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domingo, abril 12, 2009

Un proyecto tenebroso*

Tomado de La Jornada, Hernández.


JESUSA CERVANTES

Dos expertos de Pemex que trabajaron más de tres décadas en la paraestatal enumeran las pifias de la administración calderonista en torno al proyecto de construcción de la nueva refinería. Ambos sostienen que el gobierno se inclina por una refinería coquizadora y no por una energética, que es la que requiere el país. Más allá del lugar, que el presidente deberá anunciar el miércoles 15, todo indica que las beneficiarias serán empresas extranjeras.


El miércoles 15 el presidente Felipe Calderón deberá anunciar el lugar donde será construida la nueva refinería, según lo anunció él mismo el 18 de marzo pasado. Mediante este proyecto el gobierno intentará reducir las importaciones de gasolina.
Sin embargo, expertos del Comité Nacional de Estudios de la Energía (CNEE), consultados por separado, consideran que las cosas pueden complicársele al mandatario. Según ellos, los lugares con mejores condiciones técnicas son Tula y Veracruz, aunque parece que el gobierno se inclina por una solución política y tiene en la mira a Campeche, tierra de su entrañable colaborador Juan Camilo Mouriño, muerto el 4 de noviembre de 2008.
Y coinciden: es poco probable que el gobierno cumpla con el anuncio debido a que sus funcionarios no tienen todos los estudios técnicos que se requieren. Además, dicen, “tampoco ha pedido a los gobernadores interesados las especificaciones técnicas del proyecto”.

Marcos Valdés González, con una experiencia de 34 años en Pemex y participante en decenas de proyectos en las seis refinerías que hay en el país, comenta: “Y si no tienen todas las especificaciones técnicas, dudo que salga algo serio de esto… De las pasarelas con los gobernadores seguramente va a salir algo político, pero eso no es lo que el país necesita”.

Su compañero Mario Galicia, empleado de la Subdirección de Proyectos y Construcción de Pemex durante tres décadas –salió de la paraestatal en 2001–, sostiene que es poco probable que el gobierno cumpla con lo prometido. Según él, las autoridades sólo buscan “curarse en salud”; si algo sale mal, dice, culparán a los gobernadores.

Para los dos integrantes del CNEE, organismo integrado en noviembre del año pasado por trabajadores del sector energético, exlegisladores, académicos, investigadores y analistas políticos para la defensa del petróleo, el propósito de Calderón es evitar una confrontación como la que le tocó a Vicente Fox cuando intentó construir un aeropuerto en el municipio mexiquense de San Salvador Atenco.

Al tocar el punto del terreno donde se ubicaría la nueva refinería, Valdés González, ingeniero mecánico electricista, expone: “Lo que quieren hacer es que la gente se dé cuenta de que una sola refinería no basta, que se necesitan cuatro, para decir después que no hay dinero para construirlas e invitar a las compañías extranjeras”.

Incluso el líder del PAN, Germán Martínez Cázares, admitió el 25 de marzo que se busca evitar un conflicto como el de Atenco.

Galicia coincide: Si llegara a generarse un problema por el terreno, Calderón se curaría en salud y culparía a los gobernadores de no haber negociado correctamente con los pobladores afectados.

Además, dice, intenta convencer a la población de que en realidad se requieren por lo menos dos refinerías. Él sabe muy bien que Pemex no tiene el dinero y por lo tanto tendría que recurrir a empresas privadas extranjeras para que las construyan.

Campeche, opción política

El 18 de marzo de 2008 Calderón habló por primera vez de la necesidad de construir una nueva refinería; siete meses después insistió en el asunto, y durante el 71 aniversario de la nacionalización petrolera, el 18 de marzo, anunció que el miércoles 15 de abril se definiría el lugar y convocó a un foro, realizado entre el 25 y el 27 de marzo, con 10 gobernadores interesados en el proyecto: los de Guanajuato, Puebla, Tamaulipas, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Tlaxcala, Tabasco Veracruz e Hidalgo.

Valdés González insiste en que lo prioritario es definir el terreno para construir la refinería. Su extensión debe ser de entre 500 y 650 hectáreas. Y se pregunta: “¿Dónde la van a hacer.” El problema, dice, es que la tierra está dividida en “pequeños pedacitos”; suponiendo que cada ejidatario tenga dos hectáreas, “necesitaríamos convencer a entre 300 y 450 ejidatarios. ¡Ese es el problema!”.

