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martes, octubre 10, 2006

El subordinado y el Yunque

Tomado de La Jornada.

Durante el pasado fon de semana el espurio se reunió con el traidor en el rancho producto de las tropelías del segundo. La cita tiene un mensaje claro, son los dominios de Fox y el lugar desde donde pretende seguir en la impunidad que ha prohijado durante su sexenio que está por acabar. En pocas palabras la “visita” implica el sometimiento del espurio al grupo que domina el gobierno federal: EL Yunque, en el que el chapelén no es tomado en cuenta. Otro detalle que abona en la falta de fuerza de Calderón es el incomprensible equipo de seguridad público –el Ejército- y privado que resguarda la casa desde la cual despacha. El espurio empezará tal y como el traidor está terminando, ¿a eso se referían con lo de la continuidad?



Para complicar más el asunto la falta de capacidad y preparación de su equipo de campaña hacen prever que sin mucha presión el Yunque continúe con el mando del gobierno federal, lo que en verdad es el continuismo.



Ayer murió sin mayor trámite Mario Moya Palencia, un personaje de lo más granado del PRI. Actor principal en la matanza del jueves de corpus en 1971 y del golpe contra el periódico Excelsior que dirigía Julio Scherer Garcia. Otro más que termina sus días sin que la justicia lo pueda tocar con la menor de sus leyes. Un país de impunidad, que a la luz del desarrollo político en el caso Oaxaca, nos ofrecerá una vez más la prueba de que en México sus instituciones son las culpables de la violencia, inseguridad y la gran desigualdad que padecemos.



Enseguida artículos tomados de La Jornada y Proceso.

http://www.jornada.unam.mx



Astillero


Julio Hernández López



Gorduras atoradas

Felipe, en el rancho secreto

A la mesa, Oaxaca

La mesa de los periodistas



Gráficamente le fue mal a Felipe Calderón en su visita a uno de los ranchos de Vicente Fox. Tocado con sombrero y asumiendo un aire campirano que parecía impuesto (pleonasmo sin esfuerzo: imponer al impuesto), el michoacano de aires doctrinales pareció un subordinado que cumplía con una cita fijada por su jefe para diseñar la agenda de los días siguientes. No sólo era el gesto condescendiente de El Grandote de Guanajuato que se colocaba escalones abajo a la hora de la fotografía "circunstancial" para permitir que visualmente hubiera cierto equilibrio de tallas, ni el uso del sombrero felipense a la vera del cinturón de la señora Marta que como en campaña llevaba en la hebilla la marca dominante (Fox) sino, sobre todo, el lugar escogido, es decir, el sometimiento presencial del debilitado sucesor a las glorias de la corrupción saliente que pretende condicionar al relevo entrante a no hurgar ni castigar los abusos del sexenio agonizante.



La Gorda Atorada es el nombre del pueblo donde está el rancho fantasma de Vicente Fox. Es una propiedad que el actual mandatario no reportó en su declaración patrimonial y que constituye uno de los varios milagros económicos de la pareja presidencial, pues un paraje abandonado fue convertido, gracias a la magia de Los Pinos, en una lujosa residencia campestre con lago artificial. El rancho secreto del Presidente fue denunciado en septiembre de 2005 por Anabel Hernández y Arelí Quintero en el libro La familia presidencial que, con el subtítulo de "El gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción" y un cartón del monero Hernández como portada, publicó la Editorial Grijalbo, que forma parte de Random House Mondadori.



Calderón, el presidente que según Fox se mantendrá en el continuismo, fue llevado a pasear por esas tierras prodigiosas donde 300 hectáreas de agave azul son un orgullo que en una parte ínfima, al paso de la camioneta Hummer en que viajaban, Vicente mostró amistoso a Felipe. Llevar al michoacano a ese rancho (llamado oficialmente La Estancia) parecería en la literatura clásica de las mafias un mensaje inmobiliario de respeto mutuo entre familias que se habrán de repartir territorios. Felipe no supo adónde lo llevaban o, sabiendo, no pudo sino aceptar la imposición de un escenario campestre que en el fondo podría ser la claudicación de cualquier intento por investigar y castigar las pillerías del sexenio.



Los gordos asuntos atorados en las alturas del poder siguen sin poder destrabarse. El caso Oaxaca no puede ser digerido por los redondos comensales que durante décadas han disfrutado de banquetes y ahora no entienden la molestia y el descuido de formas que los excluidos de siempre tienen a la hora de exigir repartos equitativos y atención pareja. Empachados con sus propias palabras y simulaciones, los glotones pretenden continuar sus sesiones pantagruélicas sin darse cuenta de que los menús, los convidados y los modales han ido cambiando.



