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jueves, mayo 14, 2009

El dinero de los Salinas es gracias a droga, Pemex y la partida secreta: De la Madrid*













Tomados de La Jornada, Hernández, El Fisgón, Helguera y Rocha y El Universal, Helioflores.


LA REDACCIóN

México, D.F., 13 de mayo (apro).- La fortuna de los hermanos Salinas de Gortari se obtuvo gracias al hurto de la "partida secreta", contratos ilícitos con Pemex y negocios con el narcotráfico, denunció el expresidente Miguel de la Madrid Hurtado.

Fueron Enrique y Raúl quienes robaron más dinero del erario, a juicio del exmandatario, pero acusa a Carlos de haber permitido la corrupción, además de robarse la mitad de la llamada "partida secreta".

"Terminó muy mal. Primero permitió una gran corrupción de parte de su familia, de parte de su hermano. Permitió también que Raúl, y su hermano Enrique, consiguieran contratos de manera indebida", reveló de la Madrid en entrevista con Carmen Aristegui.

- ¿Cuáles contratos?—preguntó la periodista.

- Contratos de Pemex, ya sea de obra o de transporte.

- ¿Raúl y Enrique?

- Raúl y Enrique.

- A Raúl le llamaban el 10 por ciento porque ese porcentaje exigía, ¿fue así?

- Parece que así fue.

- Raúl y Enrique robaron mucho, ¿y Carlos?

- Sobre todo Raúl.

- ¿Y Carlos?

- No, no tanto.

- ¿Pero de dónde sacó su fortuna, que la tiene y mucha, de la partida secreta?

- Bueno, eso es una equivocación.

- ¿Por qué?

- Siempre había existido en México una partida secreta para cubrir gastos políticos.

- ¿Pero?

- Pero se abusó.

- ¿Cómo abusó Salinas de esa partida secreta? Porque era mucho más grande que la usted ejerció, eso es clarísimo.

- Ampliamente.

- ¿De qué tamaño fue aquella partida secreta en relación a lo que usted ejerció? ¿Cinco veces, diez veces, cien veces?

- Por ahí.

- ¿Y el dinero que usaron?

- Por ahí anda.

- Hace unas semanas se armó un audioescándalo con Luis Téllez porque se registró su voz que decía que (Carlos Salinas) se robó la mitad de la partida secreta, ¿usted cree que se robó la mitad?

- Sí.

- ¿O completa?

- No.

- ¿Pero la mitad sí?

- Sí.

- ¿Y lo hizo (Carlos) Salinas?

- Sí.

- ¿El propio Salinas a través de sus hermanos?

- Es posible


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Astillero*


· Política ficción

· Salinas, a dos fuegos

· Madrazo a Fox y Zedillo



Julio Hernández López

Los ex presidentes parecieran haber sido puestos en una competencia para ver cuál de sus historias alienta más a los ciudadanos a dejar de creer en las elecciones y la democracia”. La delantera en esa lucha de lodo la lleva Carlos Salinas de Gortari, el eterno aspirante a un retorno a la escena pública sin rechiflas e insultos.

Salinas es el protagonista central de las más recientes truculencias de Carlos Ahumada, tan villano y deleznable éste como los personajes y las historias de sus memorias recientemente organizadas en forma de libro. Y ahora ha sido un declarante enfermo, Miguel de la Madrid, sin control real sobre su capacidad de hacer declaraciones y análisis sensatos, pero con conocimiento directo y exacto de los antecedentes y las hechuras de Salinas, el que ha arrojado nueva carretada de suciedad sobre quien fue su secretario de Programación y Presupuesto. No tiene, desde luego, el ex presidente al que se considera el más gris de la historia reciente, ninguna autoridad moral para arrojar piedras a quien hizo su sucesor. Basta recordar que el mismo De la Madrid fue quien abrió la puerta con amplitud a la fusión de la política gubernamental con el narcotráfico, y que durante su administración se produjeron múltiples incidentes que lo colocaron a él mismo, el errático Miguel hoy necesitado de tutela para hablar de política, como protector de determinados bandos del negocio de las drogas y como renovado ejecutante sin melindres de la corrupción institucional endémica.

