Mentiras del bribón padrasto de los bribones Bribiesca
Tomados de La Jornada, Hernández y Helguera y El Universal, Helioflores.
Mientras el ladrón y corrupto Vicente Fox Quesada continúa negando ser dueño de los ranchos, la reses y demás bienes en Guanajuato, las pruebas sobre sus mentiras siguen acumulándose.
En su edición del pasado viernes la revista electrónica Reporte Indigo confirma con pruebas documentales que el traidor Fox Quesada y su esposa, la transa Marta Sahagún, son los únicos dueños. El registro Público de la Propiedad de San Francisco del Rincón informó que ambos son dueños del rancho y las cabañas que dice el bocón de Guanajuato, no son suyas.
Pero los documentos legales lo desmienten y lo ubican como el corrupto y ladrón que es. Piensa que continúa recibiendo la complicidad de sus antiguos compinches, pero el que la propia Presidencia de la República entregue documentos de la pareja, como lo hizo con la revista Proceso, da una idea de la situación nada tranquila de los ladrones de Los Pinos.
El reportaje de Anabel Hernández deja en claro que ninguno de los hermanos del salvaje de Guanajuato tienen propiedad en el rancho Estancia de Vaqueros. Recordemos que el bravucón y cobarde Fox Quesada negó a grito pelado que fuera suya esa propiedad y las cabañas ahí construidas, pero los documentos oficiales y legales señalan lo contrario: él es el dueño principal y Marta Sahagún, posee una pequeña parte.
¿Entonces quién miente?
En su ya conocida perorata rechazó en Estados Unidos lo que ahora se sabe de cierto que es verdad. Entrevistado durante la publicidad que hace de “su” libro, señaló al senador perredista Ricardo Monreal –quien lo denunció ante la PGR por enriquecimiento ilícito- como un “patán”, que presentó como única prueba un periodicucho como nombró a la revista Proceso.
“Qué les duele, qué problema tienen, quién les paga, lo desconozco. Pero está totalmente descalificado El Proceso para hacer lo que hizo, porque no ha dicho más que mentiras”. “Es una venganza”, dijo.
Ese es el tipo que desgobernó durante seis años México y durante los cuales amasó una gran fortuna, de la cual apenas se ve la punta. Aún ahora hay quienes siguen asegurando que es un “ranchero honesto”, sin embargo las pruebas, tanto los documentos oficiales y por ello legales, así como los videos y fotografías no dejan lugar a dudas, se trata de un ranchero, bravucón, bocón, ignorante, corrupto, traidor a la democracia y un vulgar ratero.
A continuación materiales tomados de la revista Proceso que no dejan lugar a duda de la corrupción en la que participó Fox Quesada.
En su edición del pasado viernes la revista electrónica Reporte Indigo confirma con pruebas documentales que el traidor Fox Quesada y su esposa, la transa Marta Sahagún, son los únicos dueños. El registro Público de la Propiedad de San Francisco del Rincón informó que ambos son dueños del rancho y las cabañas que dice el bocón de Guanajuato, no son suyas.
Pero los documentos legales lo desmienten y lo ubican como el corrupto y ladrón que es. Piensa que continúa recibiendo la complicidad de sus antiguos compinches, pero el que la propia Presidencia de la República entregue documentos de la pareja, como lo hizo con la revista Proceso, da una idea de la situación nada tranquila de los ladrones de Los Pinos.
El reportaje de Anabel Hernández deja en claro que ninguno de los hermanos del salvaje de Guanajuato tienen propiedad en el rancho Estancia de Vaqueros. Recordemos que el bravucón y cobarde Fox Quesada negó a grito pelado que fuera suya esa propiedad y las cabañas ahí construidas, pero los documentos oficiales y legales señalan lo contrario: él es el dueño principal y Marta Sahagún, posee una pequeña parte.
¿Entonces quién miente?
En su ya conocida perorata rechazó en Estados Unidos lo que ahora se sabe de cierto que es verdad. Entrevistado durante la publicidad que hace de “su” libro, señaló al senador perredista Ricardo Monreal –quien lo denunció ante la PGR por enriquecimiento ilícito- como un “patán”, que presentó como única prueba un periodicucho como nombró a la revista Proceso.
“Qué les duele, qué problema tienen, quién les paga, lo desconozco. Pero está totalmente descalificado El Proceso para hacer lo que hizo, porque no ha dicho más que mentiras”. “Es una venganza”, dijo.
Ese es el tipo que desgobernó durante seis años México y durante los cuales amasó una gran fortuna, de la cual apenas se ve la punta. Aún ahora hay quienes siguen asegurando que es un “ranchero honesto”, sin embargo las pruebas, tanto los documentos oficiales y por ello legales, así como los videos y fotografías no dejan lugar a dudas, se trata de un ranchero, bravucón, bocón, ignorante, corrupto, traidor a la democracia y un vulgar ratero.
A continuación materiales tomados de la revista Proceso que no dejan lugar a duda de la corrupción en la que participó Fox Quesada.
La dama voraz
Daniel Lizárraga
Desde que se casó con Vicente Fox, justo un año después de que éste ganara las elecciones, Marta Sahagún vivió y gastó como reina. No hubo quien frenara su apetito consumista. Con el aval del presidente, la soberana utilizó durante cinco años una clave presupuestal (la 112-2) para comprar muebles, platería, ropa exclusiva, perfumes, arreglos florales... No conforme, pagó sus viajes y los de sus colaboradores. Según las facturas obtenidas por Proceso, el dispendio comprobable fue cercano a los 26 millones de pesos.
Durante cinco años, cuando estuvo en Los Pinos al lado de su esposo Vicente Fox, Marta Sahagún tuvo una clave presupuestal asignada por el mandatario.
Por medio de ésta –la número 112-2– en ese período dispuso de 14 millones 367 mil 325 pesos, que destinó a montar y acondicionar su oficina con pisos de mármol, accesorios de plata y arreglos florales. Tales fueron sus “gastos de orden social” y “de protocolo”.
Ese derroche con cargo al erario federal fue equivalente, por ejemplo, a todo lo que invirtió recientemente la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en la rehabilitación de 960 viviendas de familias pobres en Manzanillo, Colima.
Así mismo, la consorte de Fox tenía en su despacho dos sistemas de televisión de paga –Cablevisión y Sky–, además de un teléfono satelital, contaba con servicio de mensajería personal para comprar esencias corporales en tiendas de Polanco, y en 2004 firmó un contrato con la empresa Medialog para que le proporcionara asesoría especializada en medios de comunicación, por la que pagó 458 mil pesos.
En mayo de 2002, Sahagún pagó 40 mil pesos por la impresión de tarjetas personales (“Con los atentos saludos de...”), y en noviembre siguiente 46 mil 839 pesos por 2 mil hojas membretadas tamaño carta en una sola tinta.
