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lunes, abril 13, 2009

En la SEP, el hombre de la opacidad*












Tomados de La Jornada, Helguera, Hernández y Rocha y El Universal, Helioflores y Naranjo.



DANIEL LIZáRRAGA


Los servicios prestados a Calderón y la lealtad que mantuvo al jefe del Ejecutivo no le permitían a Josefina Vázquez Mota comprender. Pero los signos abundaban. La mayor aliada electoral del presidente, Elba Esther Gordillo, la descalificó como secretaria de la SEP; le impusieron al yerno de la lideresa del SNTE como subsecretario de Educación Básica, y el propio primer mandatario aprovechaba cualquier ocasión para reprenderla y avergonzarla públicamente. Pero Josefina no se iba… Calderón la despidió en un acto en el que ella, empalidecida, temblaba y estuvo a punto de desmayar. Seguramente tampoco entendía que con Alonso Lujambio tenían que llegar a la SEP los nuevos tiempos de opacidad…


El sábado 4 de abril, cuando se oficializó su salida del gobierno como secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, pálida y con los labios resecos, atravesó las puertas del Salón Manuel Ávila Camacho. Mientras caminaba junto al presidente Felipe Calderón, pretendió esbozar ante las cámaras algo parecido a una sonrisa. Ella no quería irse, pero 24 horas antes el propio mandatario la había citado en Los Pinos para notificarle que sería postulada por el PAN como candidata a diputada federal.

Aunque una encuesta de la Presidencia de la República y otra publicada en Excélsior dos semanas antes ubicaban a Vázquez Mota con los más altos índices de popularidad, sólo por debajo del propio Felipe Calderón, aquella mañana el presidente haría acopio de recursos retóricos para despedirse de una muy cercana colaboradora que, al oírlo, tembló y estuvo a punto de desmayar.

Pese a que por lo menos en dos ocasiones el primer mandatario había reprendido y avergonzado públicamente a su secretaria de Educación, en esta ocasión no tenía más que elogios y palabras de agradecimiento para ella.

“Estoy seguro –decía– que su inteligencia, su sensibilidad, su conocimiento, su madurez elevarán el debate en la campaña electoral por venir, pero también dignificará enormemente el trabajo legislativo y la política misma, en las próximas semanas, en los próximos meses, en los próximos años, que serán cruciales para México.”

A su izquierda, Vázquez Mota parecía tener dificultades para mantenerse en pie, mientras el segundo presidente panista de México insistía:

“…Tengo la certeza de que ella sabrá imprimir su liderazgo, su capacidad, su talento para seguir avanzando, desde la trinchera más importante del país, la Cámara de Diputados, en la transformación de México.”

María José y Celia, las hijas de Josefina, hacían a la distancia señas con las manos para tratar de calmarla. Su esposo, Sergio Ocampo, observaba cómo ella entrelazaba las manos al frente tratando inútilmente de serenarse.

“Sé que Josefina –proseguía Calderón– es una mexicana excepcional, y quiero agradecer su generosidad y su compromiso con el país. Además, ha sido y es un elemento clave para el proyecto de nación que como presidente de la República encabezo.”

En ese momento, cuando la excolaboradora de Calderón estaba a punto de desvanecerse, el subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán Gutiérrez, se levantó y le ofreció su silla con apremio.

“Muy bien, porque así no es posible; muy bien”, se apresuró a comentar el presidente de la República interrumpiendo la lectura de su discurso.

“Bueno, también sentada se puede escuchar al presidente”, musitó a su vez Josefina tratando de resignarse ante aquel episodio, tan imborrable como las escenas en que el primer mandatario de la nación la reprendió en público haciéndola enrojecer.

La primera de ellas ocurrió el 9 de noviembre de 2007, en los alrededores del monumento a Francisco I. Madero de Los Pinos, durante la ceremonia de reconocimiento a los alumnos destacados en el Examen Enlace 2006.

Allí Calderón pidió a la titular de la SEP “ponerse las pilas” luego de reconocer que, entre 8 millones de alumnos de secundaria, sólo un adolescente contestó correctamente la prueba.
Subrayó el jefe del Ejecutivo que, como su compromiso fue mejorar y fortalecer los procesos de evaluación, instruía a Vázquez Mota para lograr la mayor confiabilidad posible en la siguiente prueba.

