progressif

martes, marzo 27, 2007

Respaldo de Telmex a la derecha mentirosa




Tomados de La Jornada, Hernández y Rocha y El Universal, Naranjo.

Después de la muestra de movilización ciudadana ofrecida el domingo pasado por la Convención Nacional Democrática, los voceros del PAN-gobierno y de la derecha también priísta han optado por cerrar filas y hacer oídos sordos a las demandas de millones de mexicanos. Desde temprana hora miles de personas se manifestaron en diversos puntos de la ciudad contra la inminente aprobación de la ley Gordillo que borra las conquistas sindicales de la burocracia –que a la nefasta “maestra” no le costaron- ganadas por medio de décadas de lucha y muchos muertos. Recordemos que este personaje fue impuesto al SNTE por el pelón Carlos Salinas de Gortari en sustitución del eterno líder del magisterio Carlos Jongitud Barrios, es decir un corrupto por una corrupta.

La mayoría de los manifestantes rodearon la sede del Senado de la República, donde atrincherados –como lo hicieran con las mismas reformas al IMSS- panistas y priístas (junto con sus incondicionales Panal, Verde ) amenazan aprobar “hoy mismo”, algo que ha sido negociado entre ellos desde hace años, el despojo a los trabajadores.

De nada ha servido que los lectores de noticias de Televisa, Radiocentro, TV Azteca, Radio Fórmula y demás aplaudan las “bondades” de la nueva ley, los trabajadores no se chuparon el dedo y salieron a desmentir a sus “líderes” negociadores. Los mal llamados anali$ta$ ni siquiera conocen el mentado proyecto.

Como escribimos hace unos días si todo es cierto como dicen, ¿porqué no lo dan a conocer a la opinión pública de manera integral? Así tendrían el apoyo de todos los burócratas y se evitarían tantos problemas. ¿Será que todo es una mentira como siempre? ¿Cuál es la prisa?

La realidad es muy diferente, fueron precisamente los llamados a organizarse de parte de los trabajadores, lo que propició el apresuramiento de los prianistas para acabar con el trámite lo más rápido posible. Una burla más de los autonombrados “representantes populares”, que representantes si son de los empresarios y muy impopulares.

Otra prueba del contubernio entre los grandes capitales mexicanos y el usurpador Felipe Calderón Hinojosa es el “apoyo incondicional” que ofreció hoy martes 27 de marzo de 2007 Telmex, por parte del hijo del tercer hombre más rico del mundo, Carlos Slim Domit en la reunión con becarios.

La cita fue en el Auditorio Nacional donde alrededor de siete mil becados por la Fundación Telmex fueron convocados por Slim para apoyar al espurio. Precavidamente habían destinado las primeras filas para incondicionales probados del pelele, pero eso no impidió que a lo largo del discurso de 15 minutos –luces apagadas de por medio- el chapelén recibiera abucheos, gritos, silbidos y se escucharan palabras como mentiroso. Para tratar de opacar las críticas los incondicionales apostados en las primeras filas aplaudieron.

En el evento Slim Domit le soltó: "Cuente usted con nosotros incondicionalmente en este esfuerzo por ser el país generador de oportunidades y bienestar a toda la población y lograr ese México fuerte, competitivo y ganador al que usted nos ha convocado de manera clara y determinada". Descaro puro, si Telmex es la principal compañía privada monopólica y su poder económico y político le llenan las arcas a Slim hasta colocarlo en los tres primeros lugares de riqueza en el mundo, así que ¿cuál país competitivo? ¿cuál generador de oportunidades? Mentira pura.

Ya el domingo pasado el la principal plaza pública del país, el Zócalo de la ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador había denunciado que el Grupo Carso, con Telmex y América Móvil (Telcel) a la cabeza pagan impuestos de risa. Gracias a que contratan abogados para poder utilizar a su conveniencia las leyes fiscales que les dan privilegios, el pago de estas compañías no llega al 8 por ciento, mientras que en los trabajadores va desde el 25 hasta el 35 por ciento. Los ladrones en este país ya tienen nombre y apellido.

Otro personaje del grupo de ultraderecha conocido como El Yunque es también experto en la mentira. Carlos Abascal Carranza expuso hoy sus ideas sobre el tema del aborto y afirmó que: “esto no es un asunto de ricos y pobres, es un asunto de personas humanas, porque todo aborto, aunque sea legal, es inseguro, y aunque se practique en el hospital más renombrado, expone la vida y la integridad psicológica de la mujer”.

