Elecciones 2009: Las listas de la sucesión*
Tomados de La Jornada, Hernández, Helguera, ElFisgón y Rocha.
JENARO VILLAMIL
MEXICO, D.F., 31 de marzo (apro).- Una primera lectura de las listas de candidatos a diputados plurinominales de los tres principales partidos –el PAN todavía hace los últimos amarres, mientras Germán Martínez se transforma en un dirigente bloguero--, nos retrata la forma en la que los precandidatos presidenciales mueven sus piezas, buscan ganar fuero para sus colaboradores o extender su influencia. No reflejan un proyecto legislativo, sino una ambición sucesoria.
El caso más representativo son las listas del PRI. Desde ahora, los tres principales precandidatos –Beatriz Paredes, Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones-- perfilan a sus equipos desde la Cámara de Diputados.
Los priistas gobiernan 18 entidades, aspiran a gobernar 20 con el triunfo este año en dos entidades más, y buscan remontar la precaria condición de tercera fuerza legislativa en la que los dejó el desastre de la campaña presidencial de Roberto Madrazo en 2006. Sus encuestas hablan de que pueden llegar a tener entre 35 y 40% de las preferencias electorales –dependiendo del nivel de abstencionismo--, siempre y cuando no acaben divididos y confrontados como les sucedió en 2000, 2003 y 2006.
Beatriz Paredes, fiel al viejo estilo, no aclara si pretende ser la coordinadora de la bancada del PRI, pero se incluyó en la posición dos de la cuarta circunscripción. Otras figuras de su equipo que tienen posibilidades de llegar son: Francisco Rojas, presidente de la Fundación Colosio; Humberto Lepe, colaborador añejo de la tlaxcalteca; Estela Ponce, Cruz López Aguilar, dirigente de la CNC; Jorge Carlos Ramírez Marín, priista yucateco que dirige el ICADEP, y Sebastián Lerdo de Tejada, actual representante del PRI en el IFE, entre otros.
Peña Nieto, el góber boy, logró colocar a dos cercanísimos colaboradores cuya trayectoria habla del renacimiento del Grupo Atlacomulco como camarilla que va en busca del poder. En el primer lugar de la quinta circunscripción está su secretario general de Gobierno, Humberto Benítez Treviño, personaje formado en el hankismo, al igual que Ernesto Enríquez Rubio, investigado por presunto lavado de dinero en Costa Rica en 1996, y Luis Videgaray, otro golden boy de la era montielista, que repitió como secretario de Finanzas en el gabinete de Peña Nieto. Por la vía del voto mayoritario, el exgobernador Emilio Chuayfett prácticamente retornará a la Cámara de Diputados.
Manlio Fabio Beltrones, impulsó a su secretario privado, Canek Vázquez, líder del Frente Juvenil Revolucionario; a María Esther Sherman, cuadro priista y es esposa de Marco Antonio Bernal, y Felipe Solís Acero, exsecretario general del IFE. También está su socio en la consultoría Aregional, el economista Alberto Cano Vélez.
Otros gobernadores impulsaron o vetaron, pero se impuso la fuerza corporativa y el pedigree de algunos jóvenes, como en los casos de Federico Madrazo, hijo del excandidato presidencial; Alejandro Murat, hijo del exgobernador de Oaxaca; Claudia Ruiz Massieu, hija del asesinado secretario general del PRI, Francisco Ruiz Massieu, y sobrina de Carlos Salinas de Gortari. El cuestionado dirigente ferrocarrilero Víctor Flores logró una posición privilegiada, al igual que Nicolás Calleja, veracruzano vinculado al SNTE.
Entre los vetos más delicados está el que Ivonne Ortega, gobernadora de Yucatán, aplicó contra Dulce María Sauri, exmandataria y exdirigente nacional del partido. Su ausencia en las listas priistas es lamentable no sólo por su sólida experiencia legislativa, sino por el hecho de que Televisa también se cobró así la batalla que Sauri dio el día de la aprobación de la Ley Televisa en el Senado.
En el camino se quedaron también varios exgobernadores que, en 2006, aspiraron a ser candidatos presidenciales, como Tomás Yarrington o Manuel Ángel Núñez Soto.