No habían pasado ni seis meses de aquello cuando, el 29 de abril del 2008, durante una gira por la población de Pánfilo Natera, Zacatecas, el presidente no sólo pidió nuevamente a la secretaria de Educación “ponerse las pilas”, sino que, ante decenas personas reunidas durante un acto del programa Escuela Digna, la emplazó para que en un mes diseñara un plan destinado a mejorar la calidad educativa.

Luego de que Calderón había escuchado allí a la gobernadora de Zacatecas, Amalia García, protestar por el mal estado de las telesecundarias, el presidente, molesto, se dirigió a la titular de la SEP en los siguientes términos:

“Necesito que me presente, a la brevedad posible… bueno, cuando uno dice a la brevedad posible es casi nunca… entonces en un mes, o a más tardar antes de que termine el ciclo escolar actual, un programa para que podamos empezar, aunque sea poquito a poquito, pero que podamos comprometernos a mejorar la calidad de las escuelas.”

Y, enfocando la mirada en Josefina Vázquez Mota, enfatizó: “Le voy a pedir a la secretaria que, en este mes, veas cómo consigues recursos, cómo acuerdas con gobernadores ‘para ver cuánto puede poner cada quien’”.

De acuerdo con versiones periodísticas, funcionarios de la Presidencia de la República estaban molestos porque la titular de la SEP anticipaba a la prensa programas que tenía previsto anunciar Felipe Calderón, en tanto que al secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, no le había gustado que Josefina Vázquez Mota increpara a la secretaria de Desarrollo Social, Beatriz Zavala, en reuniones privadas.
Pero también Vázquez Mota tenía motivos para hallarse molesta, pues no sólo debía lidiar con una aliada y amiga de Felipe Calderón que se había convertido en la mayor detractora de las políticas de la secretaria de Educación, Elba Esther Gordillo, sino que le impusieron al yerno de la lideresa del SNTE, Fernando González Sánchez, como subsecretario de Educación Básica.

Las diferencias de la secretaria de Educación con la dirigente sindical eran frecuentes y tan notables que, en una entrevista con El Universal, Elba Esther Gordillo dijo de plano que Josefina Vázquez Mota no sabía nada del tema educativo.

“Entonces, cuando alguien ignora el tema, hay ciertas dificultades en la comprensión de lo que se está tratando. Si hacemos de la Secretaría de Educación Pública un espacio meramente político o partidista, le vamos a hacer mucho daño a la educación. Ante la búsqueda de la calidad educativa, se debe priorizar que en Educación debe estar un pedagogo, alguien que sepa”, declaró.

Algo que es y muy probablemente seguirá siendo un misterio le murmuró Felipe Calderón a Josefina cuando, al término de su discurso, la abrazó efusivamente.


Hacia la opacidad educativa

En los días previos a la destitución de Vázquez Mota se barajaban, en Los Pinos, los nombres de los posibles sucesores de la secretaria de Educación: Carlos Elizondo Mayer-Serra, investigador en la División de Estudios Políticos del CIDE; Juan Carlos Romero Hicks, titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología; Rodolfo Tuirán, subsecretario de Educación Superior de la SEP, y Alonso Lujambio, presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI).

Entre la tarde del sábado 4 y el mediodía del domingo 5, Felipe Calderón decidió que el nuevo responsable de la SEP sería su amigo Alonso Lujambio.

Sergio Lujambio –el padre de Alonso– y Luis Calderón –progenitor del mandatario– fueron fundadores del PAN, pero abandonaron el partido en 1989 y 1990, respectivamente.
No obstante sus orígenes, Alonso Lujambio sólo había tenido contacto con Calderón entre 1992 y 1993, cuando regresó de cursar una maestría. Para concluir su tesis necesitaba entrevistar a 30 panistas, 30 priistas y 30 perredistas. Uno de ellos fue Felipe Calderón, y ahí floreció la amistad.

