Televisa vs multivision*
Tomado de La Jornada, Hernández.
Jenaro Villamil
En la semana que termina, el caso de los 18 mexicanos
detenidos en Nicaragua cuando transportaban 9.2 millones de dólares de origen
desconocido en camionetas con logotipos de Televisa rebasó ya el simple encono mediático-profesional
entre Televisa y Carmen Aristegui. Mientras la televisora busca ahora atribuir
a motivaciones empresariales sus reportes sobre el caso difundidos en el
espacio radiofónico de MVS, ella aclara: “Se quiere desacreditar a la
periodista para desacreditar el todo”. En un virulento comunicado, la empresa
de Emilio Azcárraga Jean optó de plano por descalificar las documentadas
investigaciones de Aristegui con un simple calificativo: ella “miente”.
En menos de tres meses la detención en Nicaragua de 18
mexicanos que viajaban en seis camionetas con el logotipo de Televisa pasó de
ser un caso judicial por presunto lavado de 9.2 millones de dólares y tráfico
de estupefacientes en Centroamérica a un conflicto en el que sale a relucir
hasta la disputa por el mercado de las telecomunicaciones en México.
El pasado jueves 8, en un comunicado de cuatro cuartillas,
el Grupo Televisa denostó, respondió a la información proporcionada en las
últimas semanas por la periodista Carmen Aristegui, directora del noticiero
matutino de MVS Radio, y defendió al vicepresidente de Información de la
televisora, Amador Narcia, quien el mismo día fue reconocido con el galardón
Antena CIRT, otorgado por el organismo cúpula de los concesionarios de radio y
televisión.
Grupo Televisa decidió pasar de la reacción al contragolpe.
En el documento referido expuso cuatro puntos “aclaratorios”. Acusó de
“difamación” y “mentira” a Carmen Aristegui (citada nueve veces en el texto) y
defendió a Narcia, mencionado de nuevo en el caso ese mismo día.
Un número telefónico a nombre de Narcia apareció en los
registros de llamadas y en las agendas telefónicas de los detenidos,
especialmente de Raquel Alatorre Correa, la presunta líder de la caravana
detenida el 20 de agosto, según información publicada por el diario electrónico
nicaragüense Confidencial.
De acuerdo con este medio los mexicanos portaban cinco
teléfonos celulares inscritos en Nicaragua. Desde éstos hicieron más de 30
llamadas a números que ya habían sido dados de baja, incluyendo uno que
presuntamente era de la “oficina Televisa” (005215584217143), otro del “Lic.
Amador Narcia” y uno más del consulado mexicano en Nicaragua, complementó MVS
Noticias el jueves 8.
Ese mismo día los directivos de Grupo Televisa promovieron
que Narcia fuera galardonado con el premio Antena CIRT en la pasarela anual de
los concesionarios ante autoridades y legisladores. Además del directivo de
Televisa fueron reconocidos el concesionario Francisco Aguirre Gómez, de Radio
Centro, y Christian Martinoli, de TV Azteca.
Los “papelitos” de Narcia
No es la primera vez que el nombre de Narcia se vincula con
el expediente de la caravana en Nicaragua. Proceso publicó el pasado 7 de
octubre (número 1875) que recibió en su redacción la copia de dos cartas
firmadas por Amador Narcia Estrada, vicepresidente de Información Nacional de
Televisa, dirigidas a las autoridades de Nicaragua y de Costa Rica para que
“brinden la ayuda posible para la función que los compañeros reporteros y
personal técnico portadores de ésta, puedan realizar la labor correspondiente”.
Uno de esos documentos, cuya copia tiene Proceso y que lleva
estampado el logotipo de Televisa, informa que una de las unidades (con placas
886-XCR) es conducida por Rodolfo Jiménez Camacho y que su función es “grabar
en diversas locaciones” de Nicaragua. El nombre coincide con uno de los
detenidos en Nicaragua, quien dijo ser “conductor de unidad móvil”. Al ser
detenido portaba una credencial de Televisa con folio B62271.2
Otro oficio, fechado el 14 de agosto, dirigido a las
“autoridades correspondientes” de Costa Rica, informa que una de las unidades
(con placas 444-XCJ) es conducida por Julio César Alvarado Salas, “misma que
tiene la función de grabar en diversas locaciones”.
