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viernes, marzo 30, 2007

De violación y asesinato a gastitris mal cuidada; perversa conclusión






Tomados de El Universal, Helioflores y Omar y La Jornada, Helguera, Rocha y El Fisgón.


Ernestina Ascenicio Rosario, tomada de Proceso.



El asesinato de la indígena Ernestina Ascencio Rosario a manos de militares destacados en la sierra de Veracruz es el episodio que con más torpeza ha llevado político alguno y en el se muestra la perversidad de "nuestras instituciones".



Después que por semanas se difundieron informaciones de testigos y familiares de la víctima que señalan las lesiones sufridas, además de las palabras de la muerta en el sentido de que fue golpeada por militares. Luego de que las mismas autoridades informaran sobre el brutal hecho –asesinato y violación- y de que la procuraduría militar iniciara una investigación para deslindar responsabilidades. Tras de que la Sedena informara que los atacantes no fueron militares, sino civiles vestidos como soldados. Luego de que autoridades civiles y militares regalaran a familiares de la víctima materiales de construcción y bicicletas. Y a raíz de que el usurpador Felipe Calderón Hinojosa afirmara –sin que nadie se lo preguntara- que la anciana había muerto a consecuencia de una gastritis mal atendida.



Ahora resulta que efectivamente el pelele tenía toda la razón, es más la indígena ni siquiera fue tocada con el viento de la montaña. Sus familiares –su hija para ser precisos-, el alcalde de Soledad Atzompa, los peritos que realizaron la primera investigación, el secretario de la Defensa Nacional, los vecinos de la muerta y las autoridades del estado de Veracruz, todos mintieron. No se sabe a ciencia cierta si se pusieron de acuerdo desde el principio o fue mediante la telepatía, lo que si queda claro es que todos declararon en el mismo sentido: Ernestina Ascencio Rosario fue asesinada y violada.



¿Por qué razón lo hicieron? Es un enigma ¿Todos incluso la propia Secretaría de la Defensa querían fastidiar al ejército y colgarle la muertita? Así parece ser.



Lo anterior se desprende de lo afirmado de manera tajante y categórica por José Luis Soberanes, titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Entrevistado por Carmen Aristegui ayer por la mañana Soberanes retó a quien quisiera –no sólo a los medios de comunicación- a que revisara las pruebas periciales con que cuenta. Se trata –presumió- de un expediente de mil 700 hojas que demuestran que la anciana murió a causa de "anemia aguda por sangrado de tubo digestivo secundario a úlceras gástricas pépticas agudas en una persona que cursaba con una neoplasia hepática maligna y un proceso neumónico en etapa de resolución".



Es más –dijo- ya tenía cáncer. Durante la conversación el funcionario público no pudo explicar el porqué de la sangre que se ve en una fotografía publicada por la revista Proceso. Eso tendría que preguntárselos a los médicos forenses de la comisión que estuvieron presentes en la exhumación. Pues resulta que ya lo preguntó y la respuesta es que en una autopsia –la primera que se le realizó- todavía el cadáver tiene sangre y por eso la gráfica muestra ese hecho.



Lo que no dice es que en la foto la anciana está en una plancha tapada con una sábana y con una botella de refresco a un lado. Al parecer al momento de ser tomada aún no comenzaba la primer necropsia.



La burda explicación de la muerte –con todo y las mil 700 hojas del expediente- no despeja las dudas, sino al contrario trae consigo más. La principal es la sensación de impunidad –como siempre- que parece arropar un caso, que al principio parecía muy claro y sólo faltaba dar con los responsables, pero que ahora se "desvanece" en la bruma que arrojó la CNDH, un organismo que tiene como función principal velar por los derechos humanos de los mexicanos y que su principal arma –pues no cuenta con mandato judicial para castigar, sino para proponer- es la credibilidad, misma que ahora está en juego.






En seguida una nota tomada de la revista Proceso.












Ernestina Ascencio no fue violada; murió de "úlceras gástricas": CND



rodrigo vera



México, D.F., 29 de marzo (apro).- La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) informó hoy que la indígena Ernestina Ascencio Rosario, de 73 años de edad, murió a causa de "úlceras gástricas" que le provocaron una "anemia aguda".



De esta manera, la CNDH avaló la versión del presidente Felipe Calderón, quien el pasado 13 de marzo adelantó que la indígena "falleció de gastritis crónica no atendida".



A través de un comunicado, la CNDH señaló así las causas de la muerte:



"Se cuenta con datos histopatológicos indicativos de anemia aguda por sangrado de tubo digestivo secundario a úlceras gástricas pépticas agudas en una persona que cursaba con una neoplasia hepática maligna y un proceso neumónico en etapa de resolución".



Además, la CNDH --que exhumó el cuerpo de la anciana, el pasado 9 de marzo-- negó que ésta haya sido violada:



"Se advierte la inexistencia de desgarros en la región vaginal de la occisa… Se descartó, igualmente, la existencia de una perforación rectal".



