La caída*
Tomado de La Jornada, Hernández.
Ricardo Ravelo
En Jorge Hank Rhon el gobierno federal encontró el blanco perfecto: con un expediente negro que nadie ignoraba, su captura tiene un objetivo que rebasa el presunto castigo al hijo del profesor Carlos Hank González, el padrino creador de una estirpe de políticos que han vivido arropados por el poder y la impunidad. En realidad, el proceso judicial al que está sometido el dueño de los casinos Caliente pretende golpear las aspiraciones de Enrique Peña Nieto de llevar al PRI de regreso a Los Pinos, imposibles de ocultar los estrechos lazos –políticos, económicos, familiares– que unen al gobernador del Estado de México con la familia Hank. En las páginas subsecuentes Proceso documenta cómo este episodio refleja, como pocos, lo cerca que conviven en el país el crimen y la política.
TIJUANA, BC.- En 2007, cuando estaba en campaña por la gubernatura de esta entidad, Jorge Hank Rhon solía decir: “Reto a cualquier autoridad a que me prueben un delito”…
Pero la buena estrella del empresario y político nacido en el Estado de México se apagó la madrugada del sábado 4, cuando fue detenido por un comando militar que, de acuerdo con la versión oficial, perseguía a un sujeto que acabó internándose en una residencia localizada en el Hipódromo Agua Caliente, ambos inmuebles propiedad de Hank Rhon. Dentro de la casa fue descubierto un arsenal, según el reporte de las autoridades castrenses.
La detención de Jorge Hank ocurre justo después de que el escenario político fue contaminado por versiones en el sentido de que el gobierno de Felipe Calderón preparaba una andanada de golpes dirigidos al PRI, concretamente contra algunos exgobernadores de ese partido a quienes se investiga por presuntos nexos con el narcotráfico o malversación de recursos públicos.
Hank Rhon era una pieza clave en el esquema de apoyo del candidato a la gubernatura mexiquense, Eruviel Ávila, pues al menos a dos importantes personajes ligados a él –Luis Javier Algorri, exsecretario de Seguridad de Tijuana, y Mario Madrigal, exdirigente estatal del PRI y líder sindical de los trabajadores de los centros de apuesta Caliente– se les ha visto muy activos en la campaña priista en el Estado de México.
En el operativo fueron detenidas 11 personas, incluido Hank Rhon. En su residencia fueron incautadas 88 armas de fuego de diferentes calibres, algunas para uso exclusivo de las Fuerzas Armadas, así como 9 mil 250 cartuchos útiles, según informó la Procuraduría General de la República (PGR) en su boletín 647/11, difundido el viernes 10.
De acuerdo con la PGR, “fue posible identificar que dos de las armas aseguradas –una calibre .40 y otra calibre .380– están vinculadas con homicidios sucedidos en Baja California”.
El titular de la Secretaría de Seguridad Pública de Tijuana, Gustavo Huerta Martínez, declaró que fue la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) la que alertó a las autoridades sobre la existencia del arsenal en la casa de Hank Rhon, aunque, indicó, fue él quien informó al Ejército para que iniciara el operativo.
Y no obstante que el detenido negó ser el dueño de las armas; que su jefe de escoltas, Jorge Vera Ayala, desapareció del lugar junto con cuatro pistoleros; que su esposa, María Elvia Amaya, ofreció una conferencia para exculparlo, y que sus abogados alegaron la inocencia de su cliente, el miércoles 8 de junio, 96 horas después del arraigo a que fue sometido en la Ciudad de México, el exalcalde fue recluido en el penal de El Hongo, ubicado en Tecate.
La captura de Hank detonó una airada reacción entre la clase política. Militantes del PRD y del PRI, sobre todo, sostienen que se trata de un golpe político. Otra de las confirmaciones de ello es la detención, el pasado martes 7 en el aeropuerto de Cancún, Quintana Roo, del exgobernador de Chiapas Pablo Salazar Mendiguchía, por presunta malversación de recursos federales.
