Córdoba, feudo zeta*
Tomados de La Jornada, Hernández y Rocha y El Universal, Helioflores y El Fisgón.
Jorge Carrasco Araizaga
La captura de tres presuntos integrantes de Los Zetas en
octubre pasado permitió a las autoridades detectar la existencia de una
presunta red de complicidades de ese grupo criminal para operar a sus anchas en
Córdoba, Veracruz. El amplio entramado –al decir de los tres capturados por la
Marina– incluye a empresarios, políticos y sobre todo a funcionarios de la
procuraduría del estado de Veracruz, que ahora está obligada a investigarse a
sí misma. Mientras tanto, el mandatario Javier Duarte rendía el jueves 15 un
triunfalista informe de gobierno…
Córdoba se convirtió en el refugio de Los Zetas en Veracruz,
con la protección de funcionarios de seguridad y procuración de justicia y el
apoyo de empresarios para el lavado de dinero. La reciente captura de tres operadores
de esa organización delictiva por parte de la Marina descubrió una presunta red
de favores que implica sobre todo a la Procuraduría General de Justicia (PGJ)
del estado en la ciudad donde nació el gobernador Javier Duarte de Ochoa.
La PGJ tiene ahora que investigarse a sí misma, por lo menos
en lo que hace a los delitos del fuero común atribuidos a los tres detenidos
por la Marina el pasado 10 de octubre, acusados de portación de armas largas y
posesión de cocaína y mariguana para su venta al menudeo.
La detención se hizo pública el pasado 14 de octubre, cuando
la Secretaría de Marina informó que sus efectivos habían aprehendido en el
puerto de Veracruz a Cristopher Fuentes Letelier, El Chuletón; Gerardo Trejo
Cruz, El Trejo, e Ignacio Valdez Ramírez, El Chilango, quienes se identificaron
como zetas.
Desde su captura los tres presuntos zetas apuntaron hacia
las oficinas de la procuraduría veracruzana en Córdoba. Sus declaraciones las
conocen tanto el gobierno de Duarte como la Marina pues la PGJ tiene un “fiscal
investigador especializado adscrito a la Fuerza de Tarea de la Secretaría de
Marina-Armada de México”, la que prácticamente está a cargo de la seguridad en
el estado mediante el Operativo Veracruz Seguro.
“El Chuletón”
El modus operandi de Los Zetas en Córdoba está detallado en
la investigación ministerial 947/2012 VER-FIEAFTVS-10, abierta en la
Subprocuraduría Regional de Justicia Zona Centro Veracruz por el “fiscal
investigador especializado” Pedro Alberto Huesca Barradas. La averiguación se
dio a conocer en el estado de forma extraoficial, sin papel membretado de la
PGJ.
El Chuletón, de 26 años y originario de Córdoba, se dedica a
la venta de cocaína. Integrante de Los Zetas desde 2008, había viajado al
puerto para encontrarse con El Trejo y El Chilango y entregarles la droga que
transportaba, un paquete de más 76 bolsitas de mariguana, además de 500
bolsitas de cocaína, para distribuirlas en el puerto de Veracruz.
Los tres dijeron estar bajo el mando del Comandante Javid o
El Pájaro, a quien identificaron como “segundo comandante” del cártel en la
zona de Córdoba-Fortín de las Flores y Orizaba. Lo señalaron como el encargado
del narcomenudeo, la extorsión a los líderes cañeros de la zona durante el
corte de caña, el cobro de derecho de piso, secuestros y el control de “todo el
personal de sicarios que llamamos estacas”, así como dueño de bares en Córdoba,
de cuyo distrito electoral Duarte fue electo, en 2009, diputado federal a la
LXI Legislatura en la que ejerció sólo unos meses.
En su declaración ministerial, referida sólo por algunos
medios locales, El Chuletón es prolijo en nombres de sus jefes, de los
empresarios que supuestamente han puesto sus negocios para lavar dinero y de
los funcionarios de la PGJ que, dijo, protegen a Los Zetas.
“Tenemos personas de la procuraduría trabajando para nuestra
organización. De los que me acuerdo y conocí son el licenciado Abraham Becerril
Hernández”, quien fue subprocurador de Justicia en Córdoba y precandidato del
PRI a esa alcaldía. De él dijo que “recibía una nómina de 100 mil pesos
mensuales. Nos presta sus bodegas, donde guardamos los tráileres robados y a
las personas que levantábamos o secuestrábamos”.