Sin embargo, y aun en ese estado de precariedad declarativa en que se encuentra (¿qué tantas cosas raras medio diría Carlos Jonguitud si fuera entrevistado en el momento de postración en que hoy está?), De la Madrid ha emitido en el noticiario radiofónico de Carmen Aristegui un fraseo trabajoso cuya destilación mediática forma una serie de acusaciones graves contra el salinismo, no sólo el de Carlos, sino de Raúl, el tesorero familiar, Adriana y el difunto Enrique. Cierto es que, horas después, su hijo, Federico de la Madrid (Enrique es el director general de la Financiera Rural del gobierno calderonista), dio a conocer una retractación fundada en el sabido mal estado de salud de su padre, pero el golpe a CSG ya es irreversible y la esencia de las acusaciones ha sentado carácter público. Vaya ironía para uno de los grandes manipuladores de la comunicación social en México: tal como ya lo hizo años atrás al contestar preguntas televisivas, Carlos Salinas podría acogerse a la figura fácil de la política ficción para tratar de desacreditar lo dicho en su contra, pero resulta que –como en el caso de Ahumada– lo que se ha consignado públicamente –en la entrevista de radio o en el libro, según corresponda– tiene plena correspondencia con lo que una gran parte de los mexicanos piensa y considera verdadero. La política ficción ha alcanzado al elusivo corredor de Agualeguas.

Otro declarante en maratónica interdicción moral, Roberto Madrazo Pintado, también ha considerado oportuno hacer gala de presunta valentía cívica al acusar a los ex presidentes Zedillo y Fox de haber hecho pactos con cárteles del narcotráfico. Al primero, hoy alto directivo académico en Yale, que la semana entrante estará en México en una convención de aseguradores y tendrá oportunidad de responder a las acusaciones, lo relaciona con el cártel de Juárez, y al segundo, al doctor honoris Coca, premiado por la Universidad de Humory, con el Chapo al que habría abierto las puertas del penal tapatío de Puente Grande para que se convirtiera en una especie de funcionario sexenal extraoficial. Apenas es necesario recordar aquí que la biografía del denunciante Madrazo Pintado está suficientemente cargada de episodios que en un país de leyes y justicia lo habrían llevado a la cárcel, pero hoy en México está de moda el deporte político de denunciar a otros sin reparar en lo propio.

Astillas

Héctor Alejandro Quintanar recuerda que Vicente Fox recibió en 2002 un doctorado honoris causa en filosofía de una universidad de Israel, la Ben-Gurión (la entrega fue en un Hilton de Cancún) y comenta: “Ahora, años después, esta disciplina está socavada en nuestro país, pues los panistas pretenden desaparecerla. Igualmente, este año, Fox recibe de una universidad gringa el mismo grado académico, según eso por sus ‘aportes a la democracia’, cuando bien sabemos que el culpable principal del desastre que desde 2006 vive el entramado democrático del país tiene como culpable al ignorante guanajuatense, que horrores causa. Qué desquicio del mundo moderno. Si a esas vamos, poco falta para que le den un honoris causa a Calderón por sus aportes a la ética pública y a la salud de los mexicanos”... Elizabeth Jiménez hace un recuento de las crisis recientes: “la política, después de las elecciones que nos dejaron confrontados a todos; la de seguridad pública, con sangre por todo el país; la sanitaria, actual; y de nuevo la política, con los libros y declaraciones recientes. ¿Qué sigue? ¿Una crisis alimentaria?”... Muy de mañana fueron borradas las evidencias de que en la página electrónica del Instituto del Fraude Electoral se daba clic a la plataforma electoral de la Alianza por el Bien de Todos, correspondiente a 2006, y lo que aparecía era el texto correspondiente al PAN. Sin embargo, la basura fue mal puesta bajo la alfombra cibernética, pues, a la carrera, borraron el rubro específico de “Plataformas electorales de coaliciones 2006”, que es donde estaba el error, y dejaron todo, genéricamente, bajo el título de “Plataformas electorales de partidos políticos nacionales 2006”. En cambio, respecto a 2009, sí se mantiene la división entre coaliciones y partidos, tal como estaba en relación con 2006 antes de la plomería electrónica mal hecha de ayer... Y, mientras se le enreda el punto inmobiliario al estado de Hidalgo, y Guanajuato está en panista espera de la presunta refinería, ¡hasta mañana, con Hillary dando las gracias a México por sufrir para que Estados Unidos no lo hiciera!