Los documentos detallan el equipamiento de ambas camionetas
que es el ideal para la transmisión satelital, para grabar, reproducir, editar
y mezclar audio. Incorporan un sistema de protección satelital GPS Kenwood
modelo KNA-631 N/S 5V001995, que poseen las unidades móviles de televisión
comercial.
Grupo Televisa y Narcia consideraron apócrifos esos
documentos y negaron cualquier vínculo con la caravana de los 18 detenidos. A
través de su cuenta de Twitter el funcionario de la televisora afirmó: “Por
supuesto, nada que ver con el tema de las camionetas de Nicaragua. Ya se ha
dicho varias veces. La alusión hace propicio reiterarlo”.
El 5 de octubre, en el noticiario nocturno de Canal 2,
Televisa difundió que en enero de 2007 la policía preventiva de la Ciudad de
México encontró en una bodega de la colonia Vallejo Poniente una camioneta “con
falsos emblemas de Televisa”, la cual había sido adquirida en 2001 en
Monterrey, Nuevo León, por Jesús Alvarado Torres, “quien tiene los mismos
apellidos que Juana Alvarado Torres, líder de la banda detenida en Nicaragua
con el nombre de Raquel Alatorre Correa”.
El jueves 8, el desmentido de Grupo Televisa fue dirigido
sólo a Carmen Aristegui, a quien le dictó lecciones de periodismo para
“verificar” y confirmar los números telefónicos. “Por supuesto, Televisa niega
que el número telefónico sea de la empresa”, sentenció.
“Los números celulares reales del Sr. Amador Narcia, por su
responsabilidad informativa, los tienen cientos de reporteros y cientos de
oficinas gubernamentales, federales y estatales de comunicación social. Un
mínimo esfuerzo periodístico (se) hubiera dado fácilmente cuenta que ese número
no es y nunca ha sido asignado al Sr. Amador Narcia”, abundó el comunicado
firmado por Alejandro Olmos, vocero de la empresa.
En tono admonitorio, Grupo Televisa continuó así su
desmentido:
“La Sra. Aristegui mencionó unos documentos supuestamente de
Televisa, encontrados en las camionetas retenidas en Nicaragua. Lo que no
mencionó, lo que convenientemente olvidó informar, es que desde el 7 de octubre
tanto Amador Narcia como Televisa Prensa, vía Twitter, señalaron que esos
documentos son falsos, sus firmas son apócrifas, sus sellos describen áreas
directivas inexistentes dentro de la empresa y la papelería es distinta a la
que utiliza Televisa.”
Es la segunda vez que el nombre de Amador Narcia aparece en
un escándalo de Televisa con repercusiones internacionales. En diciembre de
2005, a raíz del telemontaje de la detención de la joven francesa Florence
Cassez y de Israel Vallarta, presuntos líderes de una banda de secuestradores,
se mencionó que el acuerdo entre la Agencia Federal de Investigación (AFI) y
Grupo Televisa fue a través de Narcia, sin que se enteraran su jefe, el
vicepresidente de Noticias, Leopoldo Gómez, ni el reportero Pablo Reinah,
asignado a la cobertura de esta “exclusiva”.
La detención de Cassez en el rancho Las Chinitas ocurrió
después de un berrinche de Grupo Televisa porque las autoridades federales le
“regalaron” a TV Azteca la exclusiva de la liberación del director técnico del
Cruz Azul, Rubén Omar Romano. Narcia negoció con la gente de la AFI que se les
diera otra detención. Acordaron que la operación sería transmitida en el
espacio del noticiario matutino de Carlos Loret de Mola y el reportero asignado
sería Reinah.
Ante el escándalo detonado dos meses después por el montaje
de la detención, Grupo Televisa decidió responsabilizar al reportero y mantuvo
a su jefe, Amador Narcia. Un litigio ante la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos le permitió a Reinah deslindarse de la responsabilidad exclusiva en el
caso Cassez.
