El gabinete y los aliados de Peña*
Tomados de La Jornada, Helguera y El Fisgón.
Jesusa Cervantes
MÉXICO, D.F. (apro).- Enrique Peña Nieto tiene jefes, amigos
y aliados. Con ellos gobernará el país, por lo menos los tres primeros años.
Sus jefes, nada
nuevo, van desde Carlos Salinas de Gortari hasta los organismos
internacionales, a quienes deberá resarcir los apoyos; de lo contrario, los
grandes bancos asentados en el extranjero no le hubieran ayudado en su
entramado económico y del cual se valió para comprar la Presidencia.
Ahí están los casos de HSBC, Scotia Bank, Bancomer y
Banamex, así como el local que ya hasta presencia tiene en España e Inglaterra:
Grupo Financiero Monex.
Sus amigos: Miguel
Ángel Osorio Chong, que podría ocupar la supersecretaría de Gobernación, que
por cierto ya quedó acotada en algunas de sus acciones policiacas. En la pasada
entrega se hizo referencia a la amistad y vínculo del exgobernador de Hidalgo
con la maestra y eterna líder sindical, Elba Esther Gordillo.
Sin embargo, a este
espacio llegaron varios mensajes que buscan aclarar el punto. Cierto es que fue
un político impulsado por la maestra pero, aseguran, es de los pocos que se
logró “sacudir” el yugo de la maestra sin romper políticamente con ella.
“Osorio Chong es ahora Osorio Chong”, comentan. Se mueve
solo, responde a su propio proyecto y sí es muy amigo de Enrique Peña Nieto.
Otro amigo de Peña
Nieto, Luis Miranda Nava, quien fuera su secretario de Gobierno en el Estado de
México y, apuntan, artífice del convenio entre autoridades mexiquense y
Gobernación para que el PAN no se aliara con el PRD en las elecciones de ese
estado.
Ahora Luis Miranda parece estarse perfilando para la
dirección del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, el Cisen. Así, la
policía política que tanto resquemor genera entre las izquierdas estaría a su
cargo.
Un amigo más, Luis
Videgaray, y quien forma parte del equipo de tecnócratas comandado por Pedro
Aspe, pero que por supuesto tiene a la cabeza al priista que estuvo en Hacienda
en el primer gobierno panista, a Francisco Gil Díaz.
A Videgaray, se asegura, ya le tienen lista sus oficinas en
Hacienda, muy cerca de las del presidente de la República en Palacio Nacional.
Y por extensión de
Pedro Aspe llegó al círculo cercano de Peña Nieto su amigo Aurelio Nuño, quien
le hacía los discursos en campaña electoral. Es el mismo egresado de la
Universidad Iberoamericana y quien no pudo prever la furia de los estudiantes
contra Peña Nieto aquel viernes 11 de mayo.
Aurelio Nuño es pariente político de Pedro Aspe y se dice
que ya tiene su lugar apartado en la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Operadores de la maestra Gordillo aseguran que es el nombre que les han
manejado para “acordar” en esa dependencia.
Así, las dos
instancias sobre las que descansará la gobernabilidad y la economía del país,
Peña Nieto las dejará a cargo de sus amigos.
Y como parte del
equipo de aliados se especula que, quien le ponga la banda presidencial al
mexiquense, Jesús Murillo Karam, será el próximo procurador general de la
República, recobrando esta posición la fuerza y uso que tuvo durante los
gobiernos priistas.
Un aliado más, el
brillante abogado Alfonso Navarrete Prida; un hombre que no sólo sabe de leyes
sino también de negociaciones. A él, pronostican, tocará quedarse al frente de
la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), así tendrían un fuerte
competidor para otras áreas.
Y el gran aliado de
Peña Nieto: Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien desde su llegada a San Lázaro
ha movido todos los hilos posibles para brindar un 1 de diciembre si no
tranquilo, por lo menos “respetuoso y republicano”, como gustan llamar los
priistas a estas rancias y condescendientes ceremonias.