Cuando viajó a Santo Domingo, República Dominicana, para acudir a la XII Conferencia de Esposas, Damas y Representantes de Jefes de Estado entre el 15 y 17 de octubre de 2003, Sahagún llevó regalos especiales para sus pares: 29 mascadas de seda –de 90 centímetros cada una– adquiridas en Pineda Covalín, firma de accesorios utilizada a menudo por intelectuales y por la clase política mexicana. Estas prendas se caracterizan por su finura y el estampado de imágenes del arte y de la artesanía mexicana.
Antes de partir a ese encuentro, también compró dos bolsas estilo cartera, rebozos de seda, envolturas de yute y cajas artesanales, lo que implicó un desembolso de 15 mil 194 pesos, tomados de la partida “gastos de orden social”. Por ese entonces –el otoño de 2003–, la consorte presidencial se hacía acompañar por la fotógrafa Judith Pérez Reséndiz en algunos recorridos por el país.
En 17 expedientes obtenidos mediante la Ley Federal de Transparencia –cada uno con más de 800 facturas– consta que, de 2002 a 2005, el pago por el servicio de teléfonos de oficina, celulares y localizadores Nextel de los colaboradores de Sahagún fue de 3 millones 420 mil 400 pesos.
La manutención del despacho de Sahagún, por el que pasaron empresarios, políticos, secretarios de Estado y dueños de medios de comunicación, también causó al erario una erogación de 2 millones 148 mil 695 pesos para boletos de avión y viáticos de sus colaboradores más cercanos, quienes la acompañaron en las 155 giras por el país y el extranjero, así como a varias de las visitas dominicales de la entonces pareja presidencial al rancho San Cristóbal.
El promedio de gasto diario destinado a la oficina de la primera dama fue de mil 986 pesos, esto en un país en el cual el salario mínimo es de 50.57 pesos diarios y donde –por ejemplo– una viuda pensionada de Aduanas sólo percibe 2 mil 600 pesos al mes.
Los gastos del despacho que ocupó Sahagún no se habían revelado. Proceso consiguió las facturas mediante una petición de acceso a la información pública enviada a Los Pinos el 7 de junio pasado. El gobierno de Felipe Calderón entregó 17 gruesos expedientes la primera semana de agosto, por lo que no hubo necesidad de recurrir al Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI).
Sin embargo, la erogación de los 14 millones 367 mil 325 pesos representa sólo una hebra del complejo enredo contable que significó el paso de la pareja Fox-Sahagún por Los Pinos.
A esta cantidad deben agregarse 386 mil pesos que gastó Marta Sahagún en la compra de vestuario y accesorios personales en junio de 2004, así como otros 11 millones 149 mil pesos dilapidados en sus 155 giras nacionales e internacionales. En suma: 25 millones 902 mil 325 pesos.
Aun así, todavía falta saber a cuánto ascendió el sueldo de los 38 funcionarios que tuvo a su servicio, quienes estaban en la nómina general de la Presidencia.
La casa Cárdenas
Luego de su boda en Los Pinos, Marta Sahagún dejó los escritorios de Comunicación Social para despachar desde la Casa Lázaro Cárdenas, inmueble en el cual tomaron sus decisiones los mandatarios del priato.
A partir de que se casó con el presidente, Sahagún comenzó a despachar en ese simbólico lugar, mientras que Fox lo hizo en la Casa Miguel Alemán. Como vivienda utilizaron una de las cabañas destinadas antaño a los visitantes especiales, aunque costosamente remodeladas por sus nuevos ocupantes.
En mayo de 2002 –un año y 10 meses después de su matrimonio–, Marta Sahagún emprendió la remodelación de la Casa Lázaro Cárdenas. El 15 de mayo, el gobierno pagó 3 mil 450 pesos a la empresa Decorados y Mantenimiento San Rafael por lavar y pulir el mármol del despacho privado y las nuevas oficinas de la primera dama, según consta en la factura anexa a uno de los archivos sobre gastos de papelería y mantenimiento de computadoras.
Luego vino la obra más grande. En octubre de 2004, la empresa Marba cobró 159 mil 482 pesos a la Presidencia de la República por cambiar la cancelería, colocar persianas horizontales, instalar falsos plafones y readaptar completamente la planta alta de la casa donde despachaba Marta Sahagún.
Al igual que en los otros casos mencionados, el comprobante de gastos apareció junto con otras cuentas de papelería, mantenimiento de computadoras y equipo de oficina. No existe constancia de que, por lo menos en el caso de Marba, haya existido alguna licitación.
El taller Cortinas Elegantes se encargó del retapizado de las sillas y sillones de la oficina, así como de la sala de juntas donde Sahagún se reunía con su primer círculo para diseñar la agenda mensual y planear sus giras. La factura fue por 6 mil 400 pesos.
El 30 de septiembre, la misma firma se encargó de retapizar un sofá en tela Báltico ocre, por lo que cobró 2 mil 415 pesos. Cortinas Elegantes se ubica en la avenida Parque Lira 21-A, cerca de Los Pinos.
Siempre la plata
Hasta ahora no era del conocimiento público, pero Marta Sahagún de Fox tenía un gusto especial por la plata. Entre 2003 y 2005 desembolsó alrededor de 50 mil pesos por varios objetos de ese material para decorar su despacho, según consta en un paquete de facturas emitidas por las prestigiadas firmas TANE, ubicada en la avenida Presidente Mazarik, en Polanco, y Plata Villa, que tiene sucursales en la Zona Rosa y en Polanco.
TANE es una firma especializada en el manejo de la plata, cuyos productos son especiales “tanto por su impecable manufactura como por su proceso de fabricación”, según su página electrónica.
El 16 de mayo de 2004 en Plata Villa, sucursal Polanco, se facturó a nombre de la Presidencia de la República una bombonera por 2 mil 886 pesos. Según la publicidad de esta marca, los productos que maneja son puramente mexicanos.
En esta misma tienda, el 18 de septiembre de 2004, la oficina de la primera dama pagó 7 mil 360 pesos por una caja modelo ByBlós de 15 por 15 centímetros grabada con texto, una placa con tornillos grabada y unas conchas modelo balear. Otra factura del mismo establecimiento, fechada el 22 de septiembre, demuestra la compra de dos calabazas, una jícara cincelada, un centro para mesa de leones y tres guajes cincelados, todo por 7 mil 590 pesos.
En TANE, la esposa de Vicente Fox ordenó comprar unos aretes “tipo nudo de ocho mariposas” con valor de 10 mil 602 pesos. Esta factura quedó clasificada en el rubro “gastos para ceremonial del titular del Poder Ejecutivo Federal”.
El gusto por la plata de Sahagún benefició igual a TANE y Plata Villa. En 2003, por ejemplo, compró en la primera tres charolas de plata por 3 mil 821 pesos y, en 2004, adquirió en la segunda un juego de escritorio por 5 mil 175 pesos, así como un centro de “hoja larga” con un valor de 4 mil 950 pesos.
