Unico objetivo de hampones PRIANistas es vender Pemex
Tomados de La Jornada, Helguera, El Fisgón y Rocha y El Universal, Helioflores.
Lo asesinatos entre mafiosos continúan muy a pesar de la “impaciencia” del pelele Felipe Calderón Hinojosa, quien quisiera que no se hablara de ellos, sino de Fecalandia, el país que él habita y que tiene frontera con Foxilandia.
Los índices delictivos han puesto en bandeja de plata a México ante Estados Unidos, que de los más de mil millones de dólares que daría –sin ninguna condición, dijeron los PRIANistas- tan sólo dará 350 millones de dólares y contando a la baja. Eso si México decide hacer los cambios que se le exige en caso contrario, ni siquiera eso.
De la misma forma que pasó de noche la enchilada completa en el tema migratorio con el corrupto Vicente Fox Quesada, que al final resultó en nada, ahora con la “cooperación desinteresada” de Estados Unidos en el combate al narcotráfico, todo apunta a perder más soberanía –que para el PRIAN no vale nada- o dejar de recibir las migajas del vecino del norte.
Aún no se cumplen dos años del asalto a Los Pinos por parte del usurpador Felipe Calderón Hinojosa y el país se cae a pedazos. De la economía “envidiada” por los países ricos – que ni catarro le daría por la desaceleración estadunidense- a la cruda realidad de los ciudadanos de a pie. Aumento discriminado en alimentos y productos de primera necesidad, alteración del padrón de la creación de nuevos empleos y cifras oficiales nacionales –las internacionales lo denunciaban desde hace un año- que indican que la economía mexicana no crece, ni a la mitad del ritmo prometido.
Como es una tradición en el cinismo del PRIAN, los “errores”, los rescates, las “inflaciones importadas”, son pagadas por el ciudadano común. Los beneficios de los monopolios del maíz (Maseca, González Barrera), del trigo (Bimbo, Lorenzo Servitje), de televisión (Televisa y TV Azteca), de las comunicaciones (Telmex, Telcel, Carlos Slim), son para los ricos y poderosos de siempre. Ahora que la crisis se agudiza en el país, ya que desde hace 25 años vivimos en crisis permanente, nos recetan que nada de pactos, nada de ayuda, que cada quien se rasque con sus uñas –se refieren a los más de 106 millones de mexicanos, los menos de 10 mil ricos magnates no sufrirán- y que se aguante. ¿Cuánto tiempo? Pues de dos a tres años, es decir casi todo el pelelato.
Si así están las cosas y no hay nada que hacer ¿Entonces para qué usurparon el poder? ¿Nada más para robarse el petróleo y hacer el negocio de su vida con él? ¡Vamos quien no quiera ver la realidad, será porque recibirá las migajas del saqueo, de otra forma no se explica la “necedad” de quienes “defienden” al espurio Calderón Hinojosa y su camarilla de bandoleros.
El siguiente análisis fue tomado de la revista Proceso.
http://www.proceso.com.mx/
Manipula el IMSS sus cifras
manuel fuentes muñiz
México, D.F., 22 de mayo (apro-cimac).- El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es la única fuente de información oficial en nuestro país, desde 1944, sobre riesgos de trabajo. Proporciona datos sobre accidentes, enfermedades y muertes en el trabajo y la clasifica en razón de sexo, edad y entidad federativa. Sin embargo, existen cifras que ponen en duda la veracidad de la información proporcionada.
Al realizar una revisión en la página oficial en Internet: www.imss.gob.mx/imss sobre el número de defunciones por riesgo de trabajo considerando cada entidad federativa, me encuentro con la sorpresa de que, durante al año de 2006, en el estado de Coahuila aparecen registradas únicamente 42 muertes laborales. De ésta cifra resultan 38 hombres y 4 mujeres fallecidas, a causa de un riesgo en el centro de trabajo.
¿Por qué no aparecen en las estadísticas del IMSS considerados los 65 mineros que fallecieron el 19 de febrero de 2006 en la Mina 8 de Pasta de Conchos? Fue un hecho público y conocido y una noticia de trascendencia nacional. El propio Secretario de Trabajo en ese entonces, Francisco Salazar Sáenz, dio a conocer a los familiares el 23 de febrero de ese 2006 oficialmente la muerte de los mineros.