La guerra de las telecomunicaciones
Por primera vez desde que se inició el caso de la “caravana”
de Nicaragua y después de reiterar varias veces en el noticiario estelar conducido
por Joaquín López Dóriga que “las camionetas no son de Televisa y los detenidos
no han trabajado o recibido pago alguno jamás, de parte de Televisa”, la
empresa decidió deslizar una hipótesis en su comunicado contra Aristegui.
Para la compañía de Emilio Azcárraga Jean la cobertura
informativa de Aristegui “no es periodismo sino parte de una agenda con tintes
corporativos relacionados con la disputa por el mercado de las
telecomunicaciones en México”.
Aristegui respondió en su espacio informativo, el 9 de
noviembre, que “informar no es difamar” y que “nada de lo que aquí se ha
informado carece de una referencia documental”. “Se quiere desacreditar a la
periodista para desacreditar el todo”, sentenció la conductora.
Incluso Aristegui relacionó la respuesta de Grupo Televisa
con el episodio del desmentido del expresidente Miguel de la Madrid, quien le
declaró a la periodista que se había arrepentido de haber nombrado como su
sucesor a Carlos Salinas de Gortari. “Es la misma mecánica que ocurrió cuando
entrevisté a De la Madrid. Hay un olor a Salinas”, reflexionó.
Televisa no ha aclarado en qué consiste la disputa de
telecomunicaciones que estaría detrás del caso de la caravana de Nicaragua ni
menciona por su nombre a Grupo MVS, propiedad de la familia Vargas, que en los
últimos tres años ha sostenido una guerra abierta con la empresa de Emilio
Azcárraga Jean a raíz de la creación de Grupo Dish, compañía de televisión
satelital de bajo costo que le arrebató buena parte del mercado que antes
dominaba en 95% Sky, la filial más rentable de Televisa.
En la segunda quincena de agosto se detonó una disputa entre
Joaquín Vargas y las autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y
Transportes por el anuncio de la “recuperación” de la banda 2.5 Ghz, detentada
en su mayoría por MVS y que estaba en negociaciones para ofrecer servicios de
internet en banda ancha de bajo costo y alta velocidad.
Días antes de que Dionisio Pérez Jácome, titular de la SCT,
decretara la cancelación del refrendo a MVS, directivos de Televisa, entre
ellos Javier Tejado Dondé, escribieron que era necesario eliminar el
“monopolio” de la banda 2.5 Ghz, manejado por la familia Vargas (Proceso 1868).
El caso de la banda 2.5 Ghz se cruzó con otra operación más
amplia y ambiciosa de Grupo Televisa: La fusión con Iusacell, propiedad de
Ricardo Salinas Pliego, su presunto competidor en TV Azteca. La sociedad entre
ambas televisoras fue autorizada en junio de este año por la Comisión Federal
de Competencia, bajo la condición de que antes del viernes 30 estuvieran listas
las bases para la licitación de una tercera cadena de televisión digital.
Y ahí es donde los funcionarios de Televisa han operado para
dificultar que esas bases estén listas antes de ese plazo, según testimonios
recabados por Proceso en las comisiones federales de Telecomunicaciones
(Cofetel) y de Competencia.
El comisionado de la Cofetel Gonzalo Martínez Pous declaró
en la misma Semana Nacional de la CIRT –donde condecoraron a Narcia– que no
estarían listas las bases de licitación para la televisión digital porque
faltan las opiniones de la Secretaría de Hacienda sobre el precio de la
contraprestación y el estudio de la Comisión Federal de Competencia sobre los
límites de acumulación en el espectro.
Martínez Pous también ha defendido en la Cofetel que no es
necesaria una “cadena nacional” sino quizá resulte más viable una serie de
“cadenas regionales” de televisión digital, en sintonía con los intereses de TV
Azteca y de Televisa, que no quieren una competencia nacional. Los otros
comisionados han mantenido una posición ambivalente.
Las caravanas de las autoridades
En el expediente del caso Nicaragua lo único que ha quedado
claro es que antes de que empezara el juicio contra los 18 detenidos y fueran
desahogadas las investigaciones ministeriales, las autoridades federales y
capitalinas han respaldado la versión inicial de Grupo Televisa: Ninguna de las
camionetas le pertenece y ninguno de los integrantes de la caravana tiene algún
vínculo con la empresa.
