Partido de Espino, partido de Peña*
Tomados de La Jornada, Hernández, El Fisgón y Rocha y El Universal, Helioflores.
Álvaro Delgado
Pronto se sabrá si esta nueva formación política gozará del
pleno patrocinio del poder para ser otro de sus soportes, y beneficiarios, pero
por lo pronto el propio Espino ha puesto ya el sello pro Peña al partido que
seguramente presidirá: “(Será) no de oposición al régimen, sino de cooperación
responsable en todo cuanto sea para bien de los mexicanos”.
Si no se opondrá a Peña, y por lo visto tampoco al PRI, sí
tiene muy claros adversarios: “(Seremos) un partido formador de conciencia
comunitaria, de responsabilidad solidaria y subsidiaria, nunca una organización
demagógica ni populista, tampoco electorera y facciosa, mucho menos de
preponderancia caciquil, autoritaria o mesiánica”.
Espino no los llamó por su nombre, pero es muy claro que los
antagonistas del nuevo partido serán, precisamente, los partidos de los que
proceden sus promotores, PAN y PRD, pero sobre todo el Movimiento de
Regeneración Nacional (Morena), de Andrés Manuel López Obrador, el único que no
ha reconocido la legitimidad de Peña por los vastos recursos que usó.
Porque, más allá de la retórica, lo que une a este amasijo
de políticos variopintos es justamente Peña Nieto, a quien se le sumaron en
plena campaña –en un acto que éste mismo pagó– y desde entonces crearon el
embrión del proyecto, que sin duda tendrá implicaciones en el tablero político.
El objetivo de Concertación Mexicana no es sólo modernizar
el sistema de partidos, sino proceder a desmantelarlos y, como dijo Espino, ir
por “la suplantación paulatina de los que se han quedado en la obsolescencia o
dejado de representar los intereses del pueblo”.
¿Qué tan serias serán las implicaciones en el corto, mediano
y aun largo plazos para los partidos existentes? Si se pondera la biografía de
sus principales promotores, la respuesta es que fracasará, porque salvo Espino
–quien ha sido el más exitoso presidente del PAN, del que fue expulsado–, el
grueso de los políticos jamás han ganado realmente nada.
Ni siquiera Rosario Robles –ya en el equipo de Peña– puede
ufanarse de arrastrar multitudes, porque fue jefa de gobierno por decisión de
Cuauhtémoc Cárdenas, y los hermanos René Arce y Víctor Hugo Círigo conquistaron
sus espacios por la lógica facciosa de los Chuchos, hasta que optaron por el
oficialismo priista.
Apenas el año pasado, ambos ofrecieron 100 mil votos a
Eruviel Avila en las elecciones del Estado de México a cambio supuestamente de
la creación de un Instituto de Economía Social y Solidaria, que ni siquiera se
ha creado, y desde entonces se volvieron propagandistas de Peña.
Otro político aliado de Espino que tiene experiencia en el
fracaso es Jorge Carlos Díaz Cuervo, quien en 2002 fundó, junto con el
experredista Jorge Alcocer, el partido Fuerza Ciudadana, que perdió su registro
en 2003, y luego presidió el Partido Socialdemócrata, que también lo perdió en
2009.
Teresa Guadalupe Vale Castilla, quien se hace llamar Tere
Vale, tiene una biografía política semejante: Fue candidata a jefa de gobierno
en 2000 por Democracia Social, que desapareció, fue directiva y candidata a
jefa delegacional en Miguel Hidalgo de Alternativa Socialdemócrata, que también
desapareció por falta de apoyo popular.
Junto a estos personajes, que se identifican con la
izquierda, se encuentran dos de la derecha: Uno es Fernando Garza, exalcalde
panista de Guadalajara que, el 1 de julio, fue candidato perredista a
gobernador de Jalisco y sólo obtuvo 4 puntos.
Otro es René Bolio, un expanista que intentó fundar el
partido Movimiento de Participación Solidaria, cuyos principales promotores son
miembros juramentados de El Yunque, la organización de ultraderecha de plena
vigencia.
Además de Bolio, coordinador de la precampaña de Alberto
Cárdenas, en 2005, y estrecho colaborador de José Luis Luege, director general
de la Comisión Nacional del Agua, otro promotor del nuevo partido fue Fernando
Rivera Barroso, secretario de Educación en el gobierno que Vicente Fox en Guanajuato
y asesor en “valores” de Reyes Tamez, exsecretario de Educación.
Justamente sobre ese nuevo partido hablé con Espino, en
agosto de 2007, siendo aún presidente del PAN. No sólo negó tener algo que ver
con el proyecto, sino que aseguró que expulsaría a los militantes que lo
promovían.
“Es una señal inequívoca de traición”, me dijo en entrevista
para Proceso, en la que se detalló a los promotores del nuevo partido, entre
ellos empresarios como Lorenzo Servitje y Patricio Slim Domit. “Esos hijos de
la chingada, y así ponlo, tienen sus intereses”.
–¿Quiénes?
–Los del Yunque.
–¿Cecilia Romero, José Luis Luege, César Nava?
–Los que sean del Yunque.
–¿Usted mismo?
–No. Yo soy gente decente.
Ahora algunos de “esos hijos de la chingada” y muchos más
están en Concertación Mexicana…
Apuntes
El trámite de Concertación Mexicana para lograr el registro
como partido político correrá en paralelo al de Morena, de López Obrador,
porque así lo establece la legislación, pero lo interesante será cómo actuarán
las autoridades electorales ante ambos proyectos, ya con Peña en el gobierno…
Dijo Espino el sábado: “Al unirnos, nosotros somos México, no una parte, no una
vertiente, no un color, sino todos. Venimos del norte y del sur. Pero también
de lo que suele llamarse izquierda y derecha. Hoy la patria une sus dos manos.
Hoy México se reconcilia consigo mismo. Las ideas por las que antaño México fue
a la guerra, hoy se congregan alrededor del concepto de pluralidad
constructiva.” Tal cual.
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter:
@alvaro_delgado
*Tomado de la revista Proceso.
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