Tres años más tarde, el PAN lanzó a Lujambio como candidato a consejero del IFE, propuesta que fue apoyada por el resto de los partidos. Durante su gestión como representante de la Comisión de Fiscalización del IFE, la oposición al gobierno foxista lo acusó de proteger a “Los Amigos de Fox” en la investigación del financiamiento ilícito durante la campaña electoral, en tanto que personajes cercanos al mandatario, como Lino Korrodi, lo cuestionaron por presuntamente proteger al partido.

Lujambio se ha visto con frecuencia envuelto en la polémica. Al ser nombrado comisionado del IFAI (2006) y, sobre todo, cuando más tarde fue elegido presidente del organismo, desde diversos foros y medios de comunicación fue duramente cuestionada su amistad con Calderón.

“Eso no me confunde, no nubla mi inteligencia. No nubla mis convicciones”, dijo Lujambio a Proceso en una entrevista publicada el 20 de agosto de 2006 (edición 1555).

“Nuestra amistad no es especialmente estrecha; viene de la confianza de que tenemos valores comunes y simpatía”, enfatizó sin titubear durante una charla en su casa de Polanco.
–¿No le preocupa que esto genere una percepción pública que dañe al IFAI?

–Entiendo que puede haber esas percepciones, pero se corrigen o se fortalecen en los hechos. Lo mismo me decían en el IFE cuando Felipe era presidente del PAN. Yo quiero que alguien me diga si la conducta que mostré cuando era consejero estuvo sesgada”, respondió entonces.

A la sazón, el entonces comisionado Horacio Aguilar reveló que, primero desde el gobierno de Vicente Fox y luego desde el equipo de transición presidencial calderonista, le “sugirieron” que la mejor opción para encabezar el organismo era justamente Lujambio.
Durante un par de entrevistas concedidas al reportero de Proceso Álvaro Delgado, entre agosto y septiembre de 2006, Horacio Aguilar, militante del PAN, precisó que las llamadas telefónicas que al respecto recibió provinieron de Ramón Muñoz, jefe de la Oficina de Innovación Gubernamental de la Presidencia, y de César Nava, secretario particular del entonces mandatario electo, Felipe Calderón.

“Me discipliné a los dos”, comentó el comisionado en la entrevista publicada el 17 de septiembre de 2007 (Proceso 1559).

Actualmente, cuando César Nava es candidato del PAN a la Cámara de Diputados, el PRD exhibe pruebas de que Lujambio participó en la campaña presidencial de Calderón.
El 10 de julio del 2006, durante una reunión privada entre los integrantes del IFAI para elegir a su presidente, el comisionado Juan Pablo Guerrero cuestionó el nombramiento de Lujambio con el argumento de que su amistad con Calderón podría afectar la autonomía del IFAI.

Guerrero no tuvo eco. El resto de los comisionados apoyaron a Lujambio y le dieron un voto de confianza.

Durante su primer período como titular del IFAI, Lujambio siempre se resistió a excusarse de votar en expedientes relacionados con temas de Los Pinos y, aún más directamente, con la figura de Calderón, por lo que en principio se negó la lista de invitados a un cumpleaños del mandatario celebrado en la residencia oficial y al cual fue convidado el propio Lujambio.

Brotaron igualmente controversias por el hecho de que Lujambio convalidó el cierre de expedientes, por presuntos motivos de seguridad nacional, sobre los enfrentamientos entre sicarios y militares, las narcoejecuciones y las investigaciones relativas a la infiltración del narcotráfico en las estructuras oficiales, a pesar de que a partir de 2002 debían ser públicos por ley.

De acuerdo con resoluciones, solicitudes de acceso a documentos oficiales y debates de los comisionados del IFAI revisados por este semanario, el punto de quiebre fue el 8 de mayo de 2008, cuando fue asesinado Édgar Eusebio Millán Gómez, coordinador de Seguridad Regional de la Policía Federal Preventiva (PFP).

A partir de ese momento, el gobierno restringe cada vez más el acceso ciudadano a la información pública, llegando al extremo de la opacidad: empujar una reforma legal para impedir conocer el contenido de las averiguaciones previas aunque ya estén cerradas.
El comisionado del IFAI Juan Pablo Guerrero ha asegurado que ese comportamiento del gobierno de Calderón afecta la vida cotidiana de la gente, nulifica el control sobre los órganos de seguridad e impone una política que recuerda la cerrazón experimentada durante la gestión del presidente de Estados Unidos George W. Bush (Proceso 1686).