En el PRD, los Chuchos, la corriente hegemónica en la estructura burocrática, pero no en las urnas, se cobró superrota frente a otras corrientes, en especial frente a Izquierda Unida y ante Marcelo Ebrard, a quien le vetaron varias propuestas, sobre todo la de su tutor Manuel Camacho Solís. Jesús Zambrano, pareja y socio de Jesús Ortega en la misma corriente, se reservó una posición privilegiada, al igual que Víctor Hugo Círigo, hermano de René Islas y adversario de Ebrard desde la Asamblea Legislativa.
La mayoría de las corrientes restantes quedó en posiciones desventajosas. Andrés Manuel López Obrador apoyó a Juventino Castro, pero las mezquindades internas impidieron que entre los "externos" se aprobara al ministro Genaro Góngora y a la escritora Guadalupe Loaeza.
Los Chuchos impulsaron a Enoé Uranga, candidata externa de la diversidad sexual, cuya táctica se basó en bloquear a otros candidatos del movimiento lésbico-gay. Caso sintomático de veto fue el que vivió el
exdirigente nacional y exgobernador de Baja California, Leonel Cota, quien amenaza con irse al PT.
En el caso del PAN, las disputas no han acabado. El eje calderonista pretende imponer a sus principales figuras en las primeras posiciones. César Nava, su exsecretario particular, José Carlos Lara Hinojosa, primo hermano del primer mandatario, y posiblemente la secretaria de Educación, Josefina Vázquez, se colocarán en las primeras posiciones.
Por ahora, el operador más hábil parece ser Francisco Ramírez Acuña, exgobernador de Jalisco y efímero secretario de Gobernación, quien parece perfilarse ya como una especie de "caballo negro" por adelantado en la contienda por la nominación presidencial del PAN. Los foxistas se sienten aislados y vetados. La rebelión reciente del exgobernador de Morelos, Sergio Estrada Cajigal, de triste memoria por sus excesos y acusaciones en su contra, pretende ser una disputa con lo que él llama "la sagrada familia". Al parecer, se refirió a los militantes provenientes de la ultraderecha, pero también otros leyeron entre líneas que "la sagrada familia" también opera desde Los Pinos.
Email: jenarovi@yahoo.com.mx
*Tomado de la revista Proceso.
MEXICO, D.F., 31 de marzo (apro).- Una primera lectura de las listas de candidatos a diputados plurinominales de los tres principales partidos –el PAN todavía hace los últimos amarres, mientras Germán Martínez se transforma en un dirigente bloguero--, nos retrata la forma en la que los precandidatos presidenciales mueven sus piezas, buscan ganar fuero para sus colaboradores o extender su influencia. No reflejan un proyecto legislativo, sino una ambición sucesoria.
El caso más representativo son las listas del PRI. Desde ahora, los tres principales precandidatos –Beatriz Paredes, Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones-- perfilan a sus equipos desde la Cámara de Diputados.
Los priistas gobiernan 18 entidades, aspiran a gobernar 20 con el triunfo este año en dos entidades más, y buscan remontar la precaria condición de tercera fuerza legislativa en la que los dejó el desastre de la campaña presidencial de Roberto Madrazo en 2006. Sus encuestas hablan de que pueden llegar a tener entre 35 y 40% de las preferencias electorales –dependiendo del nivel de abstencionismo--, siempre y cuando no acaben divididos y confrontados como les sucedió en 2000, 2003 y 2006.
Beatriz Paredes, fiel al viejo estilo, no aclara si pretende ser la coordinadora de la bancada del PRI, pero se incluyó en la posición dos de la cuarta circunscripción. Otras figuras de su equipo que tienen posibilidades de llegar son: Francisco Rojas, presidente de la Fundación Colosio; Humberto Lepe, colaborador añejo de la tlaxcalteca; Estela Ponce, Cruz López Aguilar, dirigente de la CNC; Jorge Carlos Ramírez Marín, priista yucateco que dirige el ICADEP, y Sebastián Lerdo de Tejada, actual representante del PRI en el IFE, entre otros.