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx



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México SA*


· Tras los escándalos, sólo impunidad

· La “fragilidad” de MMH



Carlos Fernández-Vega
Escándalo tras escándalo, lo único que queda claro no es la sempiterna corrupción de la clase política mexicana, sino su impunidad. Uno tras otro, y se denuncie lo que se denuncie, nada sucede, nadie es tocado y el presunto ilícito cometido se mantiene fuera de las investigaciones. Aún no se apaga el ruido causado por el libro de Carlos Ahumada, cuando surge el promovido por el maratonista de lujo Roberto Madrazo, el cual Miguel de la Madrid no dejó florecer por su propia denuncia en contra de Carlos Salinas de Gortari y sus hermanos, embarrados todos por robo al erario, tráfico de influencias y el narcotráfico.

Ex presidentes, candidatos a la silla de Los Pinos, funcionarios, legisladores, partidos políticos (en el “gobierno” y en la “oposición”), empresarios triple A (antes priístas de hueso colorado, ahora panistas ídem) y demás cómplices y personeros aparecen salpicados en las declaraciones de Miguel de la Madrid a Carmen Aristegui. Son prácticamente los mismos que han sido embarradas en denuncias y publicaciones anteriores. Y nada pasa. Lo involucrados se mantienen impunes.

La llamada “oposición” se lava las manos en cada escándalo (cuando uno de los suyos no está involucrado), y se limita a “exigir” que “se investigue” el ilícito denunciado (que de cualquier suerte ya era de dominio común), sin importarle si alguna autoridad le hace caso. Tampoco se moviliza para ser ella misma la que presente la querella respectiva. Sólo le interesa que los medios registren tal “exigencia”, que aparezca la nota, y si es en la portada qué mejor.

Que nadie tiemble ni se entusiasme: se apagará el escándalo provocado por Miguel de la Madrid, como sucederá con el de Carlos Ahumada y el de Roberto Madrazo, tal cual sucedió con el de Lino Korrodi, los Amigos de Fox, el Pemexgate, el niño verde, los hijos de Marta, el de la pareja presidencial, el del rancho en San Cristóbal, las ligas de Bejarano, el de “haiga sido como haiga sido”, el “gober precioso”, Elba Esther, Carlos romero Deschamps, los empresarios involucrados en el trasiego de Raúl Salinas de Gortari, y los que faltan mencionar en este rosario de impunidad acumulado en décadas.

Y se apagará no sólo porque no tarda en surgir un sustituto, sino, especialmente, porque nadie actúa, nadie va más allá de la declaración que amerite el escándalo en turno, sin comprometer un milímetro más, y ninguna autoridad justifica su existencia. Uno tras otro, y no pasa nada, salvo lo común: que los públicamente exhibidos se mantengan en el gobierno, cogobernando, en el asalto a la nación o recibiendo “doctorados” en universidades extranjeras, por citar algunos casos.

La denuncia de Miguel de la Madrid sólo confirma, por si hubiera duda, que una de las urgencias de la República es la renovación integral de su clase política. La actual (panistas incluidos, y si no que lo reclame Diego), lleva años, muchísimos, saqueando al país, y junto a ella –de hecho, como parte de ella– la elite empresarial (la cual no sólo apoyó a Carlos Salinas y participó en los jugosos negocios del hermano ahora más incómodo que nunca, sino que ha hecho lo mismo con “cambio” y “continuidad”), a la que tampoco nadie toca.