A pesar de la serie de indicios y versiones contradictorias,
desde el principio el embajador de México en Nicaragua, Rodrigo Labardini,
envió un comunicado al juez el 23 de agosto en el que aseguró que los detenidos
“no son empleados, técnicos, presentadores o periodistas de la empresa
Televisa, S.A.”.
Rodrigo Zambrana, fiscal del Ministerio Público de
Nicaragua, incorporó esa comunicación del embajador como “prueba documental”,
lo que provocó una airada protesta del equipo de abogados defensores,
encabezado por Johana Fonseca (Proceso 1873).
No sólo el embajador y la cancillería en su conjunto, sino
también la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) y la
Procuraduría General de la República (PGR) han respondido al guión que, desde
un inicio, estableció Grupo Televisa para este caso: Las camionetas no son de
la empresa y los detenidos no han trabajado o recibido pago alguno del
corporativo.
Ni siquiera la hipótesis de que un grupo del crimen
organizado se hubiera infiltrado en la televisora o hubiera utilizado el
logotipo y los nombres de apoderados y funcionarios de la empresa para
registrar las camionetas ha sido plenamente acreditada por las autoridades
ministeriales, a pesar de la existencia de indicios documentales y testimonios
de por lo menos cinco de los 18 detenidos.
Primero se negó la posibilidad de cualquier relación entre
Televisa y las seis camionetas. Luego se divulgó que el consorcio sería
propietario de por lo menos una de las seis Chevrolet tipo Van (Proceso 1871).
Más tarde se determinó que las seis fueron registradas con documentación a
nombre de Televisa. Y la PGJDF informó que existen al menos registros de 10
camionetas “irregulares” a nombre de la televisora, además de las seis
incautadas en Nicaragua.
El procurador capitalino Jesús Rodríguez Almeida aseguró que
se tienen 10 vehículos “que obtuvieron la documentación de manera similar” a
las seis camionetas detenidas en Nicaragua. Informó que analizan si estas
unidades tienen relación con la denuncia hecha en 2007, cuando fue encontrada
una camioneta con logotipos de Televisa y con equipos de comunicación muy
similares a los de las unidades móviles de esta empresa.
Televisa negó desde el 19 de septiembre, a través de El
Noticiero de Joaquín López Dóriga, que tuviera algún vínculo con los trámites
de alta vehicular realizados “con documentación apócrifa” en las oficinas de la
Secretaría de Transporte y Vialidad. Mencionó que Raquel Alatorre Correa
utilizó ilegalmente un poder notarial para realizar estos trámites.
Un día después, el 20 de septiembre, la versión de
Noticieros Televisa fue la siguiente: “Estas camionetas fueron posteriormente
registradas a nombre de Televisa utilizando documentación apócrifa,
presumiblemente sustraída de los archivos de la Setravi, en los que destaca una
copia de un poder notarial vencido a favor del gestor que Televisa utiliza
normalmente para realizar los trámites. El gestor ha declarado ante las
autoridades que investigan el caso que no identifica los vehículos. El poder
notarial no lo usa desde 2008”.
El reportero Homero Campa publicó en Proceso (edición 1873)
que, de acuerdo con los documentos del expediente, los trámites de registro de
las seis camionetas los realizó Armando Tavera Sánchez, representante legal de
Televisa.
El 30 de septiembre el titular de la Setravi, Armando
Quintero, afirmó que los funcionarios implicados en la documentación irregular
de las camionetas podrían ser objeto de una sanción administrativa, pero indicó
que “todos los involucrados son personas de base, sindicalizados, y hasta ahora
no hay ningún funcionario público ni del más bajo nivel involucrado”.
El miércoles 7 el subprocurador Jurídico y de Asuntos
Internacionales de la PGR, Alejandro Ramos, acabó por validar también la
versión de Grupo Televisa.
De acuerdo con las investigaciones del Ministerio Público
Federal “no existen elementos” que refieran que las camionetas pertenecen a
Grupo Televisa, “lo que es una clara prueba de que fueron adquiridas por una
persona de sexo femenino que se encuentra detenida en Nicaragua, además de que
la empresa ya ha acudido a acreditar que no son suyas las camionetas”.
*Tomado de la revista
Proceso.
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