Igualmente, negó que haya muerto por fractura de cráneo: "Los estudios confirman la inexistencia de traumatismo cráneo-encefálico, fractura y luxación de vértebras cervicales".
Así, la versión de la CNDH se contrapone totalmente a la de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Veracruz (PGJEV), que aseguró que la anciana fue violada por la "vía anal" y la "vía vaginal", y que su muerte fue a causa de la "fractura de cráneo" que le provocaron sus violadores.



Para la CNDH, la procuraduría de Veracruz cometió varias "omisiones" en su necropsia, por lo que "denunciará los presuntos delitos y faltas administrativas en que han incurrido los servidores públicos de la PGJEV".



Indicó que, actualmente, la investigación del caso la llevan siete visitadores adjuntos, un perito criminalista, un médico forense, una médica especialista en delitos sexuales, una cirujana y un patólogo.



Por último, la CNDH señaló que se encuentra en la "etapa final" de la elaboración del caso. Y dijo que "emitirá en breve la recomendación por violaciones a los derechos fundamentales… de la hoy occisa y sus familiares".



Ernestina Ascencio falleció el pasado 26 de febrero. Antes de morir, ella misma les dijo a sus familiares que fue violada por un grupo de soldados acantonados en el municipio de Soledad Atzompa, Veracruz.



El pasado 6 de marzo, en un comunicado, la Secretaría de la Defensa Nacional informó que se había realizado un examen médico a 83 militares, y determinó que no presentaban indicios de haber sostenido relaciones sexuales en los siete días anteriores a los hechos.



Necesario, esperar el informe del fiscal especial



Sobre lo afirmado hoy por la CNDH, Rene Huerta Rodríguez, representante de la Coordinadora Regional de Organizaciones Indígenas de Zongolica, afirmó:



"Recibimos esta noticia de manera respetuosa. Nosotros tenemos toda la paciencia para esperar el resultado que se dé a conocer y sea comparado, ya que el gobernador Fidel Herrera Beltrán designó a un fiscal especial en el caso, porque así lo ameritaba. Tenemos la confianza de que, al final, se sabrá la verdad. No podemos decir que (Soberanes) diga verdad o mentira; queremos ser puntuales".



En entrevista radiofónica con Carlos Loret de Mola, en W Radio, Huerta Rodríguez explicó que, "cuando se hizo la necrosis al cadáver de Ascencio Rosario, algo que por primera vez se permitió en la región, a pesar de los usos y costumbres y, sobre todo, afectando más el dolor de la familia de los hermanos indígenas, fue con la única razón de conocer la verdad".



--¿Esta usted seguro de que (la señora) fue violada –se le preguntó.



--No puedo estarlo porque yo no estuve presente, por un lado. Por el otro, nosotros nos basamos en lo dicho por las personas que encontraron a esta hermana indígena, y lo que ella expresó en náhuatl. De ahí parten todas las investigaciones.



Sobre el informe de la CNDH, Huerta Rodríguez dijo: "Yo no lo puedo dar la palomita de aceptado o la cruz de rechazado porque cada quien tiene que hacer su trabajo. Sólo digo que, desde un inicio, hubo algunas inconsistencias. Cuando empezaron a manejarse los comunicados de la Secretaria de la Defensa Nacional, empezamos a ver cosas raras, extrañas, pero de eso no voy a entrar en detalle".



A otra pregunta sobre si aceptarán lo que determine el fiscal especial en Veracruz, señaló que estarían de acuerdo porque éste "es quien está investigando más a fondo" el caso de la anciana,
"Hay que ver lo que diga el fiscal y las pruebas… Nosotros también seguimos el caso. No sabemos quiénes son los culpables. No estamos culpando al Ejército, porque en él hay elementos buenos y, a lo mejor, no muy buenos, como en todos lados. Yo estuve presente cuando la CNDH hizo la exhumación del cadáver. Al final, les pregunté en qué tiempo tendríamos los resultados.




Textualmente me dijeron que esto tardaba mínimo 40 días y que se podría prolongar 60. Es decir, aún no llega al mes. Entonces, aquí alguien esta mintiendo", añadió.



Aquí la columna de Carmen Aristegui tomada del diario Reforma.

http://www.reforma.com/editoriales/nacional/754162/default.shtm


Carmen Aristegui F.



