Otra vez el culpable es el de afuera (o ¡nuevamente son cuentos chinos!)**
Cartel del documental que hizo Luis Mandoki sobre el fraude en las elecciones de 2006.
Tomado de La Jornada, Hernández.
Mario Di Costanzo*
Si es que la memoria no me falla, el 6 de mayo del año en curso, en esta misma sección, comenté entre otras cosas que tanto Agustín Carstens como aquel que se hizo llamar el “presidente de la estabilidad y el empleo” habían sido incapaces de reactivar la economía y a lo anterior se estaba sumando el repunte en el crecimiento de los precios.
Añadí que esta incapacidad de acción se había querido explicar diciendo que, al igual que hace siete años, la economía estadunidense estaba en un “bache” y que ahora amenazaba con tener una gripa que le originaria una pulmonía a la economía mexicana.
Lo anterior viene a colación porque tanto Felipe Calderón como Carstens han mencionado que el gobierno no es culpable del incremento actual de los precios, ya que este desmesurado crecimiento y en especial el de los alimentos obedece a que en el mercado internacional se ha registrado una mayor demanda de productos y ello ha provocado que su precio se eleve.
Sin lugar a dudas, y contrario a lo que señala el equipo de Calderón, el gobierno federal sí es culpable de los incrementos en los precios de los principales productos alimenticios, ya que si bien es cierto que a nivel internacional se ha generado una mayor demanda, también lo es que las autoridades en nuestro país han hecho todo lo posible por perjudicar al campo mexicano.
Para corroborar lo anterior basta señalar que a pesar de que en los últimos siete años el presupuesto ejercido por la Sagarpa se ha venido incrementando, éste ha sido fundamentalmente para ser destinado a gastos que no tienen un impacto tan directo en la producción, como son: los gastos de operación de la propia secretaría; o proyectos relativos a la docencia; o el programa de empleo temporal que, no obstante ser partes complementarias de la cadena productiva, tienen poco impacto sobre la producción de alimentos y en especial de granos básicos, como sería el Procampo.
Así, por ejemplo, se puede observar que del presupuesto para 2007 que será ejercido por la Sagarpa menos del 27 por ciento será canalizado al Procampo.
Más aún, es posible afirmar que el incremento real que durante los últimos siete años ha tenido el presupuesto de la Sagarpa obedece fundamentalmente a gastos diferentes a los dirigidos al fortalecimiento de la producción, ya que éstos han registrado un crecimiento promedio real anual de 18.2 por ciento del 2000 a la fecha, mientras que los recursos canalizados a Procampo apenas han registrado un crecimiento promedio real anual de sólo 1.66 por ciento.
Este olvido presupuestario ha tenido su impacto en los resultados relativos a la superficie cultivada, a la producción de granos básicos y, por consiguiente, en la soberanía alimentaria de nuestro país.
Así, mientras que en 1985 la superficie total cultivada en el país fue de 15.5 millones de hectáreas, para 2007 será de sólo 12.9 millones de hectáreas, es decir que 2.5 millones de hectáreas se han quedado sin cultivar y de éstas 1.4 millones de hectáreas corresponden a espacios que eran destinados para cultivar granos básicos.
La menor superficie cultivada ha provocado que el déficit en materia de granos básicos se haya ido incrementando desde hace muchos años y así, mientras que en 1985 el déficit de granos básicos era de 4.1 millones de toneladas, para 2007 se estima que será de casi 12 millones de toneladas.
Es claro que el resultado de la errónea estrategia que se ha seguido y se continúa en materia agrícola ha provocado que el producto interno bruto del sector para 2007 sea inferior al obtenido en 2004.
Cabe destacar que al mes de julio las importaciones de maíz crecieron en promedio 34 por ciento, con lo que ascendieron a más de mil 565 millones de dólares, impulsados por el incremento de más de 30 por ciento en el precio por tonelada de este grano, que se ubicó en 147 dólares.
Desafortunadamente el campo no es el único afectado, ya que nuestro país, a pesar de contar con una vasta superficie y recursos naturales, también importa carne en canal, huevo, pollo, además de gasolina, gas natural, productos petroquímicos y fertilizantes entre otros.
Al respecto conviene señalar que el fertilizante, que es un derivado del petróleo, lo tenemos que traer de fuera y representa el 20 por ciento en el costo de producción del maíz, producto que a su vez importamos porque en Estados Unidos es más “barato”; ello debido a que en ese país se subsidia al campo y los fertilizantes son baratos.
Por ello el gobierno es absolutamente responsable de esta situación, el destino nos alcanzó y nos está cobrando los muchos años del olvido presupuestario al campo, a la producción y al mercado interno.
Son estos los verdaderos intereses y costos que estamos pagando por el ilegal Fobaproa, por el rescate carretero, por los Pidiregas y por no haber aprovechado los excedentes petroleros debido a la corrupción, la malversación y la negligencia presupuestaria de no atender al campo.
Por su parte, Calderón y Carstens son totalmente responsables de esta situación, al continuar con esta política económica que sólo ha destruido al país, a su economía y a su mercado interno.
Son responsables también por echarle “gasolina al fuego” con el llamado gasolinazo, ya que el hecho de que los asiáticos consuman más alimentos y por ello los precios de éstos se incrementen, nos vuelve a sonar como un cuento chino, diseñado para esconder la verdadera responsabilidad del gobierno ante esta situación.
