progressif

viernes, noviembre 24, 2006

Mentiras sobre mentiras, legado de Fox y promesas de Calderón



Tomados de La Jornada. Helguera y El Fisgón.

Faltan seis días para que el traidor y corrupto de Vicente Fox Quesada se vaya a... su rancho y ante el poco tiempo que le queda trata de declarar el mayor número de estupideces, temiendo –como así será- que después del fatídico 30 de noviembre no tenga los reflectores que tanto dinero costaron a los contribuyentes mexicanos, sí a ustedes y a mí.

Ante industriales que participaron en el Congreso Reunión Industrial Centro-Occidente en Puerto Vallararta, lamentó que otros gobiernos desperdiciarán la ayuda de los bondadosos empresarios. “No habiendo más impuestos, no habiendo más ingresos, lo que recurrimos es a ustedes, a esta maravillosa fuente de financiamiento para infraestructura, para vivienda, para energía que es la iniciativa privada”, barruntó. Lo que evitó decir es que precisamente no hay más impuestos, porque a los grandes grupos monopólicos no les cobró impuestos. Total mentiras y más mentiras. Si antes las dijo por qué ahora no, al cabo que ya se va.


Para desmentir al góber asesino Ulises Ruiz Ortiz la Asamblea Popular de los Pueblo de Oaxaca (APPO) llamó a una movilización masiva para mañana sábado que partirá de la casa de gobierno al Zócalo de la ciudad de Oaxaca con el objetivo de acordonar por 48 horas a la PFP, quien por cierto ya está realizando movimientos para evitarlo. Recordemos que ante marchas anteriores la PFP ha recurrido a lanzar gases lacrimógenos, agua con chile de las tanquetas antimotines, piedras y el uso de resorteras. Además de impedir el derecho del libre tránsito de vehículos y personas. Integrantes del comité de prensa de la APPO utilizaron –con el consentimiento del gerente- la estación de radio Hit, propiedad de un diputado del partido Convergencia y por espacio de una hora alentaron a la población para que se sume a la protesta. La consigna sigue siendo la misma desde hace meses: Fuera URO de Oaxaca y si es posible –dicen- del país.


En cuanto al gabinetazo social del pelele Calderón una vez que dio a conocer tan fenomenal equipo quedó claro porqué no pudo oficializarse ayer. Fueron cargos para cubrir las cuotas al PAN en los que privan la inexperiencia e ignorancia en los cargos. Refrendamos lo dicho: el chapelén es un pelele, además de espurio. No vale la pena decir más. El camino a seguir es el neoliberal lo que menos importa es lo social. Mentiras más mentiras menos, la verdad es que los empresarios seguirán siendo el sector mimado por el Estado. Más robo, más miseria y más riqueza para unas cuantas familias, que son las que en realidad prosperan ante este clima de impunidad y de nulo Estado de derecho y de leyes.

A continuación una colaboración tomada del periódico La Jornada.

http://www.jornada.unam.mx


Adiós, Vicente

Jorge Camil


Te despedimos, Vicente, no con saudades, como dirían los portugueses, con una especie de nostalgia anticipada por la partida, y mucho menos con alegría, porque dejas una secuela de división, esperanzas rotas y promesas vacías. Te despedimos con apatía, con la misma que gobernaste cuando tiraste la toalla a mitad del sexenio, tras el fracaso monumental del desafuero, un error histórico que envenenó las primeras elecciones verdaderamente democráticas y dividió a la sociedad irremediablemente; te despedimos con el mismo desprecio con el que "bajaste la cortina" después del 2 de julio, fomentando la debacle.

Nos dejas inmersos en la peor crisis política y constitucional de nuestros tiempos modernos, con un país fracturado por tu falta de experiencia y por la debilidad con la que gobernaste; un país que se prepara a navegar en las aguas turbulentas de lo desconocido, para transitar de lo que pudo ser a lo que nunca será: de Guatemala a "guatepeor".

