enmendar las iniciativas de Calderón sin cambiar su lógica de apertura, y el sector duro priista, que se opone a cualquier intento de privatización. Esta semana sabremos cómo se procesará al interior del PRI estas dos posiciones.


El PRD y los partidos integrantes del Frente Amplio Progresista (FAP) han rechazado las iniciativas. La diferencia ha radicado en las corrientes internas del PRD: un sector pretende negociar con el PRI y el PAN una "reforma de consenso" y el otro sector, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, se opone a una negociación y ha señalado la necesidad de darle una prioridad a la consulta popular.


El desenlace aún no está claro. El ejercicio de consulta ciudadana que se realizará en la ciudad de México el 27 de julio incidirá en el proceso legislativo, en la medida en que el Senado y la Cámara de Diputados sepan hacer una lectura inteligente y no sectaria de lo que se exprese en esta consulta, con todo y sus deficientes preguntas.


Lo que sí ha quedado claro es que hay un interés social creciente por participar en el diseño del futuro petrolero mexicano. Este diseño no puede ser resultado sólo de unas iniciativas que pretendieron aprobarse por la vía fast track. Este fue el derrumbe más importante en la temporada política. Corresponderá ahora a los senadores hacer la lectura adecuada de este derrumbe para reconstruir una genuina reforma energética y no simplemente una venta de garage de Pemex.



Email: jenarovi@yahoo.com.mx

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La siguiente colaboración fue tomada del periódico La Jornada.









La derecha y sus fobias





Luis Linares Zapata

Conforme se acerca la fecha de la consulta pública arrecian los ataques, descalificaciones y fobias abiertas hacia tal ejercicio ciudadano por prejuzgarlo partidario, innecesario, tramposo y con la vista puesta en venideras elecciones (2009 y 2012). El sistema decisorio del oficialismo saca a relucir todo su arsenal en defensa de sus posiciones, que siente en riesgo. Se hace acompañar de un abigarrado coro de sostén en los medios de comunicación, críticos independientes que alzan sus voces, ya agrandadas de antemano por sendas bocinas electrónicas de apoyo. Los partidos coaligados, el PRI y el PAN, fueron los primeros en disentir de un llamado a consultar con la ciudadanía sobre algo tan crucial como una reforma a la industria petrolera. El gobierno intervino también con sus instrumentos persuasivos para dar densidad al operativo de rechazo. Sintieron, con realismo, que sus intereses corrían inminente peligro de ser derrotados (sus encuestas así lo apuntan con claridad) en una área descubierta. Y, en efecto, tienen mucha razón de escabullir el bulto a la luz de lo que se ha expuesto en los distintos foros de análisis y discusión desarrollados por todo el país.



Las reformas del señor Calderón no eran cualquier intento de modificaciones insustanciales. Eran, y todavía les colea algo de su empuje inicial, una real contrarreforma petrolera. Eran, porque, al final de los debates en el Senado, sus arrestos quedaron heridos de muerte por el cúmulo y la hondura de los argumentos esgrimidos por los opositores.



Un renovado nacionalismo prevaleció desde un inicio sobre los afanes privatizadores y entreguistas de la confluencia prianista. Sin la valentía de acudir al Congreso para proponer cambios sustantivos a la misma Constitución, la ruta alterna usada por Calderón resultó engañosa, débil, enredada por sus intentos entreguistas. Sin embargo, los masivos intereses afectados por la derrota de sus pretensiones se bifurcan ahora en sendas tácticas de defensa y continuidad. Una, la más sólida, al menos de inicio, apunta hacia la introducción de ajustes a las iniciativas por la facción dominante en la cúpula priísta.



Este grupo trata de anticiparse, en un despliegue de oportunismo que matiza de habilidad, a los efectos de la consulta entre los futuros votantes y apropiarse de la capacidad reformadora que los panistas dejaron ensartada por incapacidad y falta de legitimidad. Por ello han salido a la palestra para anunciar las que catalogan de modificaciones legislativas a las vapuleadas reformas de Calderón.



La otra táctica se afana en reforzar, multiplicándolas en los medios afines, las voces que quieren desarmar la consulta en los medios de comunicación.



Para dar una opinión ajustada a la primera de esas tácticas habría que esperar sólo unos días más para analizar sus contenidos. Respecto al segundo operativo, ya en intenso curso difusivo, habría que intentar un crítico resumen para airear sus postulados o razones. Se podría empezar por las vías más baratas o penosas, que parten de sentenciar las mismas discusiones en el Senado al descrédito porque no han aportado algo que no supiera ya el articulista que presume de sabiduría. A eso habría que contraponerle lo que, a todas luces, fue un debate informado y profundo. Los datos duros traídos a colación, y que no eran del conocimiento ni de los más enterados, tal como muchos de ellos han reconocido, fueron una constante. Nadie, que se sepa, domina todos y cada uno de los recovecos de tan compleja industria y, por eso mismo, con una dosis de humildad, aunque sea mínima, se ha podido aprender algo de sustancia.



La soberbia de otros oponentes directos a la consulta llega, de forma repetida, al extremo de la estulticia. El más socorrido de estos argumentos es uno que cojea desde su inicio por la descalificación a la sabiduría popular, piedra angular de la democracia.



Sostiene tal postura que la petrolera es una industria sumamente compleja y que, por tanto, la simpleza de una consulta, con sus sí y no, es un instrumento inadecuado para extraer de ella algo que aporte a la disputa. A esos alegatos habría que recordarles los motivos que una consulta pretende o no dilucidar.



No intenta pedirle a los ciudadanos que manifiesten su parecer sobre todos y cada uno de los aspectos complejos de ésta o de cualquiera otra cuestión. Lo que busca una consulta es solicitar su opinión sobre los ingredientes básicos o definitorios de la reforma. En este preciso caso dos cuestiones de fondo: el hálito privatizador y la aceptación general de tal reforma. Eso sí lo puede entender y procesar la ciudadanía, por menos informada que pudiera estar de los pormenores financieros, tecnológicos, geopolíticos u operativos de los temas petroleros.



Las consultas en la Unión Europea sobre la nueva constitución a los distintos pueblos que la integran no podían suponer el dominio individual de un asunto tan complejo. Había, por consiguiente, que comprimirla a la simple aceptación de su vigencia total. Y así, con esos supuestos en mente, se llevó a cabo el proceso. Alegar defectos en las preguntas ha sido un repiqueteo continuo en diarios y programas radiotelevisivos que no pasan de una semántica propia de los críticos. En verdad, las preguntas debían haber hecho referencia al sustrato entreguista de las reformas. Por un prurito de neutralidad, seguramente los encargados del diseño evitaron tan comprometedora referencia. Otros, fijos en el sospechosismo, le adjuntan personalizaciones sobre las ocultas intenciones de AMLO sin atender a la mínima posibilidad de un real, fundado interés por defender lo propio recurriendo al apoyo popular.



La industria petrolera es el instrumento por excelencia para el desarrollo independiente de México. De abrir la puerta a las trasnacionales y dejar otras partes de la industria en poder del capital monopólico interno, el futuro nacional carecerá del pivote de impulso para su desarrollo. Y ésta es, precisamente, la materia decisiva que la consulta puede ayudar a clarificar.