*Secretario de la Hacienda Pública del Gobierno Legítimo
** Tomado del diario La Jornada.
Si es que la memoria no me falla, el 6 de mayo del año en curso, en esta misma sección, comenté entre otras cosas que tanto Agustín Carstens como aquel que se hizo llamar el “presidente de la estabilidad y el empleo” habían sido incapaces de reactivar la economía y a lo anterior se estaba sumando el repunte en el crecimiento de los precios.
Añadí que esta incapacidad de acción se había querido explicar diciendo que, al igual que hace siete años, la economía estadunidense estaba en un “bache” y que ahora amenazaba con tener una gripa que le originaria una pulmonía a la economía mexicana.
Lo anterior viene a colación porque tanto Felipe Calderón como Carstens han mencionado que el gobierno no es culpable del incremento actual de los precios, ya que este desmesurado crecimiento y en especial el de los alimentos obedece a que en el mercado internacional se ha registrado una mayor demanda de productos y ello ha provocado que su precio se eleve.
Sin lugar a dudas, y contrario a lo que señala el equipo de Calderón, el gobierno federal sí es culpable de los incrementos en los precios de los principales productos alimenticios, ya que si bien es cierto que a nivel internacional se ha generado una mayor demanda, también lo es que las autoridades en nuestro país han hecho todo lo posible por perjudicar al campo mexicano.
Para corroborar lo anterior basta señalar que a pesar de que en los últimos siete años el presupuesto ejercido por la Sagarpa se ha venido incrementando, éste ha sido fundamentalmente para ser destinado a gastos que no tienen un impacto tan directo en la producción, como son: los gastos de operación de la propia secretaría; o proyectos relativos a la docencia; o el programa de empleo temporal que, no obstante ser partes complementarias de la cadena productiva, tienen poco impacto sobre la producción de alimentos y en especial de granos básicos, como sería el Procampo.
Así, por ejemplo, se puede observar que del presupuesto para 2007 que será ejercido por la Sagarpa menos del 27 por ciento será canalizado al Procampo.
Más aún, es posible afirmar que el incremento real que durante los últimos siete años ha tenido el presupuesto de la Sagarpa obedece fundamentalmente a gastos diferentes a los dirigidos al fortalecimiento de la producción, ya que éstos han registrado un crecimiento promedio real anual de 18.2 por ciento del 2000 a la fecha, mientras que los recursos canalizados a Procampo apenas han registrado un crecimiento promedio real anual de sólo 1.66 por ciento.
Este olvido presupuestario ha tenido su impacto en los resultados relativos a la superficie cultivada, a la producción de granos básicos y, por consiguiente, en la soberanía alimentaria de nuestro país.
Así, mientras que en 1985 la superficie total cultivada en el país fue de 15.5 millones de hectáreas, para 2007 será de sólo 12.9 millones de hectáreas, es decir que 2.5 millones de hectáreas se han quedado sin cultivar y de éstas 1.4 millones de hectáreas corresponden a espacios que eran destinados para cultivar granos básicos.
La menor superficie cultivada ha provocado que el déficit en materia de granos básicos se haya ido incrementando desde hace muchos años y así, mientras que en 1985 el déficit de granos básicos era de 4.1 millones de toneladas, para 2007 se estima que será de casi 12 millones de toneladas.
Es claro que el resultado de la errónea estrategia que se ha seguido y se continúa en materia agrícola ha provocado que el producto interno bruto del sector para 2007 sea inferior al obtenido en 2004.
Cabe destacar que al mes de julio las importaciones de maíz crecieron en promedio 34 por ciento, con lo que ascendieron a más de mil 565 millones de dólares, impulsados por el incremento de más de 30 por ciento en el precio por tonelada de este grano, que se ubicó en 147 dólares.
Desafortunadamente el campo no es el único afectado, ya que nuestro país, a pesar de contar con una vasta superficie y recursos naturales, también importa carne en canal, huevo, pollo, además de gasolina, gas natural, productos petroquímicos y fertilizantes entre otros.
Al respecto conviene señalar que el fertilizante, que es un derivado del petróleo, lo tenemos que traer de fuera y representa el 20 por ciento en el costo de producción del maíz, producto que a su vez importamos porque en Estados Unidos es más “barato”; ello debido a que en ese país se subsidia al campo y los fertilizantes son baratos.
Por ello el gobierno es absolutamente responsable de esta situación, el destino nos alcanzó y nos está cobrando los muchos años del olvido presupuestario al campo, a la producción y al mercado interno.
Son estos los verdaderos intereses y costos que estamos pagando por el ilegal Fobaproa, por el rescate carretero, por los Pidiregas y por no haber aprovechado los excedentes petroleros debido a la corrupción, la malversación y la negligencia presupuestaria de no atender al campo.
Por su parte, Calderón y Carstens son totalmente responsables de esta situación, al continuar con esta política económica que sólo ha destruido al país, a su economía y a su mercado interno.
Son responsables también por echarle “gasolina al fuego” con el llamado gasolinazo, ya que el hecho de que los asiáticos consuman más alimentos y por ello los precios de éstos se incrementen, nos vuelve a sonar como un cuento chino, diseñado para esconder la verdadera responsabilidad del gobierno ante esta situación.
*Secretario de la Hacienda Pública del Gobierno Legítimo
** Tomado del diario La Jornada.
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