En el foro de análisis sobre la nueva refinería donde participaron los mandatarios de los 10 estados interesados en ese proyecto, el gobernador de Hidalgo, Miguel Ángel Osorio Chong, ofreció aportar recursos para la adquisición de los terrenos que se requieran, mientras que su homólogo de Campeche, Juan Carlos Hurtado Valdés, expuso que su administración está dispuesta a aportar el terreno, así como el agua potable y la energía eléctrica.

De acuerdo con el Estudio de viabilidad para construir la nueva refinería en México, entregado por Pemex a la Cámara de Dipu-tados el 30 de julio de 2008, Campeche tiene sólo una ventaja sobre los otros nueve estados: su cercanía con la materia prima, el crudo pesado y extrapesado que se extrae de los yacimientos de Cantarell.

Pero también representa varios factores en contra. Uno de éstos es la lejanía de los principales centros de demanda de gasolina, diesel y turbosina, elementos que produce cualquier refinería. Así mismo, la falta de infraestructura para el transporte obligaría a instalar nuevos ductos para el traslado del crudo y poliductos para las sustancias refinadas. Todo esto, según el informe, tendría un costo de mil 500 millones de dólares.

Mario Galicia reitera que el lugar para la nueva refinería Pemex debe contar con todas las especificaciones técnicas: hasta el momento la paraestatal no las ha ofrecido.

Y enfatiza: “Campeche no tiene la infraestructura. Si las autoridades determinan que la obra se haga ahí, estarán optando por una decisión política.

“Creo que puede hacerse ahí por la operación política que realizó Juan Camilo Mouriño en ese estado. Se sabe, por ejemplo, que las autoridades se reunían periódicamente con empresarios españoles de la industria energética. No es descabellado pensar que están pensando en Campeche.”

Y aunque Galicia insiste en que la suya es sólo “una apreciación personal”, hay datos que la hacen creíble. El martes 7, Calderón visitó sorpresivamente Campeche para acompañar a su esposa Margarita Zavala en la inauguración de un hospital en la capital del estado: incluso dijo que estaba “de colado” en la gira.

Ese día, el gobernador Hurtado Valdés enumeró las bondades de Campeche que, dijo, tiene una hacienda pública sana y un megaproyecto en materia turística; también agradeció “el determinante” apoyo de Calderón para lograr lo anterior y cerró su discurso con la frase: “Esperamos la joya de la corona; la refinería.”

El reto

Marcos Valdés González enumera los requisitos a considerar para la construcción de la refinería.

El primero, asegura, es que el lugar esté pegado al mar; también debe tomarse en cuenta que la materia prima –el crudo– viene del sureste. El segundo, dice, es tener presentes los lugares donde se distribuirán los productos refinados (gasolina, diesel y turbosina). Agrega que, de acuerdo con un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las zonas que más han crecido y por lo tanto tienen la mayor demanda de estos productos son el centro del país y el norponiente, que abarca los estados de Jalisco, San Luis Potosí y Aguascalientes.

En tercer lugar, explica, es que el agua que se requiere debe ser dulce, de preferencia; y en cuarto lugar, el predio, además de extenso, debe estar alejado de una zona sísmica –“si yo fuera el director de Pemex no tomaría en cuenta Guerrero o Michoacán, dice el especialista–, además debe ser plano y estar protegido contra los ciclones paras evitar que los vientos tumben los tanques de almacenamiento.

Experto en la construcción de refinerías, Valdés González dice que hace dos décadas que no se construye una. Las seis que existen: Tula (Hidalgo), Salina Cruz (Oaxaca), Madero (Tamaulipas), Altamira (Tamaulipas), Minatitlán (Veracruz) y Cadereyta (Nuevo León) sólo producen 60% de la demanda de la gasolina en el país, el resto se tiene que importar.
En la actualidad, Pemex extrae del subsuelo 3 millones de barriles de crudo diarios, pero parte del combustible se exporta a Estados Unidos debido los compromisos contraídos por México para que éste abastezca sus reservas, sostienen los entrevistados. De esos 3 millones de barriles, la mitad se procesa en las seis refinerías.

Dice Valdés González: “No trabajar al 100% las refinerías es un error político del gobierno. Se cree que México es un país petrolero y apenas genera 1% del petróleo a nivel mundial. Por si fuera poco, ese 1% es explotado de manera irracional porque México se comprometió con Estados Unidos y otros países a producir diariamente 3 millones de barriles de crudo.