Los últimos
movimientos los realizó Beltrones la semana pasada: se creó la comisión Monex y
se aceptó, de último momento, la inclusión del Partido del Trabajo (PT).
Beltrones espera que en ese espacio las izquierdas del
Movimiento Ciudadano (MC) y el PT se mantengan ocupadas y saquen toda su furia
contra Peña Nieto.
Lo que del otro lado no se esperaba es que se diera “inmunidad
y protección” al aún titular del Sistema de Administración Tributaria (SAT),
Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, el hombre que tiene toooda la información de cómo
se dio el Monexgate. Ahora, desde su posición de integrante de la Suprema Corte
de Justicia de la Nación (SCJN), será difícil que algo salga de su boca.
Al PAN y al PRD, a
los que por su número resulta para Beltrones más complicado controlar, les
concedió cambios en la reformada ley de la administración pública. A la
nuevamente temida Secretaría de Gobernación, Beltrones Rivera le quitó lo que
oliera a represión y autoritarismo; además, dejó intocables al Instituto
Nacional de las Mujeres (Indujeres) y Comisión para el Desarrollo de los
Pueblos Indígenas. Cuatro cambios le dio al PAN y cuatro cambios le dio al PRD.
Los “chantajes”
estuvieron a la orden del día el jueves 22 en la Cámara de Diputados. Beltrones
Rivera, como buen aliado de Peña Nieto, operó para llevar la fiesta en paz el
próximo 1 de diciembre, bueno, hasta el área de Comunicación manejó el mismo
discurso, pues si a algún funcionario de San Lázaro se le preguntaba qué
esperaban para ese día, la respuesta es que “todo tranquilo”.
Pero lo cierto es que
el operador sonorense no pudo cooptar al MC y algunos otros diputados de otros
dos partidos, y quienes en suma llegan a una treintena. Con éstos no pudo o no
quiso negociar Beltrones Rivera, y seguro serán los que por lo menos pancartas
de repudio exhibirán en la asunción de Peña Nieto, en un intento por
representar a esa tercera parte de la población que votó por Andrés Manuel
López Obrador y que tiene la certeza, y las pruebas, de que se “compró” la
Presidencia.
Pasado el 1 de
diciembre, el aliado mayor de Peña deberá sacar, en mancuerna con Emilio Gamboa
Patrón en el Senado de la República, las reformas, hacendaria y energética.
Estos movimientos se esperan para marzo de 2013.
Pasados los tres
años, seguramente aliados y amigos harán un reacomodo y cobrarán facturas.
Nota: La semana pasada en este mismo espacio se ofreció un
dato totalmente erróneo, dije que el general de división retirado en 2008 y
quien fuera jefe del Estado Mayor de Ernesto Zedillo durante su paso por la
Presidencia de la República, Roberto Miranda Sánchez, estaba a cargo de la
seguridad de Enrique Peña Nieto. No es así. Quien hoy tiene parte de la
seguridad y se espera sea nombrado jefe del Estado Mayor es el general
brigadier Roberto Miranda Moreno, quien por cierto fue jefe de la sección
segunda del EMP cuando fue nombrado encargado de la seguridad del mexiquense. Y
un dato más, cuando Miranda Sánchez era jefe del EMP con Zedillo, Miranda
Moreno apenas era un coronel, quien ingresó al EMP como jefe de ayudantes del
presidente, esto en 1995. Agradezco a quien me envió los datos y me hizo ver la
imprecisión.
Por cierto, para la
Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) también se maneja, entre algunos
políticos, al general Miranda Moreno como una pieza más del zedillismo. Otro
puede ser el general Salvador Cienfuegos, hoy parte del Estado Mayor de la
dependencia y, en tercer lugar, se ubica a quien fuera comandante de la Zona
Militar de Toluca, del que aseguran es compadre de Peña Nieto y hoy anda por
allá, en el sureste mexicano, encargado de otra zona militar.
Comentarios: mjcervantes@proceso.com.mx
Twitter: @jesusaproceso
*Tomado de La Revista Proceso.
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