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jueves, noviembre 27, 2008

A 100 días delincuencia desatada e impunidad garantizada









Tomados de La Jornada, El Fisgón, Hernández, Helguera y Rocha.

Los aumentos generalizados de los alimentos sumados a los incrementos en las gasolinas, electricidad y gas afectaron desde principios de año a decenas de millones de mexicanos. La falta de empleo y los bajos sueldos han contribuido en la última década al deterioro del poder adquisitivo.

A partir de que el ladrón Vicente Fox Quesada ocupó la presidencia de la república la banca comenzó de nuevo la emisión de tarjetas de crédito sin las mínimas condiciones para poder recuperar los créditos. A sabiendas de que de cualquier forma el dinero público pagaría los desfalcos como fue el caso del Fobaproa.

Ahora la banca anuncia que el endeudamiento de los mexicanos por préstamos hipotecarios, de tarjetas de crédito o personales es el mayor en la historia de México. Ellos han contribuido con creces a que así sea. Las tasas de interés que cobran –excepto las hipotecarias- aumentan de un mes a otro sin que ninguna “autoridad” les ponga límite. Desde hace una década las mismas no bajan en promedio del 45 por ciento anual. Con inflaciones oficiales no mayores al 5 por ciento, también anual. La usurera banca “argumenta” que es por el riesgo de no poder recuperar el dinero. Sin embargo, en diversos foros se ha denunciado que desde hace meses la banca se cobra con las nóminas de los ciudadanos, es decir con el sueldo de sus quincenas. Como es de conocimiento público en ningún país del mundo ocurre lo que aquí. Que los bancos cobren tan altas tasas de interés por sus préstamos y en cambio paguen miserables réditos a los afortunados que pueden ahorrar algo. Por citar un ejemplo, cualquier saldo positivo en las tarjetas de crédito no genera ningún, sí, ningún tipo de ganancia. En cambio cualquier saldo deudor genera intereses sobre intereses si no se paga a tiempo.

Con una inflación anualizada de 6.18 por ciento –hasta el mes de octubre, pues diciembre es el mes donde aumenta más la inflación- los incrementos logrados en contratos colectivos, no superiores al 4.8 por ciento quedaron rebasados. Y los grandes empresarios –esos que no pagan impuestos ni generan empleos- quieren que el incremento a los minisalarios para el próximo año sea de 3.5 por ciento, cuando se espera una inflación superior a la de este año. De nuevo dicen que es mejor ese acuerdo a mayor desempleo, pero se trata de otra mentira más, ellos despedirán a cuanta persona sea necesaria, para conservar sus millonarias ganancias. La experiencia lo confirma. En cada crisis hablan de “solidaridad” y cuando ésta pasa, ellos continúan con sus altas ganancias y los salarios a la baja. Nunca pierden y mucho menos son solidarios.

Al pésimo panorama económico y laboral se suma la ola de delincuencia que ha puesto al descubierto el pantano de corrupción en el que se mueve la alta clase política, gubernamental y policiaca de los tres niveles de poder. La mentada de madre de uno de los suyos, Nelson Vargas, les caló hondo. Le piden prudencia y paciencia. ¿Si ellos tuvieran un familiar secuestrado, dirían lo mismo? Es claro que no. Pero ese es el sistema político, empresarial y judicial que a lo largo de décadas han creado el PAN, el PRI, los “modernos” partidos comparsa como el “nuevo PRD” y los poderes fácticos. No se van a ir del poder, no van a dejar los millonarios negocios hasta que el país se hunda. Tendremos que ser nosotros, los más de 100 millones de mexicanos marginados, lo que los echemos del pesebre que tanto quieren.

El siguiente análisis fue tomado de la revista Proceso.







Los cien días


JOSé GIL OLMOS

MÉXICO, D.F., 26 de noviembre (apro).- El ulular de las patrullas y ambulancias en Tijuana no paran día y noche. Pero en medio de la tragedia, un señor ya encontró la forma de sobrevivir y se ha montado en la ola de violencia: vende moños negros en los lugares donde hay muertos producto de la batalla entre los grupos del crimen organizado.

Este personaje se dedica a escuchar la radio y donde hay enfrentamientos, ejecuciones o asaltos, se presenta de inmediato y comienza a vender sus moños negros. "Hay que vivir de algo", dice cuando alguien le cuestiona su negocio mortal.

A pesar de las críticas, el negocio de este personaje va prosperando todos los días, pues no para de ir de un lado a otro de la ciudad; sus moños se agotan. Pero mientras a este comerciante le va bien, a la ciudad fronteriza le va muy mal: cada día se le ve más desierta por el miedo. Los bares, cafeterías, restaurantes, antros... están vacíos; muchos autos dejan de circular apenas se oculta el sol porque los asaltos están a la orden del día.

Aunque el Ejército patrulla las calles desde hace unos días, la violencia no para y por eso es difícil ver vehículos circulando en algunas zonas donde, de plano, nadie se atreve a salir.
Hace 100 días, el gobierno Felipe Calderón y los gobernadores firmaron el compromiso para disminuir la inseguridad en todo el país. Ese día, en el Palacio Nacional, el empresario Alejandro Martí, padre de Fernando, quien fue asesinado días después de haber sido secuestrado, reclamó con una sola frase la incapacidad de las autoridades: "Si no pueden, renuncien". Y desde entonces las cosas no han mejorado, han empeorado en todo el territorio nacional.

El gobierno calderonista ha basado su plan contra el crimen organizado dando prioridad al despliegue de más de 36 mil militares en las regiones más azotadas por la violencia en el país, incluidos más de 2 mil 500 en Ciudad Juárez, donde se reporta un promedio de cuatro ejecutados diarios y en Tijuana, donde los números de asesinatos son similares.

La estrategia ha fracasado, pues la escalada de violencia en México por causa de los secuestros y crímenes del narcotráfico se ha incrementado. En lo que va del año se llevan contabilizadas más de 3 mil ejecuciones, mientras que 2007 cerró con 2 mil 673 asesinatos atribuidos al crimen organizado. Esa cantidad se superó el pasado 5 de junio.

Según cuentas no oficiales, en el país se registra un asesinato cada 85 minutos.

En cuanto a los secuestros, a finales de este año se tenían identificados más de 400, pero la estimación es que sólo se denuncia un plagio por cada tres. Es decir, habría más de mil 200.
Las cosas no parecen mejorara. Ciudades como Juárez, Reynosa, Tijuana, Culiacán son presa de las bandas de delincuentes y la presencia de los militares no resuelve absolutamente nada.

La fronteriza Ciudad Juárez es una de las más afectadas por la violencia, por la guerra entre los cárteles de Juárez y Sinaloa que se disputan el trasiego hacia Estados Unidos y la plaza local, que ha dejado cerca de un millar de muertos, sólo entre enero y agosto.

En ese mismo camino está Tijuana, donde por las noches se ven calles vacías, negocios cerrados, y el ulular de las patrullas y ambulancias rompe el sueño de quienes desde hace casi 20 años votaron por el PAN con la ilusión de que la situación mejoraría.