“Además, sólo usamos las refinerías al 80% de su capacidad. Ello se debe a que para el gobierno es más fácil exportar y recibir el pago en uno o dos meses que procesar y vender la gasolina. Y este es un error gravísimo. Como ejemplo tenemos a Japón, que sin ser productor de crudo tiene 30 refinerías para procesar su gasolina.”

Para él, México necesita no una, sino cuatro refinerías más. Cada una deberá procesar 300 mil barriles diarios, pero el gobierno ofrece construir sólo una.

A ese uso “irracional” del crudo se suma, dice Valdés González, un problema de concepto en lo relativo al tipo de refinería que el país requiere. Las hay de dos clases: de coquización, que operan con gas natural, como las de Cadereyta y Madero; y las energéticas, como las de Tula, Salina Cruz, Altamira y Minatitlán.

Y aun cuando las de coquización producen más gasolina en México, no son la mejor opción, ya que el país no cuenta con suficiente gas natural, por lo que se tiene que importar. Pero el gobierno anunció que la nueva refinería será precisamente de este tipo.
La razón: “El gobierno tiene compromisos de compra de gas con otros países, tiene el negocio de gas natural de importación, tienen amarrados contratos para comprar gas”, añade Valdés González.

Y pone un ejemplo. En octubre de 2007, Pemex firmó un contrato por 183 mil millones de pesos con la empresa española Repsol para traer gas peruano que se utiliza en una planta eléctrica que se construye en Manzanillo. Así mismo, explica, los “residuos” de estas refinerías coquizadoras se venden a las empresas cementeras.

Por lo que respecta a las refinerías energéticas, el entrevistado asegura que son la mejor opción para México. Además de que no requieren gas natural, el residuo que dejan –llamado combustóleo– se puede trasladar a las termoeléctricas y así el costo de la producción de energía eléctrica se reduce 50%.

Contratos a modo

El integrante del CNEE sostiene que México prefiere que compañías extranjeras produzcan la energía eléctrica que se requiere en el país y deja a un lado a la Comisión Federal de Electricidad. Esta es, insiste, una de las razones por las que intenta construir una refinería coquizadora y no una energética.

Según Valdés González, para hacer una refinería de coquización se requieren 8 mil millones de dólares, aunque el gobierno asegura que se necesitan 10 mil millones de dólares; para una energética se requieren sólo 6 mil millones de dólares.
“El gobierno considera que están comprando una instalación sencilla, pero están muy equivocados porque una refinería es un asunto muy complejo”, sostiene.

En el fondo lo que las autoridades se proponen es contratar a compañías extranjeras mediante los llamados “contratos de llave en mano” que implican traer todo del extranjero: ingeniería, dirección del proyecto, mano de obra, etcétera. Son los casos de Cadereyta, cuya reconfiguración realizada entre 1996 y 2001 estuvo a cargo de empresas coreanas, y la de Minatitlán, cuyos trabajos empezaron en 2001 y debieron concluir en abril de 2008.

En el caso de Minatitlán ese retraso ha significado cuantiosas pérdidas para la paraestatal. En su informe de la cuenta pública de 2007, la Auditoría Superior de la Federación apunta que “sólo por concepto de las gasolinas no vendidas la refinería ha dejado de producir 59 mil barriles diarios, que equivalen a 53 mil 492 millones de pesos”; a ello debe sumarse “la significativa salida de divisas por concepto de importación”, asienta el documento.

Mario Galicia explica que hay otro problema por el cual las seis refinerías sólo trabajan al 80%: la merma en la producción de crudo. Relata que en el sexenio de Ernesto Zedillo, cuando Adrián Lajous era director de Pemex, se contrataron plantas de nitrógeno para inyectarle a los pozos y seguir sacando a presión más crudo.

Con ese recurso, utilizado en los yacimientos de Cantarell, la producción se redujo 50% porque en mediante ese proceso ese encapsula parte del petróleo, dice el especialista. Los contratos se hicieron con Rusia por 10 o 20 años, agrega Galicia.

Los miembros de la CNEE sostienen que el gobierno de Calderón insiste en contratar sólo a compañías extranjeras en los trabajos de exploración y perforación de pozos, así como en la construcción de nuevas refinerías. Quizá opte por dos, consideran Valdés González y Galicia.

*Tomado de la revista Proceso.

1 Comments:

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