¿No aparecen registrados como muertos los 65 mineros, porque no han sido rescatados sus restos? Esto no parece concebible porque el mismo gobierno del estado de Coahuila fabricó actas de defunción, que luego fueron usadas por el gobierno federal, a través de la Procuraduría de la Defensa del Trabajo.
Tengo en mi poder copia de esas actas de defunción que fueron levantadas de manera irregular por el Registro Civil estatal el 23 de marzo de 2006. En ese documento, un médico de nombre Jorge A. Blanco Cepeda, con número de Cédula profesional 421205, señaló como causa del fallecimiento: “politraumatizado, inmediato. Explosión interior de la mina, inmediato. Derrumbe al interior de mina, inmediato. Tipo de defunción: Accidental”. Señala como lugar de la muerte: “Mina 8 Pasta de Conchos, S. Juan de Sabinas, Coah. IMMSA”; esto de cada uno de los mineros.
¡El médico dio fe de las causas de la muerte sin tener los cuerpos a la vista! ¿Qué método realizaron los funcionarios implicados para lograr tremenda hazaña científica?
Es inconcebible que estas muertes ocurridas en plena labor de estos trabajadores no aparezcan en los registros estadísticos del IMSS.
¿Será por ese motivo que las viudas de los mineros a la fecha no hayan recibido las pensiones a que tienen derecho? Son más de dos años y casi tres meses de ocurrida la tragedia y el gobierno no se ha hecho responsable de sus obligaciones a través del IMSS. ¿Por qué esta indolencia?
La página del IMSS se encuentra “actualizada” en cifras de riesgos de trabajo hasta 2006 con las omisiones mencionadas. Pero no aparecen las cifras de los años 2007 y los meses de 2008. Uno puede suponer que el equipo burocrático que trabaja en los datos del último periodo verifica las cifras para darlas a conocer en su oportunidad posteriormente, pero es evidente que no es así.
Otro dato inconcebible que maneja el IMSS es que, durante el año de 2006, ¡sólo ocurrieron dos muertes por enfermedades de trabajo! Una, en el estado de Hidalgo y, otra, en el sur del Distrito Federal. Si la cifra fuera cierta, habría que felicitar a empresarios y servidores que cuidan eficazmente la salud de las y los trabajadores en nuestro país, pero ello está muy lejos de serlo.
Para conocer la realidad, basta asomarse a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, ubicada en avenida Azcapotzalco La Villa, número 311, en la delegación Azcapotzalco del Distrito Federal. Allí miles de trabajadores enfermos y viudas de otros sufren las penurias de largos juicios por reclamar el reconocimiento de enfermedades de trabajo y el pago de sus pensiones.
Los médicos del IMSS tienen la orden de no reconocer los riesgos de trabajo de las y los trabajadores que así lo reclaman, con la amenaza de ser sancionados si lo hacen. Las trabajadoras y los trabajadores “clínicamente” cuando están enfermos se les reconoce: “enfermedad general y no de trabajo”.
Por eso no aparecen en los registros oficiales los trabajadores que fallecen por enfermedades de trabajo. La viuda tiene la insultante obligación de probar en juicio la enfermedad de trabajo de su esposo fallecido. Esto es un verdadero reto cuando el expediente clínico tiene información tergiversada, limitada y el trabajador enfermo, que sería la mejor evidencia, ha fallecido.
No es admisible que una institución como el IMSS, con la responsabilidad social que tiene, mienta en las cifras sobre riesgos de trabajo. Es un acto abusivo, porque la institución busca mezquinamente tener las menores erogaciones posibles y con ello afectar a los trabajadores con riesgo de trabajo, a las viudas y sus hijos.
Estas omisiones y falsedades en las cifras que proporciona el IMSS no pueden minimizarse. Debe auditarse la información sobre riesgos de trabajo por instancias oficiales ajenas al IMSS dando intervención al Congreso de la Unión, a organismos civiles y de derechos humanos independientes para deslindar responsabilidades y elaborar propuestas de reformas legislativas.
