progressif

domingo, agosto 10, 2008

Y sigue la mata dando*


Tomado de La Jornada, Hernández.


Mario Di Costanzo Armenta

Hace algunas semanas, dentro del foro de debate sobre el petróleo que organizó el Senado de la República, muchos legisladores, especialistas, así como las personas que lo siguieron a través del Canal del Congreso se escandalizaron por los señalamientos realizados por Arturo González de Aragón –titular de la Auditoría Superior de la Federación– en torno de los casos de corrupción en Pemex y las discrecionales devoluciones de impuestos efectuadas a grandes empresas durante la gestión de Vicente Fox.

Particularmente, con respecto de este segundo tema, González de Aragón repitió casi de manera textual las conclusiones que plasmó en su Informe sobre la revisión de la cuenta pública 2005, que entregó a los legisladores muchos meses atrás. En ese documento señaló, textualmente, lo siguiente: “Se detectaron 50 grandes contribuyentes cuyos pagos individuales de ISR en 2005, deducidas las devoluciones, fueron menores a 74 pesos, esto debido a que las devoluciones efectuadas en el periodo 2001-2005, por 604 mil 300 millones de pesos, superaron en 216 por ciento al incremento en la inversión privada, que fue de 279 mil 832 millones de pesos, lo que contradice la hipótesis de que una menor tributación (como en rigor implican las devoluciones) libera recursos a los particulares para incrementar la inversión en capital. Por ello se genera una situación de privilegio para unos cuantos contribuyentes que contraviene el principio de equidad fiscal”.

Más aún: durante su participación en dicho foro, González de Aragón sugirió que los millonarios ingresos obtenidos por concepto de excedentes petroleros durante la administración foxista habían sido utilizados para compensar lo “no recaudado y lo devuelto” a estas grandes empresas, lo cual se constituye como una transferencia directa de la renta petrolera a estos notables empresarios.

Desafortunadamente, a la fecha, ni los legisladores han actuado en consecuencia, ni mucho menos un servidor ha recibido respuesta a la solicitud que realice al propio Auditor Superior de la Federación para saber a qué empresas se les había devuelto tal cantidad de recursos públicos.

Lo anterior en virtud de que el tan anunciado Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) me ha negado en primera instancia la información solicitada, alegando que ésta se encuentra protegida debido al “secreto fiscal” por un periodo de 12 años.

Lo anterior cobra relevancia porque, de acuerdo con el más reciente informe sobre la situación de las finanzas y la deuda pública, entregado por la Secretaría de Hacienda al Congreso de la Unión, se observa que al primer semestre de 2008 las devoluciones de impuestos –efectuadas principalmente a las grandes empresas– fueron de 93 mil 613.5 millones de pesos, de los cuales 9 mil 604 millones fueron a cuenta de impuesto sobre la renta (ISR) y 81 mil 528.3 millones por impuesto al valor agregado (IVA).

Para tener una idea de lo que estas devoluciones de impuestos significan, es pertinente señalar que la efectuada por concepto de IVA fue equivalente a la totalidad de los ingresos propios de Pemex durante el primer semestre del año.

Por su parte, las devoluciones por concepto de ISR fueron equivalentes a lo que se gastará en todo el año en el Programa para la Atención a los Adultos Mayores de 70 años, en las zonas rurales, que coordina Sedeso.

Así, mientras Vicente Fox devolvió impuestos por 604 mil 300 millones de pesos en un periodo de seis años (es decir, 100 mil millones por año), Felipe Calderón ha devuelto 93 mil millones de pesos en sólo seis meses.

Resulta importante señalar que en el mismo informe se observa que los créditos fiscales “irrecuperables”, es decir, los impuestos que dejarán de ingresar a las arcas nacionales por haber perdido juicios el Servicio de Administración Tributaria (SAT), registraron un incremento de 10 mil 849 millones de pesos, para ubicarse en 142 mil 248 millones de pesos. Esta cifra supera el gasto realizado en el primer semestre por las secretarías de Educación Pública (83 mil 60 millones de pesos), Salud (23 mil 100 millones), Desarrollo Social (22 mil 639 millones), y Seguridad Pública (6 mil 672 millones), que en conjunto fue de 135 mil 471 millones de pesos.

Por ello resulta ofensivo que tanto el PAN como Felipe Calderón transmitan anuncios donde, para promover su reforma privatizadora, señalan que a pesar de contar con petróleo tenemos que importar gasolina.

