Ante recesión económica negligencia y cinismo
Tomados de La Jornada, El Fisgón, Helguera, Hernández y Rocha y El Universal, Helioflires y Naranjo.
La recesión económica en Estados Unido y sus consecuencias para el mundo, pero principalmente para México, son un hecho. Sectores como el bancario y el automotriz, además de la caída en el precio del crudo ante la menor demanda del mismo la ubican como más severa que la registrada en 2001, que fue catalogada por el ladrón y corrupto Vicente Fox Quesada, como “atorón” económico. Ayer las bolsas de valores del mundo bajaron y hoy los mercados asiáticos cerraron con pérdidas considerables. La recesión pues es un hecho y la pregunta ahora se ubica en ¿cuánto durará?
Los efectos en la economía mexicana son previsibles pues exportamos casi todo a ese país e importamos casi todo de él. También los envíos de dinero por parte de los mexicanos migrantes se verán afectados ya que habrá desempleo y trabajos peor pagados.
La actividad económica en México tuvo una caída de ventas durante enero de 2 por ciento respecto a diciembre, y las tiendas departamentales y de autoservicio informaron que la ventas durante la temporada navideña fueron menores a lo esperado, por lo que mantienen en bodega varias de las mercancías. Con ese panorama los sondeos de opinión a modo aseguran que el usurpador “subió” en la aceptación de los mexicanos. Cinismo puro.
Para la correduría estadunidense Standard and Poor’s la región de América Latina disminuirá su ritmo de crecimiento y países como Argentina y Venezuela tendrán un avance superior al promedio de 4 por ciento, mientras que México lo hará por debajo. Bueno ya reconoció Hacienda y el Banco de México que será –por el momento- menor al 3 por ciento y que se dejarán de generar más de 130 mil empleos.
Sin embargo para el pelele Felipe Calderón Hinojosa –“acostumbrado” a ir contra corriente, a ser el hijo desobediente y el “presidente” del empleo- no hay mayor problema. Su interés está puesto en la venta a como de lugar y “haiga sido como haiga sido” de Pemex y la CFE.
Para ello se le ocurrió la puntada de convocar –en el aniversario de la promulgación de la violentada Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos- a un pacto nacional por la legalidad y la seguridad.
Imagínense que quien es el principal violador del Estado de derecho, el que tiene al ejército fuera de los cuarteles haciendo trabajo policiaco –en contra de la Constitución- y quien pretende vender Pemex y la CFE, hecho prohibido por la Carta Magna, llama a respetar la legalidad. Un retrato claro y transparente del tipo de mafiosos que manejan el país a su antojo. Ellos son los que desgobiernan. Esas son las “instituciones” mexicanas. Esos que pisotean las leyes, pero que tienen el descaro de convocar a un pacto de legalidad. No se hacen pactos con asesinos, ladrones y saqueadores, se les aplica la ley a secas.
En seguida un reportaje tomado de la revista Proceso.
Los efectos en la economía mexicana son previsibles pues exportamos casi todo a ese país e importamos casi todo de él. También los envíos de dinero por parte de los mexicanos migrantes se verán afectados ya que habrá desempleo y trabajos peor pagados.
La actividad económica en México tuvo una caída de ventas durante enero de 2 por ciento respecto a diciembre, y las tiendas departamentales y de autoservicio informaron que la ventas durante la temporada navideña fueron menores a lo esperado, por lo que mantienen en bodega varias de las mercancías. Con ese panorama los sondeos de opinión a modo aseguran que el usurpador “subió” en la aceptación de los mexicanos. Cinismo puro.
Para la correduría estadunidense Standard and Poor’s la región de América Latina disminuirá su ritmo de crecimiento y países como Argentina y Venezuela tendrán un avance superior al promedio de 4 por ciento, mientras que México lo hará por debajo. Bueno ya reconoció Hacienda y el Banco de México que será –por el momento- menor al 3 por ciento y que se dejarán de generar más de 130 mil empleos.
Sin embargo para el pelele Felipe Calderón Hinojosa –“acostumbrado” a ir contra corriente, a ser el hijo desobediente y el “presidente” del empleo- no hay mayor problema. Su interés está puesto en la venta a como de lugar y “haiga sido como haiga sido” de Pemex y la CFE.