Peña Nieto, el góber boy, logró colocar a dos cercanísimos colaboradores cuya trayectoria habla del renacimiento del Grupo Atlacomulco como camarilla que va en busca del poder. En el primer lugar de la quinta circunscripción está su secretario general de Gobierno, Humberto Benítez Treviño, personaje formado en el hankismo, al igual que Ernesto Enríquez Rubio, investigado por presunto lavado de dinero en Costa Rica en 1996, y Luis Videgaray, otro golden boy de la era montielista, que repitió como secretario de Finanzas en el gabinete de Peña Nieto. Por la vía del voto mayoritario, el exgobernador Emilio Chuayfett prácticamente retornará a la Cámara de Diputados.
Manlio Fabio Beltrones, impulsó a su secretario privado, Canek Vázquez, líder del Frente Juvenil Revolucionario; a María Esther Sherman, cuadro priista y es esposa de Marco Antonio Bernal, y Felipe Solís Acero, exsecretario general del IFE. También está su socio en la consultoría Aregional, el economista Alberto Cano Vélez.
Otros gobernadores impulsaron o vetaron, pero se impuso la fuerza corporativa y el pedigree de algunos jóvenes, como en los casos de Federico Madrazo, hijo del excandidato presidencial; Alejandro Murat, hijo del exgobernador de Oaxaca; Claudia Ruiz Massieu, hija del asesinado secretario general del PRI, Francisco Ruiz Massieu, y sobrina de Carlos Salinas de Gortari. El cuestionado dirigente ferrocarrilero Víctor Flores logró una posición privilegiada, al igual que Nicolás Calleja, veracruzano vinculado al SNTE.
Entre los vetos más delicados está el que Ivonne Ortega, gobernadora de Yucatán, aplicó contra Dulce María Sauri, exmandataria y exdirigente nacional del partido. Su ausencia en las listas priistas es lamentable no sólo por su sólida experiencia legislativa, sino por el hecho de que Televisa también se cobró así la batalla que Sauri dio el día de la aprobación de la Ley Televisa en el Senado.
En el camino se quedaron también varios exgobernadores que, en 2006, aspiraron a ser candidatos presidenciales, como Tomás Yarrington o Manuel Ángel Núñez Soto.
En el PRD, los Chuchos, la corriente hegemónica en la estructura burocrática, pero no en las urnas, se cobró superrota frente a otras corrientes, en especial frente a Izquierda Unida y ante Marcelo Ebrard, a quien le vetaron varias propuestas, sobre todo la de su tutor Manuel Camacho Solís. Jesús Zambrano, pareja y socio de Jesús Ortega en la misma corriente, se reservó una posición privilegiada, al igual que Víctor Hugo Círigo, hermano de René Islas y adversario de Ebrard desde la Asamblea Legislativa.
La mayoría de las corrientes restantes quedó en posiciones desventajosas. Andrés Manuel López Obrador apoyó a Juventino Castro, pero las mezquindades internas impidieron que entre los "externos" se aprobara al ministro Genaro Góngora y a la escritora Guadalupe Loaeza.
Los Chuchos impulsaron a Enoé Uranga, candidata externa de la diversidad sexual, cuya táctica se basó en bloquear a otros candidatos del movimiento lésbico-gay. Caso sintomático de veto fue el que vivió el
exdirigente nacional y exgobernador de Baja California, Leonel Cota, quien amenaza con irse al PT.
En el caso del PAN, las disputas no han acabado. El eje calderonista pretende imponer a sus principales figuras en las primeras posiciones. César Nava, su exsecretario particular, José Carlos Lara Hinojosa, primo hermano del primer mandatario, y posiblemente la secretaria de Educación, Josefina Vázquez, se colocarán en las primeras posiciones.
Por ahora, el operador más hábil parece ser Francisco Ramírez Acuña, exgobernador de Jalisco y efímero secretario de Gobernación, quien parece perfilarse ya como una especie de "caballo negro" por adelantado en la contienda por la nominación presidencial del PAN. Los foxistas se sienten aislados y vetados. La rebelión reciente del exgobernador de Morelos, Sergio Estrada Cajigal, de triste memoria por sus excesos y acusaciones en su contra, pretende ser una disputa con lo que él llama "la sagrada familia". Al parecer, se refirió a los militantes provenientes de la ultraderecha, pero también otros leyeron entre líneas que "la sagrada familia" también opera desde Los Pinos.
Email: jenarovi@yahoo.com.mx
*Tomado de la revista Proceso.
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