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jueves, mayo 15, 2008

Coinciden en diagnóstico sobre Pemex, pero PRIAN insiste en vender






Tomados de La Jornada, Helguera, Hernández, El Fisgón y Rocha y El Universal, Helioflores.


El pelele Felipe Calderón Hinojosa atento como él sólo sabe hacerlo al clamor popular y al “debate” sobre el petróleo que se lleva a cabo en la Cámara de Senadores envió dos iniciativas de ley que “complementarán” las otras cinco para privatizar Pemex. Igual que cuando fueron presentadas las anteriores el PRI por boca del capo Manlio Fabio Beltrones dio el beneplácito, pues “contemplan nuestras observaciones”. Si todo ya está decidido ¿para qué tanto circo?

Las dos iniciativas contemplan justo lo que ahora se le niega a la paraestatal, la reducción de su carga fiscal, y si ustedes leen El Universal creerán que se trata de “un ahorro millonario” para la empresa, ya que dicho medio –muy cercano al usurpador Calderón Hinojosa- no da mayor información. Y no es casualidad que no profundice en el tema pues las iniciativas contemplan ese ahorro pero no para Pemex, sino para las empresas privadas que entrarían a la exploración y explotación de yacimientos de gas y crudo. Vamos desde antes los beneficios ya serán para el capital privado y la pregunta obligada es ¿por qué no se le reduce la carga impositiva y esa reducción se utiliza en infraestructura y tecnología? ¿Por qué favorecer a los extranjeros o al capital privado nacional en lugar que a la propia empresa?

Ese es el más claro ejemplo de la intentona privatizadora del espurio Calderón Hinojosa. En el foro de hoy jueves realizado en el Senado, al igual que el realizado el pasado martes hay más coincidencias que diferencias. Todos los presentes están de acuerdo no sólo en los problemas que enfrenta Pemex, carga fiscal impositiva altísima, falta de rendición de cuentas, opacidad total en la producción y venta del petróleo, Hacienda el gran saqueador de la parestatal, falta de tecnología, decisiones de unos cuantos de la empresa de todos los mexicanos, sino en las soluciones. El cómo resolver el entuerto, privatizar o no, está la discrepancia. Para el PRIAN no hay más que la venta de la empresa a la iniciativa privada. Por sí sólo este hecho hará el milagro de milagros, sacar al país del hoyo en que el PRIAN nos ha metido durante casi 100 años. Hasta hoy siguen espantando con el petate del muerto: o se privatiza, o se suben impuestos, pues cuando ya no haya petróleo de ¿dónde se sacarán los 40 centavos de cada peso que llegan de Pemex? Una tercera posibilidad es que todo se quede así.

Con esos “argumentos” que más bien son amenazas dicen que la resistencia civil pacífica no quiere cambios que todo se quede igual, para que el país entre en el caos. Pero como dijimos antes, de una parte y de otra las coincidencias son mucho más que las diferencias. Las propuestas para Pemex de parte de la Convención Nacional Democrática son que los miles de millones de dólares de los sobreprecios del petróleo se de destinen a la paraestatal para su inversión en construcción de refinerías y de adquisición de tecnología. De esta manera no se necesitan subir impuestos. También que se devuelva el control de la paraestal a un solo órgano y no como ahora ocurre que hay cuatro divisiones. De esta manera se tendría un control claro de la dirección que se quiere de la paraestal.

También todos coinciden en que se necesita un órgano autónomo y no burocrático que fiscalice el funcionamiento de Pemex y la dirección de los recursos. La discrepancia es que el PRIAN quiere que este sea elegido por el pelele Calderón Hinojosa y los contrarios se pronuncian por que sean elegidos de forma independiente entre personalidades con intachable conducta y credenciales de honestidad, además de profundos conocimientos sobre la extracción, distribución y producción de hidrocarburos.

No se necesita mucha ciencia, ni numerología, ni grandes conocimientos de economía para darse cuenta que aunque se coincidan en los mismos problemas, y sólo se discrepe entre dejar entrar capital privado –que no se necesita, como ha quedado claro- o darle a Pemex, los recursos que autogenera, el objetivo es vender.

Son pues iniciativas mentirosas, violatorias de la Constitución, que busca que los capos del PRIAN, los grandes empresarios, y el pelele Calderón Hinojosa hagan el negocio de su vida saqueando al país.

