La pesada loza de Peña Nieto*
Tomados de a Jornaa, El Fisgón y Helguera.
Jesusa Cervantes
MÉXICO, D.F. (apro).- Con una caída en picada en las preferencias electorales y una pesada loza a cuestas de exgobernadores del PRI vinculados presuntamente con el narcotráfico, Enrique Peña Nieto llega al segundo y último debate presidencial este domingo.
Sin embargo, el bono otorgado por GEA-ISA de 20 puntos
arriba de su más cercana competidora, en ese momento Josefina Vázquez Mota, le
permitió darse el lujo de no avasallar en el primer debate.
Ahora, la situación es complicada para Peña Nieto. En primer
lugar trae el fantasma del movimiento juvenil, #YoSoy132 que por asamblea,
decidió mantenerse como anti Peña debido a que fue eso lo que le dio origen.
La persecución que ha tenido de parte de los jóvenes en cada
ciudad que se presentaba para hacer mitin, le hizo perder a Peña Nieto por lo
menos 10 puntos en las preferencias electorales.
Y por si fuera poco, la DEA y el gobierno federal mexicano
hicieron el uno, dos para señalar al exgobernador del PRI en Tamaulipas, Tomás
Yarrington y al sucesor de éste, Eugenio Hernández, posibles vínculos con el
crimen organizado.
Y si a eso se suma que exfuncionarios de Yarrington hoy
forman parte de la estructura nacional el PRI y de la campaña de Enrique Peña
Nieto, entonces sí que se puede entender la complicada situación en que se
encuentra el candidato tricolor.
Por ejemplo, encargada de una circunscripción en la campaña
está Paloma Guillén, quien fungiera como secretaria de gobierno del tamaulipeco
señalado por la DEA. Antes, en el mismo cargo estuvo Baltazar Hinojosa, quien
hoy tiene a cargo otra de las circunscripciones para organizar la campaña de
Peña Nieto.
Las consideraciones de Yarrington hacia Horacio Díaz
hicieron pensar a más de un analista que sería su delfín, sin embargo el
exgobernador cambió la dirección hacia Eugenio Hernández.
Pero a Horacio Díaz no lo desamparó, le dio dos cargos en su
gabinete, primero como titular de Desarrollo Social y luego como secretario de
Educación en el estado.
En el caso de Peña, Horacio Díaz, quien es notario y cuenta
con dos notarías en el Distrito Federal, fue quien el 19 y el 30 de abril
pasados dio fe de la firma de dos compromisos de Peña Nieto: el primero, la
creación del Instituto para Emprendedores; el segundo, otorgar computadoras
portátiles a los niños de 5 y 6 años de primaria.
En el caso de Beatriz Paredes, fue el propio Horacio Díaz
quien dio fe de la residencia de la priista en el Distrito Federal por más de
cinco años, requisito indispensable para poder competir por la candidatura al
interior de su partido.
Este es el fardo con el que llega Peña Nieto al segundo y
último debate organizado por el Instituto Federal Electoral: el repudio
estudiantil que representa 24 millones de votantes, los posibles vínculos con
el narcotráfico de exgobernadores priistas y el tener a gente de confianza de
éstos en su equipo de campaña.
Y por si fuera poco, Peña Nieto llega sin los 20 puntos de
ventaja del primer debate; ahora, según la encuesta del diario Reforma, está a
cuatro puntos de distancia por arriba de Andrés Manuel López Obrador. En tanto
que los números de Televisión Azteca marcan siete puntos de diferencia.
La cara bonita de Peña Nieto no bastará para que convenza en
este último debate, en donde por cierto debe buscar reposicionarse para, en
dado caso de que el gobierno se decida, dar la última estocada: sacar nuevos
expedientes contra otros dos exgobernadores del PRI.
Y para poder hacer frente a los nuevos embates del gobierno
federal, Peña Nieto deberá tener una pulcra y convincente actuación, aunque a
estas alturas resulta harto difícil.
Comentarios mjcervantes@proceso.com.mx
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