Optimismo fantasioso*
Tomado de La Jornada, Rocha.
CARLOS ACOSTA CóRDOVA
"Este texto está publicado en el número 1677 de la revista Proceso, que ya está en circulación".
Los indicadores del Inegi y de la CEPAL son inapelables y muestran que la recesión económica ya llegó al país. Pero el gobierno mexicano, con el presidente Calderón y Agustín Carstens a la cabeza, insisten en un optimismo infundado, contrario a la realidad: desempleo, freno industrial, cartera crediticia vencida... es decir, muy cerca de la debacle.
La economía se derrumba, el desempleo crece, el consumo se paraliza. Miles de mexicanos se suman cada día a las filas de quienes no pueden pagar sus deudas. Los salarios, indefensos ante una inflación que no deja de subir. Entre los empresarios crece la angustia: sus negocios están en riesgo y reclaman al gobierno acciones urgentes para enfrentar la crisis.
Organismos internacionales advierten: por su dependencia extrema de Estados Unidos, México será el país más dañado. Pero el gobierno federal no cede. "Todavía es prematuro decir que hay recesión en México", dijo el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, el jueves 18.
Y el presidente Felipe Calderón, el mismo día: "El mundo vive momentos difíciles en lo económico", pero México sabrá aminorar los impactos de esa situación, pues "hemos hecho la tarea, hemos conducido con responsabilidad las finanzas públicas".
Horas antes, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentó su más reciente balance de las economías de la región y las expectativas para el futuro inmediato: Con apenas un crecimiento económico de 0.5%, México será el país con el peor desempeño de América Latina en 2009, y ello se traducirá, sin duda, en un incremento importante en el desempleo y la informalidad, y en menores niveles de bienestar para la población de más bajos recursos.
Como ya ocurrió este año, en el que México, según las cifras de la Cepal, tuvo uno de los peores comportamientos: cuando mucho crecerá 1.8%, muy por debajo del 4.6% promedio de las economías de la región, con excepción de Haití, que sólo creció 1.5% en 2008.
Por la cercanía y dependencia tan estrecha con Estados Unidos, México vivirá la peor situación en los próximos meses, hecho que ya se está reflejando en una severa baja en la producción industrial, alertó el organismo. Y, en efecto, apenas el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que ésta registró en octubre la caída más pronunciada, de 2.7% anual, como resultado de los descensos observados en los cuatro grandes sectores que componen la actividad industrial. Es la séptima baja consecutiva.
Así, la industria de la minería cayó 5.2% debido a la reducción de 6.5% en la producción petrolera. La construcción bajó 2.9% en octubre; la industria manufactureras disminuyó 2.2%, y el sector de electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final descendió 0.2%.
Los analistas señalan que la caída de la producción industrial en octubre, de 2.7%, fue peor que la prevista, de 2.1%. Y coinciden en que el principal ingrediente del continuo descenso en ese rubro ha sido el freno de la industria automotriz.
Analistas de BBVA señalan: "El rápido deterioro de la industria automotriz (tres meses consecutivos con caídas anuales), aunado a la probable afectación de armadoras estadunidenses, hace difícil prever un panorama optimista para esa industria en los primeros meses de 2009. Es previsible que esa industria se vea afectada en mayor medida en los siguientes meses al estar estrechamente vinculada con el ciclo industrial en Estados Unidos y por la coyuntura actual del sector en particular".
Al respecto, el año no cerrará nada bien para la industria automotriz en el país, sobre todo para la parte laboral, pues las principales armadoras -Ford, General Motors y Chrysler- han anunciado ya recortes de personal que perjudicarán a por lo menos mil 700 trabajadores.
Ford, por ejemplo, anunció la liquidación de 600 empleados de su planta de Cuautitlán, Estado de México, con el argumento de la readaptación de infraestructuras y tecnología para fabricar el nuevo Fiesta hasta 2010. Chrysler, en su caso, tendrá 800 plazas menos en su planta de Saltillo y cerca de 175 puestos menos en sus oficinas corporativas. Por su parte, General Motors mantendrá la figura de paros técnicos, para evitar la sobreproducción y enfrentar el desplome de las ventas, tanto las del país, como las de exportación.