Ayer llegó a la capital del país la caravana oaxaqueña y de inmediato ha instalado a la mesa centralista una realidad regional que no se combina con la alta cocina política. A las puertas del Senado se libraron anoche escaramuzas que permitirán a los gourmets informativos escandalizarse por la falta de etiqueta de los recién llegados. Miembros de la APPO, apenas contenidos por sus propias fuerzas de seguridad, trataron de tomar el sitio protocolario donde entre lujos y formalismos sesionan presuntos representantes populares que entre finas viandas políticas suelen tocar los temas populares a la distancia y siempre con reservas. Centro de decisiones políticas que se niega a dar respuesta a las exigencias oaxaqueñas, el tal Senado requiere, sin embargo, tratamientos ceremoniosos para su transcurrir cansino.



Los modos y las formas de los oaxaqueños visitantes no corresponden a lo que en el estilo tradicional de la política "de altura" es bien visto, pero ese desbordamiento popular corresponde a la violencia institucional ejercida durante décadas mediante la corrupción, el fraude electoral, la desatención y la represión. Los gordos atorados tendrán que descuidar un poco el ritmo de su ingestión privilegiada y escuchar y atender las exigencias de quienes en el fondo lo que buscan -con ademanes y porte impropios, según la lente de la falsa aristocracia política jija de su Manual de Carreño- es un lugar a la mesa de las decisiones y un reparto más justo y humano de lo que a fin de cuentas es de todos.



Astillas:


Ayer terminó La mesa de los periodistas y mañana será la última emisión de El cristal con que se mira, conducidos ambos espacios por Víctor Trujillo, quien probablemente en enero del año próximo estará de nuevo con un programa propio en Televisa. Durante dos años, el autor de estos teclazos participó en la citada mesa, en un ejercicio de libertad absoluta que sería deshonesto no reconocer públicamente a Trujillo, quien mantuvo condiciones excepcionales para que en esa mesa (los viernes, un buen tiempo; los lunes, en meses recientes) los concurrentes pudiesen hablar sin una sola insinuación de censura y sin que hubiera una mínima inducción para que ciertos temas fuesen abordados o evitados conforme a "líneas" ajenas a lo periodístico. Cerrado ese ciclo de televisión abierta, el autor de las presentes líneas envía un abrazo a Víctor Trujillo y desea que pronto tenga nuevamente a disposición de su público el periodismo y los comentarios inteligentes y sensibles que le han caracterizado...



Los lectores asiduos de esta columna ya saben que la muerte de un personaje público no lleva a escribir líneas complacientes o difusas, amparadas en discutibles respetos a los que los momentos fúnebres obligarían. Así es que, respecto a Mario Moya Palencia, habrá que decir que fue responsable de momentos muy sombríos de la política mexicana y que su trayectoria estuvo marcada por los vicios de un sistema político autoritario y represivo al que el ahora difunto sirvió con dedicación imborrable...



¡Hasta mañana, en esta columna que está presta para ver hoy, en la Otratele, entrevistas con Octavio Rodríguez Araujo y con César Moheno!


http://www.proceso.com.mx



Calderón ante el Yunque


Álvaro delgado



México, D.F., 9 de octubre (apro).- La mansión donde despacha Felipe Calderón amaneció hoy, lunes 9 de octubre, convertida en una gigantesca jaula: Altas rejas de acero rodean el inmueble, de por sí custodiado por tropa del Estado Mayor Presidencial (EMP), la Policía Federal Preventiva (PFP) y personal de seguridad privada, que sólo allana el paso a quien está debidamente autorizado.



Pero si este hermético dispositivo de seguridad es emblemático de lo que será su gestión, y que obedece a la ausencia de legitimidad que concita repudio en formaciones partidistas y ciudadanas, Calderón enfrenta problemas gigantescos derivados del patrocinio que recibió en su campaña y aun de su propio partido.



Uno de esos problemas se llama El Yunque, la mafia clandestina de extrema derecha que controla al Partido Acción Nacional (PAN), que se propone seguir ejerciendo un poder que nadie le ha conferido y cuyas jefaturas imparten, desde las sombras, instrucciones que deben acatar sus miles de militantes.



Proceso publica en el número que está en circulación (1562) una amplia entrevista con Luis Paredes Moctezuma, exalcalde panista de Puebla capital y militante de El Yunque durante más de tres décadas, quien, además, entregó al reportero copia de un libro que planea publicar y que acredita la extendida penetración de esa organización secreta en la vida política, social, productiva, religiosa y educativa de México.