Durante la reelección de Lujambio al frente del IFAI, el comisionado Guerrero votó en contra con el argumento de que no se había resuelto el tema del conflicto de intereses en asuntos de transparencia que atañen a la familia Calderón Zavala.

“Aunque han sido pocos los casos, éstos son estratégicos, y la duda sobre el comisionado presidente ha minado la confianza del IFAI en su conjunto. Esto es lamentable, porque la confianza pública es un pilar fundamental del quehacer de esta institución”, apuntó Guerrero, según consta en el acta de la sesión extraordinaria (18/06/2008).

El resto de los comisionados no consideraron que este argumento tuviera validez y apoyaron la gestión de Lujambio, sobre todo al conseguir que los estados se sumaran a un sistema único de rendición de cuentas llamado Infomex.

Casi 10 meses después, Lujambio dejó el IFAI para convertirse en el sucesor de Josefina Vázquez Mota en la SEP.

Los comisionados se enteraron de lo anterior entre la noche del 5 de abril y la mañana del día 6, minutos antes de que se hiciera oficial su nombramiento.

Una de las primeras acciones de Alonso Lujambio como nuevo titular de la Secretaría de Educación Pública fue ratificar en sus puestos a los subsecretarios, empezando, claro está, por el yerno de la lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo, a quien, además, calificó como “una dama”.


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Relevo político-electoral*


JOSé GIL OLMOS

Cuando Josefina Vázquez Mota dejó la Secretaría de Educación Pública (SEP) temblaba de pies a cabeza. Era tan visible su mal estado que en el evento realizado en Los Pinos la tuvieron que sentar para que no se desvaneciera.

Durante los dos años y medio que estuvo en la SEP –donde según maestros y especialistas hereda un “desastre” que refleja el desinterés del gobierno de Calderón por la educación pública–, poco o nada pudo hacer para abatir el rezago educativo que, según el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), es de 33 millones de mexicanos, ni para superar el hecho de que ocho de cada cien mayores de 15 años son analfabetos.

La economista y exsecretaria de Desarrollo Social tampoco consolidó las propuestas calderonistas que han originado las mayores protestas del magisterio en las últimas décadas: el examen conocido como Enlace y la Alianza para la Calidad de la Educación (ACE), que busca mejorar la infraestructura de 33 mil 455 escuelas en mal estado y quitar las plazas a los maestros retirados para que no las vendan o las hereden a sus familiares.
Para rematar, el arribo del exconsejero electoral Alonso Lujambio a la SEP es, para Olac Fuentes Molinar, exsubsecretario de Educación Básica y Normal, “más de lo mismo” y una clara victoria de Elba Esther Gordillo, quien logró que el presidente Calderón quitara a Vázquez Mota para destrabar las negociaciones electorales y educativas que éste tiene con la dirigente del SNTE y del Partido Nueva Alianza (Panal).

“Todos los elementos que tenemos ahora indican que se dio una sustitución para la continuidad y que la salida de Josefina tuvo que ver con la probable existencia de una relación trabada con la dirigencia del SNTE. En particular el tono del profesor Rafael Ochoa Guzmán hacia todos los acuerdos ha sido crecientemente agresivo. Da la impresión de que desde septiembre los acuerdos están trabados”, explica en entrevista.

Para Fuentes Molinar, a Vázquez Mota trataron de darle una salida decorosa en una situación que ya era insostenible, pero con la llegada de Lujambio no espera ningún cambio en la política educativa.

“Independientemente de sus méritos políticos y su experiencia en asuntos electorales, es un negociador que no tiene la menor idea de cuáles son los problemas reales de la escuela pública, y aparentemente ninguna intención tiene de conocerlos. Lo que ha hecho en sus primeros pronunciamientos es ofrecer su lealtad a la línea presidencial trazada, que se concreta en la Alianza por la Educación. Entonces, sin ningún pesimismo de principio, podemos decir que veo venir más de lo mismo, quizá más acelerado.”

