El rumor que crece*
Tomados de La Jornada, Hernández, Helguera, El Fisgón y Rocha y El Universal, Helioflores y Naranjo.
Axel Didriksson
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En esta semana que corre culminan
las campañas electorales para elegir a nivel federal un nuevo Poder Ejecutivo y
otro Legislativo, al igual que varias representaciones de gobierno en estados
de la República. En lo que va del proceso se ha pasado de una suerte de certeza
de triunfo del candidato del PRI, Enrique Peña Nieto (arropada por una derrama
extrema de dinero y por enormes recursos de imagen), a un vuelco social y
político que crece como un rumor inquietante, el cual consiste en que el
puntero real en la contienda presidencial y, en consecuencia, quien tiene más
posibilidades de ganar, es Andrés Manuel López Obrador.
Este movimiento pendular de un candidato a otro ha tenido
diversas causas y sentidos, así como algunas sorpresas y amenazas que están
latentes. Entre los acontecimientos que se han venido dando se halla la
irrupción de un nuevo movimiento estudiantil. Con su novedoso despertar, los
estudiantes se organizan de forma creciente a niveles local y nacional, y se
están sumando a los millones de jóvenes indignados de otros países, en una
convergencia tan multitudinaria como insólita, mediada por las redes sociales e
internet.
Este nuevo movimiento estudiantil ha desenmascarado la
orquestación de las grandes televisoras y de algunos medios impresos a favor de
la candidatura del PRI, dejando en caída libre a la de Josefina Vázquez Mota, a
quien se le ve sin la fuerza necesaria para poder remontar su tercer puesto (en
una contienda de tres) con su cantaleta de frases sin contenido y su discurso
plano e inconsistente.
Otra de las tendencias de este vuelco electoral es el
vaciamiento y pérdida de significado de las encuestas y cifras que
equivocadamente han buscado sustituir a la percepción, al imaginario social y
al análisis político crítico. Las encuestas y sus pregoneros, que insistían en
el triunfo de Peña Nieto, han pasado a ser un asidero poco confiable frente a
las evidencias de la acción masiva, de la organización de grandes conglomerados
sociales, de la proliferación de grupos de ciudadanos y jóvenes que se
comunican entre sí de forma extraordinaria día tras día, por encima de las
cifras que machaconamente proliferan pero que han perdido credibilidad.
Se confirma de este modo que, cuando el conocimiento y el
aprendizaje sociales se vuelven una constante, bajo la forma de una
inteligencia colectiva, los excesos mediáticos dejan de tener eficacia porque
evidencian la intención de confundir a gran escala por medio de un discurso de
aparente base científica, como las encuestas. En todo caso, las decisiones
políticas de los ciudadanos organizados no se basan de manera absoluta en lo
que se difunde, sino en lo que se sabe y se aprende cotidianamente en el
espacio público. Y es esto lo que genera rupturas y movimientos emergentes,
como los que están ocurriendo entre los estudiantes, las víctimas de la
violencia, los trabajadores despedidos y maniatados, los jóvenes que viven sin
futuro, las familias amenazadas de despojo, los millones de personas agraviadas
por las mentiras y la impunidad, así como por esa imagen que Foucault tenía del
poder: “pobre en recursos, parco en sus métodos, monótono en las tácticas que
utiliza, incapaz de invención y como condenado a repetirse siempre a sí mismo”.
La mayor novedad es el creciente rumor de que López Obrador
ganará las elecciones a la Presidencia de la República, y, con esta
prefiguración, quienes se sentían muy cómodos en sus certidumbres y nostalgias,
en la representación de sus futuros enriquecimientos ilícitos y de continuidad
de sus placeres, en las alianzas que han tejido para repartirse los recursos
del gobierno y los cargos públicos, han desembocado en la desesperación o
llegado al borde de un ataque de nervios, por decir lo menos.
Es por ello que durante esta semana las fuerzas se tensarán
al máximo, se redefinirán los escenarios prefabricados y se hará uso de lo
indecible, de todo lo que esté a la mano, con una parafernalia de repetición de
cifras, imágenes y vituperios hasta el cansancio. Ya están moviéndose los hilos
de la corrupción y de la compra de votos a lo largo y ancho del país; ya se
conocen las maneras como buscarán enlodar el proceso electoral y, llegado el
momento, hasta buscar tronarlo. Ya veremos cómo se atiza el odio y se recurre a
los fantasmas y monstruos de siempre. Pero el rumor seguirá adelante y seguirá
moviéndose hacia el próximo domingo para verificar hasta dónde llegó la bolita.
Allí se verá si la inteligencia cooperativa se impuso a la ignorancia promovida
y certificada.
*Tomado de la revista proceso.
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