progressif

miércoles, febrero 27, 2008

Mentiras de la "moderna" Nueva Izquierda







Tomados de La Jornada, Helguera, El Fisgón, Hernández y Rocha y El Universal, Helioflores y Naranjo.

A poco más de dos semanas de que se renueve la dirigencia del PRD, que los “Chuchos” pretenden asaltar, las declaraciones de la “izquierda moderna” en contra de actores críticos de su actuar son incesantes. No pasa un día en que las descalificaciones a todo lo que no sea su punto de vista, se retomen en los noticiarios oficiales y oficiosos. Siempre con un sesgo donde ellos –los “Chuchos”- son los buenos, los modernos, los moderados, lo verdaderos representantes de la izquierda que México necesita. Las otras corrientes u otras expresiones de izquierda son los radicales –adjetivo usado por el PRIAN y los medios electrónicos para denostar a todo aquel que se opone al desgobierno en turno, llámese, obreros, empleados, amas de casa, miembros de partidos políticos, escritores, columnistas, estudiantes, jóvenes, ancianos, etc.- los violentos, los que no quieren el progreso de México.

Justo cuando la defensa de la soberanía nacional, de los derechos humanos, de las garantías individuales, del petróleo, etc., están en la mesa de discusión y a pocos días de las elecciones internas del PRD, la escalada de mentiras, difamaciones y guerra sucia en los medios electrónicos se ha incrementado. Todo apunta a colocar a los opositores de los “Chuchos” –corriente esta última que en el Congreso de la Unión son la corriente del PRD de mayoría, al igual que en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal- como violentos y un peligro para México. La intención es clara, crear un clima de linchamiento mediático para justificar el fraude electoral que viene preparando Nueva Izquierda con el apoyo de lo gobiernos estatales del PRIAN.

Primero denunciaron a Marcelo Ebrard, y a Martí Batres como personajes que usan sus cargos públicos para beneficiar a Alejandro Encinas. Luego acusaron a Andrés Manuel López Obrador de mandar cartas a favor de Encinas. Ahora acusan a la prensa de izquierda de favorecer a Encinas y “desprestigiar” a los “Chuchos”. También lanzan amenazas de denuncia en contra el blog elsenderodelpeje.blogspot.com por amenazas y hostigamiento.

Los hechos son muy distintos. Su propio actuar –ya que como dijimos representan la mayoría de diputados y senadores del PRD- en temas clave como la mentada reforma fiscal con el IETU, la Ley del ISSSTE, la ley gestapo, etc., han demostrado que no representan los intereses de los ciudadanos que votaron por ellos. Su actuación complaciente con un gobierno usurpador y para con el pelele Felipe Calderón Hinojosa –afirmando que se requiere diálogo y grandes acuerdos- han traído más pobreza y carestía a los mexicanos. En lugar de actuar como contrapeso en el Congreso, son una débil comparsa del régimen dictatorial en turno. Siempre recibiendo las migajas que el PRIAN le tira al suelo.

En repetidas ocasiones las expresiones de la sociedad civil aglutinadas en la Convención Nacional Democrática han dejado en claro el rumbo y el tipo de país que se quiere. Y en repetidas ocasiones en precisamente la Nueva Izquierda de los “Chuchos” la que está en contra de la voluntad popular. Si en verdad son los representantes de quien los eligió y de esta manera los contrató ¿por qué no obedecen?

Así que en lugar de asumir los costos políticos por sus acciones, utilizan las mentiras en cadena nacional –con el apoyo de los medios paleros- para ir abonando en el terreno de las descalificaciones y el fraude del próximo 16 de marzo. ¿A quién beneficia que los “Chuchos” queden al frente del PRD? Es claro que al espurio Calderón Hinojosa, al PRIAN y a los empresarios que orquestaron el fraude de 2006.

Ayer con el beneplácito de Nueva Izquierda se aprobó la ley gestapo y en las semanas que siguen se piensan aprobar las reformas laboral y energética. Junto con las modificaciones a pensiones del IMSS y del ISSSTE son las más perjudiciales para México y para los mexicanos. Ellos, los “Chuchos”, pretenden aprobarlas. Claro, con pequeños cambios como los que hicieron ayer a la controvertida ley gestapo, pero que en el fondo sigue siendo una legislación represiva de las luchas y luchadores sociales. No confundamos a la izquierda, con aquellos que se autonombran, y desconfiemos siempre que veamos que los voceros oficiales y oficiosos del gobierno en turno hablan bien de ellos. Eso demuestra que de izquierda nada más tienen el nombre. Recordemos que históricamente las posturas de derecha y de izquierda son irreconciliables, pues la derecha pretende beneficios exclusivamente para los poderosos –claro en el discurso se llaman democratacristianos- mientras que la izquierda busca el beneficio colectivo. Los hechos en el mundo lo demuestran así.