Por lo pronto, estamos a la espera de una respuesta razonable por parte del IMSS de estas cifras, que son una burla para las y los trabajadores de nuestro país.
manfuentesm@yahoo.com.mx
Los índices delictivos han puesto en bandeja de plata a México ante Estados Unidos, que de los más de mil millones de dólares que daría –sin ninguna condición, dijeron los PRIANistas- tan sólo dará 350 millones de dólares y contando a la baja. Eso si México decide hacer los cambios que se le exige en caso contrario, ni siquiera eso.
De la misma forma que pasó de noche la enchilada completa en el tema migratorio con el corrupto Vicente Fox Quesada, que al final resultó en nada, ahora con la “cooperación desinteresada” de Estados Unidos en el combate al narcotráfico, todo apunta a perder más soberanía –que para el PRIAN no vale nada- o dejar de recibir las migajas del vecino del norte.
Aún no se cumplen dos años del asalto a Los Pinos por parte del usurpador Felipe Calderón Hinojosa y el país se cae a pedazos. De la economía “envidiada” por los países ricos – que ni catarro le daría por la desaceleración estadunidense- a la cruda realidad de los ciudadanos de a pie. Aumento discriminado en alimentos y productos de primera necesidad, alteración del padrón de la creación de nuevos empleos y cifras oficiales nacionales –las internacionales lo denunciaban desde hace un año- que indican que la economía mexicana no crece, ni a la mitad del ritmo prometido.
Como es una tradición en el cinismo del PRIAN, los “errores”, los rescates, las “inflaciones importadas”, son pagadas por el ciudadano común. Los beneficios de los monopolios del maíz (Maseca, González Barrera), del trigo (Bimbo, Lorenzo Servitje), de televisión (Televisa y TV Azteca), de las comunicaciones (Telmex, Telcel, Carlos Slim), son para los ricos y poderosos de siempre. Ahora que la crisis se agudiza en el país, ya que desde hace 25 años vivimos en crisis permanente, nos recetan que nada de pactos, nada de ayuda, que cada quien se rasque con sus uñas –se refieren a los más de 106 millones de mexicanos, los menos de 10 mil ricos magnates no sufrirán- y que se aguante. ¿Cuánto tiempo? Pues de dos a tres años, es decir casi todo el pelelato.
Si así están las cosas y no hay nada que hacer ¿Entonces para qué usurparon el poder? ¿Nada más para robarse el petróleo y hacer el negocio de su vida con él? ¡Vamos quien no quiera ver la realidad, será porque recibirá las migajas del saqueo, de otra forma no se explica la “necedad” de quienes “defienden” al espurio Calderón Hinojosa y su camarilla de bandoleros.
El siguiente análisis fue tomado de la revista Proceso.
http://www.proceso.com.mx/
Manipula el IMSS sus cifras
manuel fuentes muñiz
México, D.F., 22 de mayo (apro-cimac).- El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es la única fuente de información oficial en nuestro país, desde 1944, sobre riesgos de trabajo. Proporciona datos sobre accidentes, enfermedades y muertes en el trabajo y la clasifica en razón de sexo, edad y entidad federativa. Sin embargo, existen cifras que ponen en duda la veracidad de la información proporcionada.
Al realizar una revisión en la página oficial en Internet: www.imss.gob.mx/imss sobre el número de defunciones por riesgo de trabajo considerando cada entidad federativa, me encuentro con la sorpresa de que, durante al año de 2006, en el estado de Coahuila aparecen registradas únicamente 42 muertes laborales. De ésta cifra resultan 38 hombres y 4 mujeres fallecidas, a causa de un riesgo en el centro de trabajo.
¿Por qué no aparecen en las estadísticas del IMSS considerados los 65 mineros que fallecieron el 19 de febrero de 2006 en la Mina 8 de Pasta de Conchos? Fue un hecho público y conocido y una noticia de trascendencia nacional. El propio Secretario de Trabajo en ese entonces, Francisco Salazar Sáenz, dio a conocer a los familiares el 23 de febrero de ese 2006 oficialmente la muerte de los mineros.