Bueno, pues nadie ha dicho que se trate de un problema de ricos y pobres, porque tanto las mujeres ricas y católicas, como las mujeres pobres y también católicas abortan por igual. Nada más que la diferencia estriba en que las primeras pueden pagarse un buen doctor aquí en el país, mientras que las segundas lo hacen en condiciones infrahumanas. Ese es el punto a debatir.

Sobre el respeto a la vida y sobre las “personas humanas” (sic), baste decir que el asesino Ulises Ruiz ha reconocido al menos 15 muertos durante el movimiento civil oaxaqueño que está a punto de cumplir un año sin que se detenga la constante violación de los derechos humanos en la entidad. Organismos de derechos humanos han actualizado la cifra hasta 26 muertos a la fecha. En octubre del año pasado el entonces secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, afirmó categórico que en nombre de Dios no habría represión en Oaxaca. Faltando a su palabra como funcionario público y pecando en la ley de Dios, la represión la hubo y causó muertos. ¿Así es que cuál calidad moral tiene este sujeto mentiroso para defender la vida? Los hechos son los que hablan y los muertos de Oaxaca claman justicia, misma que deberá pasar por el enjuiciamiento del “defensor de la vida” Abascal Carranza o será ¿Catransa?





En seguida un análisis tomado de la revista Proceso, donde se da cuenta de otra de las mentiras del pelele.


http://www.proceso.com.mx




Amenazas

jorge carrasco araizaga

México, D.F., 26 de marzo (apro).- Como ningún otro presidente, Felipe Calderón está dispuesto a hacer de la inseguridad un botín político. Primero fue el espectáculo de los operativos. Ahora, ha comenzado a construir una nueva verdad oficial: que como nunca antes las instituciones de seguridad del Estado mexicano están en peligro y que él mismo se ha convertido en blanco de los grupos de la delincuencia organizada.

En ese escenario de catástrofe, cualquier avance que logre será un éxito que no se le podrá regatear a su gobierno.

Engrandecer un problema de por sí grave tiene su ventaja política, pero al mismo tiempo conlleva una gran irresponsabilidad hacia el país y sus habitantes.

Los operativos contra el narcotráfico que emprendió a los pocos días de haber asumido el poder han mostrado la ineficacia que muchos advirtieron por la improvisación de la medida.

Más que una mera reacción a los operativos, como dice el gobierno federal, las imparables ejecuciones demuestran no sólo el tamaño del problema y la escasa capacidad de respuesta institucional.

No se trata sólo de movilizar soldados, marinos, agentes y policías militares, sino de una estrategia que tenga en el horizonte el acotamiento de los grupos de delincuencia organizada. Ello implica la interlocución y, por lo que se ve hasta ahora, el gobierno calderonista no ha logrado siquiera un entendimiento al interior, como lo demuestra la disputa entre la Sedena y la PGR o la PFP y la AFI por el control de los recursos del combate a la delincuencia.

El desplazamiento policial y militar, sin embargo, fue efectivo para algo: le sirvió a Calderón en su propósito de legitimación mediática.

Ahora, cuando a las dependencias encargadas de la seguridad nacional se les comienza a pedir cuentas, han articulado un argumento para ocultar los resultados de los operativos: que el problema de la delincuencia organizada en México es tan grande y la capacidad de estos grupos es tal que cualquier información sobre sus acciones puede poner en peligro a las personas que participan en ellas, las propias instituciones y hasta la relación con Estados Unidos.

Esta verdad a medias se desprende de los requerimientos de información formulados por Proceso y que son presentados en la edición de esta semana por el periodista Daniel Lizárraga.

Sin embargo, Calderón insiste que el problema es muy grave. Y como su gobierno no da detalles y el Congreso es incapaz de hacerlo informar, entonces la población tiene que creerle.

Una y otra vez, Calderón nos dice que ha emprendido una batalla y está dispuesto a darla. Su discurso hace pensar –toda proporción guardada– en la insistencia de George W. Bush de la amenaza del terrorismo.

Sus declaraciones, en el sentido de que él ya fue amenazado por los poderosos delincuentes, lo elevan a condición de héroe.

Insistir que el problema es muy grave pero sin someterse a un verdadero ejercicio de rendición de cuentas, no es más que hacer propaganda de un asunto que debe ser tratado con menos protagonismo.

jcarrasco@proceso.com.mx

Ortizha reconocido