Ya en el exceso, en este nuevo sainete de la “renovación moral” el primero en recular ha sido el propio denunciante. Al filo de las 18:30 horas del miércoles, por medio de un comunicado (difundido en la edición electrónica de El Universal), Miguel de la Madrid asegura que sí dijo lo que dijo, pero que “carece de validez”, porque “me encuentro convaleciendo de un estado de salud que no me permite procesar adecuadamente diálogos”.
Más tardó el ex mandatario en soltar al perro, que su hijo Federico de la Madrid Cordero (con amplios y jugosos antecedentes en eso de los escándalos ligados al tráfico de influencias en el sexenio de papá, y en el siguiente con el tío Charly) en amarrar a progenitor y can. El vástago firma como “responsable” del comunicado que se menciona, en el que asegura que su padre no está en condiciones de hablar en público, por lo que hace decir a MMH que “la fragilidad” de su estado de salud “se constata en las grabaciones difundidas por la señora Aristegui, en las que mi tono de voz se escucha débil y confuso; dejo en claro que después de haber escuchado la entrevista con la señora Aristegui, mis respuestas carecen de validez y exactitud”.

Un sainete similar, aunque con menores decibeles, se armó allá por marzo de 2002, cuando el ex presidente Carlos Salinas acusó a su sucesor de lo mismo que ayer lo acusó Miguel de la Madrid (ahora “arrepentido”, según el comunicado de Federiquito). En aquel entonces, el hijo predilecto de Agualeguas, Nuevo León, denunció a Ernesto Zedillo por “haber recibido dinero de mi fondo secreto”.

Por aquellos no lejanos ayeres comentamos en este espacio que en sus respectivos gobiernos y por medio de la llamada partida secreta –que de secreta no tenía nada porque estaba consignada en el presupuesto de egresos de cada año– ambos personajes –pertenecientes a la misma cueva– tuvieron acceso a miles de millones de pesos del erario y discrecionalmente hicieron uso de ellos como si fueran propios, considerándolos depósitos en sus chequeras personales. Por medio de tal asignación (sólo por el programa de erogaciones contingentes del ramo 23 del Presupuesto de Egresos de la Federación asignado al jefe del Ejecutivo e independiente de los recursos presupuestales canalizados a la Presidencia de la República), Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo dispusieron –en sus respectivos sexenios– de alrededor de 12 mil 500 millones de pesos del erario, aunque aproximadamente 84 por ciento (10 mil 500 millones) correspondieron a Salinas y el 16 por ciento restante (cerca de 2 mil millones) a Zedillo.

La partida secreta alcanzó su máxima expresión en 1993, con Salinas en Los Pinos: alrededor de 600 millones de dólares, al tipo de cambio de entonces, y cierto es que Zedillo se benefició de ella, como Salinas de la que ejerció Miguel de la Madrid, y éste de la que correspondió a José López Portillo, y junto a ellos su respectivo “grupo compacto”. Así, ¿quién tiene calidad moral para aventar la primera piedra?

Las rebanadas del pastel

El ganón de este sainete podría ser Luis Téllez, a quien Calderón corrió de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes por afirmar que Salinas se “robó la mitad de la partida secreta”. Entonces, el osito puede reclamarle a Felipe y exigirle la devolución del hueso. Así dejaría la presidencia de la BMV, y los bolsistas podrían elegir a quien ellos decidan.

cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx

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Ex presidentes y descomposición política*


Ayer por la mañana la opinión pública conoció gravísimos señalamientos del ex presidente Miguel de la Madrid contra su sucesor en el cargo, Carlos Salinas de Gortari, de quien dijo que robó parte de la partida secreta del Ejecutivo y toleró la corrupción de su hermano Raúl, quien conseguía contratos del gobierno (y) se comunicaba con narcotraficantes”, los cuales le habrían entregado el dinero que tuvo depositado en bancos suizos; por añadidura, De la Madrid afirmó de viva voz –en una entrevista concedida a Carmen Aristegui y grabada unos días antes de su difusión– que la fortuna de la familia Salinas está ligada al narcotráfico, como pudo estarlo el asesinato de otro de los hermanos, Enrique; empero, consideró que al gobierno que encabeza Felipe Calderón “no le conviene” investigar en torno a esas posibilidades porque “se haría un escándalo” de proporciones “muy importantes”, habida cuenta que el hombre que asumió la jefatura del Estado en 1988, “un delincuente”, “es poderoso” y sigue ejerciendo “la influencia de haber sido presidente y, en su caso, la de tener mucho dinero”. Asimismo, De la Madrid se dijo arrepentido de haber heredado la Presidencia –en lo que constituyó una elección de Estado y uno de los procesos comiciales más palmariamente sucios de la historia nacional– a Salinas de Gortari, opinó que la justicia “a veces” estorba para ejercer el poder e, interrogado sobre si la impunidad es necesaria para el funcionamiento de la maquinaria institucional, respondió “sí”.