Para ello se le ocurrió la puntada de convocar –en el aniversario de la promulgación de la violentada Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos- a un pacto nacional por la legalidad y la seguridad.
Imagínense que quien es el principal violador del Estado de derecho, el que tiene al ejército fuera de los cuarteles haciendo trabajo policiaco –en contra de la Constitución- y quien pretende vender Pemex y la CFE, hecho prohibido por la Carta Magna, llama a respetar la legalidad. Un retrato claro y transparente del tipo de mafiosos que manejan el país a su antojo. Ellos son los que desgobiernan. Esas son las “instituciones” mexicanas. Esos que pisotean las leyes, pero que tienen el descaro de convocar a un pacto de legalidad. No se hacen pactos con asesinos, ladrones y saqueadores, se les aplica la ley a secas.
En seguida un reportaje tomado de la revista Proceso.
El país del subempleo
Rosalía Vergara
En medio de la crisis económica, presente o por venir, las fórmulas laborales de empresas contratistas de personal que operan en México refinan sus estrategias en perjuicio de los trabajadores nacionales. Especialistas consultados por Proceso advierten que la moda de la subcontratación, aparte de violar las leyes laborales, precariza el empleo y dispara el subempleo. El 60% de los nuevos empleos anunciados por el presidente Calderón el año pasado, dicen, son de esta clase, y los generan las llamadas “outsourcing de recursos humanos”.
Las contradicciones del gobierno federal respecto del verdadero impacto que tendrá la recesión estadunidense en la economía nacional, y consecuentemente en el mundo laboral, no sólo se anuncia como un signo ominoso, sino que pone al borde del derrumbe la autodenominación de Felipe Calderón como “presidente del empleo”.
Si acaso, hoy el mandatario merecería más atinadamente el mote de “presidente del subempleo”, a juzgar por la situación que prevalece en el sector.
El subempleo, que en 2007 rebasó los 3 millones de personas –con trabajos temporales, mal pagados y sin prestaciones–, se convirtió en un fenómeno que va en aumento en el país, entre otras causas por la proliferación de empresas encargadas de subcontratar mano de obra barata para la planta industrial y los establecimientos comerciales.
Dichas empresas, denominadas “outsourcing de recursos humanos”, realizan contratos individuales y evitan los colectivos, violan la Ley Federal del Trabajo y “precarizan” el empleo.
Lo peor del caso, advierten especialistas consultados por Proceso, es que ese esquema de subcontratación, que el año pasado abarcó 60% de los “nuevos empleos” registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y anunciados por el presidente Felipe Calderón en tono triunfalista, es justamente el que pretende imponerse con la reforma laboral en puerta.
Aunque el abogado laboralista Arturo Alcalde y la investigadora de la UAM-Xochimilco Graciela Bensusán reconocen que este es un fenómeno mundial, efecto del neoliberalismo y la globalización en marcha, advierten que en México está haciendo muy inestable el empleo.
Aún más, el esquema de reducir los costos laborales recurriendo a los servicios “especializados” de empresas como Manpower, Adecco y Accenture, no sólo abarca ya a maquiladoras y supermercados, sino que se aplicó también en Pasta de Conchos y empieza a generar conflictos en paraestatales como Petróleos Mexicanos (Pemex).
En entrevistas por separado, Bensusán y Alcalde coinciden en que las outsourcing de recursos humanos no sólo contienen los salarios y merman los derechos, sino que controlan la seguridad social de los trabajadores e imponen los llamados sindicatos de protección.
Debido a que las outsourcing de recursos humanos ofrecen a las empresas trabajadores temporales que luego de cumplir ciertas tareas en determinados períodos pueden quedar cesantes, muchos de ellos no tienen más opción que refugiarse en la economía informal.
Graciela Bensusán, quien es investigadora de la UAM-Xochimilco, recuerda que la subcontratación en México es una práctica común en la industria maquiladora, los servicios empresariales de limpieza y los grandes supermercados, como Wal-Mart.
Y al respecto refiere que el 27 de marzo de 2007, en el Foro de Global Unions y la Confederación Sindical Internacional sobre la contratación de protección, dos trabajadores de Wal-Mart México manifestaron que pertenecían a dos sindicatos de protección afiliados a la Confederación de Trabajadores de México (CTM), que lo mismo contratan para trabajar en ese supermercado que en Superama o los restaurantes El Portón y Vips, con un sueldo de tres salarios mínimos como tope.
