El encanto de ser expresidentes...*
Tomado de La Jornada, Hernández.
Daniel Lizárraga*
De los cinco expresidentes vivos, Vicente Fox es el más caro para el erario, seguido por Miguel de la Madrid, autor del decreto que les aseguró una vida regalada mediante millonarias pensiones. Carlos Salinas y Ernesto Zedillo no la cobran, pero sí gozan de seguros de gastos médicos mayores, empleados administrativos y escoltas militares. Como candidato a la Presidencia, Felipe Calderón prometió que no la aceptaría, pero aún no ratifica públicamente su compromiso.
El presidente Felipe Calderón ha preferido apretar el cinturón a la gente limitando el salario mínimo a un aumento de apenas 2 pesos con 58 centavos diarios; se ha arriesgado a incomodar a los industriales con el Impuesto Empresarial de Tasa Única (IETU), y recientemente ha sacrificado a la burocracia reduciéndole el gasto corriente. Todo, antes que tocar a las familias presidenciales, cuya manutención histórica llegará este año a 438 millones 841 mil 787 pesos (unos 33.7 millones de dólares), cifra sin parangón en el mundo.
En ninguna otra parte de América Latina los exmandatarios cuentan con oficinas ocupadas por servidores públicos a sus órdenes y sostenidas con el erario, del tamaño que hay en México, donde los cuatro expresidentes vivos disponen de 89 funcionarios que han costado a los contribuyentes 229 millones 132 mil 248 pesos durante los últimos 32 años, de acuerdo con una investigación de Proceso.
Estos montos no consideran la nómina de los 78 elementos del Ejército, de la Marina y de la Fuerza Aérea asignados a los exmandatarios. El Estado Mayor Presidencial ha clasificado estos datos como confidenciales y el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI) aún no se ha pronunciado sobre la pertinencia de divulgar esa información.
Solamente la Fuerza Aérea aporta 11 miembros: un jefe, dos oficiales y ocho elementos de tropa. No se sabe con cuál expresidente fueron asignados ni tampoco qué papel desempeñan.
Privilegiados
Hay tres maneras de pertenecer a la socialité mexicana: tener un apellido de abolengo que venga desde principios del siglo pasado, pertenecer a las familias de empresarios poderosos o estar bajo el cobijo de la nobleza política, compuesta por las familias de los expresidentes.
Mientras muchos empresarios –particularmente libaneses y judíos– han forjado sus fortunas mediante el trabajo de generaciones, las familias de los exmandatarios han alzado el vuelo gracias al erario. Por ejemplo, la manutención del expresidente Luis Echeverría Álvarez durante 32 años ha significado 133 millones 605 mil 541 pesos distribuidos entre sueldos (81 millones 228 mil pesos), aguinaldos (1 millón 443 mil pesos) y nómina de 23 empleados (50 millones 933 mil pesos).
Hasta antes de su muerte en febrero de 2004, José López Portillo obtuvo del erario por lo menos 52 millones 609 mil 494 pesos entre salarios y aguinaldos, además de un seguro de vida que pudo cobrar su familia estimado en 8 millones 204 mil pesos.
El fallecimiento del expresidente no significó que desapareciera el apoyo a su familia. Su segunda esposa, Alejandra Acimovic Popovic (conocida como Sasha Montenegro, una estrella del cine de ficheras en la década de los ochenta), percibe una pensión de 102 mil 561 pesos y un aguinaldo de 21 mil 875 pesos, además de los seguros de vida y de gastos médicos mayores. En seis años –y hasta el cierre de 2010–, ella habrá recibido 8 millones 553 mil pesos de pensión, de acuerdo con cifras proporcionadas a Proceso por la Presidencia, a través de la Ley Federal de Transparencia.
La fortuna tampoco abandona a los descendientes de exmandatarios, y menos si emparentan entre sí. En la primera semana de marzo pasado, el suplemento Club del diario Reforma dio amplia cobertura a la boda entre Lorena Tovar y López Portillo, nieta del expresidente José López Portillo, con Gerardo Díaz Ordaz, nieto del expresidente Gustavo Díaz Ordaz.
Sobre el expresidente Gustavo Díaz Ordaz, por cierto, no hay información confiable en los registros de Los Pinos, porque hasta antes de 1973 las pensiones no estaban reglamentadas. Lo que percibieron antes de esa fecha fue discrecional.
En el otro extremo de la escala social, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de los 43.9 millones de personas que no tuvieron empleo hasta diciembre de 2009, cerca de 5.9 millones, es decir, 13.36% perciben ingresos de un salario o menos de un salario mínimo.