Los justificantes, catalogados a veces como “gastos de orden social” y otras como “gastos de protocolo”, aparecieron entre las cuentas de la oficina de la primera dama. Según los lineamientos presupuestales de Hacienda, estos rubros sólo puede utilizarlos el presidente de la República, pero se canalizaron a la Casa Lázaro Cárdenas durante el sexenio foxista.
Fondos maquillados
Marta Sahagún también siente un placer especial por las plantas y flores naturales. Entre 2003 y 2006, su oficina ordenó la compra de diversos tipos de arreglos por un monto total de 353 mil pesos.
Según consta en algunas de las facturas, durante los dos últimos años del foxismo el despacho de la primera dama estaba adornado con alcatraces, mientras que en la sala de juntas había rosas.
Las decenas de comprobantes sobre este tipo de gasto obtenidas por Proceso demuestran que los arreglos florales se utilizaban indistintamente para eventos públicos y privados –encabezados por la propia Sahagún– y que la empresa ganadora de la licitación fue Diseños Aramel.
Este reportero hizo una primera búsqueda de los propietarios o representantes de esta compañía en el Registro Público del Comercio en la Ciudad de México, pero hasta el cierre de esta edición –el viernes 5– no localizó ningún dato concreto.
Antes de 2004 las compras de arreglos florales se realizaban discretamente y en las facturas no se especificaba la utilidad de los pedidos. No obstante, debido a la presión pública generada por el gasto en el vestuario de la primera dama se registraron cambios en la contabilidad.
En el caso de las flores, por ejemplo, existen registros como el de una factura correspondiente a marzo de 2004, donde se detalla que los arreglos florales redondos con alcatraces y un islote chico con plantas –entre otros arreglos comprados ese día– fueron utilizados en una entrevista de Marta Sahagún en el programa de televisión En contexto, y para una reunión privada con Adriana González, esposa del entonces gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, todo con un costo de 5 mil 200 pesos.
En mayo de 2005, por mil 950 pesos se compraron seis arreglos florales redondos con rosas para una entrevista otorgada al diario Reforma. Y así sucesivamente. Ante estas circunstancias, el personal encargado de las cuentas de Sahagún tuvo que incluir en las notas justificaciones como esta: “Ofrendas fúnebres para Mariana Levy (la conductora de televisión asesinada durante un asalto) y para la Tere Z. Bustamente, con un precio de 2 mil 500 pesos”.
Las cosas habían comenzado a cambiar, al menos en la comprobación de los gastos. El 16 de noviembre de 2005, Proceso publicó un reportaje sobre el desmantelamiento de la oficina de la Casa Lázaro Cárdenas, creada oficialmente en agosto de 2003, cuando se dio a conocer una reestructuración administrativa en la Presidencia.
No obstante, Marta Sahagún siguió adelante con sus compras. Para ello se emprendió en la Presidencia un movimiento contable a fin de borrar la denominación de la oficina de la primera dama en la gran mayoría de los justificantes de gastos y distribuir sus necesidades de dinero en diferentes rubros.
Del análisis de cientos de registros se desprende que los viáticos a nombre de los colaboradores de Sahagún (como su inseparable asistente, Claudia Calvin, y su operadora logística, Rebeca Moreno) se cargaron desde entonces a un “subfondo” vinculado a la secretaría particular del presidente, encabezada por Emilio Goicoechea Luna.
Por otro lado, para la manutención de la oficina, que seguía operando –muestra de ellos los cientos de facturas de restaurantes, teléfonos celulares, televisión de paga, electricidad, material de oficina y pago por estacionamientos– se cubrían con un “fondo rotatorio” asignado a la Dirección de Programación y Presupuesto de la Presidencia.
Existen también evidencias de que los servicios de mensajería y paquetería de la casa Lázaro Cárdenas fueron utilizados para fines personales.
Según una factura obtenida por este reportero, el 8 de marzo de 2004 de un establecimiento ubicado en la calle Hegel 406, esquina con Presidente Mazarik, se envió en calidad de urgente un paquete de 12 kilos de ropa a nombre de la señora Beatriz Sahagún de Ávalos, hermana de Marta. En la carátula de la relación de gastos 01338, el recibo de este envío apareció intercalado en una lista de pasajes nacionales, restaurantes, teléfonos celulares y gastos de oficina.
Estafeta, mensajería que prestó servicio a la Presidencia, trasladó durante 2003 al menos dos paquetes desde la avenida Mazarik –en la cual se encuentran las tiendas de ropa y perfumería preferidas de la señora– hasta la Casa Lázaro Cárdenas, en Los Pinos.
Tan sólo en el período 2002-2006, el equipo de la primera dama derrochó 1 millón 991 mil pesos en teléfonos celulares, radiolocalizadores y un teléfono satelital. También gastó al menos 100 mil pesos en televisión de paga y unos 131 mil pesos más en mensajería, nacional e internacional.
Entre las miles de facturas consultadas por Proceso apareció una cuenta bancaria del banco Santander Mexicano a nombre de la oficina de la primera dama. Hay registro de transacciones financieras registradas de enero a agosto de 2002, en la época en que se casaron Marta Sahagún y Vicente Fox.
En el estado de cuenta correspondiente a agosto de 2002 se especificó que hubo abonos y depósitos por 8 mil 762 pesos, mientras que los cargos y retiros alcanzaron 13 mil 296 pesos. El saldo final era de 7 mil pesos. No obstante, a lo largo de todo el expediente no volvieron a aparecer rastros de esta chequera.
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Muchachos afortunados y ganones
Jesusa Cervantes y Rosa Santana
La riqueza que el expresidente Fox intenta justificar con toda clase de pretextos palidece frente a los contratos multimillonarios que otorgó Pemex a varios amigos de sus hijastros Jorge Alberto y Manuel Bribiesca Sahagún. Ambos supieron aprovechar el poder de su madre, Marta Sahagún, y apadrinaron a las empresas Oceanografía y Blue Marine Technology Group para que obtuvieran contratos que les redituaron ingresos cercanos a 24 mil millones de pesos entre 2002 y 2006.
Legisladores federales no sólo piden que se investigue la inexplicable riqueza del exmandatario Vicente Fox y su cónyuge. También siguen la pista a los contratos multimillonarios firmados por Petróleos Mexicanos (Pemex) en beneficio de los hijos de Marta Sahagún y amigos suyos.
Estos contratos comenzaron a ser entregados por la paraestatal en 2002 a las empresas subcontratistas de buques Oceanografía y Blue Marine Technology Group; su monto fue de por lo menos 24 mil millones de pesos. Ambas empresas fueron apadrinadas por Jorge Alberto Bribiesca Sahagún y su tío Guillermo Sahagún Jiménez, según declaró Manuel Bribiesca Sahagún al periodista Miguel Badillo en octubre de 2004.
En estas transacciones aparecen los nombres de Manuel y Jorge Alberto, así como los de Carlos Daniel y Amado Omar Yáñez Osuna (propietarios de Oceanografía) y los socios de éstos: Alfredo y Juan Reynoso Durand (dueños del consorcio Blue Marine Technology). Las edades de estos jóvenes “visionarios y emprendedores” van de los 30 a los 40 años.
