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lunes, junio 23, 2008

Atraco de la banca con la complicidad del pelele







Tomados de La Jornada, Helguera, Hernández y Rocha y El Universal, Helioflores y Naranjo.


Al elevado precio de los hidrocarburos y al alto costo de los alimentos se suman las altas tasas en el crédito. El Banco de México incrementó en 0.25 por ciento las tasas de interés de referencia. Es decir las que paga el gobierno federal por la emisión de su deuda. En teoría las mismas deberías servir sólo de “referencia” para que los demás instrumentos de crédito del país fijaras sus propias tasas.

En los hechos nada más sirve de pretexto para que la banca extranjera aumente en forma desmesurada sus ya de por sí altas tasas de interés. Los buenos oficios del panista Luis Pazos –quien como opositor criticaba a más no poder el contubernio entre el PRI y la banca nacionalizada- ahora al frente de la Condusef –elefante blanco que engaña al público- hace caso omiso de cuanta queja se levanta en contra de la privatizada y extranjerizada banca “nacional”. Los abusivos cobros de intereses vienen de la mano de la impunidad que prodiga el PAN y el gobierno usurpador de Felipe Calderón Hinojosa a los extranjeros que controlas el sistema de pagos de México.

Oficialmente la inflación es menor al 5 por ciento anual desde hace años. Aún así la banca mantiene tasas de interés que varían entre el 40 y más del 80 por ciento anual. Mientras, ellos pagan menos del 2 por ciento y hasta un máximo de 7 por ciento anual por los depósitos de los cuentahabientes.

La obligación legal de que informar el Costo Anual Total (CAT) de sus tarjetas de crédito no es una ventaja, pues todos los bancos se han puesto de acuerdo para aumentar las tasas de interés en los 17 meses que el pelele Calderón Hinojosa lleva en Los Pinos. Durante los meses recientes todas las instituciones bancarias han enviado cartas –junto con los estados de cuenta- donde “alertan” sobre el posible incremento en las tasas de interés, por condiciones internas –devaluación- o por condiciones externas. De esta manera sugieren no gastar más de lo que se tiene, pues podría incrementarse el costo a pagar por los créditos.

Sin esperar a que sucediera nada extraordinario, antes de mandar las famosas cartitas ya los bancos habían venido incrementado sus tasas. ¿No que la economía es sólida? ¿No que es la envidia del mundo?

La pregunta forzada es: ¿Por qué en tiempos de “gran” estabilidad económica los bancos se han dado a la tarea de incrementar sus tasas de interés hasta en un 100 por ciento? Si tienen temor de una debacle financiera ¿por qué siguen ofreciendo a cualquiera sus abusivas tarjetas de crédito?

Tal vez todo devenga en una nueva insolvencia de pago. De todas formas la ciudadanía en general será la que pague los platos rotos. ¿Y el pelele Felipe Calderón Hinojosa? Pues a todo vapor en la venta general de hidrocarburos, ahora planeada para agosto, justo cuando comienzan las olimpiadas en China que le servirán de inmejorable distractor.


A continuación una carta tomada de La Jornada.




http://www.jornada.unam.mx/







Carta de intelectuales


“La consulta, un logro del movimiento ciudadano”


No se puede ignorar la tensa, muy difícil o trágica situación del país. Entre las demostraciones de que no todos los tiempos son iguales:


Violencia radical del narcotráfico con altísimo costo de vidas (no sólo de los directamente involucrados); crisis del aparato de seguridad nacional; destrucción creciente del tejido social; expansión del miedo y el pánico en amplísimos sectores; carestía insostenible; desastre –reconocido por todos– de la enseñanza pública y la privada; ansiedad por reducir el proceso electoral a una compraventa de votos; crisis acentuada y efectiva del Poder Judicial; apoyo de funcionarios al sistema de ecocidios (sobrexplotación del agua, destrucción de bosques, contaminación) que ratifican la monstruosidad del neoliberalismo; impunidad de los poderosos que se ostentan como la nueva “autoridad moral”; campaña intensa de privatización de los recursos energéticos; funcionarios cuya permanencia es un desafío grave a la legalidad (Juan Camilo Mouriño, Ulises Ruiz, Mario Marín); campañas de linchamiento moral de los opositores…

Hay, sin embargo, razones, y muy significativas, para un optimismo racional o, si se quiere, para un replanteamiento positivo de las circunstancias actuales:

–Emergencia de sectores y personas en el análisis de la realidad, las decisiones participativas y las protestas. Las movilizaciones de los últimos tiempos no son calificables de izquierda en el sentido ideológico tradicional, sino como movimientos, de ciudadanía y ciudadanización, conceptos primordiales y ligados ya al fortalecimiento de la soberanía popular.