El actual presidente, el panista Felipe Calderón, aún no anuncia si aceptará o no la jubilación presidencial. Proceso solicitó al coordinador de Comunicación Social de Los Pinos, Max Cortázar, una precisión sobre este tema, recordando que, durante su campaña electoral, Calderón dijo que renunciaría a ese derecho. Hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
De aceptarla, a partir de diciembre de 2012 Calderón tendrá una pensión mensual de 215 mil pesos brutos, un aguinaldo de 43 mil 500 pesos, un seguro de vida por más de 8 millones de pesos y un seguro de gastos médicos mayores con un tope máximo de 390 mil 609 pesos.
Su antecesor, Vicente Fox Quesada, el primer presidente surgido de la oposición panista, sí recibe la jubilación, herencia del viejo régimen priista, al cual juró sacar a patadas de Los Pinos.
Seis años más tarde, Vicente Fox no sólo gana lo mismo que los expresidentes priistas, sino que además tiene a su servicio 19 empleados, más que el equipo que disfrutan los expresidentes Carlos Salinas (13) y Ernesto Zedillo (11), quienes por cierto rechazaron la pensión.
De hecho, Vicente Fox tiene una nómina que cuesta 447 mil 207 pesos mensuales. Uno sólo de sus empleados, Jorge Humberto Loyola, tiene un sueldo de 119 mil pesos brutos. No existe otro salario similar en las oficinas de apoyo a los expresidentes. A cinco años de haber dejado el poder, los funcionarios que trabajan para el guanajuatense han costado 21 millones 465 mil 936 pesos.
Miguel de la Madrid tiene a su servicio a 23 personas. El costo de esa nómina es de 389 mil 176 pesos mensuales.
En contraste, en Ecuador, los exmandatarios devengan una pensión equivalente a 41 mil 600 pesos, sin ningún otro apoyo administrativo, prestaciones ni de guardia personal extra. En Francia, las pensiones presidenciales incluyen el sueldo de una secretaria. En Argentina, el expresidente Néstor Kirchner cobra lo equivalente a 91 mil pesos mensuales.
En Brasil, los expresidentes no tienen derecho a una pensión y su única prestación es una oficina con ocho empleados (cuyos salarios no pueden superar los 61 mil pesos mensuales) y dos automóviles. En Panamá están prohibidas las pensiones presidenciales.
Más cercanos al caso mexicano, en Colombia, los exmandatarios reciben una pensión de 136 mil 500 pesos (10 mil 500 dólares), una edecán y un escolta. En Chile, los expresidentes reciben una pensión de alrededor de 130 mil pesos netos (apenas 12 mil pesos menos que aquí), más gastos para oficina en general por 12 mil dólares, es decir, unos 156 mil pesos. En esta jubilación van incluida lo que puedan gastar en transportes.
Los privilegios para los expresidentes mexicanos son obra de Miguel de la Madrid, quien emitió un decreto que establece: Los ciudadanos que hayan desempeñado el cargo de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos disfrutarán, mientras vivan, de una pensión equivalente al sueldo total que corresponde a los servidores públicos que ocupan el cargo de secretario de Estado. Dicha pensión se otorgará con cargo al erario federal y se incrementará en la misma temporalidad y proporción.
Vida regalada
Felipe Calderón tendrá 49 años de edad cuando entregue la banda presidencial a su sucesor. Según el Consejo Nacional de Población, el promedio de vida de los mexicanos llega a 73 años. Si Calderón cumpliera esta expectativa, estará pensionado durante casi 24 años, lo que representaría más de 64 millones de pesos, tomando en cuenta sólo salario y aguinaldo actuales, sin considerar aumentos.
En contraste, a finales del año pasado, la administración de Felipe Calderón decretó un aumento de 4.85% al salario mínimo, que pasaron de mil 644 pesos a mil 723 pesos mensuales en la zona geográfica A; de mil 597 pesos a mil 675 en la zona B, y de mil 558 pesos a mil 634 en la zona C. Ni hablar de las pensiones que paga la seguridad social a los trabajadores con esos niveles salariales.
Los presidentes en funciones tienen otra prestación: pueden ahorrar una cantidad significativa gracias al seguro colectivo: el funcionario aporta de 2% a 10% de su salario, mientras que el gobierno aporta la misma cantidad.