Mencionó también a María Isabel Hernández Cruz, agente del
Ministerio Público en Córdoba. “El licenciado Abraham Becerril Hernández nos
mandaba con ella para que nos devolviera los tráileres de la empresa de Los
Zetas que detenían y ponían a disposición. Le pagamos por su apoyo la cantidad
de 50 mil pesos mensuales”.
El secretario del Ministerio Público, Uriel Moreno, “es el
que hacía los trámites para devolvernos las unidades. Le pagamos… 10 mil pesos
mensuales”. Aseguró que la mercancía que les era devuelta la almacenaban en una
bodega propiedad de Becerril Hernández.
“También trabaja para Los Zetas el licenciado Marco Antonio
Lezama Moo, quien fue subprocurador en Córdoba de 2008 a 2010”. El siguiente
cargo que ocupó Lezama Moo fue como encargado de despacho en la PGJ tras la
renuncia de Reynaldo Escobar. Actualmente es subprocurador en Xalapa.
Según el testimonio, Gustavo Cano Sánchez, El Moneneque,
quien fue jefe de Los Zetas en Córdoba, le pagaba a Lezama Moo 80 mil pesos
mensuales. “Nos entregaba los vehículos que nos aseguraban sin hacer ningún
trámite, así como los tráileres y dejar (sic) en libertad inmediata a miembros
de Los Zetas”.
Como muy cercano a Lezama Moo señaló a Lauro Ramos Olmos,
quien era agente del Ministerio Público en Córdoba. “Le pagamos la cantidad de
20 mil pesos mensuales. Se encargaba de entregarnos los oficios para liberar
los vehículos asegurados y dejar en libertad a miembros de Los Zetas que fueran
detenidos.
“También nos decía si aseguraban algún vehículo de nosotros
o a algún compañero. Además los ayudaba, cuando tenían que declarar en su
oficina o ante cualquier autoridad que los detuviera, para que no delataran a
Los Zetas y se pudieran defender mejor. Ahora está como Ministerio Público en
Xalapa, a donde lo mandó Lezama Moo”, según la declaración.
El Chuletón también implicó a Jorge Yunis Manzanares,
subprocurador regional de Justicia en Coatzacoalcos: “También es parte de
nuestra organización. Es una de las personas a las que el jefe le tiene más
confianza”.
“El Pencho”
A partir de menciones de Rubén Ortiz Olivares, El Pencho,
identificado en la averiguación previa como lavador de dinero, el detenido dijo
que Yunis Manzanares “es el que tiene más tiempo colaborando con nosotros” y
“era amigo personal de Braulio Arellano Domínguez, El Gonzo” o El Z-20, quien
fue jefe regional de la zona de Córdoba y luego del estado hasta que murió en
un enfrentamiento con la Policía Federal en Soledad de Doblado en 2009.
“Desde ese entonces la organización de Los Zetas está pagándole
una nómina de 100 mil pesos, ya que todos los favores que le pedíamos nos los
hacía: liberar a nuestra gente, devolvernos los carros asegurados por las
fuerzas federales que estaban alterados o robados. Nos prestaba los vehículos
oficiales para que nuestra gente se moviera con armamento y droga en la zona
donde trabaja.”
Añadió que Yunis Manzanares “también nos fue de mucha ayuda
aquí en la ciudad de Veracruz, cuando fue subprocurador. Todos los integrantes
de nuestra organización sabemos que podemos contar con su apoyo. Ahora que está
en Coatzacoalcos, nuestra gente de aquella zona puede operar con tranquilidad,
secuestrar, levantar gente, vender droga, sin tener problemas con las
autoridades locales porque la organización… le paga… para que nos ayude”.
En su lista de supuesta protección oficial añadió a Ricardo
Javier Carrillo Almeida, subprocurador de Justicia de Córdoba: “Trabaja para
nosotros. Es amigo de Apolo Mar Escalona Barradas, El Picos o Picoreta, jefe
regional en el centro de Veracruz, quien le paga su nómina de 100 mil pesos
mensuales. Nos apoya en toda la región en lo que necesitemos. Nos avisa si
existen denuncias de familiares de gente que levantamos o si su mando superior
solicita la colaboración de la gente del Ejército o de la Marina para
apoyarlos”.