Transcurrieron más de ocho horas antes de que el declarante enviara a los medios un comunicado en el que descalificó sus propias palabras y las atribuyó a “un estado de salud que no me permite procesar adecuadamente los diálogos” y puso como prueba de ello que, en la grabación difundida, “mi tono de voz se escucha débil y confuso”. Por su parte, el propio Salinas, precedido y secundado por algunos priístas menores, arremetió contra Carmen Aristegui, a la que acusó de haber hecho “sensacionalismo” con las declaraciones de un hombre que padece, en razón de su mala salud, “limitación de sus capacidades” y “deterioro de sus facultades”; citó un texto que habla de “senilidad prematura” y se dijo “indignado” por “los términos y condiciones en que usted realizó la entrevista”.

Las respuestas de De la Madrid son indignantes por el cinismo que traslucen. El declarante no sólo fue jefe, protector y padrino político de Salinas de Gortari sino también su subalterno, pues, tras el impugnado relevo presidencial de 1988, ocupó, a lo largo del salinato, y por nombramiento presidencial, la dirección del Fondo de Cultura Económica (FCE). A la escandalosa ineptitud de “no haber sabido a tiempo” quién era el verdadero Carlos Salinas se suma la punible omisión de no haber puesto a disposición de las instituciones de justicia la información que le permitió describirlo como “cómplice de delitos de sus hermanos”. La tardanza de su deplorable retractación –en la que el propio De la Madrid, o cercanos suyos, afirmaron que no es capaz de “procesar adecuadamente diálogos o cuestionamientos”– obliga a sospechar que fue producto de presiones sobre él o sobre integrantes de su familia. El mismo declarante había dado, horas antes, la clave de su desmentido: la impunidad es necesaria para el funcionamiento del régimen. Por lo demás, no es la primera vez que el ex presidente usa el recurso: hace poco menos de cuatro años admitió, a cámara, que su partido, el PRI, “perdió las elecciones del 88”, sólo para afirmar, al día siguiente, que no había dicho lo que dijo.
En cuanto a Salinas, es característico de él que pretenda escabullirse de informaciones que no hacen sino confirmar sospechas universales y públicas, y hasta filtraciones surgidas del seno mismo del clan familiar, pretendiendo poner en tela de juicio el profesionalismo y la ética de medios e informadores. La extendida y asentada percepción que la sociedad tiene de él, corroborada por lo que De la Madrid le dijo a Aristegui –y, en menor medida, por el libro de Carlos Ahumada de reciente aparición, en el que presenta al ex presidente como un hombre activamente consagrado a la intriga destructiva y protagonista oculto de la conjura de los videoescándalos de 2004–, hacen que sus embestidas textuales o verbales lleven implícito un sentido ominoso que no debe pasar inadvertido para la opinión pública. Por lo demás, se entiende la exasperación que trasluce su misiva a la conductora de MVS Noticias, toda vez que la divulgación de lo dicho por su antecesor, si bien no acota sus poderes fácticos ni su capacidad de actuar desde las sombras, echa por tierra el arduo y prolongado empeño por reconstruir su imagen pública y anula cualquier perspectiva que pudiera haber tenido de reciclarse en la política formal.

Más allá del espectáculo deprimente de los dos ex mandatarios, las fases de este episodio constituyen un reporte repulsivo, pero fiel, de la descomposición del grupo en el poder y de la cadena de impunidades y encubrimientos que da continuidad y articulación a las últimas cinco administraciones gubernamentales, priístas y panistas, las cuales, por más que hayan pregonado legalidad, moralidad, democracia y transparencia, han sido, en conjunto, un vasto, corrupto y obsceno ejercicio de simulación, complicidad y encubrimiento.

*Tomados de La Jornada.