Michoacán, el desgobierno*
Tomados de La Jornada, El Fisgón, Rocha y Helguera y El Universal, Helioflores.
José Gil Olmos
MORELIA, Mich. (apro).- La violencia no para un solo día en
esta entidad. Desde el gobierno perredista de Leonel Godoy y ahora con el
mandatario del PRI, Fausto Vallejo, la espiral de violencia en el estado se ha
convertido en síntomas de debilidad de una administración que no acaba de
asentarse y a la que algunos ya observan señales de terminación adelantada.
Desde hace algunos meses, a partir de la llegada de Fausto
Vallejo como gobernador, los problemas en Michoacán se han agudizado
severamente. Sin presupuesto federal y con una de las mayores deudas públicas
del país, el horizonte de conflictos se ha ampliado a sectores de la sociedad
que no estaban involucrados previamente.
El último de ellos es el grupo de estudiantes normalistas
rurales que hace apenas unos días fue severamente reprimido por policías
estatales y federales, quienes realizaron un operativo de persecución más
fuerte y violento que los desplegados contra el crimen organizado.
Jóvenes campesinos e hijos de obreros, fueron reprimidos y
perseguidos en las escuelas normales de Tiripetío, Arteaga y Cherán como si se
trataran de delincuentes de alta peligrosidad por agentes estatales y
federales, quienes usaron helicópteros y perros en el operativo en el que
participaron cerca de mil 500 elementos.
Semanas antes del acto desmedido de represión, los
estudiantes habían logrado sentar en una mesa de diálogo al secretario de
Gobierno, Jesús Reyna, para discutir la intención del gobernador de aplicar la
reforma curricular a las ocho escuelas normalistas de la entidad.
Entre esas reformas destaca la puesta en marcha de clases de
inglés y computación en escuelas indígenas y campesinas, donde a veces no hay
luz y mucho menos Internet, y sólo se habla la lengua propia y el castellano.
Durante semanas, los estudiantes alegaron que no necesitaban
una reforma curricular de este tipo, sino rescatar sus propias lenguas, usos y
costumbres, aspectos que dan fuerza y resistencia a sus comunidades ante
peligros como el crimen organizado.
Carentes de dinero, los estudiantes tomaron autobuses para
transportar a sus compañeros y liberaron casetas de cobro. A la mesa de
negociaciones el gobernador Vallejo nunca asistió (quizá por una enfermedad que
se ha tratado de ocultar) y su secretario de Gobierno cerró toda posibilidad de
acuerdo al sentenciar a los jóvenes estudiantes a entregar los autobuses y las
instalaciones normalistas en unas cuantas horas, advirtiéndoles que se usaría
la fuerza.
Las dos horas de plazo fueron insuficientes para los
estudiantes, y las policías entraron a las escuelas con una fuerza desmedida,
utilizando armas largas, helicópteros, perros de ataque, toletes y gases para
someter a los jóvenes.
El saldo de la refriega: 176 estudiantes detenidos (los dos
dirigentes del magisterio fueron liberados inmediatamente), 13 autobuses
incendiados (algunos de ellos por los mismos uniformados), 10 policías heridos
y decenas de jóvenes golpeados.
A pesar de que el mensaje que se quiso dar fue de fuerza y
gobernabilidad, al final lo que quedó fue lo contrario: un gobierno débil que
no ha sabido resolver problemas como el del crimen organizado; el conflicto del
cierre y destrucción de las escuelas públicas en la comunidad religiosa de
Nueva Jerusalén; la pretensión de desaparecer los Telebachilleres, dejando a 16
mil estudiantes rurales sin escuela; así como el reclamo de miles de
estudiantes, quienes exigen un espacio en la Universidad Michoacana.
El gobierno de Fausto Vallejo ha entrado en una etapa de
desgaste que no se ha podido controlar. Sin agentes de negociación y diálogo,
la mano dura y la represión son la única vía que se ha utilizado para tratar de
controlar a una población cada vez más inconforme.
Los aires de desgobierno campean en Michoacán: en el PRI ya
se están inventando enemigos desestabilizadores dentro del propio gobierno y en
el PRD para encubrir sus propias deficiencias y errores.
No se descarta que el gobernador esté esperando la llegada
de Enrique Peña Nieto a la Presidencia para hacerse de recursos financieros y
políticos para apaciguar las aguas que él mismo ha agitado.
Mientras tanto, este jueves 18 los maestros y estudiantes
iniciarán un paro de labores y un plantón indefinido frente a palacio de
gobierno.
Falta un mes y medio para el cambio de gobierno
presidencial, habrá que ver si Fausto Vallejo aguanta hasta entonces o abandona
su puesto por “razones de salud”.
*Tomado de la revista Proceso.
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