A continuación un análisis tomado de la revista Proceso.




http://www.proceso.com.mx/






Medios y energéticos, reformas cruzadas


jenaro villamil

México, D.F., 26 de febrero (apro).- Dos áreas neurálgicas para el futuro del país se han cruzado en una extraña combinación coyuntural: la reforma a los medios de comunicación electrónica y la reforma energética.

En el primer caso, el dilema es la apertura de un sector altamente monopólico, decisivo para la salud pública porque la televisión es un medio determinante en la construcción de percepciones sociales y para el desarrollo democrático del país. En el segundo caso, se trata de un tema altamente sensible por la historia reciente del país, porque muestra enorme dependencia financiera hacia el petróleo, por los poderosos intereses que se vinculan en esta área y por la construcción de un frente opositor que podría enlazar tanto a perredistas con priistas.

El diseño del gobierno calderonista y de los legisladores para impulsar ambas reformas ha llevado a un punto muerto o a un callejón de difícil salida: a cambio de que las pantallas de Televisa y de TV Azteca apoyen la campaña para “vender” las bondades de una reforma energética altamente conflictiva, tanto el Poder Ejecutivo como el Senado han dado señales de que están dispuestos a posponer, una vez más, la democratización del régimen de medios concesionados en el país.

Sin relación directa una cosa con la otra, los impulsores de la privatización de Pemex han decidido tener de aliada a la televisión, a cambio de que no se toque ni con el pétalo de una regulación los privilegios obtenidos por Televisa y su aliado, TV Azteca.

Por esta razón, existe un gran escepticismo y un ánimo pesimista entre los impulsores de una nueva ley de medios. El chantaje de la pantalla parece haberse impuesto. Igual que sucedió con la Ley Televisa, en plena campaña electoral. El intercambio de votos legislativos por tiempo-aire en pantalla es la moneda de cambio para el poder del rating.

En estos meses se perdió el impulso adquirido con la reforma constitucional en materia electoral y con la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que ordenó cambios sustanciales a la Ley Televisa. En buena medida, porque en los dos partidos dominantes en el Congreso, el PAN y el PRI, existen cabilderos de primer nivel para impedir que los intereses de Televisa se vean afectados.

Prácticamente, los enterados del proceso de negociación dan por un hecho que la reforma a la ley de medios no estará lista para abril de este año, tal como fue el compromiso de los impulsores de la reforma del Estado que adquirió el extraño y sucesorio mote de Ley Beltrones.

En contrario, existen fuertes presiones e incentivos para que a finales de marzo se impulse una reforma energética que cumpla con un ambicioso plan de negocios que define la razón de ser del gobierno calderonista: la privatización ya no disfrazada en las áreas de exploración y distribución de petróleo, así como el fortalecimiento de la poderosa industria del gas, por cierto, altamente monopólica también.

Basta enumerar algunos de estos incentivos:

1. El encumbramiento de Juan Camilo Mouriño a la Secretaría de Gobernación no para definir la gobernabilidad del país, sino para impulsar el negocio que determinó fuertes donaciones a la campaña de Calderón.

2. El repliegue de los sectores priistas que están en contra de la privatización. Internamente se manifestarán en contra, pero es un hecho que el partido no se ha deslindado de la iniciativa privatizadora que encabeza el senador Francisco Labastida.

3. El frente opositor de López Obrador tiene un enemigo tan poderoso políticamente como los intereses petroleros: la fractura interna del PRD en vísperas de una elección interna que no se percibe ni fácil ni resuelta.

Los grupos intolerantes le hicieron un extraordinario regalo a la contraparte con los sucesos del pasado domingo 24 de febrero: demostrar con sus abucheos el encono contra Javier González y Carlos Navarrete que difícilmente podrán incluir a otros sectores que no comparten su visión y sus métodos de movilización.

Lo paradójico es que existe una opinión pública mayoritariamente en favor de la posición de López Obrador. Así lo revela una encuesta de la empresa Gaussc: 53% de los consultados no cree en el discurso de Calderón, que niega la privatización de Pemex; y 43% se manifestó en contra de la apertura al capital privado.

Quizá por esta razón, en los próximos días la operación mediática será muy clara: desacreditar al frente opositor de la reforma energética, a cambio de que los intereses de las televisoras permanezcan inamovibles.

El diseño de esta operación es muy arriesgado. El problema ya no será entonces un asunto de percepciones, sino de movilizaciones sociales. La imposición de una reforma para privatizar Pemex puede provocar una fractura social de dimensiones aún imprevistas.

Email: jenarovi@yahoo.com.mx