El siguiente análisis fue tomado de la revista Proceso.



http://www.proceso.com.mx/




¡Ya basta!

josé gil olmos

México, D.F., 14 de mayo (apro).- En 1994 el Ejército Zapatista de Liberación Nacional lanzó un “¡Ya basta!” para exigir al gobierno que atendiera las necesidades de los pueblos indígenas. Hoy, en un acto más de propaganda que de sinceridad, Felipe Calderón ha utilizado la frase de una manera desafortunada tratando de evadir la responsabilidad que tiene en la lucha contra el narcotráfico.

Al menos 270 muertos en 2008 y más de mil el año pasado es el saldo que ha dejado la guerra contra el narcotráfico durante el gobierno de Calderón, el cual ha demostrado un tremendo fracaso al utilizar al Ejército en actividades policíacas para las cuales no está facultado.

En un tono molesto por las últimas ejecuciones de altos mandos de la Secretaría de Seguridad Pública, Calderón exclamó “¡Ya basta!” y exigió a los ciudadanos, “que no sean cómplices de la ilegalidad”; al Congreso y a los jueces, para que cierren el paso a la impunidad; y a los medios de comunicación, para que divulguen las acciones contra la delincuencia en vez de “compartir con los criminales la estrategia de sembrar el terror”.

Según las palabras de Calderón “todos” somos responsables de lo que ha hecho el narcotráfico en el país. Todos menos el gobierno federal, que no ha logrado detener a las cabezas importantes; los gobernadores, algunos de los cuales se han coludido con las bandas criminales; los jueces que no actúan con justicia; los ministerios públicos que no investigan; ni los policías y soldados que se pasan del lado de los cárteles.

El regaño de Calderón es un insulto a la inteligencia porque confunde víctimas con victimarios al dejar la responsabilidad de la lucha contra el narcotráfico en los ciudadanos que son los que sufren, al final, las deficiencias que tienen los gobiernos federal y estatales, así como el sistema de justicia en general en el combate contra el crimen organizado.

El narcotráfico se ha infiltrado en las esferas del gobierno, así como en las instituciones castrenses, policíacas y de justicia. Por las grandes ganancias –33 mil millones de dólares al año, según cifras extraoficiales--, no es difícil pensar que también está en el mundo de los banqueros y financieros.

Es ahí donde hay que lanzar los dardos, no en los ciudadanos que sufren las consecuencias, sino en los espacios de poder y de dinero donde reciben las ganancias de este negocio multimillonario.

Los ciudadanos no son los cómplices en el mercado de las drogas, la complicidad viene de las autoridades que se dejan corromper, de los gobiernos que cierran los ojos para no complicarse la vida, de los policías y soldados que se venden al mejor postor.

A Calderón le molesta que los medios difundan las noticias negativas que generan los narcotraficantes, las peleas que tienen entre sí y la forma en que se han vinculado con algunos funcionarios y autoridades militares. Le incomoda que se difundan las pérdidas humanas que ha tenido el gobierno en esta lucha que va perdiendo. Tal vez quisiera que nada de esto se difundiera, como si con eso lograra evadir la realidad.

En la conferencia donde quiso regañar a todos, Calderón evadió contestar cuando le preguntaron si su estrategia de combate al narcotráfico había fracasado. Solamente dijo que no se sumaría al “abandono, a la cobardía o a la complicidad que permitieron que México llegara a esta situación”.

Como presidente de la República que dice ser, Calderón debería saber que no es cuestión de voluntarismo acabar con el narcotráfico, sino de actuar con decisión en las partes donde realmente le duele al crimen organizado: el bolsillo.

No hay que ser muy inteligentes para saber que ese es el punto más débil del narcotráfico. Si se le quiere combatir no basta con destruir plantíos o dejar que se maten entre los diferentes grupos, o detener a algunos de los manos medios, sino que hay que llegar a los centros financieros donde se lavan miles de millones de dólares.

Si no se toca esta parte sustantiva del negocio mundial del narcotráfico, poco se puede hacer con las otras partes, como son la producción y transporte de los enervantes.

Hasta que veamos caer en la cárcel no sólo al jefe de algún cártel, sino al gobernante corrupto, al banquero que se hace más rico con el lavado de dinero o al funcionario que se hizo el occiso en alguna investigación, entonces estaremos en el inicio de un combate a fondo contra el narcotráfico.