Y detrás de ellos figura Antonio Juan Marcos Issa, quien se desempeñó como jefe de asesores de Rogelio Montemayor cuando éste fue director de Pemex; después se convirtió en consultor de Raúl Muñoz Leos y Luis Ramírez Corzo en la misma paraestatal, ya en el sexenio foxista.
La relación empresarial de los hermanos Bribiesca Sahagún con Oceanografía salió a la luz en 2005, durante las indagaciones que realizaba la segunda comisión legislativa a los hermanos Bribiesca Sahagún.
Al año siguiente, a petición de los legisladores, el despacho Escobar Consulting & Associates, S.C., emprendió una investigación para “saber si los dueños de esta compañía tienen alguna relación directa o indirecta con la familia presidencial”.
A pesar de las indagatorias y no obstante que se han detectado irregularidades en Oceanografía y de los vínculos de sus propietarios con los hijos de Marta Sahagún, hasta la fecha el gobierno federal sigue beneficiando a dicha empresa y a otras asociadas a ésta.
Amigos influyentes
La relación de los dueños de Oceanografía, fundada en 1980, con los de Blue Marine Technology Group se inició por lo menos en 1993, cuando decidieron crear varias empresas de manera conjunta.
Sin embargo, su bonanza se inició hasta 2002, ya en pleno sexenio foxista, cuando los hermanos Yáñez Osuna y Reynoso Durand establecieron un puente de comunicación con Manuel y Jorge Alberto Bribiesca Sahagún, quienes intercedieron ante el entonces director de Pemex, Raúl Muñoz Leos, para que incluyera a sus amigos en la entrega de ciertas obras, sobre todo las de la sonda de Campeche.
Desde que se creó la primera comisión especial en la Cámara de Diputados para indagar el presunto tráfico de influencias de los hijos de Marta Sahagún en la LIX Legislatura, los diputados que la integraban obtuvieron indicios del padrinazgo de los Bribiesca a los contratistas de Pemex, pero nunca lo pudieron probar; la segunda comisión, por su parte, se concentró en el IPAB. Hoy, la tercera comisión reabrió el expediente Oceanografía-Bribiesca.
El 17 de septiembre pasado, una semana antes de dejar la Secretaría de la Función Pública para contender por la dirigencia nacional del PAN, Germán Martínez Cázares declaró a la reportera Elizabeth Velasco, de La Jornada, que estaba realizando auditorías a los millonarios contratos que Pemex entregó a Oceanografía. Incluso adelantó que las indagatorias “interesarán a los diputados… y (éstos) van a retomar el impulso” sobre las pesquisas en torno de los hijos de Marta Sahagún.
Añadió: “Estamos en una serie de auditorías en las áreas que les interesan (a los diputados), y nosotros no tenemos empacho, una vez concluidas, en entregar toda la información… Se avecina un tema importante que concierne a Oceanografía… Se tienen ya algunas auditorías que son muy largas, que tienen que ver con obra pública, otras con finanzas y con Pemex”.
Pero la mayor prueba de la relación entre Oceanografía y los Bribiesca Sahagún la reveló el propio Manuel Bribiesca al reportero Miguel Badillo en una entrevista difundida el 18 de mayo de 2005 en Oficio de papel, su columna que aparece en el sitio electrónico http://oficiodepapel.com.mx.
Badillo relató que tuvo dos encuentros con Manuel Bribiesca –uno en octubre de 2004 y otro en enero de 2005–; en el primero el entrevistado admitió que su hermano Jorge Alberto y su tío Guillermo Sahagún Jiménez habían gestionado ante Pemex varios contratos para Oceanografía.
El hijo mayor de Marta Sahagún declaró: “Te debo decir que sí, mi hermano (Jorge) y mi tío (Guillermo) llamaron a Pemex para que le dieran un contrato a Oceanografía. Eso sí, siempre con apego a la legalidad, mediante concurso. Esa empresa dedicada a trabajos petroleros, mi hermano y mi tío conocen bien a los dueños. Así que no tiene nada de malo que soliciten en Pemex que se tome en cuenta a Oceanografía para ese contrato”.
–Eso significa tráfico de influencias, porque lo hacen a cambio de una comisión. Tu familia puede verse involucrada en acusaciones de corrupción –insistió Badillo.
–No, no, no. Nosotros no tenemos dinero y no hemos hecho ningún negocio sucio. Mi familia no tiene ni un quinto, que nos busquen.
–Pero sí solicitaron el favor a Pemex…
–Sí. Ellos lo hicieron por la relación que tienen con los dueños de Oceanografía. Además, se trata de un negocio en que la operación del buque significa sólo 60 millones de pesos, así que hay utilidades por 100 millones (de dólares)… No hay nada ilícito.
–¿Tú hiciste negocios en Pemex?
–No, nada tengo que ver allí, fueron mi hermano y mi tío…
Badillo publicó de nueva cuenta la entrevista en su columna el 10 de octubre de 2005.
Primeras pistas
La primera comisión legislativa encargada de investigar a los hermanos Bribiesca Sahagún entregó en diciembre de 2005 al despacho auditor Escobar Consulting & Associates, S.C., toda la documentación recopilada sobre los contratos de Oceanografía celebrados entre 2002 y 2005 para que hiciera un análisis de los expedientes y emitiera un dictamen.
La consultora detectó varias irregularidades y afirmó que Pemex debía explicar los motivos por los cuales continuó otorgando contratos a Oceanografía a pesar de que se le rescindieron dos en 2003 y uno en 2004 por falta de cumplimiento, con lo cual violó la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público, fracción III, que impide entregar nuevos contratos a empresas que no cumplen.
Así mismo, sugirió a los legisladores “revisar el acta constitutiva de la empresa Oceanografía con sus últimas modificaciones para saber si los dueños de esta compañía tienen alguna relación directa o indirecta con la familia presidencial”.
La segunda comisión legislativa, encabezada por Jesús González Schmal, no siguió esta pista, por lo que el asunto fue archivado. En los últimos días del sexenio foxista, el secretario de la Función Pública, Eduardo Romero Romero, exoneró a los hijos de Marta Sahagún y explicó que no detectó nada irregular en las auditorías a Pemex.
Ahora la tercera comisión espera que la SFP cumpla su promesa de entregar el reporte de las irregularidades que detectó en las auditorías a Oceanografía, cuyo monto es de 6 mil millones de pesos, aunque la cantidad podría ser mayor. Esto se debe a que los dueños de Oceanografía, los hermanos Amado Omar y Carlos Daniel Yáñez Osuna, participaron en algunas de las empresas que conforman el consorcio Blue Marine Technology, cuya cartera se ha visto abultada con millonarios contratos otorgados por Pemex.
