progressif

jueves, abril 05, 2007

Iglesia Católica debería seguir consejos del Papa






Tomados de La Jornada, Hernández, Rocha y El Fisgón y El Universal, Helioflores y Naranjo.

En lo que parece un descaro más del alto clero católico de México, el cardenal Norberto Rivera Carrera, aprovechó la ceremonia del Jueves Santo para atacar la ley de convivencia aprobada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), por considerarla contraria a los “valores más queridos de los mexicanos”. Como si él tuviera la verdad absoluta sobre lo que piensan y quieren “los mexicanos”, insinuación que caería en la soberbia, actitud opuesta a los dictados católicos.

No es sólo eso. Se falta a la verdad cuando se cataloga dicha legislación como hecha para homosexuales, toda vez que posibilita a cualquier persona mayor de edad a no vivir sola y unir sus recursos económicos –como el caso de pensionados, hombres y mujeres a las que desechó su familia, etc.- , para poder sobrevivir en países explotados por el brutal neoliberalismo.

De esta manera el prelado falta a la verdad al no decir el contexto en que será aplicada la ley. De esta manera pretende ganar simpatías para lo que llama su misión profética y poner en tela de juicio otra ley, la del aborto. Porque otra cosa que no dice el sacerdote principal del país es que la ley ya fue aprobada –como escribimos hace semanas- en 1999 y lo que ahora se intenta es adicionar una quinta causa para abortar. Esa es la verdad, la ley ya está en vigor desde hace 8 años y las mujeres se han amparado en ella para decidir sobre su futuro.

Otra mentira del cardenal Rivera Carrera –y de su vocero Hugo Valdemar, quien no parece que pasó por el seminario aunque si es sacerdote- es asegurar que la ley promoverá el asesinato de inocentes y está en contra de la vida. Primero, la mayoría de países del grupo económico a los que pertenece México –la OCDE- tienen legislaciones para que las mujeres decidan por sí mismas si quieren continuar con su embarazo o interrumpirlo. De hecho en la mayoría de estas naciones –las más ricas y avanzadas del mundo- los tiempos para realizarse un aborto van desde los 14 meses hasta no tener fecha fatal para realizarlo.

Es más Italia es uno de los países donde el aborto fue despenalizado. Se trata de la nación donde se ubica la Santa Sede. Ni siquiera ahí la iglesia Católica pudo imponer su voluntad sobre la de la mayoría. También en la tierra natal del actual Papa Benedicto XVI, Alemania, el aborto está permitido. ¿Entonces por qué pretenden imponer su punto de vista a los mexicanos del Distrito Federal?

La respuesta es más mundana que la “misión profética” del cardenal. Se trata pues de no perder control y poder sobre las personas, para desde ahí solapar el cúmulo de arbitrariedades que cometen con la población. Desde violaciones hasta asesinatos. No me refiero claro, a todos los sacerdotes y monjas, pero sí afirmo que a lo largo de la historia está documentado lo antes escrito.

Al final de su intervención el cardenal Rivera Carrera se refirió a la pederastia –recordemos que él está acusado en Estados Unidos por ocultar y solapar al sacerdote Nicolás Aguilar, señalado por haber violado a más de 90 niños- y dijo que las puertas están siempre abiertas para las víctimas, con el fin de que denuncien a los religiosos que hayan cometido este tipo de crímenes.

Sin embargo, la realidad de los hechos desmientes sus palabras. Rivera Carrera y su vocero Hugo Valdemar negaron de manera insistente cualquier relación con el caso. Es más Valdemar se dio el lujo de soltar la bravata de que tendrían que pasar por muchos filtros diplomáticos antes de obligar a Rivera Carrera a comparecer ante la justicia estadunidense.

Pero sus abogados han entregado sendas cartas al juez que lleva el caso donde manifiesta su disposición a colaborar –no como acusado- y decir todo lo que sabe si no se le enjuicia. Situación muy distinta a la expresada hace apenas el año pasado o a la impunidad en la que se ha movido la iglesia Católica en México durante décadas.