A preguntas del reportero, Fuentes Molinar señala que la llegada de Lujambio muestra igualmente el desinterés del gobierno actual por la educación pública “y una combinación muy desafortunada de ignorancia, soberbia e irresponsabilidad. No encuentro una manera más cortés de decirlo”.

Dos dirigentes seccionales del SNTE tienen percepciones similares.

Artemio Cruz, de la Sección XVIII en Michoacán, advierte que la meta de Lujambio es posicionar nuevamente la ACE que hace un año lanzaron Calderón y Gordillo con el rechazo de maestros de 20 estados y de algunos gobernadores, como los de Michoacán, Coahuila, Guerrero, Baja California Sur y Puebla.

“Lo que Lujambio refleja es que no conoce que la calidad de la educación tiene que ver con la calidad de vida del alumno y de sus familias; por eso no habla de desarrollo social, de alimentación, de nutrición, de salario, vivienda y empleo. En su primer discurso habla de lealtad al presidente y de hacer política. Eso se lo aprendió de memoria, pero no tiene una concepción nacionalista de la educación. Responde más a la orden suprema del Banco Mundial”, sostiene el maestro Cruz.

A su vez, Francisco Bravo, de la Sección IX del Distrito Federal, observa que el cambio en la SEP confirma que en el gobierno de Calderón no existe una política de Estado en materia educativa y que esta última sigue siendo rehén de intereses económicos y políticos.

“No esperamos nada de Lujambio. Ya anunció que seguirá las mismas políticas. Lo que nosotros exigimos es que marque su distancia de Elba Esther Gordillo y que se fijen definiciones”, expresa el integrante de la CNTE.

Lujambio, a su vez, en su primer día como secretario se reunió con Gordillo, manifestó que era una dama y anunció el inicio de una “relación cordial”. Además, ratificó a todo el equipo de la SEP, incluido el yerno de la líder del SNTE, Fernando González, como subsecretario de Educación Básica.

Tanto los maestros de la CNTE como Olac Fuentes Molinar consideran que, en este movimiento, el único interés de Calderón era allanar las relaciones con la maestra Gordillo de cara a las elecciones del 5 de julio próximo.

El triunfo de Elba Esther

Mientras Felipe Calderón realizaba una gira por Europa, el rumor de la renuncia de la titular de la SEP fue creciendo hasta que se confirmó el 2 de abril, cuando apenas había aterrizado en México el jefe del Ejecutivo. Ese mismo jueves, por la noche, Calderón se reunió con Elba Esther.

“Con este cambio gana Elba Esther porque se quiere aplicar la Alianza y el examen de Enlace. Ahora la maestra se va a sentir satisfecha porque le quitaron a Josefina, pero eso no implica que vaya a tener un trabajo político fácil porque ella va a operar el fraude electoral como lo hizo en 2006. Se está jugando todo”, sostiene Artemio Cruz.

“¡Claro que vemos esto como un triunfo de Elba Esther Gordillo! Además, es un mensaje de que al gobierno no le interesa el tema educativo, sino conservar los equilibrios políticos y pagar la deuda que ha contraído desde hace tiempo, particularmente en la elecciones de 2006. Ese es el mensaje y, además, si tomamos en cuenta el aumento salarial que impuso a los maestros, de apenas 4.9%, concluimos que se están dando las condiciones para que Elba Esther se reposicione en este período electoral. Es parte del reacomodo político”, señala por su parte Francisco Bravo, de la Sección IX.

Según Fuentes Molinar, todo esto parece establecer una condición más favorable para lograr la alianza político-electoral con la maestra Gordillo. “Creo que eso tiene un cierto sentido en términos de lo que Calderón ha planteado como su prioridad a corto plazo, la elección intermedia”, precisa el investigador.

–¿No sé puede leer de otra manera este cambio?

–Uno quisiera encontrar un razonamiento educativo o de política de Estado en el sentido más respetable, pero yo la verdad no lo encuentro.