El de mayor envergadura lo otorgó la paraestatal el 13 de julio de 2005 bajo el número de licitación 18575944-005-05 para que se construyera –de la mano de la empresa Bergesen Worldwide Offshore, que recientemente compraron empresarios chinos a sus antiguos propietarios de origen noruego– una unidad flotante de producción, almacenamiento y descarga de petróleo (FPSO por sus siglas en inglés); esto es, un barco gigantesco acondicionado que funcionará como plataforma petrolera flotante para la extracción, procesamiento, almacenamiento y exportación de crudo en grandes cantidades.
Por esta unidad flotante los hermanos Yáñez Osuna cobrarán mil 500 millones de dólares; la mitad la recibirán cuando entreguen el buque y el resto a lo largo de 15 años.
Los “emprendedores”
Oceanografía, una de las empresas contratistas de Pemex Exploración y Producción (PEP), fue fundada por Amado y Darío Yáñez Correa, Samuel Yáñez Chaparro y Alberto Duarte Martínez el 24 de enero de 1980. Siete años después, cuando apenas tenían 20 años de edad, los hermanos Amado Omar y Carlos Daniel Yáñez Osuna se incorporaron como accionistas.
En agosto de 2001 los propietarios de Oceanografía nombraron como apoderados a Daniel Rassvetaieff Guerrero y a Manuel Mayoral Piana, quienes jugarían más adelante un papel preponderante entre esta empresa y Blue Marine Technology Group.
Este consorcio, a su vez, está conformado por las empresas Subtec, creada en 2000, Arrendadora Ocean Mexicana, constituida en agosto de 2001, Blue Marine, que data de junio de 2002, y Ocean Mexicana, formada en 2004.
Ahora, los jóvenes Amado Omar y Carlos Daniel aparecen de manera indistinta como parte de Oceanografía y del consorcio Blue Marine Technology Group. En este último también son copropietarios Antonio Juan Marcos Issa –asesor de Pemex durante los sexenios de Ernesto Zedillo y de Vicente Fox–, así como su yerno, Alfredo Reynoso Durand, un hermano de éste, Juan Reynoso Durand, y su padre, Juan Reynoso Flores, entre otros.
La relación entre los jóvenes Yáñez Osuna y Reynoso Durand data de 1993, cuando juntos crearon la empresa Representaciones Reynoso (en la que sólo participa Amado Omar Yáñez Osuna), la cual está incluida en el padrón de proveedores de Pemex. No obstante, según Compranet esta compañía no tiene registrado ningún contrato. Ello se debe a que esta página no tiene licitaciones históricas, sino sólo las de 2006 y 2007.
En 1995 siguieron estrechando sus relaciones. Ese año fundaron la empresa Consorcio Scala, S.A. de C.V., en cuyo directorio sólo figura Amado Omar Yáñez Osuna y los hermanos Reynoso Durand; así mismo, aparece Manuel Mayoral Piana, el mismo que en 2001 fue nombrado apoderado legal de Oceanografía, la empresa de los Yáñez Osuna.
En 1998 los hermanos Reynoso Durand decidieron formar solos otra empresa: G. Reacsa, S.A. de C.V., y el 11 de julio de 2000 fundaron, otra vez en sociedad, Subtec, que forma parte del consorcio Blue Marine Technology Group. En ésta, además de los hermanos Reynoso Durand, participan Carlos Daniel Yáñez Osuna, Juan Antonio Marcos Issa y Manuel Mayoral Piana.
En lo que atañe a la Arrendadora Ocean Mexicana, en el directorio aparecen Alfredo Reynoso Durand y Carlos Daniel Yáñez Osuna como propietarios, mientras que Daniel Rassvetaieff Guerrero ocupa un cargo similar al que tiene en Oceanografía, el de apoderado legal. Según la empresa, en 2004 Carlos Daniel dejó de formar parte del consejo de administración y vendió sus acciones, pero lo cierto es que no aparece ningún documento en el Registro Público de la Propiedad que así lo demuestre.
Lo que sí se sabe es que Carlos Daniel aún forma parte de Subtec, la otra compañía del consorcio Blue Marine Technology Group, la cual se benefició con un contrato de PEP Pemex por mil 500 millones de dólares en 2005.
Existen otras dos empresas fundadas por Antonio Juan Marcos Issa y por los hermanos Reynoso Durand. Se trata de Apoyos en Servicios Administrativos del Golfo, S.A. de C.V., que nació el 6 de junio de 2002, donde nuevamente aparece como apoderado legal Manuel Mayoral Piana; incluso tiene como accionista a Blue Marine Technology.
La otra, Ocean Mexicana, la constituyó en agosto de 2004 Juan Antonio Marcos Issa junto con Alfredo Reynoso Durand y el padre de éste, Juan Reynoso Flores.
Estas 10 empresas donde son accionistas los Yáñez Osuna y los Reynoso Durand, así como Juan Antonio Marcos Issa, proporcionan sus servicios tanto al gobierno federal como a Pemex para el procesamiento de petróleo y sus derivados.
El pasado 30 de julio, Marcos Issa, quien sigue siendo contratista de Pemex, declaró a la prensa que no tiene ninguna relación con los Bribiesca Sahagún; es más, sostuvo que no los conoce. Si acaso, dijo, pudo haber un vínculo a través de Carlos Daniel Yáñez Osuna. Y agregó: “pero cuando terminamos un contrato con Oceanografía (éste) termina la relación y salió de la empresa; le pagamos y se fue”.
El despegue
Desde 1996 Oceanografía ha sido contratista de Pemex, pero nunca había repuntado. Incluso estuvo a punto de ser embargada por Hacienda en abril de 2000 por una deuda de 21 millones 130 mil 485 pesos. Sin embargo, un año después, el 20 de abril de 2001, según documentos del Registro Público de la Propiedad, “se ordenó cancelar el embargo sobre los bienes” de la empresa.
Y el 15 de abril de 2002 –cuando comenzaron los rumores de que Manuel Bribiesca estaba gestionando contratos con el gobierno federal para sus amigos–, la empresa Oceanografía súbitamente aumentó su capital de 1.5 millones de pesos a 126 millones y medio de pesos.
Ese año Pemex le adjudicó tres contratos. Según la página de Compranet éstos apenas rebasaron el millón de pesos, pero la comisión que actualmente investiga a los hermanos Bribiesca Sahagún documentó 16, que incluso fueron analizados por la empresa externa Escobar Consulting & Associates, S.C. Algunos tenían vigencia hasta diciembre de 2006 y su monto fue por 733 millones 79 mil 400 pesos.
Aparte están las estratosféricas sumas de los contratos otorgados a Oceanografía en 2003 por 101 millones 200 mil pesos, en 2004 por 747 millones 78 mil 892 pesos y en 2005 por 2 mil 875 millones 504 mil 342 pesos. Todos están documentados.
Por otra parte, Arrendadora Ocean Mexicana, de la cual son socios Carlos Daniel Yáñez Osuna y Alfredo Reynoso Durand, recibió contratos de Pemex durante 2004, 2005, 2006 y 2007. En la página de Compranet se asegura que el monto total fue por mil 662 millones 972 mil 176 pesos. A su vez, Subtec, la otra compañía donde figuran estos mismos jóvenes como dueños, obtuvo contratos en 2005 y 2006 por la cantidad de 143 millones 896 mil 856 pesos, según la misma página gubernamental.