En menor proporción, Volkswagen de México anunció que despedirá a 111 trabajadores eventuales, con lo que suman ya 357 los empleados que este año no renovaron contrato en dicha empresa.
Pero los empresarios de la industria automotriz son aún más pesimistas. La Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) espera, al cierre de este mes, una caída en sus ventas de hasta 22% respecto de diciembre de 2007, y prevé que para 2009 apenas se venderán unas 900 mil unidades, lo que significará una disminución de 15% en las ventas.
Y una de las causas de la baja en las ventas de este año, dicen los distribuidores, es la reducción de 10% en el otorgamiento de créditos bancarios entre enero y octubre, que podría seguir bajando en los próximos meses.
El desempleo por venir
El viernes 19, el Inegi dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras: destaca una caída de 1.3% en el valor de la producción de dichas empresas como consecuencia de la disminución de obras (viviendas, escuelas, edificios para la industria, comercio, servicios, hospitales y clínicas, e inmuebles para recreación y esparcimiento) y por la baja en las construcciones relacionadas con la industria del petróleo y la petroquímica.
También el personal ocupado en el conjunto de empresas de la construcción disminuyó 2.6% en octubre pasado.
Y si eso pasa en la industria de la construcción, en el sector manufacturero -ambas, las actividades que más empleo dan- las cosas van de mal en peor. En octubre, los empleos, las remuneraciones y las jornadas laborales en el sector volvieron a bajar, según reportó el viernes 19 el Inegi.
El personal ocupado en la industria manufacturera tuvo una caída anual de 2.8% en noviembre, luego de haber descendido 2% en agosto y 2.6% en octubre. Pero les va peor a los obreros, cuyo número disminuyó 3.2% en octubre y 3.6% en noviembre. El número de empleados bajó 1.2% en octubre y 1% en noviembre.
Pero la pérdida de empleos no es privativa de esos dos sectores. Es en todos y de manera creciente, como informó el propio Inegi el mismo viernes 19: la tasa de desempleo en noviembre fue de 4.47%. Es decir, casi 2 millones 50 mil personas en desempleo abierto. La tasa más alta desde la peor crisis económica del país, que se inició con la megadevaluación del peso en diciembre de 1994 y propició un desplome de más de 6% del Producto Interno Bruto en 1995.
Por ahora el desplome de la economía no llega a esos niveles, pero el desempleo es crítico, pues a esas poco más de 2 millones de personas hay que agregar otras 2.5 millones que reportaron haber trabajado menos de 15 horas al momento en que se les aplicó la encuesta; también, los 3 millones de subocupados y los más de 4 millones que se hallan en alguna de estas condiciones: quienes trabajan y no reciben remuneración, quienes trabajan y ganan menos de un salario mínimo, o quienes ganan hasta dos salarios mínimos (no más de 105 pesos diarios) pero trabajan más de 48 horas semanales.
Todos ellos, más casi 12 millones de informales, dan un cuadro más completo y crudo de la realidad del empleo en México que la sola tasa de 4.47% de desempleo abierto.
Y una de las consecuencias de esos problemas con el empleo es el explosivo aumento de la morosidad que se viene registrando entre usuarios de la banca. La semana pasada, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores dio cuenta de cómo la gente ya no puede pagar sus deudas con los bancos.
En el caso del crédito al consumo, rubro en el que se incluyen las tarjetas de crédito, la morosidad aumentó de 13 mil 577 millones de pesos en diciembre de 2007, a 41 mil 254 millones en noviembre de este año. El aumento fue de casi 204% en 11 meses. Y el próximo año la situación se agravará por la caída del poder de compra de los salarios.
Apenas el jueves 18, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos acordó un incremento general de 4.6% a los salarios mínimos, que entrará en vigor el próximo 1 de enero e implica un aumento promedio diario de 2 pesos con 50 centavos. Ni para un viaje en Metrobús o en micro.
Y aunque oficialmente se diga que el salario mínimo sólo es un concepto "de referencia" para muchas cosas pero no para dimensionar los ingresos de los mexicanos, la realidad es que el grueso de la población trabajadora vive en función del mínimo.