Además de preocuparle que la única beneficiada sea la lideresa magisterial, el investigador agrega: “Desde hace tiempo veo peligrosa la renuncia del Estado a capacidades directivas en el sector educativo. No se puede tener ninguna confianza en la supuesta intención renovadora del SNTE porque se trata de la mafia político-sindical más poderosa, cuyas atrocidades reiteradas de corrupción y desaseo financiero son muy conocidas”.
–¿Este tipo de cambios no le recuerdan la época priista, cuando se ponían secretarios de Estado sin importar si tenían experiencia en la materia?

–Me la recuerda, pero ahora esta práctica está corregida y aumentada porque en los casos que se dieron entonces los nuevos secretarios por lo menos mostraban el interés de aprender y buscar gente a quien preguntarle. Aquí se han desoído voces de grupos como el Consejo Mexicano de Investigación Educativa, que en diciembre pasado hizo un pronunciamiento fuerte hacia la reforma educativa. Tampoco se ha escuchado al Departamento de Educación del Cinvestav.

En resumen, el exsubsecretario de Educación destaca que “en la decisión de cambio no está presente ninguna intención educativa. Más bien es señal de continuidad. Cuando el nuevo secretario insiste en su buena creencia en la política, uno se pregunta si la buena política es un instrumento al servicio de metas, de propósitos, o si se trata de una expresión de lealtad, como lo planteó. ¿Al servicio de qué está ese deseo de hacer política?”
Desastre educativo

De acuerdo con cifras oficiales, sólo 58% de los mexicanos cuenta con educación primaria. De la población económicamente activa, calculada en 44 millones, 12 millones emigran a Estados Unidos. El 32% de los desocupados apenas tienen la primaria; el 26% hizo la secundaria y sólo 20% concluyó la educación superior.

Además, según el programa de modernización de los centros escolares –que forma parte de la Alianza por la Calidad de la Educación–, existen 33 mil 455 escuelas en mal estado. En esas condiciones, a nivel preescolar, se hallan 13 mil 247 planteles; en primaria, 16 mil 500, y en secundaria, 3 mil 708.

A pesar de que este programa fue lanzado el año pasado, no ha habido ningún informe de la SEP sobre los avances.

Según Fuentes Molinar, ni siquiera en este programa se advierten avances, y sostiene que la apuesta del gobierno calderonista con la ACE y el examen Enlace es “errónea y desafortunada” porque sólo daña a la de por sí ya deteriorada educación básica y acentúa las deficiencias y los mecanismos de desigualdad en el magisterio.

Mientras que el investigador concluye que “vamos por el camino equivocado”, Artemio Cruz expresa que el último cambio dentro de la SEP pone en riesgo un verdadero proyecto nacional por mejorar la educación.

“Ojalá y no dejen la educación pública en manos de Elba Esther Gordillo. Sería grave y catastrófico, una desvergüenza nacional.”

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Malos augurios para el IFAI*


JESúS CANTú

El tránsito directo de un servidor público de primer nivel de un organismo autónomo al gabinete del Ejecutivo siempre lastima la imagen de ese funcionario; pero la designación del comisionado presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), Alonso Lujambio, como secretario de Educación Pública, afecta además la operación de la institución y rompe uno de los soportes de la autonomía, al destruir el escalonamiento de los comisionados.

Este nombramiento reedita los debates desatados en diciembre de 2003, cuando Juan Molinar y Emilio Zebadúa dejaron el Consejo General del Instituto Federal Electoral para incorporarse a los gabinetes de Vicente Fox y Pablo Salazar en la administración federal y en el gobierno de Chiapas, respectivamente. También replica los que se han dado en muchos estados, cuando titulares de este tipo de órganos se integran al gobierno o aceptan candidaturas a puestos de elección popular.

Más allá de razones, explicaciones y justificaciones, se lastima la confianza ciudadana en la autonomía e independencia de estas instituciones. Como señalaba Lujambio, en julio de 2006, cuando Reforma lo cuestionaba sobre la posibilidad de recibir una invitación de Calderón para integrar su gabinete: “La autonomía es la niña de los ojos de esta institución, es lo más caro de esta institución y lo que más hay que proteger”.

