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jueves, agosto 14, 2008

Fracasará intentona de la derecha por acabar resitencia civil

Delincuentes convocan a marcha contra la impunidad





Tomados de La Jornada, Hernández y Helguera y El Universal, Helioflores y Naranjo.


La cortina de humo llamada “iluminemos México”,marcha convocada por la derecha del Yunke panista y la cúpula empresarial bajo membretes “ciudadanos” toma forma en los medios electrónicos en un esfuerzo por mantener el “fervor” noticiosos hasta finales de mes, justo cuando comience el nuevo periodo de sesiones del Congreso de la Unión que mantienen como prioridad la venta de Pemex.

La “guerra” del pelele Felipe Calderón Hinojosa a todas luces perdida, es resucitada como si la “lucha” no hubiera sido anunciada desde hace casi dos años. Ahora resulta que apenas se comenzará a combatir. Los miles de muertos a lo largo de dos años no cuentan. Las decenas personas que cada semana pierden la vida a manos del crimen organizado y la delincuencia no cuentan. Que falso suena aquello de “para que no le vuelva a suceder a nadie”. Pasa a diario y en todo el país. Nada más que los medios electrónicos –orquestadores del golpe a la democracia y el fraude electoral de 2006- siguieron las instrucciones del usurpador Calderón Hinojosa y sin el mayor pudor callaron –esa es la medida de su “libertad de expresión”- por meses y ahora “por fin se dan cuenta” de qué tan mal está la aplicación de la ley y la justicia en el país.

Lo que antes repudiaron –las marchas- ahora lo alaban. Será la solución para todos los problemas de delincuencia en el país, auguran. Qué importa que los cuerpos de “seguridad” estén penetrados hasta la médula por el hampa. Que la impunidad camine del brazo de la delincuencia en cadena nacional, como puede observase hoy en las imágenes del espurio Calderón Hinojosa y el góber preciso Mario Marín de Puebla.

Cinismo al más puro estilo de las derechas del PAN, PRI y los Chuchos del PRD. Los delincuentes hablando de aplicar la justicia y la ley en los “bueyes de mi compadre”. Pues el amigo de pederastas Emilio Gamboa Patrón –destacado priísta, de nuevo amigo del ratero Carlos Salinas de Gortari-, no será llamado a cuentas. Pero en cambio él pide cadena perpetua para los secuestradores. El que aceptó darle “pa tras papá” a una legislación por órdenes de su amigo, protector de pederastas, Kamel Nacif. Todo está grabado. El mundo al revés, los delincuentes piden castigo para los delincuentes.

En medio del show de la radio y televisión la economía se hunde y los indicadores como la baja en el consumo de entre 6 y 10 por ciento respecto al año pasado, o el incremento –garantizado por el usurpador Calderón Hinojosa quien prometió lo contrario- de los precios de los energéticos como gasolinas, gas y electricidad, confirman lo que el obeso Agustín “Tonina” Carstens niega. Se instaura una crisis económica en el país, misma que aseguraron sólo llegaría si Andrés Manuel López Obrador ocupaba la Presidencia. Los anuncios comerciales que infundieron miedo a la población de que podría perder hasta lo que no tenía se vuelven realidad con el PAN como “gran timonel” del barquito de papel que naufraga en la cloacla de la mediocridad y el saqueo a la nación.

Piensa la derecha del PAN y PRI que lograrán opacar y hasta aniquilar a la resistencia civil pacífica que se opone a la venta de Pemex. No será la primera vez que se den con las narices en la puerta de la realidad. Una realidad que está conformada por millones de mexicanos que, lástima, ya no se tragan el guión de los lectores de noticias de los medios electrónicos y las lágrimas de cocodrilo de sus “lloronas” consentidas.

Por cierto, los programas –que son la mayoría- y comerciales que pasan en la televisión ¿acatarán las “recomendaciones” del alto clero católico de no “prostituirse mentalmente” en cadena nacional al enseñar el ombligo, los senos con los grandes escotes, las piernas con las minifaldas y las nalgas con los diminutos bikinis? ¿Tampoco se reirán y festejarán los chistes “picosos” –al por mayor en todos los programas de chismes en Televisa y TV Azteca- y pedirán ayuda “ a quien más confianza le tengan” a la primera mirada libidinosa de sus patiños? Si como dice el protector de sacerdotes pederastas, Norberto Rivera Carrera, el 99 por ciento de los mexicanos profesa la religión católica y los propios empleados de las televisoras se han declarado creyentes de esa religión, lo congruente es que se acabara con toda esa “prostitución” y a partir de ya las mujeres –según la Iglesia católica, ellas son las culpables- vestirían faldas modelo siglo X, donde no se les viera ni el huesito del tobillo. O que ¿se trata de otra mentira de las que acostumbran los medios electrónicos y sus amigos del alto clero católico?



A continuación una colaboración tomada del periódico La Jornada.









Calderón y la iatrogenia

Octavio Rodríguez Araujo

El 26 de abril del año pasado publiqué un artículo titulado “Cuando se mueve el avispero”. La tesis central era que uno debe tener cuidado al tratar de acabar con un panal de avispas y saber hacerlo. De otro modo, se revierte, y el “exterminador” puede resultar seriamente dañado. Y añadía que el riesgo es mayor porque Calderón movió el avispero sin medir las consecuencias y sin haber creado antes mecanismos de defensa para quienes nada tenemos que ver con el narcotráfico ni con el gobierno.