Según los datos más recientes del Inegi, de 43.6 millones de personas que trabajan en el país, 5.1 millones perciben hasta un salario mínimo. Otros 8.7 millones perciben de uno a dos mínimos. Quienes ganan más de dos y hasta tres mínimos son 10.25 millones de personas, y quienes perciben más de tres y hasta cinco mínimos son 7.4 millones de trabajadores.
Eso quiere decir que los más "afortunados", es decir, quienes ganan hasta cinco salarios mínimos, verán aumentar su ingreso diario en 12 pesos con 50 centavos en promedio; en el otro extremo, quienes ganan sólo un salario mínimo se quedarán con un aumento diario promedio de 2 pesos con 50 centavos máximo. Al mes, ¡75 pesos más!
De hecho, el aumento de 4.6% a los mínimos para 2009 ya quedó anulado, pues la inflación esperada para ese año -según la más reciente encuesta del Banco de México sobre las expectativas de los especialistas del sector privado, del país y del extranjero, y de la cual dio a conocer sus resultados el viernes 19- andará en un rango superior a 4.5%.
Esos mismos especialistas estiman -en un hecho inédito en las encuestas de este tipo que hace el banco central- que la economía mexicana no sólo no crecerá, sino que se contraerá 0.11%. Y, peor, que sólo se generarán 81 mil empleos nuevos.
En este contexto, la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) consideró que la caída constante en la actividad industrial es prueba de que se inició ya en México el tránsito a la recesión, que "será la más difícil" que haya vivido el país en las últimas décadas.
Por su parte, el Consejo Coordinador Empresarial, el organismo cúpula de la iniciativa privada del país, dio muestras de nerviosismo: su presidente, Armando Paredes, urgió el jueves 18 al presidente Calderón a convocar, de manera urgente, a todos los sectores para hacer frente a la crisis de una manera más coordinada y eficiente, y proteger la planta productiva y el empleo.
Incrédulos del optimismo gubernamental, los propios senadores iniciarán el 27 de enero una serie de foros en los que se analizarán las medidas más apropiadas para enfrentar la crisis.
Pero parece que esta crisis no la ve aquí el gobierno, con todo y que la realidad muestra cotidianamente lo contrario, y por mucho que haya dicho el presidente Calderón -en Brasil, el martes 16-, que "el mundo está al borde de una recesión generalizada".
"Este texto está publicado en el número 1677 de la revista Proceso, que ya está en circulación".
Los indicadores del Inegi y de la CEPAL son inapelables y muestran que la recesión económica ya llegó al país. Pero el gobierno mexicano, con el presidente Calderón y Agustín Carstens a la cabeza, insisten en un optimismo infundado, contrario a la realidad: desempleo, freno industrial, cartera crediticia vencida... es decir, muy cerca de la debacle.
La economía se derrumba, el desempleo crece, el consumo se paraliza. Miles de mexicanos se suman cada día a las filas de quienes no pueden pagar sus deudas. Los salarios, indefensos ante una inflación que no deja de subir. Entre los empresarios crece la angustia: sus negocios están en riesgo y reclaman al gobierno acciones urgentes para enfrentar la crisis.
Organismos internacionales advierten: por su dependencia extrema de Estados Unidos, México será el país más dañado. Pero el gobierno federal no cede. "Todavía es prematuro decir que hay recesión en México", dijo el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, el jueves 18.
Y el presidente Felipe Calderón, el mismo día: "El mundo vive momentos difíciles en lo económico", pero México sabrá aminorar los impactos de esa situación, pues "hemos hecho la tarea, hemos conducido con responsabilidad las finanzas públicas".
Horas antes, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentó su más reciente balance de las economías de la región y las expectativas para el futuro inmediato: Con apenas un crecimiento económico de 0.5%, México será el país con el peor desempeño de América Latina en 2009, y ello se traducirá, sin duda, en un incremento importante en el desempleo y la informalidad, y en menores niveles de bienestar para la población de más bajos recursos.
Como ya ocurrió este año, en el que México, según las cifras de la Cepal, tuvo uno de los peores comportamientos: cuando mucho crecerá 1.8%, muy por debajo del 4.6% promedio de las economías de la región, con excepción de Haití, que sólo creció 1.5% en 2008.