Con el rostro cubierto por una bolsa de plástico, denunciaron que sus derechos laborales fueron claramente violados porque, para empezar, su contrato prácticamente establecía que se hallaban a disposición de la empresa las 24 horas del día.
En segundo lugar, además de no conocer a su líder sindical ni el monto de las cuotas que aportan al sindicato de protección, la empresa podía cambiar su día de descanso en cualquier momento, sin aviso previo.
Bensusán agrega que la subcontratación por medio de las outsourcing de recursos humanos –que en su afán de ahorrar costos incluye químicos y detergentes en los servicios de limpieza, realizados muchas veces por personas de la tercera edad a cambio de un salario mínimo– también incide en la seguridad, ya que, señala, más de la mitad de los mineros enterrados en la mina Pasta de Conchos en febrero de 2006 se hallaban subcontratados por Grupo México, e inclusive fueron incluidos en el IMSS como empleados temporales y con un salario superior al que en verdad tenían.
Y a estos ejemplos se suma el caso de Pemex, donde un gran número de trabajadores está siendo subcontratado para actividades como mantenimiento de refinerías o plataformas.
El caso Pemex
Entrevistados sobre el caso Pemex, Moisés Flores y Eduardo Gómez Caña, de la Unión
Nacional de Trabajadores de Confianza de la Industria Petrolera, A.C., denuncian que, desde 2005, la paraestatal pretende renovar los contratos colectivos e individuales con cláusulas que limitan sus derechos, por lo que 95% de los asalariados se encuentran inconformes y no han querido firmar.
Según Moisés Flores, este nuevo contrato, impulsado por el director corporativo de Administración de Pemex, Rosendo Villarreal, tiene, entre otras, la finalidad de limitar las funciones operativas de los trabajadores “de confianza”, principalmente para las plantas de Pemex Gas y Petroquímica Básica.
Sin embargo, dice, los petroleros “de confianza” no están de acuerdo con este nuevo contrato porque limita sus funciones y está destinado “al desmantelamiento técnico-intelectual de Pemex para justificar la privatización de la paraestatal”.
Este, sostiene Flores, es “un golpe a técnicos y profesionistas para desbaratar la industria petrolera”. Y pone como ejemplo el proyecto SUMA Por un Solo Pemex que, destinado a concentrar las cuatro subsidiarias de la paraestatal en una sola, busca “oficializar la transformación de ésta en una administradora de contratos eliminando la parte especializada de cada subsidiaria, es decir, eliminando el personal”.
El hecho es que, precisan los entrevistados, con este plan Pemex se desharía de 30 mil trabajadores sindicalizados y “de confianza”. Por eso, aclaran, se está gestando un movimiento interno para impedir que los recontraten e inclusive anuncian que están dispuestos a cerrar las plantas por tiempo indeterminado.
El 27 de noviembre pasado, alrededor de 2 mil 150 trabajadores de planta y transitorios no sindicalizados de Pemex y sus organismos subsidiarios firmaron una carta dirigida al actual director de Pemex, Jesús Reyes Heroles, para exponerle su inconformidad por el nuevo contrato que quieren imponerles.
Éste, dicen, “presenta omisiones que nos generan incertidumbre jurídica al carecer de información elemental y necesaria para el desempeño de los trabajadores, tales como el lugar donde debemos trabajar, pues sólo indica el lugar donde se nos contrata; el número de plaza, ya que sólo menciona el número de folio y las funciones que realizamos. Esto viola el artículo 25 de la LFT”, señala el oficio enviado a Reyes Heroles.
Además, indica que las cláusulas de dicho contrato se contradicen, porque después de afirmar que es por tiempo indeterminado, maneja la vigencia de un año. “Su estructura es similar a la de contratos individuales que se firman en empresas privadas cada año”, indica Flores.
Ambos entrevistados destacaron que los derechos laborales son irrenunciables, por lo que firmar dicho contrato individual violaría el artículo 123 constitucional porque la empresa, así sea paraestatal, podría liquidarlos argumentando la “pérdida de la confianza” establecida en el artículo 185 de la Ley Federal del Trabajo.
La precarización del empleo
Bensusán explica que la tendencia generalizada es contratar personal a través de agencias de outsourcing de recursos humanos con el fin de “crecer” reduciendo los costos que representan los derechos laborales.