Rivera Carrera y Valdemar deberían seguir los consejos del Papa Benedicto XVI quien llamó hoy a los sacerdotes a alejarse de “toda hostilidad y sentido de autosuficiencia”. Al celebrar en el Vaticano la ceremonia de Jueves Santo señaló: “Pidamos al Señor que aleje toda hostilidad de nuestro íntimo, quite todo sentido de autosuficiencia y de revestirnos verdaderamente con los ropajes del amor para que seamos personas luminosas y no pertenecientes a las tinieblas”.


En seguida dos artículos tomados del periódico La Jornada.






Etica y cuerpo

Sandra Lorenzano*

¿Qué hay detrás de la polémica acerca de la despenalización del aborto? ¿Qué es lo que de verdad se pone en juego en la sociedad frente a un tema como éste? Ahora que todo pareciera indicar que el gobierno de la ciudad de México fortalece su perfil más progresista y democrático apoyando una propuesta que ha sido punta de lanza de los grupos más comprometidos de nuestros país, con el feminismo a la cabeza, ahora, decía, nuestros compatriotas más retrógrados, los ultramontanos de siempre, se calzan la armadura de cruzados -que tienen siempre a mano, ¡faltaba más!- y salen a la defensa del oscurantismo.

¿Qué muestra este enfrentamiento? Más allá de la propuesta presentada ante la Asamblea Legislativa del DF, más allá de la campaña en contra desatada por la Iglesia católica y sus portavoces, con procesiones, rosarios y amenazas, más allá de lo anecdótico de uno y otro lado, hay varios elementos que confluyen en el debate y que es preciso considerar: estamos ante un problema ético que tiene que ver con la concepción del ser humano y con la autonomía de las personas; pero, al mismo tiempo, estamos ante un asunto jurídico, un asunto de salud pública y un asunto de justicia social. Los términos y niveles del diálogo (o falta de éste) se mezclan y confunden muchas veces haciendo difícil un intercambio de verdad productivo.

Uno de los aspectos "morales" del tema tiene que ver con la discusión sobre en qué momento del embarazo se considera que el producto es un ser humano. ¿Desde el momento de la concepción? ¿Cuando se implanta en el endometrio, a los 14 días aproximadamente? ¿Cuando comienza a desarrollarse el sistema nervioso central? ¿A partir de la octava semana cuando se habla ya no de embrión sino de feto? ¿A partir del tercer mes en que ya puede detectarse cierta actividad cerebral? ¿Al sexto mes, cuando se convierte en un feto "viable", es decir, que sería capaz de sobrevivir fuera del útero materno? ¿En el momento del nacimiento? La gestación es un proceso continuo que hace difícil señalar un momento preciso en que comienza a existir la persona, por eso se considera éste un argumento "resbaladizo". Como acuerdan la mayor parte de los filósofos, por muy amplio que sea el concepto de "persona" que utilicemos, difícilmente pueda considerase como tal al feto durante los primeros meses de gestación. Incluimos entre los filósofos al propio Santo Tomás de Aquino, quien era partidario de la "animación retardada", es decir, que defendía la idea de que el "alma" encontraba la materia adecuada para dar origen realmente a un ser humano hacia las ocho semanas de embarazo, en el caso de los varones, y a las diez para las mujeres.

"Que nos dejen siquiera el derecho de elegir libremente si queremos irnos al cielo o al infierno", comentaba una profesora a propósito de la condena de la Iglesia a las mujeres que abortan. ¿Quién puede decidir sobre el cuerpo de las mujeres? ¿Quién tiene derecho a hacerlo que no sean ellas mismas? Y el problema moral se vuelve aquí jurídico. No despenalizar el aborto, permitir que las mujeres lo hagan en condiciones insalubres, atenta contra los derechos individuales básicos.