Es decir, si el actual mandatario ahorrara 10% de sus salario neto obtendría 29 mil 200 pesos mensuales, mismos que al final de sexenio le representarían unos 2 millones 102 mil pesos. Esta cifra es sólo una estimación, ya que no existe manera de saber con precisión qué cantidad ahorra.
Calderón gozará también de un fondo de retiro individualizado que, para la mayoría de los funcionarios públicos, representa un fondo de resistencia cuando son despedidos. En el caso de los expresidentes, esta bolsa es ganancia pura, pues tienen garantizada una pensión de por vida.
Igual que el resto de los expresidentes, Calderón y su familia quedarán protegidos por un seguro de vida equivalente a 40 meses de percepción ordinaria bruta mensual. Esto significa 8 millones 204 mil 880 pesos. Además, cuentan con un seguro médico de gastos mayores por 390 mil 609 pesos.
En el decreto vigente aprobado por Miguel de la Madrid se estableció que las viudas de los expresidentes tendrán derecho a una pensión de 80% del sueldo total bruto de la jubilación de su marido fallecido, durante el primer año. Luego se va reduciendo hasta quedar en 50% después del cuarto año. La esposa y los hijos de los expresidentes están incluidos también en el seguro de vida –éstos hasta cumplir la mayoría de edad– y en el seguro de gastos médicos mayores por un monto equivalente a 60% del que tenía el expresidente.
Dos de los expresidentes emanados del PRI, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León, renunciaron a la jugosa jubilación, pero no a los seguros ni al personal de apoyo.
En los estados financieros de Los Pinos consta que a favor de la familia Zedillo se paga mensualmente un seguro de gastos médicos mayores por 6 mil 35 pesos mensuales, cifra que, a lo largo de 10 años, representa 724 mil 680 pesos, además de la nómina de personal administrativo que este año habrá ascendido a 1 millón 224 mil pesos.
Lo mismo ha sucedido con Carlos Salinas, por quien se devengan 805 mil 680 pesos para seguro de gastos médicos mayores. A lo largo de 15 años –de diciembre de 1994 a diciembre de 2010– los recursos públicos canalizados a la familia Salinas alcanzarán los 805 mil 680 pesos, sin contar los 57 millones 435 mil 480 pesos que ha costado la manutención de su oficina con 13 empleados.
* Con datos de los corresponsales internacionales de Proceso y de la Red de Periodistas de Investigación de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).
De los cinco expresidentes vivos, Vicente Fox es el más caro para el erario, seguido por Miguel de la Madrid, autor del decreto que les aseguró una vida regalada mediante millonarias pensiones. Carlos Salinas y Ernesto Zedillo no la cobran, pero sí gozan de seguros de gastos médicos mayores, empleados administrativos y escoltas militares. Como candidato a la Presidencia, Felipe Calderón prometió que no la aceptaría, pero aún no ratifica públicamente su compromiso.
El presidente Felipe Calderón ha preferido apretar el cinturón a la gente limitando el salario mínimo a un aumento de apenas 2 pesos con 58 centavos diarios; se ha arriesgado a incomodar a los industriales con el Impuesto Empresarial de Tasa Única (IETU), y recientemente ha sacrificado a la burocracia reduciéndole el gasto corriente. Todo, antes que tocar a las familias presidenciales, cuya manutención histórica llegará este año a 438 millones 841 mil 787 pesos (unos 33.7 millones de dólares), cifra sin parangón en el mundo.
En ninguna otra parte de América Latina los exmandatarios cuentan con oficinas ocupadas por servidores públicos a sus órdenes y sostenidas con el erario, del tamaño que hay en México, donde los cuatro expresidentes vivos disponen de 89 funcionarios que han costado a los contribuyentes 229 millones 132 mil 248 pesos durante los últimos 32 años, de acuerdo con una investigación de Proceso.
Estos montos no consideran la nómina de los 78 elementos del Ejército, de la Marina y de la Fuerza Aérea asignados a los exmandatarios. El Estado Mayor Presidencial ha clasificado estos datos como confidenciales y el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI) aún no se ha pronunciado sobre la pertinencia de divulgar esa información.
Solamente la Fuerza Aérea aporta 11 miembros: un jefe, dos oficiales y ocho elementos de tropa. No se sabe con cuál expresidente fueron asignados ni tampoco qué papel desempeñan.
Privilegiados
Hay tres maneras de pertenecer a la socialité mexicana: tener un apellido de abolengo que venga desde principios del siglo pasado, pertenecer a las familias de empresarios poderosos o estar bajo el cobijo de la nobleza política, compuesta por las familias de los expresidentes.
