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miércoles, septiembre 24, 2008

Cinismo patético de representantes del pelele Felipe Calderón






Tomados de La Jornada, El Fisgón, Helguera y Hernández y El Universal, Helioflores y Naranjo.

Durante la pasarela de ayer de los representantes del pelele Felipe Calderón Hinojosa en los puestos de Procurador General de la República, Secretario de Seguridad Pública Federal y secretario de Gobernación lo menos que escucharon fue la frase de Alejandro Martí, padre del joven asesinado por secuestradores, que ahora vive en Estados Unidos: renuncien.

Pero como era de esperarse el cinismo triunfó en una sesión que duró poco más de 5 horas y en la que ni por asomo participaron en las críticas la “izquierda moderna” de los Chuchos y mucho menos el PAN. La Cámara de Diputados estrenó la modernidad de que ahora sí los legisladores recibirían las respuestas oportunas con el nuevo formato del informe presidencial. Chasco rotundo, no hubo manera de obligarlos a cumplir con su responsabilidad y contestar a las preguntas. Ni el “jura decir la verdad”, ni las preguntas directas y las exigencias de que renuncien bastaron para que contestaran, si no verídicamente, al menos con frases entendibles.

La “famosa” –por corrupta- Nueva Izquierda de los Chuchos prefirió salir del pleno de sesiones cuando se escenificó otra protesta de sus correligionarios del PRD, de esta manera demostraron en los hechos que la “unidad” pregonada por Jesús Ortega –el Chucho mayor- no es más que palabrería barata. Encabezados por la “ex presidenta” de la Cámara, Ruth Zavaleta, hicieron el hueco para evitar salir en la televisión y así forjar una imagen de “izquierda moderna y colaboradora” de aquellos que buscan el beneficio propio, el de sus intereses de grupo, por encima de los intereses de México y los mexicanos. Muy lejos de los discursos están los hechos que demuestran quienes se representan a ellos mismos y a los poderes fácticos y quienes intentan ejercer el mandato del electorado.

Las respuestas de los encargados de la seguridad fueron patéticas, inducidas por un guión que no osaron romper y dejando a legisladores y ciudadanía en la plena oscuridad sobre qué harán para acabar con la inseguridad en el país, propiciada en gran medida por la fracasada “guerra” del usurpador Calderón Hinojosa en contra del crimen organizado, que ha demostrado eso, justo de lo que carece inmensamente, el espurio y su gabinetazo de corruptos e ineptos.

La siguientes frases dan cuenta de la capacidad histriónica de quienes las pronunciaron.



“Mientras las policías estén infiltradas no podemos, a plenitud, garantizar la seguridad, y tampoco gozar de la confianza de los ciudadanos”.

Juan Camilo Mouriño Terrazo



“Hay un rezago histórico en las policías. Tenemos un deterioro estructural de años en la parte del perfil del policía. Esto nos obliga a cambiar lo que hoy tenemos, fáctico y discrecional, donde se limita sólo a una evaluación que es referencial y no obligatoria en todo el país”.

Genaro García Luna


“El objetivo no es buscar terminar con el narcotráfico, porque al final la demanda, sobre todo en los mercados importantes como el de Estados Unidos permanece”.

Eduardo Medina Mora


Y como si no hubiera suficientes problemas hasta en la propia policía federal se revelan contra la forma en que sus “inteligentes directores” encabezan la lucha contra la imperante criminalidad en el país.


“México, DF. Agentes de la Agencia Federal de Investigación (AFI) marcharon hacia las oficinas centrales de la Procuraduría General de la República, ubicadas en Paseo de la Reforma, para protestar por la eventual desaparición de la corporación.

El contingente partió de las oficinas de la AFI que se localizan en avenida Lomas de Sotelo y sus integrantes portaron pancartas en las que expusieron su inconformidad.

Las varias decenas de elementos de la AFI exigieron respeto a sus derechos y que no desaparezca la corporación.

Ante las instalaciones de la PGR señalaron que la mañana de este miércoles sostuvieron un roce violento con uniformados de la Policía Federal, quienes los desalojaron de las instalaciones ubicadas en la calle Moneda, colonia Lomas de Sotelo.

De acuerdo a lo expuesto, el edificio fue tomado por más de 100 agentes federales, quienes les impidieron el acceso”.

La Jornada, 24 de septiembre de 2008.


Hablando de delincuencia las afores “perdieron” más de 63 mil millones de pesos de las pensiones de millones de mexicanos que verán reducidos, sus de por sí raquíticos montos, cuando por fin alcancen la posibilidad de jubilarse. Pese al descalabro financiero y a la afectación de millones de mexicanos, nadie a condenado el hecho. La impunidad impera en México.

¿Qué pasó con la vergüenza y dignidad? ¿También las secuestró la delincuencia? ¿El pelele Calderón Hinojosa ofrecerá rescate por ellas? Seguro, que no.


La siguiente colaboración fue tomada del periódico La Jornada.













Crisis, polarización y pleitos

Luis Linares Zapata

Después de más de un cuarto de siglo de inmovilizadora y torpe gestión de los asuntos, públicos y privados, el país ha entrado en una fase agravada de crisis, esta vez bastante generalizada. La imposición de un modelo de gobierno impertinente con el desarrollo y la justicia es la causa eficiente del deterioro que se padece en todos los órdenes de la vida organizada. En una de las esquinas de tal crisis se halla, qué duda cabe, la postración y la desarticulación del aparato productivo nacional. Pero la descomposición social aparece, con frecuencia inusitada, como la vertiente de mayor peligro, aunque, desde la dilecta cumbre decisoria, ésta sea poco apreciada y, menos aún, atendida como indicaría la prudencia.