Como tema de salud pública es imprescindible además que, en caso de ser aprobada, la nueva legislación sea acompañada de una decidida política de educación sexual que incluya como puntos básicos la prevención de embarazos y el cuidado frente al VIH-sida. No son lápices, cuadernos o becas lo que necesitamos para solucionar el problema, como ofrecieron algunas almas caritativas: ¡son métodos anticonceptivos!

Qué hay detrás de la polémica acerca de la despenalización del aborto, (me) preguntaba yo al inicio de estas líneas. Y con la pregunta aún en el aire leo las nuevas noticias que llegan de Ciudad Juárez; leo, por ejemplo, las declaraciones del asesino de una de las niñas, al salir en libertad después de cumplir una condena de ¡3 años! ("¡Fue en legítima defensa! Ella me agredió" -argumentó- "y yo la descuarticé", le faltó agregar). Leo el reporte oficial acerca de la muerte de Ernestina Ascensio Rosario, anciana indígena de la sierra Zongolica. Leo también las declaraciones del obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda: "ya todos quieren ser como la Constitución para ser violados constantemente" 1. Si dicha en cualquier momento esta frase es -por decir lo menos- desafortunada, dicha mientras continúa el juicio en la ciudad de Los Angeles en contra del arzobispo de México por encubrimiento de pederastas, me parece de un mal gusto y una grosería que resultan insultantes para la sociedad mexicana.

Y me pregunto -a lo mejor les va a parecer una verdad de Perogrullo- si lo que hay detrás de todo esto no es acaso el absoluto desprecio de nuestra sociedad por el cuerpo femenino.

Tantos argumentos, tanta discusión, tantas agresiones que vienen del lado de los intolerantes de siempre -con Provida a la cabeza- por querer evitar que las mujeres mueran por abortos realizados en malas condiciones.

Tantas mujeres, señor secretario de Salud, como para que esta práctica se haya convertido en la tercera causa de muerte materna en el DF; la quinta a escala nacional.

Tantos argumentos, tanta discusión, para lograr que las pobres de nuestros país no sigan muriendo. Nadie quiere ser violada, señor Cepeda; nadie quiere ser golpeada; nadie quiere vivir con miedo; nadie quiere morir solamente por el hecho de ser mujer. Todas queremos ser respetadas, queridas, cuidadas. Quienes además decidimos (atención al verbo: "decidir") ser madres, queremos traer al mundo hijos deseados para que también sean respetados, queridos, cuidados. Todas queremos tener la oportunidad de decidir cómo y cuándo embarazarnos, cómo y cuándo criar a nuestros hijos.

Según la Organización Mundial de la Salud, en América Latina se realizan alrededor de 6 millones de abortos ilegales al año, de los cuales más de medio millón tiene lugar en México. Por eso exigimos: ¡Ni una muerta más por aborto clandestino!

Tienen razón, señores, defendamos la vida.

1: Citado por Enrique del Val en su artículo "Derecha retrógrada", El Universal, 29 de marzo de 2007.

*Doctora en letras y vicerrectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana





A 30 años de la reforma política

Octavio Rodríguez Araujo


El 1 de abril de hace 30 años, en la ciudad de Chilpancingo, Guerrero, Jesús Reyes Heroles padre (JRH) anunció la reforma política de López Portillo, en realidad una reforma electoral. La selección de esa ciudad para el anuncio no fue una casualidad: era la capital del estado de la Federación donde había surgido, años atrás, el mayor número de movimientos campesinos, incluso armados (Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas, entre otros), opositores al gobierno y al régimen político.

La intención del gobierno de esa época, en la lógica de la nefasta Alianza para la Producción, que seguía los lineamientos del Fondo Monetario Internacional, era la institucionalización de la oposición vista deliberadamente como lucha ideológica para poder omitir la realidad subyacente caracterizada por la lucha de clases que, previsiblemente, se agudizaría por las políticas sociales y económicas sugeridas también por los miembros de la Comisión Trilateral fundada en 1973.