A más de un año de aquel artículo, ahora se habla de depurar a las diversas policías, que es lo que debió hacerse antes de iniciar la guerra contra el crimen organizado. El resultado de esa falta de previsión lo estamos viviendo: el enemigo de la sociedad no sólo está al margen de las instituciones, sino dentro de éstas. En el río revuelto de la guerra contra el crimen organizado muchos tratan de sacar provecho, incluidos los mal pagados policías y agentes del Ministerio Público. Tan grave es la descomposición de los órganos que debieran garantizar la seguridad de la población, que muchos han optado por contratar seguridad privada para protegerse y otros por recomendar que cada quien se cuide como pueda: que no salga solo a la calle, que sólo transite por calles concurridas e iluminadas (si es de noche), que se viva en estado de alerta y paranoicamente, y que, en fin, se encomiende a la suerte o a una deidad en la que crea.

En mi artículo del año pasado cité el caso de Eliot Ness contra Al Capone. Lo primero que hizo Ness fue tomar en cuenta, como una realidad, la corrupción entre la policía; revisó sus expedientes y terminó por escoger a nueve elementos de su absoluta confianza para iniciar su guerra contra el mafioso. El policía de Chicago sabía que una guerra no se inicia sin preparación previa y sin una estrategia bien planeada. Calderón se lanzó contra el crimen de manera improvisada, pasando por alto que su poderoso enemigo, que mueve miles de millones de dólares cada año, tiene nexos con policías de diverso rango, con funcionarios públicos influyentes y, tal vez, hasta con militares.

El dinero compra tanto conciencias como colaboración y complicidades, aquí y en cualquier país del mundo. Lo primero que debió hacer Calderón, aun antes de anunciar su guerra y prevenir al enemigo, era depurar los cuerpos policiacos, incluidos los de elite, de donde también han salido no pocos maleantes. Enseguida debió capacitar a los ya depurados y darles mejores condiciones de vida, como quiso hacer con los militares aumentándoles el sueldo. Y, finalmente, ya con un “ejército” capaz y coordinado en todo el país (coordinación acordada con los gobernadores y hasta con los presidentes municipales), lanzarse a la acción. No lo hizo, y en el presente siguen improvisando, unos proponiendo la pena de muerte a los secuestradores (rama delictiva del crimen organizado) y otros cadena perpetua, sin tomar en cuenta que mayores penas no inhiben a los criminales ni a quienes ven en éstos un ejemplo a seguir para dejar de ser pobres.

Si Calderón y sus colaboradores fueran médicos o supieran algo de medicina, conocerían el fenómeno de la iatrogenia. En la Wikipedia se dice que la iatrogenia es una alteración del estado del paciente producida por el médico al no prever las consecuencias de su tratamiento, sea quirúrgico o por medicamentos. La enciclopedia citada menciona un ejemplo típico de iatrogenia: el caso de un paciente que sufría una grave artritis. Se le aplicaron corticoides en altas dosis, pero después de un tiempo el remedio le provocó diabetes. Ésta y los corticoides le bajaron las resistencias de su organismo, lo cual facilitó infecciones oportunistas. Para no hacer muy extenso el ejemplo, al final murió por falla extendida de sus órganos internos e infección generalizada. ¿Dónde estuvo el error? En la falta de previsión del médico, en su desconocimiento integral de su paciente, en la toma de decisiones improvisadas y de corto plazo; en su irresponsabilidad, en suma. El diagnóstico del médico, no del paciente, es que su remedio fue peor que la enfermedad, por no prever la alta probabilidad de generar un proceso de iatrogenia.

El concepto se ha extendido a otros campos más allá de la medicina. Puede haber iatrogenia en todos los ámbitos de la actividad humana que se nos ocurran.

La ola de crímenes (secuestros, asesinatos, ajusticiamientos, y demás) es el resultado de la iatrogénesis provocada por dos fenómenos distintos y concomitantes: las acciones de gobierno contra el crimen organizado sin estar preparado para ellas y sus posibles efectos, y la pobreza creciente en la población mayoritaria. Me anticipo a aclarar que la pobreza no produce criminales; provoca tentaciones delictivas en algunos para mitigar su pobreza, como la mordida que aceptan los policías o agentes del Ministerio Público para “evitarle molestias” a un infractor, o los asaltos en vía pública a personas o vehículos, o a casas habitación y establecimientos comerciales.

Al margen de simpatías o antipatías por López Obrador, ahora se apreciará mejor su lema de campaña: “primero los pobres”. Si hubiera sido atendido, a nadie le hubiera importado (ni a la Dirección de Derechos de Autor) que los gobernantes, legítimos o no, le hubieran plagiado la frase, y menos si estuvieran actuando en consecuencia. Disminuir la pobreza y las desigualdades, al mismo tiempo que sanear los cuerpos policiacos, hubiera sido mejor medicina que agitar a las avispas. Todavía es tiempo, si de veras se quieren hacer las cosas bien.