Mientras muchos empresarios –particularmente libaneses y judíos– han forjado sus fortunas mediante el trabajo de generaciones, las familias de los exmandatarios han alzado el vuelo gracias al erario. Por ejemplo, la manutención del expresidente Luis Echeverría Álvarez durante 32 años ha significado 133 millones 605 mil 541 pesos distribuidos entre sueldos (81 millones 228 mil pesos), aguinaldos (1 millón 443 mil pesos) y nómina de 23 empleados (50 millones 933 mil pesos).
Hasta antes de su muerte en febrero de 2004, José López Portillo obtuvo del erario por lo menos 52 millones 609 mil 494 pesos entre salarios y aguinaldos, además de un seguro de vida que pudo cobrar su familia estimado en 8 millones 204 mil pesos.
El fallecimiento del expresidente no significó que desapareciera el apoyo a su familia. Su segunda esposa, Alejandra Acimovic Popovic (conocida como Sasha Montenegro, una estrella del cine de ficheras en la década de los ochenta), percibe una pensión de 102 mil 561 pesos y un aguinaldo de 21 mil 875 pesos, además de los seguros de vida y de gastos médicos mayores. En seis años –y hasta el cierre de 2010–, ella habrá recibido 8 millones 553 mil pesos de pensión, de acuerdo con cifras proporcionadas a Proceso por la Presidencia, a través de la Ley Federal de Transparencia.
La fortuna tampoco abandona a los descendientes de exmandatarios, y menos si emparentan entre sí. En la primera semana de marzo pasado, el suplemento Club del diario Reforma dio amplia cobertura a la boda entre Lorena Tovar y López Portillo, nieta del expresidente José López Portillo, con Gerardo Díaz Ordaz, nieto del expresidente Gustavo Díaz Ordaz.
Sobre el expresidente Gustavo Díaz Ordaz, por cierto, no hay información confiable en los registros de Los Pinos, porque hasta antes de 1973 las pensiones no estaban reglamentadas. Lo que percibieron antes de esa fecha fue discrecional.
En el otro extremo de la escala social, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de los 43.9 millones de personas que no tuvieron empleo hasta diciembre de 2009, cerca de 5.9 millones, es decir, 13.36% perciben ingresos de un salario o menos de un salario mínimo.
El actual presidente, el panista Felipe Calderón, aún no anuncia si aceptará o no la jubilación presidencial. Proceso solicitó al coordinador de Comunicación Social de Los Pinos, Max Cortázar, una precisión sobre este tema, recordando que, durante su campaña electoral, Calderón dijo que renunciaría a ese derecho. Hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.
De aceptarla, a partir de diciembre de 2012 Calderón tendrá una pensión mensual de 215 mil pesos brutos, un aguinaldo de 43 mil 500 pesos, un seguro de vida por más de 8 millones de pesos y un seguro de gastos médicos mayores con un tope máximo de 390 mil 609 pesos.
Su antecesor, Vicente Fox Quesada, el primer presidente surgido de la oposición panista, sí recibe la jubilación, herencia del viejo régimen priista, al cual juró sacar a patadas de Los Pinos.
Seis años más tarde, Vicente Fox no sólo gana lo mismo que los expresidentes priistas, sino que además tiene a su servicio 19 empleados, más que el equipo que disfrutan los expresidentes Carlos Salinas (13) y Ernesto Zedillo (11), quienes por cierto rechazaron la pensión.
De hecho, Vicente Fox tiene una nómina que cuesta 447 mil 207 pesos mensuales. Uno sólo de sus empleados, Jorge Humberto Loyola, tiene un sueldo de 119 mil pesos brutos. No existe otro salario similar en las oficinas de apoyo a los expresidentes. A cinco años de haber dejado el poder, los funcionarios que trabajan para el guanajuatense han costado 21 millones 465 mil 936 pesos.
Miguel de la Madrid tiene a su servicio a 23 personas. El costo de esa nómina es de 389 mil 176 pesos mensuales.
En contraste, en Ecuador, los exmandatarios devengan una pensión equivalente a 41 mil 600 pesos, sin ningún otro apoyo administrativo, prestaciones ni de guardia personal extra. En Francia, las pensiones presidenciales incluyen el sueldo de una secretaria. En Argentina, el expresidente Néstor Kirchner cobra lo equivalente a 91 mil pesos mensuales.
En Brasil, los expresidentes no tienen derecho a una pensión y su única prestación es una oficina con ocho empleados (cuyos salarios no pueden superar los 61 mil pesos mensuales) y dos automóviles. En Panamá están prohibidas las pensiones presidenciales.