La idea de presentar a la oposición como un problema de ideologías diferentes se basaba en un supuesto tramposo: que el país estaba dividido en "mayorías y minorías", siendo éstas -en el discurso oficial- las que se expresaban ideológicamente en contra del sistema prevaleciente legitimado por el voto mayoritario que recibía el Partido Revolucionario Institucional para sus candidatos, incluido el aspirante a la Presidencia de la República. Y con esta lógica alambicada, que no sutil, no sólo se hacía desaparecer la lucha de clases, sino que el gobierno se presentaba como la mayoría y como la parte bondadosa del poder dominante que le tendía la mano a la oposición para que tuviera canales de expresión y de representación institucionales en lugar de vivir en la marginación política "como minorías ideológicas".

La institucionalización de la oposición quería decir la conducción de la inconformidad y del enfrentamiento de clases por la vía de la legalidad y de la aceptación de la representación política como formas privilegiadas de hacer política. JRH, en su discurso de clausura de las comparecencias públicas realizadas para conocer las opiniones de expertos y de partidos, lo dijo con claridad: "De esta manera lograremos un reiterado ideal de nuestra historia: que la sociedad esté más en sus instituciones".

En este punto operó una dialéctica compleja y, ¿por qué no decirlo?, muy difícil de entender por quienes tienden a ver la realidad en términos binarios (cero y uno) y maniqueos (bueno y malo). Por un lado la reforma de 1977 sirvió para que las agrupaciones y los partidos políticos de oposición se institucionalizaran y, por otro lado, para que esa oposición, que ciertamente era marginal en muchos aspectos, ganara presencia, creciera, y poco a poco pudiera demostrar que podía ser alternativa al dominio priísta que, en esos tiempos, era total... o casi.

Para la oposición verdadera de entonces (y no la ficticia como el Partido Popular Socialista y el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana) su ingreso en la institucionalización le significó ganar en ciertos aspectos y perder en otros. Ganó en presencia y perdió en firmeza ideológica; y al entrar en la lógica electoral terminó por adecuarse a ella para lograr espacios de competencia con los partidos mayoritarios o por no lograr convencer y acabar sin registro. En otros términos, la extrema izquierda desapareció del espectro electoral y la extrema derecha de clase media (no la pobre que militaba en el sinarquismo) se coló en el Partido Acción Nacional apoderándose de éste gracias en parte a Vicente Fox y a su esposa cuando ocuparon la Presidencia del país.

Aun así, la reforma política de hace 30 años fue el inicio de un proceso que en otros países se había abierto desde principios del siglo XX, es decir, a la competencia de partidos políticos por los cargos de elección y el fin de la dominación y hegemonía de un solo partido que controlaba, en México, casi todo. Esa reforma fue la puerta de entrada para otras reformas, incluyendo la fundación de un instituto que debiera ser autónomo para administrar el proceso electoral en su conjunto y quitarle al gobierno en turno (formalmente hablando) ese control. Lamentablemente, en la práctica las cosas no funcionan como debieran, pues las personas que participan en las instituciones suelen tener debilidades e intereses y así no hay reforma que sirva.

A casi 30 años (en 2006) de aquella apertura democrática -porque fue democrática en muchos sentidos-, el PAN en el poder terminó haciendo lo mismo que los priístas y lo que tanto criticaba cuando estaba en la oposición. Pero la culpa de esta repetición de vicios e ilegalidades realizados por los panistas no fue de las reformas políticas, de aquélla y las siguientes, sino de los ambiciosos y corruptos que han hecho del poder su patrimonio.

No diré que la reforma política de 1977 fue el punto de partida inobjetable para la transición a la democracia en México, que aún no se realiza como quisiéramos, pero sí que fue la puerta para una serie de transformaciones que terminaron con muchos obstáculos para el ejercicio de ciertas libertades que antes no teníamos.