Las outsourcing, puntualiza, ofrecen “trabajos temporales para no generar antigüedad o no pagar despidos costosos, injustificados; para no aumentar el número de días de vacaciones por año y no tener que cubrir todo lo relacionado con las conquistas laborales que tendría un sindicalizado”.
Lo que estamos viendo “es un fenómeno de ‘precarización’ del empleo a través de varias vías, una de las cuales es la subcontratación, que está creciendo más de 40% al año”.
Tras indicar que 60% de los empleos generados en el último año y registrados por el IMSS son eventuales, calcula que, en estos momentos, entre 15 y 20% de los trabajadores del país se encuentran sometidos a las reglas de la subcontratación.
Por eso Bensusán considera necesario poner especial atención en que la reforma laboral que se empieza a negociar en el presente sexenio no llegue a legalizar la subcontratación ilegal que, desde varios años, se está aplicando en México.
Con estas prácticas, afirma, “se está deteriorando la capacidad de empleo y se genera un futuro incierto por lo que se refiere a las pensiones y a la salud de los trabajadores. Y esto tiene consecuencias graves para el país, porque se genera la exclusión social”.
En su opinión, no se advierte que el gobierno federal pretenda impulsar una reforma laboral que busque revertir estas tendencias, sino llegar a un acuerdo de cúpulas partidistas para privilegiar los intereses de las empresas con una visión corporativa del mundo del trabajo.
El abogado laboralista Arturo Alcalde considera, por su parte, que día con día se crean empresas dedicadas al outsourcing de recursos humanos, las cuales califica como “asociaciones delincuenciales” porque violan la Ley Federal del Trabajo.
Inclusive, comenta, algunas empresas tienen un departamento de outsourcing para “brindar seguros a los trabajadores contra el ejercicio de sus derechos laborales”.
Esta “precariedad laboral” se está convirtiendo en un negocio exitoso en México, “más deplorable que el narcotráfico porque lesiona lo único que tiene la gente para vivir: su empleo”.
En ese sentido, lamenta que el tema laboral siga en el abandono por parte de gobiernos federales, locales, partidos políticos, e incluso, dice, por “los gobiernos alternativos o de izquierda”.
Plantea que en lugar de alentar el crecimiento del fenómeno, es preciso que se multiplique la inspección laboral para impedir la subcontratación que celebran las empresas.
Modernidad laboral
El outsourcing es el proceso mediante el cual una empresa contrata a otra para que le aporte trabajadores en áreas “especializadas” o se encargue de la nómina –entre otras cosas–, pues de este modo aquélla reduce costos porque evita tener un departamento encargado de dichas funciones, pagar los salarios de los trabajadores, cubrir gastos de seguridad social, fondos de pensiones, etcétera.
Una de esas firmas, Outsourcing de Nómina, S.A. de C.V., dirigida por José Salas Pasos y fundada en 1990, ofrece en su página corporativa en internet los servicios de procesamiento de nómina, IMSS, SUA, ISR, módulo de recursos humanos, control de tiempo y asistencia, y “reclutamiento, selección y contratación temporal de personal”. Consigna que, hasta el momento, ha instalado a 39 mil empleados.
Otra de esas firmas, Adecco, tiene 16 años operando en México. Ofrece a sus clientes “flexibilidad, ahorro y competitividad”, y afirma que ha proporcionado empleo a más de 100 mil personas.
Tiene presencia en más de 70 países, y asegura que es “la compañía de recursos humanos más grande del mundo”. Ha alcanzado ya la posición 250 del Global Fortune 500 y cotiza en la Bolsa de Valores de Suiza. En México cuenta con más de 60 sucursales en 40 ciudades.
Una más, Manpower, ofrece a las empresas reclutamiento de personal permanente, temporal y por contrato, evaluar y seleccionar a los empleados e impartir capacitación, además de reorientación profesional, staffing y consultoría, de acuerdo con su página en internet.
Afirma Manpower que “cuenta con una red mundial de 4 mil 400 oficinas en 73 países y territorios que le permiten satisfacer anualmente sus necesidades de 400 mil clientes, ya sean pequeñas o medianas empresas de todos los sectores o grandes multinacionales del mundo. Centra su área en la productividad, mejorando la calidad y la eficiencia de las empresas a través del capital humano”.
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