Por la cercanía y dependencia tan estrecha con Estados Unidos, México vivirá la peor situación en los próximos meses, hecho que ya se está reflejando en una severa baja en la producción industrial, alertó el organismo. Y, en efecto, apenas el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que ésta registró en octubre la caída más pronunciada, de 2.7% anual, como resultado de los descensos observados en los cuatro grandes sectores que componen la actividad industrial. Es la séptima baja consecutiva.
Así, la industria de la minería cayó 5.2% debido a la reducción de 6.5% en la producción petrolera. La construcción bajó 2.9% en octubre; la industria manufactureras disminuyó 2.2%, y el sector de electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final descendió 0.2%.
Los analistas señalan que la caída de la producción industrial en octubre, de 2.7%, fue peor que la prevista, de 2.1%. Y coinciden en que el principal ingrediente del continuo descenso en ese rubro ha sido el freno de la industria automotriz.
Analistas de BBVA señalan: "El rápido deterioro de la industria automotriz (tres meses consecutivos con caídas anuales), aunado a la probable afectación de armadoras estadunidenses, hace difícil prever un panorama optimista para esa industria en los primeros meses de 2009. Es previsible que esa industria se vea afectada en mayor medida en los siguientes meses al estar estrechamente vinculada con el ciclo industrial en Estados Unidos y por la coyuntura actual del sector en particular".
Al respecto, el año no cerrará nada bien para la industria automotriz en el país, sobre todo para la parte laboral, pues las principales armadoras -Ford, General Motors y Chrysler- han anunciado ya recortes de personal que perjudicarán a por lo menos mil 700 trabajadores.
Ford, por ejemplo, anunció la liquidación de 600 empleados de su planta de Cuautitlán, Estado de México, con el argumento de la readaptación de infraestructuras y tecnología para fabricar el nuevo Fiesta hasta 2010. Chrysler, en su caso, tendrá 800 plazas menos en su planta de Saltillo y cerca de 175 puestos menos en sus oficinas corporativas. Por su parte, General Motors mantendrá la figura de paros técnicos, para evitar la sobreproducción y enfrentar el desplome de las ventas, tanto las del país, como las de exportación.
En menor proporción, Volkswagen de México anunció que despedirá a 111 trabajadores eventuales, con lo que suman ya 357 los empleados que este año no renovaron contrato en dicha empresa.
Pero los empresarios de la industria automotriz son aún más pesimistas. La Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) espera, al cierre de este mes, una caída en sus ventas de hasta 22% respecto de diciembre de 2007, y prevé que para 2009 apenas se venderán unas 900 mil unidades, lo que significará una disminución de 15% en las ventas.
Y una de las causas de la baja en las ventas de este año, dicen los distribuidores, es la reducción de 10% en el otorgamiento de créditos bancarios entre enero y octubre, que podría seguir bajando en los próximos meses.
El desempleo por venir
El viernes 19, el Inegi dio a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Empresas Constructoras: destaca una caída de 1.3% en el valor de la producción de dichas empresas como consecuencia de la disminución de obras (viviendas, escuelas, edificios para la industria, comercio, servicios, hospitales y clínicas, e inmuebles para recreación y esparcimiento) y por la baja en las construcciones relacionadas con la industria del petróleo y la petroquímica.
También el personal ocupado en el conjunto de empresas de la construcción disminuyó 2.6% en octubre pasado.
Y si eso pasa en la industria de la construcción, en el sector manufacturero -ambas, las actividades que más empleo dan- las cosas van de mal en peor. En octubre, los empleos, las remuneraciones y las jornadas laborales en el sector volvieron a bajar, según reportó el viernes 19 el Inegi.
El personal ocupado en la industria manufacturera tuvo una caída anual de 2.8% en noviembre, luego de haber descendido 2% en agosto y 2.6% en octubre. Pero les va peor a los obreros, cuyo número disminuyó 3.2% en octubre y 3.6% en noviembre. El número de empleados bajó 1.2% en octubre y 1% en noviembre.
Pero la pérdida de empleos no es privativa de esos dos sectores. Es en todos y de manera creciente, como informó el propio Inegi el mismo viernes 19: la tasa de desempleo en noviembre fue de 4.47%. Es decir, casi 2 millones 50 mil personas en desempleo abierto. La tasa más alta desde la peor crisis económica del país, que se inició con la megadevaluación del peso en diciembre de 1994 y propició un desplome de más de 6% del Producto Interno Bruto en 1995.