Nos hubieras dejado en paz con los gobiernos priístas, que por lo menos nos daban estabilidad y crecimiento económico sin el cuento de la democracia. Las cifras económicas que nos muestres en tu descargo no significarán nada, cuando con ellas pretendas cubrir la desilusión, y el delito de lesa patria que significó convertir la esperanza de un triunfo electoral histórico en cenizas. ¿Quiénes te convencieron de que estabas preparado para gobernar?, porque ellos son igualmente responsables: los mercadólogos que aprovecharon la oportunidad que presentaba el río revuelto del salinismo, y el desinterés político de Ernesto Zedillo, para entregar el poder a la derecha fundamentalista que hoy, merced a tus "buenos oficios", se prepara a gobernar hasta el fin de los tiempos, o hasta que se rompa definitivamente la fibra social.

Terminas un sexenio igual a aquellos que prometiste derrotar, sólo que añadiendo a los mismos pecados de tus predecesores la traición de la confianza y la destrucción de la esperanza. Defraudaste a una nación que esperaba cosas grandes y maravillosas, hoy convertidas en polvo: la transición definitiva hacia la democracia, la estabilidad política, el crecimiento, la unidad nacional, la modernidad; valores republicanos que no se pueden sustituir con mojigaterías, ni ocultar tras el velo de cifras económicas.

Frente a la debacle de tu mandato, no puedo creer que algunos analistas políticos, basados exclusivamente en tu supuesta honradez, te auguren uno de los más altos niveles de aprobación para un ex presidente (más de 70 por ciento) aunque, por otra parte, con mucha honradez intelectual, todos deploren que esa misma cualidad, una exigencia para cualquier gobernante, no haya contagiado a los demás miembros de la familia presidencial.

Al final de tu mandato no deberías ser juzgado por lo que hiciste, que fue poco, ni por lo que dejaste de hacer, que es mucho. Tampoco se te debería juzgar por los chascarrillos y picardías con los que nos entretuviste en el sexenio, porque esas frivolidades, en medio de la crisis, te convirtieron en un gobernante sin contacto con el pueblo. Se te debería juzgar por las oportunidades desperdiciadas, los ingresos petroleros despilfarrados, las remesas malgastadas, las reformas fracasadas y las ilusiones traicionadas; se te juzgará por haberle cedido el mandato constitucional de la Presidencia a tu esposa, y por haber tolerado (tal vez alentado) sus ridículas aspiraciones presidenciales.

No voy a referirme a las reformas ni siquiera concebidas, porque jamás pretendiste ser estadista, ni mucho menos a las fracasadas, que son del dominio público. Tampoco voy a lamentar tu intervención ilegal en el proceso electoral, porque ya lo hice oportunamente en este mismo espacio. ¿Dónde quedaron los pobres, Vicente, aquéllos que para los mercadólogos que te llevaron a la presidencia constituyen únicamente uno de los "factores de la producción"? Y no pretendas aducir que la respuesta está en las cifras económicas, las cifras mágicas que convierten lo negro en blanco y viceversa. Me refiero a quienes votaron por ti en julio de 2000, esperando, como todos nosotros, que al "sacar al PRI de Los Pinos y aplastar a las víboras prietas" el "gobierno del cambio" restablecería el crecimiento económico sostenido y traería un nuevo amanecer. ¿Qué será ahora de los pobres defraudados durante tu sexenio, y defraudados de nueva cuenta durante el turbio proceso electoral en el que hundiste a su verdadero candidato? ¿Cómo pudiste permitir que fueran vilipendiados en la propaganda electoral diseñada por el pirata Dick Morris, y que aparecieran como comparsa del México violento que amenaza a la "gente bien"? ¿Qué se siente dejar el poder rechazado por el pueblo y con las manos vacías? "Out to lunch", decía el letrero que colocaste en la puerta de la casa presidencial, cuando habiendo instalado al sucesor avalado por el IFE (¡misión cumplida!) te fuiste a comer en medio del incendio de Oaxaca; a esperar tranquilamente la llegada del 1º de diciembre y el juicio implacable de la historia.

Adiós, Vicente, te dejamos en compañía de tu conciencia.