Cuando se entregaron los contratos de 2003, el área jurídica de Pemex encargada de revisar los convenios sobre los que pesaban denuncias contra empresas como Oceanografía estaba encabezada por César Nava, el actual secretario particular de Felipe Calderón Hinojosa, mientras que éste fungía como titular de la Secretaría de Energía, de la cual depende la paraestatal.
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Los "guardaditos" de Marta
Verónica Espinosa
No menos enredadas que los trucos del expresidente Fox para escamotear sus bienes al escrutinio público, las maniobras de Marta Sahagún con el mismo fin, que abundan en datos oficiales falsos, podrían disfrazar más ilegalidades.
LEÓN, GTO.- Actividades como sus conferencias en el extranjero, entrevistas para exhibir las comodidades y regalos obtenidos cuando fungieron como pareja presidencial, junto con el escándalo que ahora los envuelve y la posibilidad de que sean sujetos a una investigación formal, dejaron a Vicente Fox y a Marta Sahagún vestidos y alborotados, pues debieron aplazar la boda religiosa que habían preparado para mediados de septiembre.
Según averiguó Proceso, Marta Sahagún había elegido el viernes 14 del pasado mes para su segundo enlace religioso –el primero fue con Manuel Bribiesca Godoy–, una vez que Vicente Fox ya estaba libre de su matrimonio con Lillian de la Concha. Pero todo quedó en suspenso por los escándalos que rodean a la pareja.
En el más reciente de éstos, Sahagún aparece como responsable de solicitar “regalos” a empresarios que colaboraban o celebraran convenios con Vamos México, como Luis Moreno Vélez. Según declaró este empresario al diario El Universal la semana pasada, Sahagún le habría pedido en 2002 un auto Jeep Wrangler rojo para obsequiárselo a su esposo en ocasión de su segundo informe de gobierno.
El vehículo era igual que el del presidente estadunidense George W. Bush para recorrer su rancho en Texas. La coincidencia en gustos es auténtica: Bush y Fox intercambiaron sillas de montar durante su primer encuentro oficial, en febrero de 2001 en San Cristóbal.
Laberintos
Tal como ocurre con los datos de las propiedades, cuentas, inversiones y adquisiciones declaradas por Fox cuando era presidente –según detalló Proceso en su edición anterior–, también constituye un galimatías la información sobre los bienes de Marta Sahagún, a quien Fox mencionó como cónyuge y dependiente en sus declaraciones ante la Secretaría de la Función Pública (SFP).
Por ejemplo, se omite la propiedad del Jaguar S-Type blanco con placas de Guanajuato que está registrado ante la Secretaría de Finanzas del Estado, a nombre de Sahagún, y dado de alta con un domicilio de Celaya donde ella no reside. De acuerdo con la página de internet de la distribuidora de autos de esa marca, en 2006 el vehículo tendría un costo de un millón de pesos.
Mientras en la declaración patrimonial de conclusión del encargo de Fox se informa que Sahagún es dueña de una casa en la calle Guadalupe número 260, interior 120, del fraccionamiento Parque Central, en el registro del Jaguar se le atribuye a la esposa de Fox un domicilio en Guadalupe 258, colonia Alameda.
En realidad se trata de la misma casa, una modesta residencia de dos pisos ubicada en el fraccionamiento Residencial Alameda, que fue construido hace unos 15 años y cuenta con menos de 20 casas. Está muy cerca del domicilio que Marta y Manuel Bribiesca Godoy compartieron en la privada de Azcarateo, cuando solían asistir a misa en el templo de la Calzada, ubicado a un costado del fraccionamiento.
En la escritura 7,945 del Registro Público de la Propiedad consta que el 18 de febrero de 2005 Sahagún adquirió por 550 mil pesos la vivienda de su amiga Rosa María Ponce Gutiérrez de Vázquez, cuya familia es propietaria de una importante cadena de refaccionarias. No obstante, amigos de los jóvenes Bribiesca Sahagún aseguraron a Proceso que Bribiesca Godoy vivió en dicha casa durante unos meses, cuando se estaba divorciando de Marta.
Los datos del registro revelan que la compraventa tuvo otro movimiento: un día antes, el 17 de febrero, el registrador público de Celaya Julio Óscar González consignó la “venta e hipoteca” del inmueble, con Rosa María Ponce como vendedora, Marta Sahagún como compradora y Banorte como acreedor.
Dos meses y medio después, el 2 de mayo de 2005, se registró una apertura de crédito simple y con garantía hipotecaria sobre el inmueble, de Banorte a Marta María Sahagún Jiménez, por 850 mil pesos.
En la declaración de conclusión del encargo de Fox ante la SFP, este terreno de 197 metros cuadrados con 180 metros cuadrados de construcción aparece en dos ocasiones: “Casa (modificación): Liquidación de crédito: 550,000 pesos”, y enseguida como “casa (remodelación). Crédito: 300,000 pesos”.
En la declaración de Fox, correspondiente a 2006, Marta aparece con un saldo de gravámenes o adeudos por 813 mil 217 pesos hasta diciembre de 2005.
Ocupación: presidente
El matrimonio Bribiesca Sahagún adquirió entre 1973 y 1987 otros dos inmuebles que posteriormente se quedaron a nombre de Marta cuando se hizo la repartición de bienes por el divorcio. Así lo confirmó en ese entonces Bribiesca Godoy a la reportera.
Uno es el terreno ubicado en la colonia Michinelas, en la carretera Celaya-Salvatierra. Mide 10 mil metros cuadrados y Marta lo declaró con un valor cercano a los 110 mil pesos.
El otro inmueble formó parte importante de la historia familiar de los Bribiesca Sahagún: es el rancho La Soledad, ubicado en la carretera Panamericana, entre Cortázar y Celaya, sobre un camino de terracería de unos 3 kilómetros.
En un recorrido efectuado por la reportera y el fotógrafo el jueves 4, ninguno de los habitantes de los ranchos vecinos pudo informar de la ubicación de ese rancho. Ni siquiera reconocían el nombre de La Soledad.
–¿Dónde está el rancho de Marta Sahagún? –se reformuló la pregunta.
–Ah, pos por ahí hubieran empezado. Está antes del vivero. Pero ella ya tiene más de dos años que ni se aparece, se lo rentó a los Berentsen.
Efectivamente, el rancho de 100 mil metros cuadrados parece otro. Ya no se ve la modesta casa de dos cuartitos ni el pedazo de jardín –eso sí, bien cuidado– donde el primogénito, Manuel Bribiesca Sahagún, festejaba sus cumpleaños con ruidosas parrandas.
La propiedad, cercada de malla metálica y arbustos, es explotada por la empresa Viveros de Pastos Finos del Bajío, S.A. de C.V. Aproximadamente 30 trabajadores trabajan en un área delimitada por un río.