“El Yunque es un asunto de seguridad nacional”, afirma Paredes --cuyo seudónimo en esa organización es Enrique Cid--, quien advierte de manera pública los riesgos que para México implica la vigencia de ese entramado ideológico y político, entre ellos que Calderón se vea obligado a ceder, como lo hizo Fox, importantes posiciones de poder, ya de por sí sustantivo en las dos cámaras del Congreso federal.



Las revelaciones y valoraciones de Paredes, que por supuesto obedecen a una estrategia política por su expulsión de El Yunque y a la confrontación que sostiene con quienes controlan el PAN en Puebla y a nivel nacional --asociados con el gobernador priista Mario Marín, amigo de Manuel Espino--, constituyen un asunto de inobjetable interés público, que sólo conductas abúlicas, mezquinas e interesadas pretenderían minimizar.



El Yunque es, en efecto, un asunto sustantivo en la vida actual y futura del país, como lo fue en el pasado, cuando esta organización participó públicamente a través de membretes ya desparecidos, como el Frente Universitario Anticomunista (FUA), el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO) y Desarrollo Humano Integral y Acción Ciudadana (DHIAC), y cuyos integrantes hoy ostentan prominentes cargos y toman decisiones que tienen repercusiones, en cualquier sentido, en la vida de los ciudadanos.



El Yunque, como aquí se ha escrito en otras ocasiones, no es un mito ni es un mote. Tampoco es una leyenda como la del “Chupacabras” o “La Llorona”, como alguna vez el propio Paredes y otros militantes de esa organización secreta trataron de minimizar. Ni es un grupito de fanáticos trasnochados, como los que siguen a Jorge Serrano Limón.



El Yunque es una fuerza que hoy controla a la primera fuerza política del país, que representa el gobierno invisible en la administración de Fox y que integra gobiernos estatales y municipales, así como en organismos filopanistas de todos los ámbitos.



Más allá de la controvertida figura de Paredes, quien en Puebla tiene una controvertida trayectoria como mando en el FUA y como militante del PAN, El Yunque acecha a quien fue investido como ganador de la elección presidencial y cuya postura al respecto es de primera importancia para que los mexicanos sepan a qué atenerse en la orientación de las políticas públicas.



Calderón no es, en efecto, militante de esta organización secreta, pero muchas veces ha actuando como si lo fuera --la campaña fascista del miedo y la subordinación de los grandes intereses son ejemplos de ello--, y tiene como colaboradores a personajes que han militado, como su flamante secretario particular, César Nava y su coordinador financiero en el norte del país, Enrique Terrazas, quien pagó los promocionales para comparar a Andrés Manuel López Obrador con Hugo Chávez.



Independientemente, insisto, de que Paredes Moctezuma está haciendo su juego político al romper el juramento de secreto al que obliga la organización, tiene razón, entre otras cosas, en una, de suyo sustantiva: Llamar a los intelectuales y analistas “serios” a profundizar la influencia de El Yunque en la vida del México actual.



No es un debate que parte de cero ni es un tema virgen: Dos libros, El Yunque, la ultraderecha en el poder y El Ejército de Dios, de este reportero, han informado más ampliamente de lo que Paredes afirma y son inminentes otras revelaciones al respecto.



“El Yunque debe entrar a la agenda nacional. No sólo es necesario, sino urgente”, afirma Paredes, y tiene razón.



Si Calderón ratifica su pacto con El Yunque, como lo hizo en la campaña y se evade, lo fundamental es que sea la sociedad la que tenga una postura firme al respecto, porque, en efecto, es un asunto de seguridad nacional.





Apuntes


¿Tiene interés Calderón en deslindarse de El Yunque? No se ve. Una muestra de ello es la serie de entrevistas que ha tenido con el ultraderechista Asdrúbal Aguiar (sic), uno de los opositores del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Pero el dato fundamental es quién acercó a Aguiar con Calderón: Fue Guillermo Velasco Arzac, ni más ni menos que el jefe nacional operativo de El Yunque, con la anuencia del jefe general de la organización, Bernardo Ardavín Migoni.

Velasco Arzac, “Jenofonte”, encabeza un nuevo membrete engañabobos: “Mejor sociedad, mejor gobierno”…



El domingo hay elecciones en Tabasco para renovar la gubernatura, Congreso local y ayuntamientos. Tan marginal es la fuerza del PAN, que sólo se destaca por dos hechos: Postuló a la presidencia de Cárdenas a Carlos Alberto Wilson, primer alcalde perredista de ese municipio, y reprodujo la campaña del miedo en una tormenta de promocionales en la televisión, para favorecer al PRI, con la afirmación de que el perredista César Raúl Ojeda Zubieta es un “peligro” para Tabasco…



Comentarios: delgado@proceso.com.mx