Décadas de ralo crecimiento desembocan no sólo en la carencia de empleo, sino en la precariedad de cualquier otro medio de subsistencia al alcance de las mayorías. Cerrados horizontes de oportunidades para crecientes grupos de población se enseñorean por doquier y merman la indispensable renovación de la esperanza en un futuro asequible. A su vez, la falta de equidad contamina, hasta su mismo núcleo reproductivo, el indispensable ensanchamiento del mercado y mejoría a los consumidores. Lo que debía consolidarse como una fábrica nacional de alcances masivos se vuelve, con el paso de los días, en una maquinaria importadora de todo lo imaginado, lo deseable y hasta lo más indispensable.

La descomposición de las relaciones sociales tiene, en la incontenible violencia, una medida precisa del estancamiento económico y la involución que han sufrido las relaciones humanas, familiares y comunitarias. La incapacidad del sistema productivo para dar cabida a todo aquel que lo requiera, obliga a expulsar a crecientes contingentes de mexicanos (un millón 300 mil en los dos últimos años del desgobierno del señor Calderón, un récord inhumano). Creciente número de municipios en la República se han convertido, por el abandono y la marginación en que se debaten, en grotescos talleres donde se incuba y entrena la delincuencia. De ellos van saliendo los miles de reclutas que cada año solicita el crimen organizado. Un efectivo y reciclable ejército que recibe cursos de capacitación a su paso por las atiborradas prisiones. Este ciclo reproductivo ya inició su fatal ronda.

Aun así, la cúpula decisoria del país todavía insiste en continuar por el mismo sendero que marca el decadente y disolvente modelo vigente. No sólo pretenden conservar los privilegios instalados como motores de la inequidad, sino que los ensanchan de manera cotidiana y salvaje. El fisco se ha convertido en su refugio predilecto para sus deleites y enriquecimiento. La oportunidad de un recambio se perdió en medio de la frivolidad, la incapacidad y el torrente de tonterías, dispendio y corrupción que se enseñoreó durante el sexenio de Fox. Ese ranchero nailon que todavía aparece en la escena pública por la inoperancia de un panismo de pequeños actores. Y, en su turno, Calderón pretende continuar, a pesar de los gritos del ¡sálvese el que pueda!, que se oyen por doquier.

El coro de difuminadores mediáticos que secunda al oficialismo crece y se encorajina ante los retobos de una sociedad cada vez más polarizada. Esta polarización no tiene, según ellos, base de apoyo e historia. Saltó de repente por la necedad de alguien a no plegarse al dictado de las urnas, aunque éstas no dieran clara sentencia y sí despertaran sospechas y constancias de un fraude cierto. Insisten en catalogarla como fruto de un predicador de la división en que convierten a López Obrador en sus denuestos y exorcismos cotidianos. Los alcances de sus alegatos, faltos de ética periodística, apenas tocan los oídos de algunos incautos. La gente, esa buena gente que tanto desprecian, ya no les cree ni sigue sus alocados silogismos e invenciones. Busca, en cambio, sus propios asideros, saca sus conclusiones y ensancha sus percepciones. La gente, esa buena gente para ellos tan desconocida, rechaza la continuidad de un modelo que los empobrece y encauza sus energías renovadoras hacia la construcción de un movimiento de renovación nacional. Un simple llamado a la unidad por parte del señor Calderón debía, según ese su coro, borrar tan acendrada herida en el cuerpo de la nación. Cuánta incapacidad de penetrar en el análisis de los fenómenos colectivos y dar rienda suelta a sus temores e intereses.

En medio de todo este conjunto de errores y olvidos, de necedades, sufrimientos generalizados, temores desatados y apañes en gran escala, una parte de la elite política se ensarta en pleitos de poca monta. Mientras el escenario completo donde discurren millones de almas se tambalea y cruje, ellos siguen con sus desplantes de rijosos sin darse cuenta de la tragedia. Lamentos y dolores pasan desapercibidos a sus serenas miradas de conductores en que se han entronizado. Sólo hay cabida para las propias pasiones, para los reacomodos y empujes de sus personales intereses. Así, los de arriba, se traban en la puja por los favores de unos cuantos concesionarios de la radio. El señor Calderón sale, de improviso pero con saña, al paso de una ley que el priísmo cupular quiere promulgar para regalar concesiones de FM. El objetivo de ambos es congraciarse con unas cuantas cadenas de mandones de la radio. La riña es cuerpo a cuerpo, directa, sin tapujos.

Allá enfrente, ante sus ambiciones desatadas, aparecen las elecciones de 2009. Los bienes públicos, una vez más, serán asignados a los favorecidos de siempre. Se alega que los concesionarios de AM ya no hacen negocio, no reciben publicidad y hay que rescatarlos a costa del erario. En el rejuego no aparecen cifras, pero algunos las sitúan en cientos de millones. Se intenta, de nueva cuenta, situarse dentro del grupo de los triunfadores como haiga sido. Detrás de ellos ruge el abismo, pero eso poco importa, será una pena más de los desvalijados que insisten en serlo.