Para Marta Sahagún quedaron en el pasado las modestas comidas campiranas. De su segundo matrimonio y del sexenio en Los Pinos cosechó “favores” solicitados o exigidos a empresarios. Es el caso del Jeep rojo que tanto le gusta a su esposo, pero que está a nombre de Gustavo Bustamante, otro empresario radiofónico de la Ciudad de México y que también debió afrontar los requerimientos de Marta, primero como vocera y luego como “primera dama”.
Otra camioneta utilizada por los Fox, una X-Trail con matrícula de Guanajuato, está a nombre de Juan Antonio Acuña, jefe de escoltas.
El registro del Jeep rojo es una falsedad más: la Secretaría de Finanzas de Guanajuato lo tiene dado de alta con domicilio en la carretera León-Cuerámaro kilómetro 13, San Cristóbal, donde no vive el presunto propietario.
Es el domicilio del Centro Fox, de la Granja Fox y, a partir de noviembre pasado, también de la Consultoría para el Desarrollo Social y la Democracia, una sociedad civil formada por el expresidente y Marta Sahagún para “prestar servicios profesionales en el ramo de la política, economía, finanzas y administración pública”, además de ofrecer capacitación y exposiciones sobre estos temas.
Mediante esta consultoría, la pareja expresidencial anuncia su intención de “impartir toda clase de cátedras, seminarios, conferencias, cursos, simposios, en México y en el extranjero”; coordinar y contratar servicios de impresión, edición y distribución de trabajos relacionados con dichas especialidades; adquirir toda clase de bienes y servicios necesarios, así como “obtener por cualquier título, concesiones, permisos, autorizaciones o licencias, así como celebrar cualquier tipo de contratos con toda clase de personas físicas o morales, mexicanas o extranjeras, relacionados con su objeto”.
El correspondiente contrato de sociedad está registrado bajo la escritura pública 102,740, fedatada el 30 de octubre de 2006 en el Distrito Federal por el notario 49, Arturo Sobrino Franco, el mismo al que Vicente y Marta acudió dos semanas antes junto con sus amigos Federico Sada González y Liliana Melo de Sada para constituir la asociación civil del Centro Fox.
En la consultoría sólo figuran los dos como socios. Vicente Fox funge como presidente y Marta Sahagún como secretario, y cada uno aporta 20 mil pesos para formar el capital social.
La citada escritura pública asienta que ambos vivían en la residencia oficial de Los Pinos cuando constituyeron la sociedad. Ahí, él manifiesta su ocupación: “Presidente de la República Mexicana”, mientras que Marta dice dedicarse “al trabajo social en beneficio de las mujeres y niños”.
Una semana después de hacer la escritura pública ante el notario, los Fox recibieron el alta de su consultoría en el Servicio de Administración Tributaria (SAT). Su domicilio fiscal quedó establecido en la carretera León-Cuerámaro kilómetro 13, Guanajuato, San Francisco del Rincón.
EL 23 de febrero de 2006 todavía se registraron dos últimos movimientos relacionados con La Estancia ante el notario Marcelo Gay Guerra.
En el primero, Banamex revierte la propiedad de una fracción del inmueble a Vicente Fox Quesada, según la escritura 8622. Se trata de un solar de 7 mil 980 metros cuadrados en la parte baja de La Estancia. Colinda con el camino construido para comunicar al rancho del expresidente con la carretera León-Cuerámaro y con los terrenos donde está la cabaña de José Fox, que se encuentra registrada a nombre de su hija María Paola Fox Lozano.
Según el avalúo fiscal rústico anexo a la escritura que hizo la Tesorería Municipal de San Francisco del Rincón, el solar –que no tiene construcciones, aunque es atravesado por el camino interior de La Estancia y cuenta con un aljibe– tenía un valor de 11 mil 731 pesos.
Ese día, en la misma escritura, quedó asentado que Vicente Fox donó ese predio a su mujer.
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Catálogo de mentiras…
J. Jesús Esquivel
En su delirio pospresidencial, Fox es capaz de todo. Hasta de publicar un libro. En coautoría con un publirrelacionista, lanza Revolución de la esperanza, no en México sino en Estados Unidos. Catálogo de autoelogios, recuento de mentiras y errores históricos, loas a Martita, diatribas contra Hugo Chávez y Andrés Manuel López Obrador y, claro, condescendencia servil con Washington.
WASHINGTON.- El pasado jueves 4 comenzó a circular en las librerías de Estados Unidos el libro Revolución de la esperanza, escrito por el expresidente Vicente Fox y Rob Allyn, un publirrelacionista texano vinculado al guanajuatense desde 1997 y que participó en su campaña por la Presidencia en el año 2000.
El texto, escrito en inglés, consta de 21 capítulos y 375 páginas, y fue publicado por Viking Press. Su precio: 27.95 dólares, más impuesto. Se trata de una autobiografía política plagada de autoelogios, errores históricos y mentiras. En ella Fox hasta se atreve a dar recomendaciones a presidentes y jefes de Estado. De paso, adula al gobierno estadunidense y confiesa haber aceptado financiamiento del extranjero para su campaña presidencial.
También contiene ataques y descalificaciones al presidente de Venezuela Hugo Chávez y al excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, y hace una enmielada apología de Marta Sahagún Jiménez, la mujer que, según él, nació sobrada de atributos: “Una voz plagada de cultura y una pose hecha para la televisión”.
El expresidente Fox asegura que escribió el libro en el rancho San Cristóbal. En la tercera de forros aparece una fotografía en la que se le ve frente a una computadora portátil tomando nota de lo que al parecer le dicta Allyn, quien se encuentra sentado a su lado derecho.
Entre las falsedades en que incurre se encuentra ésta: “Con (apenas) siete meses en la Presidencia de México di un discurso histórico ante las dos cámaras (Senadores y Representantes) del Congreso de Estados Unidos. Fui el primer presidente mexicano en hacerlo”.
Antes que él, por lo menos cinco presidentes de México se presentaron en sesiones plenarias de dicho Congreso: Miguel Alemán, el 1 de mayo de 1947; Gustavo Díaz Ordaz, el 27 de octubre de 1967; Luis Echeverría Álvarez, el 15 de junio de 1972; Miguel de la Madrid Hurtado, el 16 de mayo de 1984, y Carlos Salinas de Gortari, el 4 de octubre de 1989.
A lo largo de todo el libro, Fox asegura que es un hombre honesto, profundamente religioso y trabajador. Dice que cuando era vendedor de la Coca-Cola y manejaba un camión repartidor de esta empresa ya pensaba en ampliar y modernizar el rancho San Cristóbal.
Como parte de la campaña publicitaria de su libro, Fox participará en algunos programas de televisión, como el de Larry King, de la cadena de televisión CNN (el lunes 8) y acudirá a varias librerías de la Unión Americana para autografiar su obra.
