progressif

viernes, diciembre 22, 2006

Siguen las protestas en Oaxaca. Exigen la salida de URO


Tomado de La Jornada, Rocha.

Para callar a quienes lanzas vivas al asesino de Oaxaca Ulises Ruiz Ortiz, integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) protagonizaron su enésima marcha desde que comenzó el conflicto hace siete meses. Pese al deslinde de la dirigencia de la sección 22 del magisterio profesores se sumaron a la manifestación que exige lo mismo: Fuera URO de Oaxaca y libertad a los presos políticos. El zócalo oaxaqueño se encuentra resguardado por policías ministeriales y se han levantado retenes para evitar que los marchistas lleguen a ese sitio.

Mientras el gobierno federal por voz del represor Francisco Ramírez Acuña recomendó a la APPO que tramite el mayor número de amparos para evitar más detenciones. Aunque de pocos servirán pues varios de los detenidos el pasado 25 de noviembre por la PFP estaban amparados y eso no fue obstáculo para la mano firme –y violadora del Estado de derecho- del usurpador chapelén Felipe Calderón Hinojosa.

Y como estamos en época navideña y de pedir se trata. Los concesionarios automotrices mandaron su cartita a santoclós espurión para ver si le concede la gracia de mantener el régimen fiscal actual, así como se lo mantuvieron a los refrescos.

A continuación dos artículos tomados del diario La Jornada.

http://www.jornada.unam.mx



La militarización

Luis Javier Garrido


El proceso de militarización de la vida nacional, que está anunciando como una de sus primeras decisiones el gobierno ilegítimo de Calderón, está condenado al fracaso porque va en contra de los derechos fundamentales de los mexicanos, pero no por eso no está ahondando la crisis institucional.

1. La debilidad del gobierno de facto de Felipe Calderón se manifestó al haber tenido que asumir espuriamente su cargo el 1º de diciembre en un Palacio Legislativo tomado por las fuerzas armadas y cuando anunció ese día que el primer acto de su gobierno sería aumentar los sueldos de los miembros de las fuerzas armadas al mismo tiempo que supuestamente se reducirían los del resto del personal del gobierno, y se confirmó al empezar a utilizar al Ejército de manera anticonstitucional, lo mismo como policía preventiva y judicial que como autoridad política en un descabellado operativo "de seguridad" decretado en Michoacán, que no fue más que una operación de propaganda, pero que tiene graves consecuencias políticas.

2. Las señales ominosas que se ciernen sobre el país luego de la usurpación son múltiples, pues desde los primeros días se ha confirmado lo que ya se sabía, y es que la misión encomendada a Calderón, al contrario de lo que éste dijo una y otra vez en su campaña, es proseguir cancelando los derechos sociales históricos de los mexicanos y desmantelando a la nación entregando sus riquezas estratégicas a las trasnacionales. Y para ello pretende consolidar las bases políticas a fin de que los grupos de la derecha fascistoide, que ahora se identifican con el PAN, y a los que él sirve, se enquisten en el gobierno durante varias décadas, objetivo para el cual le resulta imprescindible, mucho más que a sus predecesores, el control ideológico a través de radio y televisión y el control material por conducto de las fuerzas armadas.

3. Un gobierno que tiene que recurrir al Ejército para que le ayude a resolver problemas que no son de su competencia ha sido siempre un gobierno débil, y el de Calderón lo es en extremo por más que la mayoría de los medios masivos de comunicación se esfuerzen en señalar lo contrario. El gobierno de facto, a pesar de sus pretensiones, carece de toda autoridad moral por su origen espurio y por estar sustentado en la corrupción institucional y el tráfico de influencias y no tiene más autoridad política que la derivada de su control del presupuesto.

4. El operativo militar de Michoacán, presentado en los medios como el inicio de una gran lucha contra el narco y la delincuencia organizada, que no fue más que un espectáculo televisivo, se saldó tras de una semana como era de suponerse por un gran fiasco, ya que la presentación de unos cuantos campesinos pobres y de dos o tres traficantes de medio pelo no pudo paliar la imagen que dio el ejército buscando someter a la inconformidad social por la vía del amedrentamiento y respaldando a un gobierno ilegítimo que, además de su origen ilegal, está sostenido por el salinismo y el narcopoder real, con el que hay evidencias de que tiene una alianza estratégica, y por las mafias de cárteles vinculados a los intereses de Washington.