¿No aparecen registrados como muertos los 65 mineros, porque no han sido rescatados sus restos? Esto no parece concebible porque el mismo gobierno del estado de Coahuila fabricó actas de defunción, que luego fueron usadas por el gobierno federal, a través de la Procuraduría de la Defensa del Trabajo.
Tengo en mi poder copia de esas actas de defunción que fueron levantadas de manera irregular por el Registro Civil estatal el 23 de marzo de 2006. En ese documento, un médico de nombre Jorge A. Blanco Cepeda, con número de Cédula profesional 421205, señaló como causa del fallecimiento: “politraumatizado, inmediato. Explosión interior de la mina, inmediato. Derrumbe al interior de mina, inmediato. Tipo de defunción: Accidental”. Señala como lugar de la muerte: “Mina 8 Pasta de Conchos, S. Juan de Sabinas, Coah. IMMSA”; esto de cada uno de los mineros.
¡El médico dio fe de las causas de la muerte sin tener los cuerpos a la vista! ¿Qué método realizaron los funcionarios implicados para lograr tremenda hazaña científica?
Es inconcebible que estas muertes ocurridas en plena labor de estos trabajadores no aparezcan en los registros estadísticos del IMSS.
¿Será por ese motivo que las viudas de los mineros a la fecha no hayan recibido las pensiones a que tienen derecho? Son más de dos años y casi tres meses de ocurrida la tragedia y el gobierno no se ha hecho responsable de sus obligaciones a través del IMSS. ¿Por qué esta indolencia?
La página del IMSS se encuentra “actualizada” en cifras de riesgos de trabajo hasta 2006 con las omisiones mencionadas. Pero no aparecen las cifras de los años 2007 y los meses de 2008. Uno puede suponer que el equipo burocrático que trabaja en los datos del último periodo verifica las cifras para darlas a conocer en su oportunidad posteriormente, pero es evidente que no es así.
Otro dato inconcebible que maneja el IMSS es que, durante el año de 2006, ¡sólo ocurrieron dos muertes por enfermedades de trabajo! Una, en el estado de Hidalgo y, otra, en el sur del Distrito Federal. Si la cifra fuera cierta, habría que felicitar a empresarios y servidores que cuidan eficazmente la salud de las y los trabajadores en nuestro país, pero ello está muy lejos de serlo.
Para conocer la realidad, basta asomarse a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, ubicada en avenida Azcapotzalco La Villa, número 311, en la delegación Azcapotzalco del Distrito Federal. Allí miles de trabajadores enfermos y viudas de otros sufren las penurias de largos juicios por reclamar el reconocimiento de enfermedades de trabajo y el pago de sus pensiones.
Los médicos del IMSS tienen la orden de no reconocer los riesgos de trabajo de las y los trabajadores que así lo reclaman, con la amenaza de ser sancionados si lo hacen. Las trabajadoras y los trabajadores “clínicamente” cuando están enfermos se les reconoce: “enfermedad general y no de trabajo”.
Por eso no aparecen en los registros oficiales los trabajadores que fallecen por enfermedades de trabajo. La viuda tiene la insultante obligación de probar en juicio la enfermedad de trabajo de su esposo fallecido. Esto es un verdadero reto cuando el expediente clínico tiene información tergiversada, limitada y el trabajador enfermo, que sería la mejor evidencia, ha fallecido.
No es admisible que una institución como el IMSS, con la responsabilidad social que tiene, mienta en las cifras sobre riesgos de trabajo. Es un acto abusivo, porque la institución busca mezquinamente tener las menores erogaciones posibles y con ello afectar a los trabajadores con riesgo de trabajo, a las viudas y sus hijos.
Estas omisiones y falsedades en las cifras que proporciona el IMSS no pueden minimizarse. Debe auditarse la información sobre riesgos de trabajo por instancias oficiales ajenas al IMSS dando intervención al Congreso de la Unión, a organismos civiles y de derechos humanos independientes para deslindar responsabilidades y elaborar propuestas de reformas legislativas.
Por lo pronto, estamos a la espera de una respuesta razonable por parte del IMSS de estas cifras, que son una burla para las y los trabajadores de nuestro país.
manfuentesm@yahoo.com.mx
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