La estrategia mercadológica presenta a un Fox profundamente enamorado de Estados Unidos y de la religión católica: “Así como amo a mi país y siempre seré mexicano hasta los dedos de mis botas (sic), en mi corazón guardo un lugar especial para los Estados Unidos (…) Estoy convencido de que están equivocados los negativos, el mundo no odia a Estados Unidos, amamos a Estados Unidos (…)”.
Dinero foráneo para la campaña
Aunque son pocas las revelaciones que hace Fox respecto de cómo logró llegar a la Presidencia de México, acepta que su campaña contó con dinero del exterior: “Para llevar nuestro mensaje a la gente necesitábamos dinero, mucho dinero (…) Para juntar nuestro primer millón (de dólares) (…) fui con los tipos que me dieron mi primer empleo: Coca-Cola. Después de nuestra primera reunión clandestina en Lagos de Moreno, Jalisco, los ejecutivos de la embotelladora se comprometieron a darnos los primeros recursos para comenzar la campaña presidencial”.
También dice que recibió el respaldo de empresarios mexicanos como Ricardo Salinas Pliego. “Salimos con nuestra estrategia de tres vertientes: Primero fuimos con Ricardo Salinas Pliego; él era el impetuoso joven fundador de Televisión Azteca, un nuevo rival de Televisa, el coloso conglomerado que pertenecía al fiel seguidor del PRI, Emilio Azcárraga, y que ahora estaba en manos de su hijo (…) Le presenté a Salinas Pliego un proyecto en el que le propuse hacer la cobertura de nuestra campaña de oposición, ya que podría ayudar a su televisora en la competencia con Televisa para ganar al teleauditorio (…) Argumentamos que si Televisa no abría totalmente la puerta o por lo menos una rendija, un público mexicano curioso podría dejar de ver Televisa y cambiarle a Azteca. ¡Funcionó! En respuesta a nuevas reformas, leyes y a la demanda popular, las dos principales cadenas de televisión y radio comenzaron a ponerle atención a la oposición”.
Para explicar cómo convenció al electorado para que votara por él, Fox se vale de algunas figuras del catolicismo: “Primero, como el apóstol Pablo, concentramos nuestro trabajo no entre los fieles seguidores de nuestro partido, sino en aquellos a quienes nosotros llamábamos los gentiles (…) los manipulados por el partido oficial, los miembros de sindicatos, el ejidatario campesino, los maestros y los dueños de changarros”.
Sus diatribas
Lo que más destaca en Revolución de la esperanza son los ataques que lanza Fox contra varios presidentes latinoamericanos, a quienes considera demagogos populistas que deben ser ignorados por el mundo entero, pero principalmente por su amigo, George W. Bush, presidente de Estados Unidos.
“Ahí está Venezuela, donde el bravucón y populista régimen de Hugo Chávez sostiene su demagogia con las ganancias del petróleo y respeta muy poco la democracia, la ley y los principios económicos básicos. Tristemente ahora Bolivia y Ecuador siguen el mismo ejemplo con economías nacionalizadas. Si usted cree que son peligrosos estos regímenes chavistas, espere a ver lo que pasa con ellos cuando caiga el precio del petróleo y del gas natural, y que no puedan pagar sus deudas. El próximo paso será la revolución o la represión, la triste y vieja historia de América Latina”, advierte Fox.
Fox también arremete contra López Obrador, a quien tilda de “toro enloquecido” e insiste en estigmatizar como “un gran peligro para México”.
En lo que se refiere a Felipe Calderón, actual presidente de México y quien para llegar al poder pasó por una elección interna en su partido, Acción Nacional, en la que derrotó al candidato de Fox, Santiago Creel, el exmandatario dice: “Felipe ganó las elecciones primarias prometiendo regresar al PAN a sus raíces y por ser un agente más agresivo del cambio; más Fox que Fox”.
En el libro, Fox destaca que Calderón cuenta con un equipo de colaboradores que forman parte de la revolución yuppie, y que ayudarán al desarrollo económico y democrático de México. Entre estos yuppies ubica a Juan Camilo Mouriño, Gerardo Ruiz, Josefina Vázquez Mota, Rodolfo Elizondo, Eduardo Sojo, César Nava, Alejandra Soto, Ernesto Cordero y Max Cortázar.
Y añade: “Con la fundación democrática y el equipo talentoso que integra a su gabinete y a su círculo de asesores políticos, este brillante joven (Calderón Hinojosa) liderará a México en el primer siglo XXI (sic) y será el presidente más exitoso de la historia de nuestra nación”.
De sus antecesores Fox descalifica casi a todos, y los tacha como corruptos y ladrones; sólo hace una excepción: “Ernesto Zedillo, quien dirigió la transición del país a la democracia y que ahora da clases en la Universidad de Yale, hizo un poco de historia al ser un expresidente tan honesto que actualmente necesita trabajar para sobrevivir”.
Fox acepta que uno de sus mayores fracasos consistió en no conseguir, pese a su “amistad” con Bush, que el Congreso de Estados Unidos aprobara una reforma migratoria integral para beneficiar a los más de 7 millones de mexicanos indocumentados que viven y trabajan en Estados Unidos. Sin embargo, dice estar convencido de que su libro puede contribuir a que en el futuro la reforma migratoria sea una realidad en este país.
En Revolución de la esperanza Fox habla de su relación con Bush y de los desa-cuerdos que tuvo con él cuando se decidió la invasión de Irak.
“El 12 de marzo de 2003, mientras era llevado al hospital para ser sometido a una difícil operación en la espina dorsal, Bush me llamó una vez más: El voto en las Naciones Unidas es mañana, me dijo tersamente. Es muy importante que tengamos el apoyo de México. El presidente hizo alusión a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y sobre su certeza de que Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva, como una forma de presión fuerte para conseguir mi apoyo.
“Antes de ser anestesiado para la operación, di instrucciones muy estrictas a mi nuevo secretario de Relaciones Exteriores, Luis Ernesto Derbez: ‘Negocia para obtener más tiempo y sigue presionando para que nos den más evidencias’, le dije. En ningún caso, México va votar a favor de la guerra, le ordené a Derbez.”
En su texto, Fox omite muchos detalles sobre escándalos y situaciones controversiales que ocurrieron durante su sexenio. Del Toallagate, el exmandatario simplemente dice que fue un error de novatos. “Nuestro equipo aprendió su primera lección cuando uno de los ayudantes pagó 400 dólares por un juego de toallas de baño que tenían grabadas nuestras iniciales, que yo nunca vi”.
En el último capítulo, titulado Bardas de miedo y sueños de esperanza, dice que ahora se dedicará a promover por el mundo su fe espiritual, la democracia, la seguridad económica, el capitalismo y el respeto a los derechos humanos: “Este será el próximo capítulo de mi vida: nuevamente en el camino cabalgando con Marta en mi caballo favorito, el Dos de Julio. Pero no cabalgaremos hacia la puesta del sol, nos dirigimos hacia ti; a vender nuestros sueños”.
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