El cambio de puesto de Lujambio entraña dificultades operativas adicionales, porque el artículo 20 del reglamento interior del IFAI dice: “El comisionado presidente será elegido mediante sistema de voto secreto por los cinco integrantes del pleno. Se requerirá de la asistencia de la totalidad de los comisionados y de cuando menos cuatro votos a favor para la elección del comisionado presidente (...) Si para la elección del comisionado presidente transcurrieran tres rondas de votación sin lograr el número de votos a que se refiere el párrafo anterior, se llevará a cabo una cuarta ronda de votación y resultará electo como presidente el comisionado que obtenga tres votos”.

Aunque en este caso se puede interpretar que la totalidad son los cuatro comisionados que quedan, evitar este embrollo fue lo que llevó a adelantar la elección de comisionado presidente en julio de 2006, pues María Marván concluía su presidencia en enero de 2007, pero su período como comisionada terminaba el 11 de septiembre de 2006.

En este entonces, los comisionados tomaron dos determinaciones: adelantar la elección del comisionado presidente y modificar el artículo 10 del reglamento interior del IFAI para eliminar la exigencia de tres votos favorables para la aprobación de las resoluciones y dejarla en la mayoría simple de los presentes, con un quórum mínimo de tres comisionados. Esto ocurrió ante la posibilidad de que Fox retrasara –como sucedió– la designación o ratificación de los dos comisionados que concluían sus funciones el 11 de septiembre de ese año. Ahora no hubo tiempo de hacer estos ajustes.

Además, la salida anticipada de un servidor público como Lujambio afecta varios elementos centrales que destacan a las instituciones autónomas, como la designación de personas con una trayectoria profesional consolidada y vinculada a la materia en cuestión; independientes del gobierno y de los partidos políticos; inamovibles en sus puestos y con una permanencia mayor y desfasada de la gubernamental; que cuenten, desde luego, con el mayor respaldo político, y que en su designación participe una instancia ajena al titular de la instancia a la que vigilan.

El dictamen de la Cámara de Dipu-tados que sustentó la Ley de Transparencia, en abril de 2002, lo señala con claridad: “…los requisitos para (ser comisionados) serán (…) haberse desempeñado en actividades relacionadas con la materia de la Ley, y no haber sido titular de alguna dependencia federal, ejercido un cargo de elección popular o dirigente partidista, cuando menos un año antes de la designación”.

Y al analizar el procedimiento de designación y las dificultades de compatibilizar el máximo respaldo político y la constitucionalidad de la intervención del Congreso, así como su impacto en la autonomía, dicen que optaron por establecer “una nueva forma que respetara el principio de la división de poderes pero permitiera su colaboración”. Así, el legislador abrió la posibilidad de que el Senado objete la designación que haga el Ejecutivo, sin menoscabo de sus facultades constitucionales, y además previó que la autonomía del IFE se daría en varios niveles, entre los que destacan tanto los requisitos de nombramiento y de remoción como el escalonamiento de los períodos de función de los comisionados.
En el diseño original, Calderón designaría sólo a dos comisionados, pero la renuncia de José Octavio López Presa modificó el escalonamiento, con lo que ahora el presidente nombrará a tres, el último de ellos apenas unos meses antes de concluir su mandato, en abril de 2012.

Sin embargo, el trastorno del IFE aumenta por el amparo de Horacio Aguilar y la renuncia de Lujambio, que abren la puerta para que Calderón termine designando a cuatro de los cinco comisionados, lo cual rompe el sentido del escalonamiento.

Esto se agrava por el poco compromiso de Calderón con la transparencia, cuya mayor evidencia fue el impulso a la reforma del artículo 16 del Código Federal de Procedimientos Penales que revierte los avances logrados a partir de las resoluciones del IFAI, al prohibir el acceso a las averiguaciones previas en las que la Procuraduría General de la República decrete el no ejercicio de la acción penal. La reforma entró en vigor el 24 de enero pasado y su constitucionalidad fue impugnada por la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Calderón ya designó en el IFAI a Jacque-line Peschard, en enero de 2007, y en los siguientes cinco meses tendrá que designar a otros tres comisionados. Si se mantiene el criterio de amistad y lealtad que prima en la selección de los integrantes de su gabinete, los augurios para la transparencia y la autonomía del IFAI son malos.

*Tomados de la revista Proceso.