Más cercanos al caso mexicano, en Colombia, los exmandatarios reciben una pensión de 136 mil 500 pesos (10 mil 500 dólares), una edecán y un escolta. En Chile, los expresidentes reciben una pensión de alrededor de 130 mil pesos netos (apenas 12 mil pesos menos que aquí), más gastos para oficina en general por 12 mil dólares, es decir, unos 156 mil pesos. En esta jubilación van incluida lo que puedan gastar en transportes.
Los privilegios para los expresidentes mexicanos son obra de Miguel de la Madrid, quien emitió un decreto que establece: Los ciudadanos que hayan desempeñado el cargo de Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos disfrutarán, mientras vivan, de una pensión equivalente al sueldo total que corresponde a los servidores públicos que ocupan el cargo de secretario de Estado. Dicha pensión se otorgará con cargo al erario federal y se incrementará en la misma temporalidad y proporción.
Vida regalada
Felipe Calderón tendrá 49 años de edad cuando entregue la banda presidencial a su sucesor. Según el Consejo Nacional de Población, el promedio de vida de los mexicanos llega a 73 años. Si Calderón cumpliera esta expectativa, estará pensionado durante casi 24 años, lo que representaría más de 64 millones de pesos, tomando en cuenta sólo salario y aguinaldo actuales, sin considerar aumentos.
En contraste, a finales del año pasado, la administración de Felipe Calderón decretó un aumento de 4.85% al salario mínimo, que pasaron de mil 644 pesos a mil 723 pesos mensuales en la zona geográfica A; de mil 597 pesos a mil 675 en la zona B, y de mil 558 pesos a mil 634 en la zona C. Ni hablar de las pensiones que paga la seguridad social a los trabajadores con esos niveles salariales.
Los presidentes en funciones tienen otra prestación: pueden ahorrar una cantidad significativa gracias al seguro colectivo: el funcionario aporta de 2% a 10% de su salario, mientras que el gobierno aporta la misma cantidad.
Es decir, si el actual mandatario ahorrara 10% de sus salario neto obtendría 29 mil 200 pesos mensuales, mismos que al final de sexenio le representarían unos 2 millones 102 mil pesos. Esta cifra es sólo una estimación, ya que no existe manera de saber con precisión qué cantidad ahorra.
Calderón gozará también de un fondo de retiro individualizado que, para la mayoría de los funcionarios públicos, representa un fondo de resistencia cuando son despedidos. En el caso de los expresidentes, esta bolsa es ganancia pura, pues tienen garantizada una pensión de por vida.
Igual que el resto de los expresidentes, Calderón y su familia quedarán protegidos por un seguro de vida equivalente a 40 meses de percepción ordinaria bruta mensual. Esto significa 8 millones 204 mil 880 pesos. Además, cuentan con un seguro médico de gastos mayores por 390 mil 609 pesos.
En el decreto vigente aprobado por Miguel de la Madrid se estableció que las viudas de los expresidentes tendrán derecho a una pensión de 80% del sueldo total bruto de la jubilación de su marido fallecido, durante el primer año. Luego se va reduciendo hasta quedar en 50% después del cuarto año. La esposa y los hijos de los expresidentes están incluidos también en el seguro de vida –éstos hasta cumplir la mayoría de edad– y en el seguro de gastos médicos mayores por un monto equivalente a 60% del que tenía el expresidente.
Dos de los expresidentes emanados del PRI, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León, renunciaron a la jugosa jubilación, pero no a los seguros ni al personal de apoyo.
En los estados financieros de Los Pinos consta que a favor de la familia Zedillo se paga mensualmente un seguro de gastos médicos mayores por 6 mil 35 pesos mensuales, cifra que, a lo largo de 10 años, representa 724 mil 680 pesos, además de la nómina de personal administrativo que este año habrá ascendido a 1 millón 224 mil pesos.
Lo mismo ha sucedido con Carlos Salinas, por quien se devengan 805 mil 680 pesos para seguro de gastos médicos mayores. A lo largo de 15 años –de diciembre de 1994 a diciembre de 2010– los recursos públicos canalizados a la familia Salinas alcanzarán los 805 mil 680 pesos, sin contar los 57 millones 435 mil 480 pesos que ha costado la manutención de su oficina con 13 empleados.
* Con datos de los corresponsales internacionales de Proceso y de la Red de Periodistas de Investigación de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).
*Tomado de la revista Proceso.
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