Un mal profundo*
Tomado de La Jornada, El Fisgón.
Jesusa Cervantes
MÉXICO, D.F. (apro).- “El mal es hoy tan profundo que no es
seguro que la elección del señor Peña Nieto cambie algo: significa el regreso
del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que dominó la vida política del
país durante décadas con un trasfondo de corrupción y complacencia hacia los
narcotraficantes”.
La cita es del diario francés Le Monde; sin embargo el
fraseo bien puede ser de cualquier mexicano que tenga memoria, claro, con
excepción de los consejeros electorales que ni ven ni oyen las tropelías de
muchos priistas, en especial de Peña Nieto y su equipo.
Hace dos semanas supimos de la detención del priista y
exprecandidato a diputado federal, Rafael Celaya Valenzuela, en España por sus
vínculos con Joaquín Guzmán Loera, El Chapo; hace un par de meses, de la
indagación que Estados Unidos abrió contra los exgobernadores priistas de
Tamaulipas, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández Hernández, por presunto
“lavado dinero del narcotráfico”.
Hace dos años, cuando Proceso indagaba sobre legisladores federales
en activo con posibles vínculos con el crimen organizado, se nos aseguró que
Baltasar Hinojosa, diputado federal por Tamaulipas, “llevaba la lana a Rogelio
Montemayor Seguy y a Tomás Yarrington que Osiel Cárdenas (entonces líder del
cártel del Golfo y creador de Los Zetas), les enviaba”. El señalamiento no se
publicó debido a que no había averiguación previa en donde se le acusara.
Sin embargo, apenas la semana que terminó, el diario Reforma
nos regaló una joya informativa: Parte de la averiguación previa
PGR/SIEDO/UEIDCS/ 012/2009, y en donde se establece por un testigo protegido
que Osiel Cárdenas financió campañas de ediles priistas en Tamaulipas a cambio
de nombrar a los jefes policiacos. Entre los presidentes municipales
mencionados está justamente Baltasar Hinojosa.
La lista de priistas involucrados con el narco es
interminable, además de ser parte del vox populi, sin embargo, los nombres de
conocidos o desconocidos miembros del PRI señalados como cercanos a grupos de
narcotraficantes y operadores de Enrique Peña Nieto, apenas empieza a
conocerse.
Baltasar Hinojosa, expresidente municipal de Matamoros,
cercano colaborador de Tomás Yarrington, dejará el cargo de diputado federal el
próximo 29 de agosto y… el fuero. Podría ser investigado si la Procuraduría
General de la República se lo propusiera, pero… ¿alguien cree que el
coordinador regional de campaña de Peña Nieto en la primera circunscripción
será investigado?
Hinojosa fue operador electoral de Peña Nieto en la Primera
Circunscripción. A él, el candidato priista le encargó organizar la campaña
presidencial en los estados de Baja California, Baja California Sur, Colima,
Guanajuato, Jalisco, Sinaloa y Nayarit… Difícilmente será investigado. No hay
que olvidar también que Rafael Celaya Valenzuela, también operador de Peña
Nieto, pero en el distrito federal 1 de Sonora –por cierto, vecino de Baja
California–, fue detenido por la Policía española por sus vínculos con El
Chapo.
El diario francés Le Monde duda de la capacidad de Peña
Nieto para cambiar este “mal endémico”, como le llama a la “barbarie” que se
vive en México, la presencia del narcotráfico, sus actividades, ejecuciones y
grado de violencia.
Lo que no dice Le Monde, es que parte de los mexicanos no
dudamos de este nuevo sector de la vida pública, los narcopolíticos.
La vida social, política, financiera y de gobierno cuenta ya
con una mezcla de políticos y narcos, sea por amenaza, por gusto o por interés.
El resto del mundo lo sabe. En México existen dudas sobre si en la campaña electoral
del Peña Nieto hubo lavado de dinero, incluido el del narcotráfico. Los
taxistas, estudiantes, amas de casa, trabajadores, empleados públicos,
maestros, todos tienen la duda. Parece que los únicos que no se atreven
siquiera a cuestionarlo son los funcionarios electorales.
Quizá en México suceda lo que en Colombia con Ernesto
Samper, que la sospecha se mantenga durante la gestión de gobierno y no sea
hasta el final cuando la duda se disipe. Por el bien de México esto no debería
de ocurrir.
A 11 días de que el Tribunal Electoral determine si fueron
válidas o no las elecciones presidenciales, los magistrados deberían ponerse a
pensar que no sólo se trata de que un grupo político se robe la Presidencia de
la República, sino más bien de la forma en que pudieran robarla, con el apoyo
del narcotráfico.
Dice Peña Nieto: “Lo que menos podemos permitir es que se
haga de la democracia una forma que divida y genere encono en la sociedad
mexicana”.
No entiende Peña Nieto que no es “la democracia” la que
divide, sino su incumplimiento. No se le puede pedir a “la democracia” que no
divida, se le debe exigir a los políticos y a los funcionarios electorales que
tengan vergüenza, que no sean cínicos y, sobre todo, que tengan ética y no
violen las leyes; hacer lo contrario sí que divide y genera encono.
Si los magistrados electorales van a actuar como los
consejeros electorales, no quedará otra que “cercarlos”, que plantarse afuera
del Tribunal para que en caso de validar la elección y a Peña Nieto y sus socios,
den la cara a la sociedad que afuera los estará esperando.
Comentarios mjcervantes@proceso.com.mx
Twt @jesusaproceso
www. rompeviento.tv
*Tomado de la revista Proceso.
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