Las malas compañías
Dueño de una cuantiosa fortuna, estimada en más de mil 500 millones de dólares, Jorge Hank Rohn suele ser fanfarrón y mitómano.
Se inició como empresario en Tijuana en la década de los ochenta, cuando obtuvo la concesión del hipódromo Agua Caliente. A partir de entonces ensanchó su imperio con la instalación de casas de juego y apuestas Books conocidas como Caliente.
En 1997, él y su hermano Carlos fueron investigados por el FBI, el Departamento de Aduanas, la oficina de impuestos (IRS, por sus siglas en inglés) y las autoridades de San Diego como parte de la operación antinarcóticos White Tiger (Tigre blanco). La indagación abarcó las casas de juego y el Laredo National Bank, propiedad de Carlos, quien terminó por deshacerse de él por la sospecha de que en la institución se lavaba dinero ilícito (Proceso 1684).
Al año siguiente, Jorge Hank fue detenido en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, cuando intentaba introducir un cargamento ilegal procedente de Japón. Gracias al influyentismo de su padre, Carlos Hank González, por aquel tiempo uno de los políticos más poderosos de México, recuperó su libertad horas después.
Si bien Jorge heredó de su padre las habilidades empresariales, su carrera política está llena de trompicones. Quizá su mayor fracaso sea el de 2007, cuando perdió la contienda por la gubernatura frente al panista José Guadalupe Osuna Millán.
Su hermano mayor, Carlos, tuvo un descalabro similar en 2004 en el Estado de México frente a su correligionario Enrique Peña Nieto, quien le ganó la candidatura al gobierno que dejará en los próximos meses.
Poco antes de su derrota, en noviembre de 2006, cuando Jorge Hank aún era alcalde de Tijuana, la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) y el Ejército realizaron el Operativo Conjunto Tijuana, mediante el cual los policías municipales fueron desarmados y varios de sus altos mandos concentrados en la Ciudad de México bajo acusaciones de proteger al narcotráfico.
En ese tiempo, Teodoro García Simental, quien se separó del cártel de los Arellano Félix, desató una guerra contra Luis Fernando Sánchez Arellano, El Alineador o El Ingeniero, uno de sus antiguos aliados.
Por antecedentes como los citados, a Hank Rhon se le identifica de hecho como criminal. Por ejemplo, no han sido pocas las voces que lo señalan como el autor intelectual del asesinato del editor y columnista del semanario Zeta de Tijuana Héctor El Gato Félix en 1988. Nada pudo comprobársele, si bien su jefe de escoltas, Jorge Vera Palestina, fue sentenciado bajo la acusación de ser el autor material del asesinato, delito por el cual aún purga una condena.
Dos décadas después su nombre volvió a mencionarse a raíz de la ejecución de otro periodista del semanario Zeta: Francisco Ortiz Franco, pero tampoco se le comprobó nada.
En 2007, antes de dejar la alcaldía, declaró a este semanario que se le ha acusado de todo en su vida, pero que nadie le ha podido comprobar un delito.
“No me prueban nada. Dicen que mandé matar al Gato Félix, a Luis Donaldo Colosio, a José Francisco Ruiz Massieu y hasta al cardenal Posadas. En algún momento dijeron que lavaba dinero y que traficaba. Ninguna acusación tiene bases ni fundamentos. Cuando tengan bases, pues yo estoy a sus órdenes. Pero como ves, yo circulo, y circulo por toda la ciudad y por todas partes, porque tengo la conciencia totalmente tranquila” (Proceso 1575).
Hoy, tras la detención del empresario, la PGR solicitó al gobierno de Estados Unidos información sobre sus presuntos nexos con la delincuencia organizada, toda vez que la SIEDO tiene abierta una investigación en su contra por ese delito. Por lo pronto, la situación jurídica de Hank Rhon se definirá el martes 14, cuando la juez Noveno de Distrito, Blanca Delia Parra Meza, dicte su resolución.
*Tomado de la revista Proceso.
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