5. El proyecto de los yuppies que controlan el aparato burocrático del gobierno de instaurar en México, con el pretexto de la seguridad pública, un Estado de corte cada vez más policiaco-militar no ha sorprendido, sin embargo, por reflejar una vez más el menosprecio que tienen estas gentes por los principios que sustentan el orden legal del país y por los derechos fundamentales de los mexicanos reconocidos en la carta constitucional, sino porque evidencia el nulo respaldo social que asumen tiene el gobierno de facto y el temor a lo que pueden ser las respuestas populares frente a las políticas que pretenden imponer.

6. El descabellado proyecto, abiertamente anti- constitucional, no se ha escondido, pues el gobierno de facto de Calderón, luego de haber decretado el fracasado operativo militar en Michoacán, anunció el 13 de diciembre que se habilitaría a 10 mil miembros del Ejército y de la Marina nacionales como integrantes de la Policía Federal Preventiva (PFP), el 15 de diciembre un boletín de prensa de la PGR hizo saber que se había decidido la unificación de la PFP y de la AFI bajo un solo mando a cargo de Ardelio Vargas, y el 20 se filtró la información de que se pretendía en pocos meses crear una nueva agrupación policiaca de corte militar, a la que se intenta llamar Cuerpo Federal de Policía, la cual estaría integrada por la PFP, la AFI, la Policía Fiscal Aduanal y agentes de migración (Reforma, 21/12/06), medidas todas ellas que contravienen los fundamentos constitucionales del país y que se suman a la información que ya se conocía desde hace semanas de que Calderón estaba auspiciando la creación de grupos paramilitares en las regiones más marginadas de México.

7. La anticonstitucionalidad del proyecto calderoniano de "mano dura" no puede llevar por consiguiente más que a ahondar la grave crisis institucional por la que atraviesa el país. La utilización de las fuerzas armadas en tareas policiales preventivas o judiciales contraviene el texto del artículo 129 que prohíbe a éstas en tiempos de paz ejercer funciones que no tengan "exacta conexión con la disciplina militar". La fusión de la PFP y la AFI (como se denomina ahora a la Policía Judicial Federal) contraviene los artículos 19, 20 y 21 constitucionales, que establecen una división entre prevención y persecución de los delitos: entre la seguridad pública y la administración de justicia. La creación de un Cuerpo Federal de Policía, como el que se pretende, vulneraría de manera flagrante el régimen federal.

8. El combate a la inseguridad ha ido de la mano en América Latina de una contradicción fundamental: los gobiernos corruptos y que hacen de la violación a las leyes una práctica constante no tienen autoridad, ni razón alguna, para combatir a la delincuencia organizada: ellos son la expresión de esa delincuencia organizada. ¿Cómo puede Calderón, que ha violentado el marco constitucional al encaramarse ilegalmente en el poder, que encabeza a un gobierno de facto sustentado en el tráfico de influencias y en el pago de favores a multinacionales y que está subordinado a Salinas y al salinismo, es decir, al narcopoder y a la corrupción institucionalizada, preconizar el respeto a la ley? ¿Con qué autoridad moral y política?

9. Disfrazar a contingentes del Ejército de paramilitares o de policías federales preventivos no implica, por otra parte, no violentar la Constitución, ni le quita tampoco a las fuerzas armadas su responsabilidad en toda esta parafernalia de incompetencia ilegal.

10. Los problemas del país no se pueden enfrentar con una visión militar y un autoritarismo primario, ése que los medios insisten en llamar "la mano dura", pues lo único que se va a lograr es ahondar la crisis nacional.



Tensiones navideñas

Gabriela Rodríguez


Esta Navidad las tensiones alcanzan un punto máximo: vemos frente a nuestros ojos que los poderes fácticos del dinero y la fuerza se han impuesto. El Estado ya no puede ser mediador, el sistema no puede soportar las resistencias no institucionalizadas que engendró. Las contradicciones vulneran la armonía social, el sistema admite menos posibilidades de resolver problemas que las requeridas para mantenerse en el poder: fraude electoral, represión, corrupción y pago ilegítimo de favores. Brillan por su ausencia los funcionarios públicos de la Federacion a quienes les interese la calidad salarial, la educación o la salud del pueblo.