Por ahora el desplome de la economía no llega a esos niveles, pero el desempleo es crítico, pues a esas poco más de 2 millones de personas hay que agregar otras 2.5 millones que reportaron haber trabajado menos de 15 horas al momento en que se les aplicó la encuesta; también, los 3 millones de subocupados y los más de 4 millones que se hallan en alguna de estas condiciones: quienes trabajan y no reciben remuneración, quienes trabajan y ganan menos de un salario mínimo, o quienes ganan hasta dos salarios mínimos (no más de 105 pesos diarios) pero trabajan más de 48 horas semanales.
Todos ellos, más casi 12 millones de informales, dan un cuadro más completo y crudo de la realidad del empleo en México que la sola tasa de 4.47% de desempleo abierto.
Y una de las consecuencias de esos problemas con el empleo es el explosivo aumento de la morosidad que se viene registrando entre usuarios de la banca. La semana pasada, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores dio cuenta de cómo la gente ya no puede pagar sus deudas con los bancos.
En el caso del crédito al consumo, rubro en el que se incluyen las tarjetas de crédito, la morosidad aumentó de 13 mil 577 millones de pesos en diciembre de 2007, a 41 mil 254 millones en noviembre de este año. El aumento fue de casi 204% en 11 meses. Y el próximo año la situación se agravará por la caída del poder de compra de los salarios.
Apenas el jueves 18, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos acordó un incremento general de 4.6% a los salarios mínimos, que entrará en vigor el próximo 1 de enero e implica un aumento promedio diario de 2 pesos con 50 centavos. Ni para un viaje en Metrobús o en micro.
Y aunque oficialmente se diga que el salario mínimo sólo es un concepto "de referencia" para muchas cosas pero no para dimensionar los ingresos de los mexicanos, la realidad es que el grueso de la población trabajadora vive en función del mínimo.
Según los datos más recientes del Inegi, de 43.6 millones de personas que trabajan en el país, 5.1 millones perciben hasta un salario mínimo. Otros 8.7 millones perciben de uno a dos mínimos. Quienes ganan más de dos y hasta tres mínimos son 10.25 millones de personas, y quienes perciben más de tres y hasta cinco mínimos son 7.4 millones de trabajadores.
Eso quiere decir que los más "afortunados", es decir, quienes ganan hasta cinco salarios mínimos, verán aumentar su ingreso diario en 12 pesos con 50 centavos en promedio; en el otro extremo, quienes ganan sólo un salario mínimo se quedarán con un aumento diario promedio de 2 pesos con 50 centavos máximo. Al mes, ¡75 pesos más!
De hecho, el aumento de 4.6% a los mínimos para 2009 ya quedó anulado, pues la inflación esperada para ese año -según la más reciente encuesta del Banco de México sobre las expectativas de los especialistas del sector privado, del país y del extranjero, y de la cual dio a conocer sus resultados el viernes 19- andará en un rango superior a 4.5%.
Esos mismos especialistas estiman -en un hecho inédito en las encuestas de este tipo que hace el banco central- que la economía mexicana no sólo no crecerá, sino que se contraerá 0.11%. Y, peor, que sólo se generarán 81 mil empleos nuevos.
En este contexto, la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) consideró que la caída constante en la actividad industrial es prueba de que se inició ya en México el tránsito a la recesión, que "será la más difícil" que haya vivido el país en las últimas décadas.
Por su parte, el Consejo Coordinador Empresarial, el organismo cúpula de la iniciativa privada del país, dio muestras de nerviosismo: su presidente, Armando Paredes, urgió el jueves 18 al presidente Calderón a convocar, de manera urgente, a todos los sectores para hacer frente a la crisis de una manera más coordinada y eficiente, y proteger la planta productiva y el empleo.
Incrédulos del optimismo gubernamental, los propios senadores iniciarán el 27 de enero una serie de foros en los que se analizarán las medidas más apropiadas para enfrentar la crisis.
Pero parece que esta crisis no la ve aquí el gobierno, con todo y que la realidad muestra cotidianamente lo contrario, y por mucho que haya dicho el presidente Calderón -en Brasil, el martes 16-, que "el mundo está al borde de una recesión generalizada".
*Tomado de la revista Proceso.
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