Más aún cuando está claramente demostrado que la gasolina se tiene que importar porque desde hace 25 años no se construye una refinería, en virtud de que el dinero proveniente del petróleo se ha utilizado para devolver impuestos a los grandes empresarios.

Luego entonces, tal pareciera por la actitud asumida por senadores y diputados, que en el asunto de los Foros del Senado, si bien podría ser cierto que se le dio voz a la sociedad, también lo es, que los legisladores “se volvieron sordos” ya que por lo que se observa, sigue la mata dando.



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Los mayores consensos sobre Pemex*

Antonio Gershenson
gershen@servidor.unam.mx

La primera etapa de la consulta –que se llevó a cabo hace dos domingos en el DF y en 10 estados– mostró consenso en torno al No a la iniciativa gubernamental en materia de petróleo. Hoy será la segunda, principalmente en estados del sur y el sureste. Pero ya antes, durante el foro llevado a cabo en el Senado, hubo puntos en los que hubo un nivel mayor de consenso que en otros en cuanto a lo que sí hay que hacer. En algunos casos, ni siquiera los senadores del PAN presentes impugnaron a los ponentes que plantearon y defendieron dichos puntos.

No está de más recordarlos ahora que se perfila un nuevo debate, esta vez en torno a la Cámara de Senadores, que tiene en sus manos ya dos iniciativas, y muy probablemente tenga una tercera en lo que queda del mes. Los puntos con más consenso, hasta donde yo los puedo captar, son:

Integración de Pemex en un solo organismo. La división ha causado muchos problemas. Lo más absurdo es que entre sí, los “pedazos” se tienen que vender y comprar sus productos a los llamados precios del mercado, que son los de Estados Unidos, mucho más caros que los costos reales de aquí. Además, en vez de que funcionen de manera integrada, tienen problemas entre sí. Y tienen aparatos burocráticos no duplicados, sino cuadruplicados, por ser cuatro “subsidiarias”.

Fuera la Secretaría de Hacienda de Pemex. Esta secretaría autoriza y desautoriza proyectos y obras y, en general, tiene un papel decisivo en el funcionamiento interno de la paraestatal. Ya no digamos que la deja sin dinero. “Es la que nos da y nos quita los centavos”, diría un funcionario de Pemex hace ya años. Esta demanda va de la mano con la necesidad de recursos suficientes para Pemex.

Autosuficiencia en gasolina, diesel y otros refinados. Esto incluye, por un lado, nuevas refinerías de Pemex, no de trasnacionales. Por otro, unidades para remover el exceso de azufre, siendo éste además un pretexto para no propiciar el uso de coches con motor diesel. Y contener el derroche de combustibles, en especial de gasolina, con vehículos más eficientes –empezando por los híbridos, que consumen hasta la mitad de gasolina que los convencionales–, así como medidas de racionalización del tránsito en las ciudades y en las carreteras.

Retorno de más funciones a Pemex en la petroquímica. Incluso empresarios consideran que los pasados intentos privatizadores, seguidos de plantas cerradas y líneas de producción descontinuadas, fueron un fracaso. Lo que se ha logrado es un aumento descomunal en las importaciones de petroquímicos, a precios altos. En especial, han causado daño los aumentos al precio de los fertilizantes.

Alto a la corrupción. No es un problema exclusivo de Pemex, pero donde hay más dinero la corrupción es también más cara para el país. Una de las formas que más daño ha causado es el contratismo, lleno de vicios y favoritismos.

Las dos iniciativas ya existentes en el Senado, enviadas y presentadas una por Calderón y otra por Beltrones, no atacan estos problemas, en algunos casos los agravan, como es el de la propuesta de pulverizar Pemex en muchos organismos, que serían regidos por decreto presidencial, no por las leyes aprobadas por el Consejo de la Unión. Otro, la manía privatizadora, sea con el disfraz de la maquila con refinerías privadas o con las llamadas desincorporaciones, eufemismo por privatizaciones.

De ahí que sea muy importante la próxima presentación de la tercera iniciativa. Ésta debería contener los puntos mencionados y otros más. En las próximas semanas veremos el desenlace de la confrontación, no simplemente de estas iniciativas, sino de qué medidas truculentas se usen para querer imponer un conjunto de iniciativas inaceptables, y de qué formas de acción y movilización se vayan a usar para confrontar esas medidas.

Tomados de La Jornada.