Líquido seminal



El caso de la muerte de la señora Ernestina Ascensio Rosario, ocurrida el 26 de febrero en la Sierra de Zongolica, ha entrado en un oscuro territorio plagado de dudas, confusiones y muchas interrogantes. Estamos frente a una situación que involucra tal cantidad de cosas, que la sociedad mexicana debería ocuparse en seguir los detalles de la historia. En primerísimo lugar, la verdad sobre la muerte de una persona que reunía los rasgos de mayor vulnerabilidad posible en la sociedad mexicana -mujer, indígena y anciana- en condiciones que deben quedar totalmente aclaradas. Van de por medio los sistemas de justicia estatal, federal y militar, así como la palabra del secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, que se comprometió en persona con la autoridad municipal de Soledad Atzompa y con líderes y representantes partidistas del PRD y de Alternativa, a llegar al fondo en las investigaciones. Va de por medio la credibilidad de la CNDH y, por si fuera poco, la fiabilidad de la voz del presidente Calderón. Y va de por medio el derecho de los mexicanos a una información veraz y confiable. Hoy hay dos versiones: la que se difundió desde el primer momento, sobre cómo Ernestina fue víctima de una violación tumultuaria por parte de elementos del Ejército mientras llevaba a pastar a sus ovejas. Se cuenta con testimonios de los pobladores y el de su hija Martha quien, en lengua náhuatl, ha dicho que su madre antes de morir le dijo que "los soldados se le habían echado encima". La primera información oficial disponible corroboraba los hechos. El subprocurador de Veracruz, Miguel Mina, informó días después de la muerte: "es un hecho aberrante y no lo podemos soslayar... de acuerdo al dictamen médico pericial, hay un traumatismo craneoencefálico, que son golpes en la cabeza, y anemia aguda producida por un desgarro que, de acuerdo al médico, había perforado parte de la región anal y que eso hubiese provocado la misma". La otra versión, se sostiene en la necropsia realizada a petición de la CNDH después de la exhumación. Ayer José Luis Soberanes informó que "...no murió de este traumatismo craneoencefálico, sino de una anemia aguda, debido a un sangrado en el tubo digestivo ocasionado por úlcera péptica. Eso fue de lo que murió y también... se llegó a la conclusión... de que no había habido tal violación ni propia ni impropia". ¿Qué pasó entonces? ¿Fue violada o no por soldados del Ejército? ¿Murió o no a consecuencia de una acción aberrante? El comunicado de la CNDH descalifica de tal manera las informaciones de la autoridad local que anuncia también que denunciará los presuntos delitos y faltas administrativas de funcionarios de la Procuraduría de Veracruz. Conclusión: según la CNDH, nada de lo que se dijo anteriormente sobre este caso es cierto. Murió, como lo dijo Felipe Calderón anticipadamente a Elena Gallegos en La Jornada, de una gastritis mal tratada. No hubo violación de soldados, no hubo golpes, no hubo fracturas, no hubo nada de lo que dicen testimonios ni mucho menos nada de lo que informó, en su momento, el subprocurador Mina. ¿Todo se inventó? ¿De veras -como algunos sugieren- los pobladores de la Zongolica están utilizando la muerte de su hermana mayor -como le llaman a Ernestina- para presionar a que los militares se vayan de esta zona en la que se presume existe presencia guerrillera?, o ¿estamos frente a una distorsión de la justicia para encubrir hechos aberrantes de abusos del Ejército en contra de la población civil? Por lo pronto hay demasiadas preguntas que deben ser contestadas. ¿Por qué, si no hubo tal violación, el Ejército informó en su segundo comunicado 019 del 6 de marzo que "...especialistas, llevan a cabo el dictamen pericial... consistente en comparar el líquido seminal recogido de la hoy occisa"? Al día siguiente emitió el comunicado 020 informando que se tomaron muestras hemáticas a todo el personal de la base de operaciones y que "...junto con la muestra de semen obtenida del cuerpo de la extinta, serán trasladadas a la ciudad de México, para que con apoyo de los servicios de la PGR, se obtengan los perfiles genéticos... los resultados... tienen un tiempo estimado de 15 ó 20 días". Si no hubo violación, ¿cómo es que el Ejército envió muestras de sangre y de líquido seminal para ser analizadas al DF? ¿También lo inventó? ¿Por qué el Ejército emitió un comunicado, el 019, que después sustituyó por otro de mismo número, en dónde señalaba: "...delincuentes que utilizaron prendas militares, perpetraron el crimen buscando inculpar a integrantes de esta Dependencia... y que se abandone el área para con ello continuar con sus actividades".



¿Perpetraron el crimen? ¿Hubo o no crimen? Si no hubo crimen, ¿por qué sintieron algunas autoridades la necesidad de regalar casas y bicicletas a los familiares de Ernestina Ascensio en los últimos días? ¿Por qué se ve en una fotografía de Ernestina un charco de sangre junto a su cabeza, si la hemorragia fue interna y por razones médicas? Ayer Soberanes contestó: "Habría que preguntarle a los peritos nuestros que estuvieron ahí presentes cuál fue el origen de esta sangre. Yo por el momento no se lo puedo decir". Por la memoria de esta mujer y por nuestro derecho a la verdad, la interrogante mayor debe esclarecerse: ¿cómo murió Ernestina?