–Fracaso estrepitoso de los defensores del proyecto de Felipe Calderón en el debate sobre reforma energética. Carecen de argumentos sólidos, se entregan a la inútil y penosa manipulación de leyes y cifras, son inconexos y desinformados por sistema.

–Fracaso notable de los gobiernos sucesivos del PRI y del PAN en la política informativa sobre los hechos básicos del país. Los promotores de la privatización del petróleo se burlan de los mexicanos que no entienden de tecnología y ellos mismos, a la hora de evaluar su proyecto, lo reducen a lugares comunes del autoritarismo cantinflesco. Además, ¿de dónde proviene la ignorancia de la sociedad en asuntos de extrema importancia? De quienes, mediante la represión y el oscurecimiento informativo de la televisión, han alentado por décadas la despolitización y aíslan y persiguen las actitudes politizadas. Los gobiernos federales desalientan desde hace mucho tiempo las acciones de la ciudadanía. También el desbordamiento de la ignorancia afecta en primer término a la clase gobernante, que nunca explica sus proyectos básicos y carece de la costumbre de razonar.

–El gobierno federal aceptó el debate sobre la reforma petrolera y ahora se propone ignorarlo, asfixiar su desarrollo y enterrar sus conclusiones. Con todo, este debate es otro de los signos irrefutables que anuncian una sociedad distinta, que va adquiriendo la capacidad de convocarse a sí misma.

–La clase gobernante fracasó en su intento de impedir por entero la consulta. El propósito de la consulta no es negar las facultades del Congreso, sino rechazar la privatización del punto de vista de la nación y no aceptar que sólo “los expertos” decidan el presente y el porvenir del país. La ciudadanía exige su inclusión en la toma de medidas que la afectan centralmente. Al oponerse a la consulta, la clase gobernante despliega el tamaño de su miedo a los ciudadanos y de su desconfianza ante su escasísimo poder de convencimiento.

–El fracaso impresionante de la derecha, que en décadas no ha ganado una sola de las batallas culturales en el país, no ha conseguido abolir los derechos de las mujeres ni de las mino-rías sexuales, ni ha detenido en lo mínimo el avance de sus odios predilectos: la laicidad, el laicismo, la secularización (ejemplo reciente: la devolución por parte de la diócesis de Guadalajara de 30 millones para el Santuario de los Mártires). Si en las batallas culturales la derecha viene a menos, estamos aún lejos del respeto a los derechos humanos, del fin del racismo y del reconocimiento pleno a los derechos indígenas.

–Movilización en amplios sectores de la sociedad, que no aceptan como respuesta la frialdad, el azoro, el desprecio, la inercia o el odio de la clase gobernante.

Antes lo dominante fue el pesimismo como determinismo. Hoy las circunstancias han cambiado. Nadie autoriza el optimismo, pero la tesis de la indefensión absoluta de la sociedad es, en última instancia, un comercial más del neoliberalismo.

Así, la consulta sobre la reforma energética es una saludable ampliación de la democracia y un logro del movimiento ciudadano.

Atentamente

Comité de intelectuales en defensa del petróleo

Marco Antonio Campos, Rolando Cordera, Arnaldo Córdova, Laura Esquivel, Bolívar Echeverría, Víctor Flores Olea, Luis Javier Garrido, Héctor Díaz Polanco, Antonio Gershenson, Margo Glantz, Enrique González Pedrero, Hugo Gutiérrez Vega, David Ibarra,
Luis Linares Zapata, Guadalupe Loaeza, Lorenzo Meyer, Roberto Morales, Carlos Monsiváis, Jorge Eduardo Navarrete, Carlos Payán, Carlos Pellicer, José María Pérez Gay,
Sergio Pitol, Elena Poniatowska, Ida Rodríguez Prampolini, Enrique Semo, Víctor Manuel Toledo, Héctor Vasconcelos, Javier Wimer.