Altos mandos
En la declaración metió en la red a Juan Carlos Herrera
Jiménez, David Fabián Espinoza Benítez y Rey Báez Andrade, quienes fueron
agentes del Ministerio Público Serpico de Córdoba. “Ellos reciben la cantidad
de 15 mil pesos mensuales, nos dan los vehículos chocados sin hacer trámite.
Nos permiten llevarnos carga de droga o mercancía robada de esos vehículos”.
Según el detenido los subprocuradores Lezama Moo y Yunis
Manzanares, además del exsubprocurador Becerril Hernández y el delegado de
Tránsito en la ciudad de Córdoba, Óscar Barquet Viñas, perteneciente a una
familia de empresarios, se reunían con los jefes de Los Zetas en la finca Las
Cúpulas, propiedad de Raúl Lucio Hernández Lechuga, El Lucky.
Conocido también como El Z-16, Hernández Lechuga fue uno de
los fundadores de Los Zetas y jefe del cártel en Veracruz, Oaxaca y Puebla,
hasta que la Marina lo detuvo en un rancho de Córdoba en diciembre del año
pasado cuando celebraba su cumpleaños.
Además asistían El Pencho, operador financiero del Lucky, y
Reynaldo Bernardi Manica, El Reynolds, a quien señaló como el responsable de la
venta del combustible robado a Pemex en las gasolinerías de la autopista que
pasa por Córdoba, Puebla y Coatzacoalcos, y otra docena de establecimientos de
Córdoba y Fortín de las Flores.
En esos alegados encuentros incluyó a los abogados Luis
Avella Alvarado y Jorge Reyes Peralta, muy cercano a los tres gobernadores más
recientes de Veracruz, así como al periodista Zenen Domínguez Guerrero, de
Televisa Veracruz.
Según esa versión, junto con Romeo Real Pachín, del “diario
Imagen del Golfo” en Córdoba, Domínguez Guerrero trabajó para el cártel lo
mismo que los periodistas Gerardo Luna, Juan Carlos Herrera y José Luis Jiménez
Zaragoza, de El Sol de Córdoba, además de Saúl Contreras, del diario El Buen
Tono, cuyas instalaciones fueron incendiadas por Los Zetas en noviembre del año
pasado.
Como lavadores al servicio del Lucky, El Chuletón señaló al
Pencho y a su esposa, María Selva Perdomo Pinal, a través de la inmobiliaria
Olimpicus, que según el detenido adquiría inmuebles en Córdoba, Fortín de las
Flores y Orizaba para casas de seguridad de Los Zetas y a donde llevaban a los
secuestrados y almacenaban armas y drogas. Aseguró que también compraron un
fraccionamiento residencial de 18 casas atrás del hotel Papanoa.
Además los señaló como socios de la empresa de maquinaria
pesada Retrox, junto con El Moneneque, quien fue jefe de Los Zetas en Córdoba,
y El Chilango, otro de los detenidos por la Marina el 10 de octubre pasado.
Según la declaración, esa empresa la ocupaban para construir
pistas de aterrizaje de avionetas que transportaban la droga que se
distribuiría en Córdoba, Fortín de las Flores, Orizaba, Tierra Blanca y los
municipios cercanos. Del Pencho y El Moneneque dijo que también son socios en
casas de cambio en Córdoba.
Identificó a Ernesto Lozano Tello como tío del Pencho,
actual presidente de la Unión Local de Productores de Caña de Azúcar y líder
del ingenio Motzorongo, en el municipio de Tezonapa, y quien “es prestanombres
de Heriberto Lazcano Lazcano, El Lazca, quien fue declarado oficialmente muerto
el pasado 8 de octubre luego de un enfrentamiento con la Marina, en Progreso,
Coahuila.
El Chuletón señaló a Lozano Tello como propietario de varios
ranchos en el área de Laguna Chica, donde hay pistas clandestinas para el
aterrizaje de avionetas con droga, pero también donde se baja droga en camiones
de volteo.
Sus acusaciones alcanzaron a los hermanos Juan José y Juan
Felipe Yunes Arteaga, “quienes operan en Orizaba, Córdoba, Cancún y Playa del
Carmen, Quintana Roo, por medio de la empresa Yunes y Asociados Constructora e
Inmobiliaria”.