La política ha dejado de ser un terreno exclusivo del poder y del Estado; los movimientos emergentes recuperan el espacio entre la sociedad y el complejo institucional. Movilizaciones sociales abren nuevas rutas para compensar la falta de respuesta institucional a las necesidades, se reafirman expresiones de libertad a través de expresiones plurales, diversas. La movilización solidaria se ha expresado en marchas de protesta como la ocurrida contra el recorte del presupuesto a educacion y cultura, así como en actos de resistencia civil pacífica contra el fraude electoral y las imposiciones en Oaxaca. La represión de Estado ha sido la reacción a los últimos, a los caminos que buscan el verdadero cambio.

Se está en un punto de inflexión frente a un mal incierto; como un organismo viviente, la sociedad se ha enfermado y nadie sabe si las fuerzas de recuperación conseguirán nuevamente la salud: o sucumben las células o se activan los anticuerpos, pero mientras tanto hay que sostener la vida soportando dolores insuprimibles. Entre lo que más duele está la pobreza y la impotencia para reconquistar las libertades. El estado de desamparo y de necesidades de protección frente a un futuro con condiciones de vida limitantes y complejas marañas nos exige tomar distancia.

La libertad festeja la capacidad de elegir según los propios deseos y ha sido deificada dentro de una gran Trinidad Secular, forma una sola unidad inseparable con la igualdad y la solidaridad, tres ideales que en tres siglos dieron sentido a los procesos de modernización y racionalización de las sociedades.

Son ciertas formas de libertad las que perdimos con el empoderamiento de la nueva derecha, con la internacional y la local, con el PAN. La libertad de elegir y de expresión, libertades que dieron contenido a los principios democráticos y a la conformación institucional de la voluntad colectiva. Procesos que explican actualmente la identidad como parte de la pertenencia a grupos definidos: los que niegan la imposicion, los que creen que pueden influir en los poderosos y los que han asumido el camino de la resistencia civil; hoy chocan, como nunca, estas posiciones polarizadas.

Al concepto de libertad se le impone actualmente el de "exceso", exploración que refleja esa sensación de insatisfacción y constante búsqueda de cosas nuevas, de experimentación política con el cuerpo y con la cabeza. Los códigos no necesariamente responden a creencias o valores ideológicos, sino a gustos.

La resistencia es el camino más esperanzador, sólo los ingenuos discuten proyectos para mejorar las estructuras, quien no asume la inautenticidad de las instituciones abona a la continuidad. Hay quienes tenemos pretensiones de autonomía y expectativas de autenticidad, no tanto a través de mecanismos de interlocución gubernamental o del diálogo formal con la familia, la Iglesia o las instituciones estatales, sino mediante actos de resistencia, de desobediencia civil y de estilos de vida contemporánea que se reconstruyen cada día. La vida como experimentación permanente es lo que algunos entendemos como ejercicio de las libertades.

El ideal de la solidaridad puede montarse sobre redes, organizaciones de la sociedad civil y movilizaciones de resistencia. Porque la igualdad cobra sentido de identidad, y no tanto de no discriminación. Pero en el reconocimiento de los otros como "uno mismo" también aumenta la aceptación de lo diferente: el que reconoce a otro presidente, el que habla una lengua indígena, el que viste distinto, el de otras preferencias sexuales, el que tiene otro código moral. La diversidad podría aparecer como un ideal de vanguardia política, un insumo del siglo XXI que puede acompañar a los de libertad, igualdad y solidaridad, si hubiera necesidad de profanar lo sagrado y configurar una Santísima Cuadridad.

Pero el descrédito a las instituciones y la indiferencia a las normas han convertido a la movilizacion social y a la desobediencia civil en puertas privilegiadas de la libertad y de la realización de los deseos, ilusiones para el año nuevo: que lo ideal se vuelva real y la mentira, verdad.

gabriela_afluentes@prodigy.net.mx