Otros supuestos lavadores que menciona son Miguel Barquet
Viñas, dueño de las dulcerías La Josefina; Miguel Ángel Vázquez Aldazaba, dueño
de deportes Satélite; Rodolfo Delfín Terán, dueño de Maderas Delter; Jesús Diez
Figueroa, dueño del Centro de Llantas Diez. También mencionó a asesores
legales, contables y financieros.
Protección policiaca
El Chilango, de 44 años, señaló también al abogado Jorge
Reyes Peralta como compadre del Pencho y supuestamente encargado de negociar
con los familiares el rescate de los secuestrados por Los Zetas, y quien además
del pago de una parte de los rescates recibe una nómina mensual de 200 mil
pesos.
Sobre la protección institucional, además de asegurar que él
hacía los pagos a algunos funcionarios de la PGJ, mencionó a las policías
municipales de Córdoba, Fortín de las Flores, Orizaba, Río Blanco, Nogales y
Ciudad Mendoza, “quienes nos ayudan a realizar levantones, nos avisan de los
operativos que realizan los federales y militares, además de ayudarnos a llevar
en sus patrullas la droga y armas para que no sean detectadas”.
En particular mencionó a Diego Colina, agente de Tránsito de
Córdoba, quien según dijo escoltó al Lazca y a Miguel Ángel Treviño Morales, El
Z-40, en sus incursiones en Córdoba, por lo que recibe un pago de 10 mil pesos
mensuales. Precisó que Jesús Aiza Kaluf, quien fue delegado regional de Seguridad
Pública de la zona centro, con sede en Fortín de las Flores, recibía un pago
mensual de 10 mil pesos. Según El Chilango, ahora tiene la misión de proteger a
los dueños de Yunes y Asociados Constructora e Inmobiliaria.
Declaró que el padre de los Yunes, Juan Yunes, “nos informa
los puntos (donde) podemos instalar tomas clandestinas en los ductos de
gasolina y diesel de Petróleos Mexicanos”.
De acuerdo con esa declaración, el papá del Reynols,
Reynaldo Bernardi Castelán, le ordenó junto a otros sicarios quemar las
instalaciones del periódico El Buen Tono, “propiedad de José Avella, con quien
tiene un problema legal por un rancho. Nos dijo que si con eso no entendía, que
le diéramos piso, es decir, que lo matáramos”.
Apenas el pasado jueves 8 El Buen Tono, cuyo propietario fue
candidato ciudadano a la presidencia municipal de Córdoba, publicó un editorial
en el que le reprochó a la PGJ la falta de resultados sobre el ataque, que
atribuye a los empresarios Miguel y Óscar Barquet Viñas, dueños de publicaciones
digitales a los que acusó de estar vinculados con la delincuencia organizada.
El diario también hizo referencia a la averiguación previa donde están
consignadas las declaraciones de los tres detenidos por la Marina el pasado 10
de octubre.
El Trejo, originario de Fortín de las Flores y de 41 años,
repitió los mismos nombres sobre la supuesta protección institucional y de
prestanombres para el lavado de dinero. Añadió que en varias ocasiones acompañó
a El Chilango a pagarle en su despacho al abogado Jorge Reyes Peralta.
“Este abogado nos ayudó en el secuestro de una persona en
Veracruz, Veracruz, por la que nos pagaron una buena lana y también unos carros
clásicos”, que guardaron en la casa de El Pencho.
Reyes Peralta es muy cercano a los priistas del estado.
Incluso uno de sus hijos ya fue regidor y líder municipal, mientras que el año
pasado una de sus hijas tuvo como testigos de su boda a los exgobernadores
Miguel Alemán y Fidel Herrera, además del actual Javier Duarte.
“Yo soy limpio. Tengo una vida profesional que está en caja
de cristal”, declaró el litigante a la prensa el pasado 31 de octubre en el
puerto de Veracruz. Acusó al subprocurador Bertoldo Reyes Campuzano, al
exdirector de la Agencia Veracruzana de Investigaciones, Enoc Maldonado Caraza,
y al fiscal adscrito a la Marina de fabricar las declaraciones de los detenidos
para “enlodar” a más de 100 empresarios, abogados y periodistas del estado.
Dijo que las acusaciones en su contra son “una marranada” y
que su nombre forma parte de una supuesta lista de la PGJ “para extorsionar” y
que entregó ya a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y a Human Rights
Watch en Washington.
*Tomado de la revista Proceso.
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